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Viendo entradas en la categoría: AMOR
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Todo es pantalla en tus ojos,
un apasionado encuentro
en espacio que no es nuestro
en medio de un abismo que vibra
con alas de relámpago.
He sentido el silencio
donde se expande la vanidad
y en ese instante místico,
te toco sin manos, te siento sin piel,
una apetencia de un corazón que sangra
a través de ángeles que adoran al viento.
Una amalgama de sensaciones
en instantes de iris abrazados a las curvas
donde nace el deseo
y el placer se esconde
entre palmas sedientas
y el manto cruel de la sombra.
Cuanto orgullo derramado en la existencia
que la necesidad oscura de la razón
no alcanza a comprender,
ceremonia de palabras usadas
sobre carne desnuda, donde afloran las anémonas
en cavidad falta de cariño.
Insaciable rotura sin descoser,
alma martilleada por dedos furiosos
como el canto de un ruiseñor
cuando despierta el día sin faro
en el iris del valle.
Las lágrimas densas
se agitan en la mitad de la cueva,
el espeleólogo llegó tarde,
ya no hay mañana de domingo.
Los pliegues duermen en estatuas exiladas
en un solitario cielo de un mar profundo
donde las pestañas rozan el cielo.
©José Valverde Yuste -
Tarde desnuda de sol
caminas tiñendo
de colores nuestras largas jornadas,
ligera como aire, un dulce amor
sobre la ola descalza.
Estos ojos se redimen
de baldosas en líneas de inocencia intacta,
entre el llano y la colina
buscan huecos, lejos de la urdimbre
de la fría locura.
Transforman las baldosas en ríos,
sin tierra hostil,
y un canto de aves lleno de monte
penetra por estos ojos
náufragos de no mirarse nunca.
Ahora tienes otras citas,
momentos sobre ríos sin rostro,
en un todo que se hace abismo,
esa siembra de sombras muertas
que se bifurcan sobre las palabras del jamás.
Afirmación de caverna insobornable
donde te llenas de ese cruce,
de corazón en sombras
entre dos mundos con rescoldos de nieve.
En el quiebro leve de la brisa,
el poeta sueña en su rincón,
con las alas de seda y las plumas doradas
de su mundo que se disuelven
como la luz en la oscuridad.
Rompe el espejo de torbellinos perversos,
en su tierno soñar y pone su vida en la mía,
como si no hubiese mañana desnuda
abriendo sus interioridades
ni crepúsculo tras las alboradas.
@José Valverde Yuste -
Cabalgo sobre un abismo
de línea estrecha,
en un tiempo cuyas arterias
son luz de sangre
derramada entre dos cielos
Raíz que llora
en la soledad del suspiro,
manto consagrado a lo que no expira
se consume al inicio del final
en suelo de felicidad dispersa,
cuando la fiebre del sueño
es derramada en la espuma.
Cuánto ardor celestial
se mece en el espejo
antes de doblarse en la presencia
de la luz inmortal de la flor,
en el cántico de la sangre,
se vive lo cautivo de la piel
cuando ruedan las cosas extensas
más allá de los cuerpos.
¿Qué límite más allá del día
se consume entre lenguas osadas?,
¿Qué existencia taciturna, en dulce infierno,
dialoga con el canto breve de un desnudo de labios?
Pabellones llenos de lujuria,
brotes turbulentos de adolescencia sin infancia
emergen de la garganta y oprimen al jadeo,
en el frescor del aroma pálido que brilla
cuando cae la tarde sobre el tejado
y la flor despierta del sueño.
©José Valverde Yuste -
Ando por el envés de tu espalda,
por colinas erizadas
aferrándome en conocer los desiertos
donde las sílfides acarician
el mapa de mis sueños.
El haz es un atajo sereno,
una brisa de sueños bajo el cielo de tus pestañas
que abre sus brazos dibujando en la piel
los montículos donde tiembla el universo.
