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Viendo entradas en la categoría: AMOR
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Miro las hojas caer sobre la tierra desnuda,
sus destellos peregrinan por las fotos
de nuestra nostalgia, desnudando amores,
volando sobre valles donde mis ansias florecen
entre sinsabores con pedigrí
en una oquedad de labios secos.
Siento tu amor convaleciente
volando a los bordes mágicos
donde la noche se entrega,
entre rutilantes espasmos de pared
gritando en momentos de angustia,
en lomas de estío temprano
donde el ardor suave del sol declina
en cuevas ocultas donde florece la vida.
Cansado de ver espuma en la fruta prohibida,
manada sobre el pecado donde repta la serpiente,
entre el manzano rodeado de falacias tormentosas,
enfoques de pupila extraviados
en laberintos en un jardín sin dueño,
salto al abismo
de la monstruosidad que presides
sacudiendo las raíces donde la tempestad
se vuelve molino que orada la simiente
donde picotean las ánimas iracundas.
Percibo tu angustia,
ávida de visualizar explosiones de arcoíris
en abanicos gigantes
construyendo una mansión en los torbellinos,
donde descansa este infierno
de espejos perversos
a través de montañas dirigidas a tu cielo.
Cuando vas sin atuendo,
y desnudas tu esencia de alberca de sal,
metáfora abierta en ojos cerrados,
caminando por baches ocultos
esos donde el cisne socava la escarcha
en tu ávida boca donde se desteje la noche
en tu maremoto de claridad incierta
mis pupilas extraviadas se iluminan con
aquello que me libera y te pertenece.
En esos momentos donde planeo
sobre tu pliegue en fauna de ilusiones
con brillo que enciende la estrella
en un océano lleno de sueños
donde mi mundo se desdibuja
llenando tu existencia de aquello
que me eleva hacia el cielo.A Zulma Martínez le gusta esto. -
En el rostro ambarino de la tarde
reposa mi amor,
recuerdos vestidos con pétalos
que no envejecen, solo aguardan al viento
que les devuelva su esencia
bajo un cielo que no respira
defraudado y triste.
Su aroma pervive sobre llanuras
de labios mudos, sin travesía, llenos de fríos ojos
donde muere el deseo en la orilla,
en ese lugar se transforma la indefensa ola
en brazo abandonado.
Quiero enredarme de nuevo
en la lisa corteza de los abetos,
en las ubres de las circunferencias
sobre aquel tiempo de promesas vagabundas
en la proa de los malecones.
Garganta de ingenuo margen
vibra donde no hay caminos
ni límites en los bordes de la hoguera
al igual que cuando éramos adolescentes
se escapaba el aroma de los besos
entre la libertad del viento.
Promesas vagabundas en el desnudo
de la estrella que brilla en tu pecho
esperando el temblor de la dunas de tu mirada,
lince en el fuego del trueno,
cuando me abrazas bajo los luceros
y se desliza la magia ante la desnudez
de lo indefenso.
Amor que se viste de primavera
en la bahía donde las olas rugen
surcando las venas de las pasiones
como sombras secas de rosas
en las páginas de un libro.
Rincón oscuro en el camino secreto,
ese que te envuelve con los deseos
de los truenos cuando la lluvia
pernocta en el lienzo sin mediar palabra.
©José Valverde Yuste -
Bajo un cielo que llora contemplo el mar
percibo titilantes abrazos de un aroma a zulo
que despierta con la brisa marina
sin encender aún la luz que calienta la aurora.
Bebedor de niebla y sombras
me envuelve el manto de cristal
cuando se enciende la llama que sangra
y me atrapa la mañana sin risa.
Místico insaciable
busco otras verdades en la oscuridad,
en cada sorbo de crepúsculo
que me absorbe con su puerta abierta
de bastardos disfraces
que ansía hallar la respuesta al existir.
¿Qué hay en la otra sombra?
Me envenena el aroma
a flores huérfanas
cuando buscan el consuelo
ávidas de caricias en amaneceres
de clamor silencioso
llenos de ventanas sin resquicio.
Antes de ver la luz,
en este caótico mundo
de soledades prescritas
me desnudo ante el eterno invierno
que ha de llegar con su luz oculta.
©José Valverde YusteA Zulma Martínez le gusta esto. -
Fue el viento
el que acercó mi mano a la tuya,
alucinado por tu cercanía
mi boca quedó atrapada en tus comisuras.
Era la primera vez, sin aviso
mis sentidos se entregaron a ti.
