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Viendo entradas en la categoría: AMOR
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 Entre la piel y el oleaje se desnuda el beso de la ola,
 cuerpos libres con la sal en sus poros
 latidos del mar que el océano consume
 con el vientre del misterio.
 
 ¡Oh! mar sembrado de huellas sin raíces,
 de ramas sin hojas en los delgados surcos
 de espuma, sed de luz en tu vientre,
 aguas huyendo del fuego genésico
 que se derrumba de las nubes.
 
 Paraje donde el amor siembra dos cuerpos devorados
 por el silencio roto de la proa del barco,
 por el canto de la niebla, por el parpadeo del universo,
 por las constelaciones que se beben su luz.
 
 Caricia tras caricia la niebla lo cubre,
 se aferra al tacto de la luna esperando la lluvia,
 el cantar del vacío navegando entre colinas,
 a las ráfagas de los ojos azules
 que saquean la última silueta
 entre tempestades de sangre.
 
 Se entrega a las corrientes de aguas subterráneas
 que se agolpan en el silencio del sueño
 cuando se acerca la marea y el surtidor se arquea
 en presencia del oleaje cuando la golondrina canta.
 
 @José Valverde YusteA bristy, Poeta en Silencio y Francisco Iván Pazualdo les gusta esto.
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 Siento que los años viven conmigo,
 rotos los días y los minutos encarcelados,
 huyendo, disueltos en aromas
 como larga muerte en hondos valles.
 
 Como el viento se rinde al espacio
 de tu espalda que se agita con la miel del sol
 las valientes aguas soportan al tornado
 bajo el amparo de las alas en una vereda
 de luces breves.
 
 Retinas de hondos matices
 se extienden por doquier,
 corneas con quejido de río
 sujetan las piernas donde bebe el puñal
 su amargura, breve dormir de los pájaros
 cuando asedian el brindis de la sed.
 
 Robusta traza de pilares en lenguas
 que sostienen las viejas naves
 de un amor que muere
 cuando aparece la ineptitud estéril de la amargura
 en la piedra del muro exterior.
 
 @ José Valverde YusteA bristy y Zulma Martínez les gusta esto.
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 Cuando el sol, con su mano de ascua,
 se acurruca sobre la espalda del horizonte
 tiñéndolo de rojos, grises y amarillos,
 la bahía se engalana, se va de fiesta
 tras el gorjeo de las gaviotas.
 
 El calor asfixiante se duerme,
 la luna brilla en la bóveda siniestra
 del cielo, los pájaros duermen en el oscuro
 roto silencio contemplando el espejo de las olas
 que con su manto de anochecer tardío los mira.
 
 Los ángeles, antes dormidos,
 con arrogancia se asoman a tu lecho,
 en los cristales de mi ventana
 resbala la humedad de la brisa del mar,
 los niños sueñan con los duendes
 y las hadas del bosque.
 
 Entonces
 El cielo luce su mantel de puntos luminosos
 centelleantes, un barco busca el albor,
 desde la orilla veo cielos lejanos,
 mi imaginación vuela hacia las profundidades
 no conocidas del universo.
 
 En la brisa siento el roce de un sueño
 es ligero como el tacto de una pluma,
 me alzo entre nubes, soy el viento
 que retoza con la cresta de la ola.
 
 Un grito me invita a soñar
 regreso a la orilla con la luna en el pecho,
 el mar palpita fuerte, una pareja de amantes
 se beben hasta el último aliento, extasiados,
 como yo estoy contemplándote.
 @ José Valverde YusteA bristy le gusta esto.
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 Yo los vi anoche,
 se les apagaba el amor por los caminos,
 las nubes heridas buscaban una nueva voz,
 hilos de dolor envolvían sus sombras
 en un alba disuelta condenados
 al tormento del néctar descompuesto del beso.
 
 Esperaban con devoción una ola
 de suave magnitud,
 pero las corrientes los arrastraban
 ante el velo lúgubre de la luna.
 
 ¡Cómo lloraban al atravesar las llamas
 puras de lo incierto!
 El resplandor de la oscura noche
 quemaba el aire de dos corazones mustios
 que transitaban a través de un sueño
 en la oscuridad de la luz,
 una tortura abierta en las huellas de la huida.
 
 Una prisión de muros grises con aire denso
 cargada de agonía amasaba las razones ansiosas,
 sin brújula interior, ante la sombra de un grillete
 que les oprimía el incendio de la flor.
 
 Soñaron con ser de nuevo raíces
 apegadas a la tierra, la catarata de un manantial
 que cruzó el cielo sin derramar lluvia,
 el ancla que se agarró al suspiro
 del postrer lamento de un firmamento hueco.
 
