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Viendo entradas en la categoría: AMOR - Página 3

  • José Valverde Yuste
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    ¡Oh mujer, ardiente, llena de pasión!
    eres el sol de la sabana, los antílopes y gacelas
    huyen de ti, les cautiva tu belleza, tu mirada
    que quema y consume el fulgor de la mañana.


    También eres devastadora
    iluminando las perversidades
    con tu halo maligno causas temor y respeto,
    me llevas y me traes.


    Me desarmas cuando muero de deseo
    porque tu fuego puede ser devastador
    en la noche del alma, cuando extingues mi llama
    con tu bravura de guerrera.


    Tus ojos brillan como estrellas en la noche,
    hipnotizando y atrayendo con su brillo.
    En tu presencia, la naturaleza se detiene,
    ante tu resplandor,
    porque eres una fuerza de la naturaleza,
    una mujer ardiente e indomable.


    Tu fuego ardiente quema mi piel,
    pero el frescor de tus aguas me alivia,
    y en cada sorbo, encuentro paz y consuelo.


    Eres como un manantial en el desierto,
    una fuente inagotable de vida y de calma,
    que me sacia y me renueva con su pureza.


    Cierro los ojos y dejo que tus aguas me envuelvan,
    que me lleven lejos, a un lugar de serenidad,
    donde solo existimos tú y yo,
    en un eterno mar de sensaciones.


    Apago tu llama con aguas delicadas,
    que me hacen sentir plenitud y dicha,
    y me sumergen en un mundo de pasión y ternura.
  • José Valverde Yuste
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    Tumbado, con la mente vacía,
    a oscuras volando la serpiente
    por mi nuca y el arrebato del ogro
    por mi vista, estoy pensativo,
    un problema de olivo viejo a la vista.


    Caminando despacio por un afluente sereno,

    dando quejas a mis huesos y mis neuronas
    palpitando en un lago enfermo, así me siento.


    Soy un monte incendiado donde no hay árboles,

    una eclosión del pecado fuera del jardín de Adán y Eva;
    un atropello en la calle, por el sudor de un tiro de caballos,
    una terraza diabólica con unas vistas de Dios,
    espectaculares.


    Eres lo divino, rosales de otras vidas

    deseando recobrar la apertura de sus rosas,
    pétalos sedientos buscando manantiales
    de unas grutas embellecidas, son ascua viva.


    Venus en su divinidad,

    Afrodita en lo sensual,
    un castillo de fuegos artificiales
    son mis neuronas al visitarte;
    rumor de albatros gigante.


    Unas ingles acaloradas

    unas piernas erizadas
    y yo muriendo de ganas
    de blasfemar contigo
    en esa cama mustia
    de bacanales.
    A E.Fdez.Castro y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Quiero conmover al aire, sentirme un libertino
    añorar a mi amada, sin pensar en la mañana;
    camino por la calle, me dirijo a tu morada
    como las nubes buscando la borrasca.


    Las gaviotas me vigilan y los rayos solares me protegen

    de las radiaciones que proyectas en mi
    cuando me contemplas, callada, taciturna, tan dulce
    como la miel que las abejas producen
    en familia, en su colmena.


    De esta mañana calma, que enciende mi corazón

    aunque esté zozobrando el aura de tu mirada
    el umbral de mi sed se aplaca cuando preguntas
    y las palomas te llevan el mensaje a tu cama.


    ¡Qué ha llegado tu amado!, el deseado,

    con ansias lo esperas, como los rosales
    esperan la primavera,
    ilumina tu cara ese manto de violetas
    que se han erguido al ver tu alma tan elevada
    como el pico de la lejana sierra.


    Tus ojos centellean, como los luceros

    en la madrugada, cuando los murciélagos
    juegan y anidan sus amores, en las oscuras cuevas.


    Tu corazón palpita como el estrés en la oficina

    donde escondes tus cartas de amor, tus deseos
    más egocéntricos, esos que te llevan por senderos
    prohibidos cuando ves a tu amor tan cerca.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    En el susurro de tu voz, que me encanta,
    mi alma despierta al toque de tu esencia.
    En un vuelo en la noche se levanta,
    buscando en tu pasión su referencia.

    Tu poema apasionado me cautiva,
    ritmo sin compás, melodía fina.
    Canción lírica que el alma activa
    una danza de amor que me ilumina.

    Ondulada y tersa como la seda,
    tu melodía me envuelve, me acaricia.
    En mi ser, vibrante, se queda,
    sutil tango que en mi pecho inicia.

    Así, en tu voz que me hipnotiza,
    mi alma halla su refugio y su poesía.
    En el silencio donde tu amor camufla,
    encuentro la eterna melodía.

    Suave danza susurrando
    llegas con las orquídeas en abril
    y con mis flores de mayo te consagro
    pósate en mi alma vibrando con pasión,
    amor sutil, eterna canción.

    En cada nota encuentro la armonía,
    en cada compás, una nueva alegría,
    como seda que acaricia mi ser,
    tu música me invita a florecer
    con la primavera del amor.

    Baila en mi interior con gracia y ternura,
    llenando de luz cada sombrío rincón,
    perfumando mis días, marcando el compás,
    suave canción que en mí siempre seas paz
    mi más dulce temblor en esta árida vida.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste


    Suenan las campanas en la distancia lejana,
    mientras el murmullo del mundo se desvanece,
    solo resuena el gemido de nuestros cuerpos en llama,
    como un destello herido que sangra, perece.

    Estrellas gélidas ocultan sus rostros en tinieblas,
    mi piel rindiéndose a la tuya fosforescente y pura,
    los sueños agitando sus alas, sombras tan bellas,
    y un bosque diminuto se abre bajo tu cintura.