Al rozar tu piel de beso,
fueron fluyendo mis ráfagas virginales,
el pergamino de mi espalda
tembló desde la frontera de las arenas
hasta donde se escapa el agua.
Con la complicidad de las miradas
bebimos el néctar de un sueño real,
la entrega fue una tormenta de paraíso
y el caudal, un santuario que detuvo al tiempo.
Recuerdo como el sol se filtró tras ese árbol,
nos inclinamos sobre una ola
cuya alma era una fuente
y allí esperamos el regreso de la marea,
el agudo filo de la luz naciente.
©José Valverde YusteA luna roja y Bernardo de Valbuena les gusta esto. -
Eres la mañana dibujando
sobre mi rostro la felicidad,
el ave que trae el mensaje
en su vestido de plumas
a través del cristal de mi ventana.
La belleza nocturna de ese paisaje
lleno de latidos acelerados,
tu corazón son las ondas del lago
donde me baño cada noche,
respiro el olor de tu piel
desatando los nudos del silencio.
Siento que abrazas mi sueño,
me entregas los pliegues de un mundo
que es lienzo de mar,
verso libre que empequeñece
el grito bajo tu vientre.
De tus contracciones,
palpo con mi razón tus sentimientos,
cuando soy agua saciada de tu sal
no hay hormigón en la calle
sólo esperanza en la cicatriz que hay
al ras de tus piernas.
Ámame sin mirar mi anatomía,
mírate en mi espejo
desnúdate y te regaré con mi escarcha,
rasga el lado más salvaje de mi sensibilidad.
El tiempo se detiene en ese instante,
navegando por la galaxia
nos consumimos lentamente
como las ascuas del brasero
duermen bajo la ceniza.
Un gas sin rastro , sin partículas,
somos el latido del aliento,
la mirada de un mar sin dueños.
©José Valverde Yuste
A Pi-Radianes, Rosa Reeder y malco les gusta esto. -
Tengo sed de vientos limpios,
de labios angostados sobre los míos,
que pidan savia de néctar aún no creada,
la esencia desnuda del amor
en los bordes de la otra orilla.
Hambre de equinoccios desnudos
en nubes pasajeras,
aire nutriendo aquello que vierte la luz
sobre tinieblas de escarchas aún mustias.
Más pienso que la montaña
bajará pronto al campo,
al caudal ebrio, a las hojas pudorosas,
al grito solitario antes que nazca la vida
llena de guirnaldas.
He visto en ti la desnudez de las olas
bajo un cielo que arde sin piedad,
la promesa del sol quemando
el aliento de la arena, los caminos
que me guían perderse en autopistas
con curvas delicadas.
He visto el fuego de la carne preciso,
la rosa complacer en su más absoluta entrega,
las horas con ojos radiantes
cuando me arrojo al hombro que me abraza
y se abre la luz que necesito,
sobre manos llenas de flor amanece el día.
©José Valverde Yuste
A Rosa Reeder le gusta esto. -
En la noche,
ese espacio tuyo y mío,
me abrazo a tus caricias
al placer sin acertijos
donde tus sueños se ocultan
con ropas de seda
en una frontera móvil.
Te guío por caminos perversos,
esclavizo tu corazón de gaviota
en un claro del bosque,
el aire es espeso
y, aunque no brote el sudor,
de tus hambrientas pupilas
sale la brisa que me acompaña,
es un barco navegando
bajo el encanto de tu bahía.
Mariposa mía, desfilas por una calle
donde la flor es el nervio de una ola,
te desnudan las sombras
bajo la luz de la luna
en un molino vagabundo
atravesado por un arroyo
donde lo tangible reside en el aura.
Eres la sonrisa de la buena hierba
cuando caminas descalza
a lomos de un campo sediento
una punta de aguja
transita por tus galaxias
en líneas rectas sin esquinas.
©José Valverde Yuste
A Rosa Reeder y bristy les gusta esto. -
Lo buscas donde el sol no llega
y los oídos se sonrojan
buscando la lívido de un suspiro volátil
que eclipsa la huella oprimida
de la luz que deja el gemido.
Ojos de longitud de onda estrecha,
magnificencia de deseos arrastrados,
sonriente haz de rayo
que buscas tras lo oculto
las letras exactas del nombre
que lo alimenta.
Candor vestido con velo de inocencia
en un alma transparente y densa
aún no corrompida en su pureza
de Edén.
