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Viendo entradas en la categoría: AMOR

  • José Valverde Yuste
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    Tú sabes que me habitas.
    cuando piensas en mí
    un desfile de soles suben por tus alas
    un río de bruma y sueños enmudece.


    Un vuelo de colores y luces
    tejen el aire de muro clandestino
    donde la noche parpadea
    creando sueños sin horas.


    A través del cristal
    rayos de luna acarician tu sombra
    creando un laberinto con murales de dulzura
    y en la complicidad de la mudez
    una luz de farola ilumina el sendero
    para que no se apague el tiempo.


    Con el gemido del aire sientes
    como penetro en ti
    soy rayo de primavera
    agrietando tus pupilas
    un deseo donde el tiempo se quiebra.


    Cuando arda tu pecho ante la embestida
    deja que tus mieles fluyan
    en el caracol eterno
    donde late el paisaje de nieve.


  • José Valverde Yuste
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    Tu aroma a jazmín abierto,
    fragancia de bienaventuranza
    viajando a mares de lujuria
    bañados por arrecifes de cristales,
    se adormece sobre la mar revuelta.

    Un vivir sin vivir es mi mente,
    en todas partes viéndote,
    aunque seas aventura de humo,
    un elixir de otra época bañado de luna.

    Vivo amándote,
    como la montaña adora sus acantilados,
    en esta resiliencia por salir de tus dedos,
    enredaderas que me esclavizan.

    ¡Oh, tú amor!
    ocaso de sol con su arcoíris particular.

    Quiero un hueco en tu cama de menguante,
    con tus ojitos
    velando mis sueños de nácar
    y mi vida
    fluyendo sobre tu aura en una explosión de amor.

    https://josevalverdeyuste.blogspot.com/

    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/jose-valverde-yuste.118385/
  • José Valverde Yuste
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    Te deseo sobre la montaña y el valle
    endulzando tiernamente mis anhelos
    de flores sin olores
    misterios de purpurina líquida
    vanidosa presencia de los celos.

    Métete en mi chimenea, circunda de pasión
    mi extrarradio, ahuyenta de mí los cuervos,
    hojas volatilizadas de sueños mágicos,
    hablando de misterios, de amores brillantes
    como los rayos de tus cabellos.

    Quiero fundir tus labios con mis manos,
    que nuestra pasión no esté deshabitada,
    vivan las pasifloras en floreros de besos
    y detrás de las cortinas ni polvo
    haya, sólo fragancia.

    Ojos que alumbran mi senda
    sois timón y guía de mis raíces
    expandiéndose desde tu pecho
    hasta tu vientre despojadas de todo mal
    sanas, lozanas,
    como estamos nosotros.

    Tenerte en mis rincones paradisíacos
    subamos a la montaña
    y veamos desde lo alto, muy lejos,
    el reflejo del agua
    por donde circula nuestro amor de cometa.

    Las nubes son nuestros ángeles
    las laderas nuestra santa seña
    los riachuelos saciarán mi sed
    y tú, amor mío, serás la princesa
    de este cuento rosa
    trayendo milagros
    que nunca hagan insoportable tu ausencia.
  • José Valverde Yuste
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    Te quiero como las hojas al otoño
    con sus coloridos de oro,
    tardes melancólicas donde los versos se entremezclan
    entre tu belleza y el llanto de la naturaleza.

    Tardes opacas, frías,
    beber de tu cuerpo,
    calentar mis venas,
    desfallecer en tus brazos de porcelana,

    y en ese momento seas mi aliento.

    Te quiero
    como las palomas aman a los viejitos
    que asimilando los tenues rayos de sol
    sobre su cuerpo,
    les proporcionan el sustento
    para saciar su hambre y la de su nido.

    Te quiero
    cuando temblorosa te afanas
    en enviar los pétalos perfumados de tu cuerpo
    con el viento.

    Mientras desfallezco en las cenizas de mis vanidades
    como la melodía,
    cuando la suave brisa se lleva las notas
    del piano solitario de mi vida.

    En cada pétalo hay un te quiero
    me avasallan tus besos de remiendo
    los caparazones rosáceos de mi techo
    esperando que cada uno vuelva
    con la esperanza de aliviar mi alma, mi aliento.

    Mi cuerpo se estremece al leerte
    emanando de mí
    la fuente llameante de mi corazón, rojo,
    como las rosas de mi jardín, ardiente como tú.

    Te quiero porque tu alma transita
    henchida de felicidad por todos mis recovecos
    y te busco, amada mía, como los ruiseñores
    a sus pichones, como la poesía al verso.

  • José Valverde Yuste
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    Tengo leve el dormir
    me despierto soliviantado
    te tengo junto a mi, respiro.