Mis dedos arden al recorrer tus signos
llenos de deseos, en instantes de desnudez
el sol brilla en tu piel, mientras yo suspiro
en cada trazo de tus venas.
Soy el velo tenue que acaricia tu humanidad,
esas huellas que marcan tus caminos
usando mis palabras, calladas,
cuando mi inquieta lengua se orienta
buscando la tenue luz del silencio.
¡Oh!, cómo desearía ver más allá,
donde abraza el destino
el atardecer de tu deseo
tan lleno de horas perdidas
que el mar despierta su lado húmedo.
En ese mundo interno,
de pasiones en universo dulce,
en habitaciones de ciego resplandor
pierdo el rumbo.
La lógica se desdibuja en sus bordes,
en esos laberintos tras la estela plateada,
naufrago en esta cárcel que cierra mis pupilas
en un místico juego con el espacio
que pinta de color su luz
al final del camino.
©José Valverde YusteA Rosa Reeder le gusta esto. -
Inclinada, más allá de la luz,
la mirada perdida entre las nubes
forjando vuelos de pájaros deshabitados
en el conjuro de la mañana me buscas.
Tu corazón abre los ojos
busca una súplica
en el rincón donde el tiempo
es salvaje y libre
y teje estrellas con hilos de oro
en los brazos del crepúsculo.
Bajo un sol suspendido,
en fragancia de cuerpos desgastados,
se nutren de sangre
los huracanes enfurecidos
en la tormenta de mirar adolescente.
Trasciende la respiración,
en el núcleo profundo de tu materia
nace el gen
que fertiliza tus campos
y canta a la espada que te alimenta.
En la ternura
de las semillas navegas
dejando que fluyan libremente
las emociones que brillan cuan lucero
en su astilla de luz
En esas cortas distancias,
donde la penumbra
llama a la claridad
y el viento narra leyendas,
la eternidad del tiempo reluce
y el latido, en su onda frágil,
cobra vida.
©José Valverde Yuste
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Enrojeció el cincel
en la mano de un tiempo aún no nacido,
sobre las aguas abiertas
la bruma busca el nocturno vicio
que flota donde jamás acaba el resplandor,
en días abiertos
donde habita el azahar de tu mirada.
Aplausos de nube
en un alba que despierta libre para volar
sobre la chispa de los sueños intactos,
en la vastedad del inmenso silencio
donde pernoctan los susurros
de un mar que se pierde.
Amor, tu mirada es la belleza del amanecer,
que comienza en el sueño
antes de florecer la estela
donde descansa la espuma y reluce la ola
Laberintos que al iluminarse
liberan el camino, desbordando estanques
que sobrevuelan sobre jardines
que golpean las alas nadadoras
y el profundo grito del cielo
que abraza tu horizonte.
Rostros llenos de siluetas,
iris envueltos en recuerdos que navegan
en el barco de las rosas
borrando antiguas huellas,
nadie quiere estar en ese rincón callado.
En el abismo resplandecen las luciérnagas,
al final del mar,
donde los suspiros amainan,
allí, donde muere el horizonte
y arrían las velas.A bristy, Zulma Martínez y Bernardo de Valbuena les gusta esto. -
Ella es el respirar de una estrella,
perfume amoldado al salitre
en la brisa suave que conversa
con la luz enjaulada
en un atardecer
cuando el sol no tiene voz.
Susurros rojizos en mis ojos,
suspiro de espuma que llora
en límite abierto
de la luna suspendida,
en los fríos andenes de la noche.
En la línea difusa de mi amor
una barca solitaria
que navega a tientas
en un mundo que huye distraído
de una realidad sin huella.
El pez escondido
donde la humedad cala hondo
en lo que no se ve,
en una noche
que todo se llena de lluvia desnuda.
Me atraes como la luna
a la noche dócil,
como la miel de la mañana
naufraga en el silencio
de un despertar inconsciente.
Un mundo de sueños me seduce
en la bruma de tu escote,
bajando al límite de la luz,
paisaje que me arrebata
de los campos de girasoles
los viejos almanaques.