Fugazmente lo encuentras
y aparece en una flor
llena de aurora
entre nubes de bordes sedientos
vestidas por corolas de complaciente brillo:
eyaculadas, hambrientas,
suspendidas en llamas, sin flagelos.
©José Valverde YusteA bristy le gusta esto. -
Yo sé que puedes amarme
con la brisa rozando nuestros labios,
tus yemas de tela de araña prendiendo
el dulce deseo disuelto
en el éter de los besos helados.
Nos separa un suspirar, un breve espacio,
tus manos me acarician,
como un guante a un sueño de tacto,
como la sed acaricia a las tormentas,
de breve espacio, en segundos,
cuando la pluma desciende en rayo a la deriva.
En la noche, tus deseos besan al sueño,
el paisaje de tu cuerpo flota en el mío,
fruto de cerezo en flor, ráfaga de susurros
sonando en el pabellón
donde el aire se vuelve gemido.
Hundo la mano
en el génesis que en ti navega,
cierras la puerta y abres el portal
al umbral del anhelo,
ese paisaje de bosque en llamas,
sediento está de mi carne,
y yo, huidizo, le ofrezco la semilla oculta
entre tus contornos y mi borde.
Se alzan al cielo las nubes
en un breve espacio de suspiros.
la noche me azota
anclado en esta tierra desnuda,
siento el ardor de tu vital presencia,
la vida misma que a mi tacto responde.
Tus ramas se expanden en mi corazón,
un paraíso fértil donde la tempestad
se amamanta del dulce Edén,
el amor vence al cansancio y al hastío,
floreciendo como las amapolas
cuando son humedecidas.
©José Valverde Yuste
A bristy y Zulma Martínez les gusta esto. -
Ese lugar emblema del placer,
sonríen los hombres,
las mariposas sueñan,
y el ancla se introduce
en su preciso paraíso
Es un universo
que nunca se encoge,
siempre es brizna de luz,
hondura clara, la inocencia del velo
cuando desciende,
y sus ojos cantan al pico del pájaro
con sus iris de porcelana clara.
Jardín en la esquina del Edén,
fuego sagrado que brilla al calor,
se ensancha el umbral
de los sueños compartidos
en el templo hecho idea.
Bajo el manto de ese valle íntimo
un trozo de cielo se alza,
un canto imperecedero
forja la paz del mundo.
Es un refugio común que nunca olvida
aquello que en su camino se traza,
auroras llenas de fontanas
con su penetrante voz
dan altos umbrales de dicha
a lo que siempre es consuelo.
En ese bullicio los pecados
cruzan sin peso ni ley
y la luz se multiplica en su libre brote,
sin normas que aten su vuelo,
siguiendo el mandato de la conciencia
en las colinas que arden sus espumas,
mansión donde la sombra con su flauta
declina las mejores notas.
Muertos los viejo códigos,
en un tiempo lleno de restricciones
el hombre se pierde buscando sentido
en arcanas leyes, lo que el vuelo de la tórtola
alcanza, ya todo es sueño.
©José Valverde Yuste
A bristy le gusta esto. -
Todo es pantalla en tus ojos,
un apasionado encuentro
en espacio que no es nuestro
en medio de un abismo que vibra
con alas de relámpago.
He sentido el silencio
donde se expande la vanidad
y en ese instante místico:
te toco sin manos, te siento sin piel,
una apetencia de un corazón que sangra
a través de ángeles que adoran al viento.
Una amalgama de sensaciones
en instantes de iris abrazados a las curvas
donde nace el deseo y el placer se esconde
entre palmas sedientas
y el manto cruel de la sombra.
Cuanto orgullo derramado en la existencia
que la necesidad oscura de la razón
no alcanza a comprender,
ceremonia de palabras usadas
sobre carne desnuda,
donde afloran las anémonas
en cavidad falta de cariño.
Insaciable rotura sin descoser,
alma martilleada por dedos furiosos
como el canto de un ruiseñor
cuando despierta el día sin faro
en el iris del valle.
Las lágrimas densas
se agitan en la mitad de la cueva,
el espeleólogo llegó tarde,
ya no hay mañana de domingo.
Los pliegues duermen en estatuas exiladas
en un solitario cielo de un mar profundo
donde las pestañas rozan el cielo.
©José Valverde YusteA luna roja le gusta esto. -
Tarde desnuda de sol
caminas tiñendo
de colores nuestras largas jornadas,
ligera como aire, un dulce amor
sobre la ola descalza.