    En el ocaso de la oscuridad
    te veo con remera roja pasión,
    adormeces mis sueños de profeta
    entonces navego en el mar de las dudas.

    Sabiendo que andas buceando
    en mis letras,
    en mis partituras de violinista,
    masticándolas a dentelladas
    para ser una Benedetti o Neruda.

    Navegando por el huracán del éxtasis
    te deslizas,
    pero tú, quieres ser esa frívola mujer,
    solo en la poesía.

    La estela de la realidad,
    te envenena de miedos
    y cerrojos con llaves de película.

    Te respiro, estás en mi aire,
    en cada gota de sangre,
    cuando penetras en mis arterias,
    sedando mis emociones,
    eres la tranquilidad
    de las estrellas en su dulce silencio.

    Te saboreo, eres postre de mis deseos,
    en alta tensión estoy, mis cables chirrían
    tu cuerpo se endulza y nuestro amor florece
    en el jardín donde la luz se apaga,
    nada existe.
    A ti y a Zulma Martínez les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Ese amor que me desgrana el alma
    cubriendo de musgo mis paredes
    mi biblioteca de letras ininteligibles
    y mi cama de sudores fríos.

    Es mi consuelo, oír su voz
    de trino de clavel de pájaro, armonía de arpa.

    Cuerpo de manzano fresco, ojos de bruja maléfica
    mente de huracán con sus fantasías de agua desnuda
    hechas versos.

    Ese falso espejo
    donde me miro y no me veo
    la risa de la bruja en la intemperie del deseo,
    eso eres tú, cuando sueltas tu cabello
    por encima de tus ojos.

    Cuando escribes vuelas
    y cuando vuelas eres brisa
    donde la noche abre sus pecados
    la invasora de mi playa
    la protagonista de los rayos dorados de las amatistas.

    Cuando muerdes la manzana
    te atragantas, tu risa es flor de diamante
    fugaz y breve
    como los cometas penetrando
    en nuestro lecho de lindes de delicados jazmines.

    Contigo ardo
    fuego de galaxia encendida
    eres el caos del milagro.

    Eres luchadora, mi compañera,
    derrotando los falsos egos de los políticos
    indolentes con el pueblo.

    Si gritas ante la injusticia tiembla el cielo,
    mar y tierra la apocalipsis;
    eres manantial de verano fresco
    contra la balanza del miedo;
    arma de poder
    del pueblo contra el gobierno.

    Eres prado y pasto, río y riachuelo
    amante de cine, inquisidora de sueños.

    Seré lengua de fuego, algún día
    cuando te empeñes en ser el río
    de la vida que la sed quita en este cuento.
    Te gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Te quiero, eres mi consuelo
    la tenacidad de mi desvelos
    la ayuda desinteresada
    la pasión hecha verso.

    Te quiero y eres una sombra
    un mensaje, una foto en el calendario,
    mi cómplice con las letras,
    mi ayuda si estoy vencido,
    entonces eres viento insuflando aire
    a mis pensamientos.

    Te quiero y estoy en tu sombra,
    en el jardín de tu huerto, acompañándote;
    eres mi rosa perfumada, me llamas, te llamo
    entelequia repentina de telepatía de fuego.

    Te quiero porque dos somos más que uno
    y en el puerto de la vida,
    las decisiones son hechos,
    los hechos son atajos,
    y los atajos son vericuetos,
    facilitadores de la circulación,
    de la felicidad por tu cuerpo.

    Te quiero porque eres mi pasión, mi dolor
    el infierno y la gloria,
    contigo río y sufro,
    me condenso y me volatilizo,
    navego y naufrago,
    en el mar de tus instintos.
    A ti, Alde y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Esto es poesía o una ilusión
    lo que atormenta mi corazón

    ¿Tú me quieres?,
    amor, me siento desnudo cuando me tocas
    una nota musical abandonada en mi boca.

    Belleza escondida descubierta
    en mi tierna inocencia y, hasta hoy
    siento en mí, lo que percibí
    de adolescente, fulgor, pasión, frenesí.

    Ojos de azabache cuando rímel te pones
    oscuridad me provocas, si natural sales
    sainetes me dedicas, poesía romántica
    de Bécquer, recóndita.

    Tus labios, de carmín no me gustan a mí
    prefiero los tuyos suavidad sin fin
    que no engrasa mis labios voluptuosos
    son como la seda, el marfil.

    Si me hablas me quedo embelesado
    mirando el contorno de tus labios
    el batir de tu lengua, tus movimientos
    son afrodisíacos.

    Sé mi faro, guíame como al marinero
    o como la estrella polar al viajero;
    guía mi razón por caminos de belleza,
    de estupefacción.