Se fue la luz buscando la noche
donde me llama la niebla sin sonido,
en el lecho donde el tiburón aletea
con risas de manzanas aún no mordidas.
A bristy le gusta esto. -
Cuando el cielo grita y truena,
raíces crecen en tus pies
y en tu pecho se inclina la pasión
sobre ríos que atrapan mis manos.
Quema la luna prendida de la luz
que se abraza al suave terciopelo
que teje de sueños tu piel,
rojo ardor que viste la noche de vida alada.
Tus labios, dueños de la sed de los míos,
bailan silenciosos en secuencias
que dibujan veranos,
mientras tiembla el mundo al borde
de profundas gargantas
donde se fraguan los latidos,
en el crisol de un beso.
En ese cielo,
que abraza la esencia
de todo un mundo,
ancla de la maravilla
donde viven las aguas densas,
germina la lucidez de lo que soy
donde resucitan los límites
en el nacimiento de lo maravilloso
de la existencia.
Aquello que pesa
cuando acaricias sus bordes
ante un sol que se despierta
y emergen serpientes
entre suspiros de flor.
Brasa con ascuas,
mujer de ramas llena de hojas
que se deslizan pintando en tu figura
lo que se siente
en ese desierto con rima.
Los ojos se asoman en el silencio sordo
hasta las espirales del tiempo
madre de todas las miradas, mudas,
como cauce que desciende abierto
a la hondo donde la brisa no llega.
En tu pecho se enciende un color
de páramo con olas
en cada pliegue oscuro,
la pasión seduce al sol que se cae
entre las lomas apesadumbradas
y en tu desierto crecen dunas.
Bajo la sábana, una luz quebrándose
como una catarata, mi voz eleva
y en la bruma despliega sus alas.
¡Oh milagro en filamento fértil!,
en ti el tiempo no avanza, sobre tu rosal
florece un jardín lleno
de antiquísimas flores vivas. -
Navego por el valle de tus pechos
como el agua zigzaguea por la ribera
hasta llegar al manantial
donde bebo de tu pureza.
Trigo inmaculado
arde en tus montículos,
por la llama de tus latidos
se desparrama el vino de la lujuria
buscando el mar
que navega en la otra orilla.
Crecen las anémonas en tus surtidores
de extensa luna en territorios vedados;
en tu lírica presencia mi sed agoniza
cuando entre las espumas
de tu oquedad rosácea
emergen panales en la senda
que se hunde lentamente.
En el arcoíris de tu pupila
naufraga el brillo de la ternura de las mías,
sobre la orilla de tu playa cuelga la resaca,
en los límites de tu caverna
donde muere el vaivén de las olas.
En las turbulencias de tus abrazos
se agita la urgencia de mis besos,
te siento en la inmensidad de mi piel
y en las pasionales líneas donde desnudo
el ritmo de tu corazón afrodisíaco. -
Tus ojos se apagan
ante los filamentos de los lirios
cuando la noche juega con la paloma.
En la niebla vespertina
muerden las alas de mi espíritu
quiebran mis pupilas donde el sol reposa
bajo arcos de luz
entre racimos de flores enteras.
Mariposas de luz vuelan
con alas azul mar
en tu jardín resplandece la llama
donde el tiempo no transcurre
se apoya en mi breve despertar.
Ahora todo es aurora
manoseo el agua salada
en ese lugar que se imprime la vida
y saboreo las efímeras montañas
donde se alimentan esos seres
que tanto aman las gargantas
llenas de senos.
Entonces el mundo se transforma,
el azul se vuelve fuego
y el rojo predomina en tu firmamento. -
Tú nunca te irás
porque duermes en mí,
entre pausas de manuscritos
respirando en la sombra
secretos diseminados
en monte que sube a la zona
ondulada de lo entrañable.
Vives oculta en rincones
de guirnaldas herméticas,
en el aliento de la luz
resguardada entre la brisa
que no deja sonido.