 El pozo del dolor los aprisionaba
 en su cauce hondo,
 la brisa de la ausencia los carcomía
 y el tiempo era sólo un lúgubre lamento
 en la selva apagada llena de mariposas muertas
 donde navegaba el amor entre oscuras bóvedas.
 
 No encontraron cuerda ni consuelo,
 ninguna luz que les devolviese esa atmósfera
 llena de ayer, con fecundas miradas de incendio.
 
 El dulce sueño de la vida lo bebieron
 en aquella copa de dulce cristal,
 aún resuenan los roces de la piel
 en el borde donde se quedó el placer
 que adormeció el vuelo de un sueño
 ya sin lecho.
 
 @José Valverde YusteA bristy le gusta esto.
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 Me duele el vacío de tus ojos,
 cuando penetran en los míos
 ya no crecen amapolas en sus prados
 están preñados de aliento de ola.
 
 Aún recuerdo tu nombre
 de habitación vacía
 y aquellos largos veranos
 donde el tiempo ardía
 en el manantial que yo adoraba.
 
 Esos ojos manchados de oscuridad
 tienen demasiadas escafandras que retirar
 en el contraluz de la aurora.
 
 Embrujado entre tus piernas
 con hambre de comensal
 solo encuentro aliento de pastor en tu mejilla.
 
 La inconclusa visión de una realidad
 de cuerpo sumergido en párpados
 con orbitario de cine.
 
 Cansado de la inocencia
 de tus aguas cristalinas
 contemplo el mundo a través
 de lo que me ahoga
 en el profundo morir de mi pecho.
 
 La pureza ensalzada de tu alma
 invita a soñar con el asfalto,
 ardo en tus desiertas avenidas
 cuando no amaneces a mi lado.
 
 Sangre de vena herida
 que antes de ser surtidor
 subió a mirar los ojos a la vida.
 
 @José Valverde YusteA bristy le gusta esto.
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 Un cuerpo sobre una ola
 en una cascada de estrellas,
 humedad que camina sobre el suspiro
 cuando el aliento está ausente de la piel
 y un éxtasis recorre la libido.
 
 Un deseo que no conoce el freno
 en un rito de pasión sin voz
 donde se queman
 las ansias de la luz ovoidal del cielo.
 
 Mis labios bajan sin freno
 exploran la meseta que se encuentra
 justo donde se desmenuza
 la consistencia frágil del misterio.
 
 El sudor nos cubre,
 la sed revive con vehemencia,
 los contornos desfallecen
 en medio de la tiniebla.
 
 La lengua con su huella húmeda,
 ya rendida, vibra en el orgasmo,
 se apaga el sol mientras
 se comprime la voz en mi oído.
 
 ©José Valverde YusteA bristy le gusta esto.
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 Amor deshecho en amaneceres de sueños helados,
 olas en arena muriendo con frialdad de iceberg
 en bahía de trago amargo
 deshilando las abominaciones de un sol
 que se rinde desgastado cuando los anhelos son polvo.
 
 Sentado con alma abierta en barrizal profundo
 esperando la respuesta inacabable de marejada
 esposando mis emociones
 sobre costas desgajadas
 con barcas olvidando sus remos.
 
 En muelle herido donde las gaviotas vierten
 la sal de las lágrimas
 en penuria de anocheceres, al otro lado
 donde se hunden los cimientos.
 
 Agarrado a un sorbo de destello de pasión
 en el paisaje de la otra calle
 donde las reliquias siguen asustando.
 
 Amor de luna baja
 bebiendo sorbos de sonrisa desdibujada,
 promesas de ascua rápida,
 travesía bajo fronda de rosales podados
 por la inercia de las aguas inquietas
 con sus redes muertas por fascinaciones de antaño.
 
 Cenizas quemadas por fuego de otro tiempo,
 en el vasto borde de luz de un día sin fin,
 las sombras se alargan
 dibujando cavidades de tiempos idos,
 susurros de espejismos insomnes
 donde me arrastro con pasos de duelo de otoño.
 
 Iracundo deseo de lenguas en cabeza baja
 donde aquellos hechos
 que nunca nacieron para ser luz a largo tiempo
 deshabitan la encimera del corazón
 donde se entierra la víbora,
 en la boca oscura de un portal sin beso.
 
 @José Valverde YusteA bristy, Poeta en Silencio y luna roja les gusta esto.
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 Mi amor va más allá
 de lo que dice el corazón de las palabras,
 va implícito en la forma que mis manos
 buscan las tuyas, tiene más brillo
 que las estrellas cuando, a media voz,
 incendian la madrugada.
 
 Mi amor es un espejo donde se refleja
 el suave caudal que en el alma luce pleno,
 es la ventana de un viento de otoño,
 la mañana que tiñe de plata
 el follaje de tu cuerpo.
 
 Mi amor es el silencio de tu luz
 besando las sombras,
 los sueños de las hojas caídas
 cuando las gaviotas graznan
 ante el resplandor
 de tus venas abiertas.
 