    Recíbeme como la rosa a la mariposa
    te escribiré, con fascinación,
    como las anémonas envenenan a los peces
    del fondo del mar, así quiero me envenenes,
    pero de ilusión.

    Mi mente se desboca por tu amor
    deslúmbrame, sé mi inspiración.


    A ti y a Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Dame tu corazón alma bella,
    el aire expande nuestra fortaleza
    resucitando nuestra felicidad
    como un soplo de primavera.

    Búscame en el lago rosa,
    ¿te acuerdas?,
    andábamos con las mariposas
    ensombreciendo la belleza
    de aquel rincón paradisiaco;
    el sol se paraba a mirarnos,
    ¡qué satisfacción! ser abejas de miel.

    Búscame en tus sueños,
    en tu almohada vuela la imaginación,
    sé mi pasión, mi espejo y mi eco a la vez
    golondrina mía, vente a tomar el sol,
    tu desnudez me excita
    y me hace perder la razón.

    Búscame en tu memoria
    no quiero que las nubes borren
    los momentos de satisfacción,
    de calor que pasamos los dos.

    Alárgame tu mano, la alcanzo,
    ¿lo notas paloma mía?
    que el corazón llevo descarnado,
    y el alma volando hacia ti, como los pájaros.


    A Poeta en Silencio y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Bajo un cielo encapotado
    un mar con una amalgama de grises desorbitados,
    con mi alma cegada por el amor
    un horizonte de ternura se tejía entre los dos.

    Miradas sellando recuerdos hilvanados
    con hilos pecaminosos, son atuendos
    donde percibimos, resistimos,
    nos hacemos ecos de sentimientos,
    pestañeando hasta las cuerdas
    de la guitarra que llevo dentro.

    Cada suspiro es un silencio,
    cada beso una nube desangrando
    tu aliento un delirio saliendo
    de la comisura de tus labios
    en un portal azul descansando;

    la fiebre, las exhalaciones fugitivas
    que me conducen por la vereda de tu cuerpo
    el sentir profundo del refugio de tu ilusión.

    Esos ojos son fuentes frondosas
    o manantiales del cielo,
    magia de los silencios cuando nos miramos
    y detenemos el tiempo,
    estremecimientos con sólo tenerte delante,
    sin palparte.

    El fuego que desprenden las hormonas
    que viertes empañan los cristales de la habitación
    el rayo del amor la impregna de luz
    y tú abres mi pasión como una flor.

    Esas gotas que derramas cuando me abrazas
    esos duraznos debajo de tu cuello son melocotones
    suaves y sensibles al tacto, son rosados;
    esa armonía, ese compás, ese murmullo,
    ese gritar al universo de mis dedos,
    escalofríos como las hojas
    cuando caen en otoño.

    Cuán breve es el tiempo cuando estoy contigo
    cuando suena el tañer de las campanas
    y tienes que marchar,
    mi luz se convierte en tormenta
    en lo misterioso y sublime
    de pensarte y no tenerte.
  • José Valverde Yuste
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    Quiero tenerte en mis sueños
    amasarte tus cabellos como la ducha
    cuando el agua se desliza por tu cuerpo
    en susurros de sensibilidad, mi amor fiel.


    Quiero ser tu luz en la oscuridad,

    descifrar tu misterio en la inmensidad
    de la vida que me das, tejer nuestra unión;
    saber que te tengo aunque estés distante,
    ser tu manantial, tu bosque amante.


    En la noche, en mis sueños, tú habitas,

    entre sombras y luces infinitas,
    mi anhelo es fundirme en tu abrazo,
    y en esta danza, encontrar la cascada de ensueño
    donde construyamos nuestro reinado.


    Con el sol hiriente atravesando nuestro lecho

    y formando el arcoíris de nuestra pasión:
    momento mágico de luz de nuestra unión
    fraterna, duradera en el tiempo.


    Eres mi sueño, mi anhelo profundo,

    en tus brazos, encuentro
    el mundo que da tranquilidad a mi alma
    llevándola hasta un manantial de amor
    en la quietud,
    y bosque sereno en nuestra virtud.


    Perderme contigo en un vuelo sin viento,

    acariciarnos entre las estrellas y luceros,
    ser la fusión de dos cuerpos en una melodía
    radiante, donde Cupido sea el complemento
    de nuestro fulgor eterno.
    A Poeta en Silencio y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    ¡Oh mujer, ardiente, llena de pasión!
    eres el sol de la sabana, los antílopes y gacelas
    huyen de ti, les cautiva tu belleza, tu mirada
    que quema y consume el fulgor de la mañana.


    También eres devastadora
    iluminando las perversidades
    con tu halo maligno causas temor y respeto,
    me llevas y me traes.


    Me desarmas cuando muero de deseo
    porque tu fuego puede ser devastador
    en la noche del alma, cuando extingues mi llama
    con tu bravura de guerrera.