Yo te guardo en mis lágrimas
en el reflejo de un espejo roto
en los jardines donde duermen las horas
en la convulsa cintura
de un cuerpo sin playa.
Te ocultas en mi pecho,
donde todo son penas,
como voces perseguidas
por un acero helado
que arrasa con el calor
que aún te transita.
Cuando te busco
las horas se estiran,
eres sueño y tormenta,
misterio oculto
en los pliegues de tu firmamento.
Nunca entenderás
los destellos de la agonía
que mueren sin saber lo que es querer
frente a este mar
de cielos hambrientos. -
AUTOR: JOSÉ VALVERDE YUSTE
TÍTULO: HAY UN LUGAR
PAÍS: MÁLAGA/ ESPAÑA
Hay un lugar donde el alma consume luz ,
las veredas son latidos de sangre
y los ojos estallidos de eternidad.
Allí, los abrazos son savia de rosas
y néctar de caricias.
Las palabras son ondas azules
que regocijan al corazón lastimado
que crece y se estira en trocitos de felicidad
como rayo en noche oscura.
La sonrisa besos de amapolas, radiantes,
que proyectan la pasión
de una noche enamorada.
Y yo, pobre de mí
un susurro de viento adherido a tu voz. -
Era verano, al soplar la brisa,
el sol dormía sobre el agua yerta
y mis manos buscaban en el aire
un injerto de miel,
el habla de un río de muslos
con meandros suaves.
Me encontré con un tacto
en el roce más puro de la vida
un trazo donde florecía lo imaginario,
torneada sombra donde surgían
las crestas altas
cubriendo de sueños la luna.
El deseo se selló en un brote de alma
en el núcleo interno del cosmos
que adoraba el silencio de la sed
y la pasión del rayo
en su corta historia.
Ondas donde se curva el tiempo
en mirada de pájaro lacerada
una inclinación
en el canto del suspiro
un sentido sueño en el sol
de la aurora.
Una pausa donde el tiempo
marcaba una hora
dibujando respuestas,
y el misterio de lo simple germinaba
en cantos de suspiros eternos
donde pernoctaba la orfandad
del verbo no consagrado.A Pi-Radianes le gusta esto. -
Amo la ausencia de tus ojos
cuando sobreviven
al amanecer despierto de la hoguera
que resbala sobre la cordillera
sobre el cielo y el rocío
del primer aliento de la primavera.
Me ahogo en los astros
que resbalan por tus nervaduras
cuando mis palabras no llegan al río
son simple balbuceo en las manos
de los días.
Tierra inundada sin misa previa
corazón grosero buscando el puerto común
donde las flores y el aguacero
son gobernados por estallidos
que iluminan el monte de las ánimas
y beben el ansia de las fuentes
antes de ser agotadas.
Ya respira el bosque
entre la niebla densa
y la sangre oficia oraciones
ante los astros
que huyen en desbandada
disfrazados de días
de rezo prolongado.A Pi-Radianes le gusta esto. -
Hay una cascada soñando
con el cascabel de la serpiente,
un nudo de noches sin estrellas
donde el trigo, celoso,
ya no se esconde al verte.
Destellos que doman la ascensión
de sueños compartidos
en el universo que habita en tu mirada
bajo un cielo en tránsito
entre suspiros y sangre
que anda con su luz apurada.
Mórbidos espacios
donde las palabras
son eclipsadas por un sol,
donde sólo importa el ahora
en este umbral lleno de aguaceros.
En ese corazón de reposada espera
se alivia el cantar
de labios resguardados por hojas
donde pervive el marfil
en orilla de soplo permeable.
En ese pecho oficio mis versos
con temple breve y suspiros enredados
en raudales de ubres, donde la lujuria
se alterna con la luna joven
y se enredan las lenguas
en la raíz que depende de la humedad.
Me descalza como si fuese primavera
bajo una luz incipiente que deslumbra
los ojos de un manantial
que brota del vientre
donde dios abraza el desnudo
en los bordes con alas abiertas.A Bernardo de Valbuena le gusta esto.
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