 El refugio sagrado
 donde el otoño compone su poema completo,
 la rama de tu cuerpo viva,
 el juramento que no ha de quebrar
 la voz inmaculada.
 
 Mi amor viaja a lomos de un arpegio
 tocado por una mandolina flotando en la piel,
 en la nota de un domingo, cuando estás conmigo
 y te siento latir.
 
 En los soles que giran en torno a tu luna
 en una habitación llena de sueños
 en un cosmos con ojeras de esperarte.
 
 Es el faro donde suspiran las estrellas,
 la paz del alma desnuda,
 el hilo invisible que une tus pasos con los míos
 es un firmamento, lleno de palabras,
 el velo callado de la senda de tus ojos.
 
 @José Valverde Yuste
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 Me duele tu anidado silencio,
 ese dibujo de alma sobreviviente
 en esos ojos delgados como el tiempo
 que gira sobre la horizontal hermosura
 y se despliega entre tus cejas
 en la inestable senda
 donde florece lo irreductible de la sombra.
 
 Acaricio la soledad de tu alma
 la singladura curtida de rojizas horas
 el tapiz donde el deseo habla
 con la inmediatez del olvido.
 
 Bebo del amor
 la brasa del pétalo que no se apaga
 la risa descabellada del suspiro
 que va a buscarte y halla
 la voz de la muda tragedia.
 
 Me adormecen los hechos
 que subsisten en el plano superior
 del recuerdo, en el lado oblicuo
 de las pasiones rebeldes.
 
 Me matan los palpitares inquietos
 de la cascada solitaria,
 la armonía de lo nuevo
 que vive al margen del sentimiento.
 
 Yo fui una vez pájaro
 en tu huerto, hoy muero asfixiado
 por todos aquellos recuerdos
 que son cristales oscurecidos
 por el tiempo.
 
 @José Valverde YusteA bristy y Zulma Martínez les gusta esto.
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 Mi amor va más allá
 de lo que las palabras pueden,
 va implícito en la forma que mis manos
 buscan las tuyas, tiene más brillo
 que las estrellas cuando incendian la madrugada.
 
 Mi amor es un espejo donde se refleja
 el suave caudal que en el alma luce pleno,
 es la ventana de un viento de otoño,
 la mañana que tiñe de plata el follaje.
 
 Mi amor es el silencio de tu luz
 besando las sombras,
 los sueños de las hojas caídas
 que no preocupa a nadie, el refugio sagrado
 donde el otoño compone su poema completo.
 La rama de tu cuerpo vivo, el juramento
 que no ha de quebrar la voz inmaculada.
 
 Mi amor viaja a lomos de un arpegio
 tocado por una mandolina flotando en la piel,
 en la nota de un domingo cuando estás conmigo
 y te siento latir, en los soles que giran en torno a ti
 en una habitación llena de sueños en un cosmos lejano.
 
 Es el faro donde suspiran las estrellas,
 la paz del alma desnuda,
 el hilo invisible que une tus pasos con los míos
 en un firmamento que nunca tiene fin.
 
 ©José Valverde Yuste
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 Cuando me nombras
 siento en el desgarro de tu voz,
 la llamada de tus arterias,
 me voy de viaje a tus ojos
 que me desnudan como ola tenebrosa.
 
 Siento la desnudez del alma
 donde nace la sangre,
 ese sangre me atrapa
 con sus felinos dedos
 me lleva de paseo
 donde la sombra perece.
 
 Con todo el mar en tu mirada
 y las pupilas de un sueño de arrebol
 en el horizonte,
 entre balanceos de abrazos flotantes
 se empaña la marea entre mis dientes.
 
 Soy llama donde florece la vida,
 espejo cóncavo donde el seísmo de la noche
 que bebe de tus labios, grita,
 y el frío se convierte en manto de luz.
 
 Un pétalo de llamas húmedas
 en la boca del viento.
 Cuando las tardes doradas
 sazonan la piel, el brillo de tus ojos
 se viste de risa y el ruido del mundo
 es la delicadeza de un pájaro en mis manos.
 
 ©José Valverde Yuste
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 Muro henchido de felicidad,
 cárcel de árboles sin espinas,
 colinas tendidas al sol ,
 al fondo del cañón
 manto de luz que destella la sombra
 confuso sin consistencia.
 
 Piano que suena en delicada cabeza,
 una nota en selva de surtidores
 regando nuevos sueños,
 una tecla que anda suelta
 en una rendija de piano difuso
 en la inmortalidad de una vida
 de esplendor sin lágrima.
 
 Rueda de molino abocada a la felicidad,
 en tu boca escribo un amor
 de sábanas de perfume,
 en tu lengua el salmo
 donde crece el infierno de fuego lleno
 y tus dientes, piedra hecha del sol del mediodía
 es la puerta de la rutina del beso,
 esa pasión de picadura de abeja
 amamantada con polen de vida.
 