    Tus ojos brillan como estrellas en la noche,
    hipnotizando y atrayendo con su brillo.
    En tu presencia, la naturaleza se detiene,
    ante tu resplandor,
    porque eres una fuerza de la naturaleza,
    una mujer ardiente e indomable.


    Tu fuego ardiente quema mi piel,
    pero el frescor de tus aguas me alivia,
    y en cada sorbo, encuentro paz y consuelo.


    Eres como un manantial en el desierto,
    una fuente inagotable de vida y de calma,
    que me sacia y me renueva con su pureza.


    Cierro los ojos y dejo que tus aguas me envuelvan,
    que me lleven lejos, a un lugar de serenidad,
    donde solo existimos tú y yo,
    en un eterno mar de sensaciones.


    Apago tu llama con aguas delicadas,
    que me hacen sentir plenitud y dicha,
    y me sumergen en un mundo de pasión y ternura.
  • José Valverde Yuste
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    Tumbado, con la mente vacía,
    a oscuras volando la serpiente
    por mi nuca y el arrebato del ogro
    por mi vista, estoy pensativo,
    un problema de olivo viejo a la vista.


    Caminando despacio por un afluente sereno,

    dando quejas a mis huesos y mis neuronas
    palpitando en un lago enfermo, así me siento.


    Soy un monte incendiado donde no hay árboles,

    una eclosión del pecado fuera del jardín de Adán y Eva;
    un atropello en la calle, por el sudor de un tiro de caballos,
    una terraza diabólica con unas vistas de Dios,
    espectaculares.


    Eres lo divino, rosales de otras vidas

    deseando recobrar la apertura de sus rosas,
    pétalos sedientos buscando manantiales
    de unas grutas embellecidas, son ascua viva.


    Venus en su divinidad,

    Afrodita en lo sensual,
    un castillo de fuegos artificiales
    son mis neuronas al visitarte;
    rumor de albatros gigante.


    Unas ingles acaloradas

    unas piernas erizadas
    y yo muriendo de ganas
    de blasfemar contigo
    en esa cama mustia
    de bacanales.
    A E.Fdez.Castro y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Quiero conmover al aire, sentirme un libertino
    añorar a mi amada, sin pensar en la mañana;
    camino por la calle, me dirijo a tu morada
    como las nubes buscando la borrasca.


    Las gaviotas me vigilan y los rayos solares me protegen

    de las radiaciones que proyectas en mi
    cuando me contemplas, callada, taciturna, tan dulce
    como la miel que las abejas producen
    en familia, en su colmena.


    De esta mañana calma, que enciende mi corazón

    aunque esté zozobrando el aura de tu mirada
    el umbral de mi sed se aplaca cuando preguntas
    y las palomas te llevan el mensaje a tu cama.


    ¡Qué ha llegado tu amado!, el deseado,

    con ansias lo esperas, como los rosales
    esperan la primavera,
    ilumina tu cara ese manto de violetas
    que se han erguido al ver tu alma tan elevada
    como el pico de la lejana sierra.


    Tus ojos centellean, como los luceros

    en la madrugada, cuando los murciélagos
    juegan y anidan sus amores, en las oscuras cuevas.


    Tu corazón palpita como el estrés en la oficina

    donde escondes tus cartas de amor, tus deseos
    más egocéntricos, esos que te llevan por senderos
    prohibidos cuando ves a tu amor tan cerca.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    En el susurro de tu voz, que me encanta,
    mi alma despierta al toque de tu esencia.
    En un vuelo en la noche se levanta,
    buscando en tu pasión su referencia.

    Tu poema apasionado me cautiva,
    ritmo sin compás, melodía fina.
    Canción lírica que el alma activa
    una danza de amor que me ilumina.

    Ondulada y tersa como la seda,
    tu melodía me envuelve, me acaricia.
    En mi ser, vibrante, se queda,
    sutil tango que en mi pecho inicia.

    Así, en tu voz que me hipnotiza,
    mi alma halla su refugio y su poesía.
    En el silencio donde tu amor camufla,
    encuentro la eterna melodía.

    Suave danza susurrando
    llegas con las orquídeas en abril
    y con mis flores de mayo te consagro
    pósate en mi alma vibrando con pasión,
    amor sutil, eterna canción.

    En cada nota encuentro la armonía,
    en cada compás, una nueva alegría,
    como seda que acaricia mi ser,
    tu música me invita a florecer
    con la primavera del amor.

    Baila en mi interior con gracia y ternura,
    llenando de luz cada sombrío rincón,
    perfumando mis días, marcando el compás,
    suave canción que en mí siempre seas paz
    mi más dulce temblor en esta árida vida.
    A Alde le gusta esto.