Estos ojos se redimen de baldosas
en líneas de inocencia intacta,
entre el llano y la colina
buscan huecos, lejos de la urdimbre
de la fría locura.
Transforman las baldosas en ríos,
sin tierra hostil,
y un canto de aves lleno de monte
penetra por estos ojos
náufragos de no mirarse nunca.
Ahora tienes otras citas,
momentos sobre ríos sin rostro,
en un todo que se hace abismo,
esa siembra de sombras muertas
que se bifurcan sobre las palabras del jamás.
Afirmación de caverna insobornable
donde te llenas de ese cruce,
de corazón en sombras
entre dos mundos con rescoldos de nieve.
En el quiebro leve de la brisa,
el poeta sueña en su rincón,
con las alas de seda y las plumas doradas
de su mundo que se disuelven
como la luz en la oscuridad.
Rompe el espejo de torbellinos perversos,
en su tierno soñar y pone su vida en la mía,
como si no hubiese mañana desnuda
abriendo sus interioridades
ni crepúsculo tras las alboradas.
@José Valverde Yuste -
Cabalgo sobre un abismo
de línea estrecha,
en un tiempo cuyas arterias
son luz de sangre
derramada entre dos cielos
Raíz que llora
en la soledad del suspiro,
manto consagrado a lo que no expira
se consume al inicio del final
en suelo de felicidad dispersa,
cuando la fiebre del sueño
es derramada en la espuma.
Cuánto ardor celestial
se mece en el espejo
antes de doblarse en la presencia
de la luz inmortal de la flor,
en el cántico de la sangre,
se vive lo cautivo de la piel
cuando ruedan las cosas extensas
más allá de los cuerpos.
¿Qué límite más allá del día
se consume entre lenguas osadas?,
¿Qué existencia taciturna, en dulce infierno,
dialoga con el canto breve de un desnudo de labios?
Pabellones llenos de lujuria,
brotes turbulentos de adolescencia sin infancia
emergen de la garganta y oprimen al jadeo,
en el frescor del aroma pálido que brilla
cuando cae la tarde sobre el tejado
y la flor despierta del sueño.
©José Valverde Yuste -
Ando por el envés de tu espalda,
por colinas erizadas
aferrándome en conocer los desiertos
donde las sílfides acarician
el mapa de mis sueños.
El haz es un atajo sereno,
una brisa de sueños bajo el cielo de tus pestañas
que abre sus brazos dibujando en la piel
los montículos donde tiembla el universo.
Mis dedos arden al recorrer tus signos
llenos de deseos, en instantes de desnudez
el sol brilla en tu piel, mientras yo suspiro
en cada trazo de tus venas.
Soy el velo tenue que acaricia tu humanidad,
esas huellas que marcan tus caminos
usando mis palabras, calladas,
cuando mi inquieta lengua se orienta
buscando la tenue luz del silencio.
¡Oh!, cómo desearía ver más allá,
donde abraza el destino
el atardecer de tu deseo
tan lleno de horas perdidas
que el mar despierta su lado húmedo.
En ese mundo interno,
de pasiones en universo dulce,
en habitaciones de ciego resplandor
pierdo el rumbo.
La lógica se desdibuja en sus bordes,
en esos laberintos tras la estela plateada,
naufrago en esta cárcel que cierra mis pupilas
en un místico juego con el espacio
que pinta de color su luz
al final del camino.
©José Valverde YusteA Rosa Reeder le gusta esto. -
Inclinada, más allá de la luz,
la mirada perdida entre las nubes
forjando vuelos de pájaros deshabitados
en el conjuro de la mañana me buscas.
Tu corazón abre los ojos
busca una súplica
en el rincón donde el tiempo
es salvaje y libre
y teje estrellas con hilos de oro
en los brazos del crepúsculo.
Bajo un sol suspendido,
en fragancia de cuerpos desgastados,
se nutren de sangre
los huracanes enfurecidos
en la tormenta de mirar adolescente.
Trasciende la respiración,
en el núcleo profundo de tu materia
nace el gen
que fertiliza tus campos
y canta a la espada que te alimenta.
En la ternura
de las semillas navegas
dejando que fluyan libremente
las emociones que brillan cuan lucero
en su astilla de luz
En esas cortas distancias,
donde la penumbra
llama a la claridad
y el viento narra leyendas,
la eternidad del tiempo reluce
y el latido, en su onda frágil,
cobra vida.
©José Valverde Yuste
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