 No hay lágrimas marchitas en tu vida,
 sólo bienestar y dicha,
 jugo sazonador de letrina
 alabando el gozo de las pestañas
 que abandonan el invierno,
 encontrando palabras ávidas y firmes
 en un mundo de sueños completo.
 
 ¡Oh, clamoroso amor de vida plena!
 vigorosa espuma que vuelas hasta mi nido
 calla el murmullo de anocheceres
 de lento amanecer,
 dame fuerza para llegar a ser la mirada
 que calma tu furia.
 
 Húmedo néctar recorriendo el cuerpo
 de sudores lleno, resbalando sobre piel
 de bruma de pétalo,
 caracoles babeando dentro de la casa,
 trigales balanceando su sed insaciable
 de cuerpo en melena desbocado.
 
 Llévame hasta ese manjar
 de dicha eterna, méceme con él,
 en el aire de los amores
 que llegan a buen puerto
 y seremos eternamente jugos
 que refresquen por siempre
 nuestros sentimientos.
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 Corazón herido de ayer
 aborto de sombras, una ilusión apagada
 en cuerpos que fueron fuego, ahora cenizas son
 buscando el abrazo en la luz que los enfrenta.
 
 Dolor maestro de cruel lección
 dejando huellas de cicatrices en el alma
 ojos empañados en océanos de tristeza,
 yerto balbuceo en toallas de alma quieta.
 
 Hemos cruzado universos
 sobre caminos desconocidos
 dejando huellas profundas en pena rota,
 estrellas sin galaxia donde el amor se detiene
 y las raíces ahogan la luz que no llega.
 
 Hemos navegado en cometas celestiales
 de fuego extinguido, donde expira
 la temprana voz nocturna
 sin dejar rastro del universo
 donde sin luz lloran sol y luna.
 
 Hemos olvidado los húmedos incendios
 entre muros de angustia,
 las raíces ahogaban la savia ya no llegan,
 aíslan los sueños, aunque duela el suelo.
 
 Montañas que miraban al cielo
 se han convertido en la majestuosidad
 que guarda el desvelo, que abraza al dolor
 y el lirio maduro está floreciendo en el duelo.
 
 
 ©José Valverde Yuste
 
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 ¡Oh, burbuja en el jardín
 donde la luz se oculta,
 pistilo neblinoso desvanecido
 entre sueños y éxtasis
 cuando el polen reluce
 en el abismo que engulle
 al renacer sombrío.
 
 Entre pliegues brotan las rosas
 sobre torrentes y relámpagos
 y las furibundas llamas
 trepan por los caminos salvajes
 donde las venas son todo temblor
 encandiladas por el rocío
 que brota de las profundidades.
 
 Vientos huracanados, inquietos
 en hoja desnuda de envés, asomados al balcón,
 donde dos cuerpos con diez ojos de luz
 trepan en alud continuo.
 
 Cuando lo que todos desean se afana
 en ocultarse tras la sombra arraigada
 en vasta llanura, de largo trecho,
 entre linderos atrapados por veneros
 que extienden el gozo
 por la permanente rigidez del iris.
 
 Luz en imágenes distantes,
 ausencia de abejas de comunión en brasa,
 rutas atrapadas en pliegues como candor
 de mariposa inocente
 sobrevolando la luz del umbral
 donde nada se agota, es imperecedero,
 como dios en su grandeza.
 
 Ríos de fragancia anclados en playa
 y yo muriendo en esta guerra
 de explosiones donde la llama
 muere dentro en un profundo silencio.
 
 ©José Valverde Yuste
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 Voy a tu cuerpo como río al mar
 cómo pájaro a su nido,
 cómo brota el agua de las montañas
 sin cesar, entre surcos.
 
 Voy de mis pesares a tu dicha
 bajando al pozo
 donde se pierde el horizonte azul
 entre laudos y cascabeles
 cómo tango con concertina.
 
 Porque tú cuerpo es tallo y relámpago,
 tempestad y calma,
 oasis de sed donde se desploman los delfines
 y las aureolas de tus montes
 calcinan las nieves del invierno
 floreciendo las primaveras.
 
 Entre tu cintura y el pliegue de tus párpados
 vuelan golondrinas
 y orquídeas florecen en su jugo
 fragmentos de brillo despiertan la solitaria sombra.
 
 Arqueando sobre tu flor
 me siento despeñar por el valle donde nace la luz
 y allí, en silencio, a la espera de lo habitable
 mi corazón descansa entre musgo desnudo
 que alimenta al lirio en verano
 cuando se enciende con afán
 la promesa que consuela al alma.
 
 ©José Valverde YusteA El nick le gusta esto.
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