    Penetro tus anhelos, en las sábanas sudorosas,
    ardiendo entre sus pliegues, profundos y sedientos,
    unidos en éxtasis, en caricias amorosas,
    en este vívido instante, somos uno en los vientos.

    Nuestro amor es fuego que consume el silencio,
    una danza de pasión que nos envuelve y embriaga,
    en esta noche eterna, fundimos cuerpo y pensamiento,
    somos la llama y la brasa, la calma y la fragua.
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  • José Valverde Yuste
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    Saliste del agua radiante
    como un sol naciendo en el horizonte
    el brillo del agua se refleja en tus ojos
    estallando la luz en tu armonía.

    El agua danza a tu alrededor
    una sinfonía de destellos y reflejos
    un manto de belleza que te abraza
    envolviéndote en tu misterio de espina de rosa.

    Túnel donde navego, tu fuego es mi morada,
    mis velas izo al viento y tu olor me atrapa;
    la fragancia de la desembocadura de tu alma
    me envuelve con el aliento de tus besos.

    Entre sombras y misterios, sobre húmeda tiniebla
    mi barca va surcando por un mar de violetas
    río de mis recuerdos lleno de jazmines
    y sueños
    que estoy abrazando como el aire te abraza.


    La luz al final del camino es pálida como el sol
    que nos alumbra, me llama con su brillo
    y en ese instante divino, cuan árbol de lluvia
    siento que todo se hace sencillo, es una balsa
    en el corazón de mi amada.

    El aroma a libertad, nenúfares, cisnes
    se mezcla con la brisa marina, yodada, salada
    como tus entrañas;
    y en este viaje sin final
    mi alma se encuentra en el albor de la dicha
    fragancia de tu desembocadura, cristal eterno
    me lleva hacia el fuego de tus deseos.
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  • José Valverde Yuste
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    Colmena de fresca miel,
    aleteando sus moradoras
    como el humo se retuerce en el cielo
    al salir por el negro agujero.

    Soy el bienaventurado,
    el ganador de la batalla
    brazos de hiedra,
    tentáculos como pinzas,
    adormidera cuando me acaricias
    como las abejas
    acarician a las rosas.

    La desnudez ebria de tus labios,
    se posa en mis pestañas
    aleteo de aves, tierra silenciosa,
    herida sanando, ilusión y vértigo
    cuando penetro en tus ojos profundos.

    Riqueza de diamante bruto,
    luceros que sobreviven a la muerte,
    rocío derramándose lentamente
    de placer sublime.

    Derrapo por tu vientre
    como un tobogán en un parque,
    savia de sangre que me recorre
    como la brisa marina recorre las costas onduladas
    de tu cuerpo, arena mojada errante en la noche,
    torbellino de luz mirando al cielo
    el sexo levita entre las gaviotas y la espuma.

    Galope de yegua, mi alma perturbas
    con tu sutileza, tus cabellos al aire,
    abanicos de colores sumidos en huracanes furiosos.

    Tu alma , amor mío
    sin sed y sin brío
    se duerme junto a mi muslo.
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  • José Valverde Yuste
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    Sobre el verde sudor
    alfombrado de la noche
    mi universo se contrae para alcanzarte
    mis ansias esperan
    tu fruta, jugosa y prohibida.

    Te amo como los huesos aman a los músculos
    como suben los aromas de tu cuerpo
    hacia la luz de tus margaritas, blancas
    como la espuma del mar.

    Intento captar tu último rayo de sol
    la sabiduría de tu naturaleza
    ser luz de tu cometa,
    escarcha de tus praderas
    tu abrazo de roble.

    Ahora sólo soy sentidos
    luciérnaga fluorescente en tu piel
    pétalos de rosa que transfieren tu fuego
    rojo como tus labios.

    Mi corazón desorientado sucumbe
    a las tempestades
    entonces
    te amo entre cenizas y fuego
    entre cascadas y maremotos
    entre la luz y la oscuridad
    y caen rendidos mis cerrojos.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Eres suave como una pluma,
    dulce como piel de uva, amada mía.
    Un temblor que arrasando mi esqueleto,
    me despierta entre oasis y palmeras,
    en un mundo de fantasías muy nuestro.

    Eres caricia del cielo,
    mi amor está enjaulado en tu pecho.
    Somos dos llamas que no se apagan,
    como mar enfurecido en una tormenta suicida.

    Somos dos cuerpos fluyendo,
    agua pura de manantial de amor
    de paraísos que sueñan.

    Viajo por el sonido de tu voz.
    Tu ternura me amansa,
    recorriendo mi cuerpo desde el ocaso hasta la alborada.

    Morir de amor
    cayendo las hojas de nuestros árboles
    a nuestros pies derrotadas.

    Tu mirada, un organismo latiendo.
    Una flecha lanzada hacia el cielo azul,
    despejado, sin nubes, diáfano.

    Mujer eres espiga meciéndome entre los trigales.
    Si supieses cuánto me cuesta estar sin ti.
    Cuantas amapolas y lirios desnudara para complacer
    nuestra hoguera.

    Sé mi pecado,
    envuélveme en tu noria,
    gira conmigo.
    Dame tu savia llena de magia,
    expande en mi cuerpo
    tu dicha de valle fresco.

    Alumbra mis pasos con tu luz de faro,
    resplandece mi amanecer
    como el sol resplandece
    al mar en la alborada.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste



    En el jardín de mi corazón
    florecen las rosas del amor,
    sus pétalos suaves y rojos
    acarician mi alma con dulzura.

    El amor es un río que fluye
    navegando las aguas de la pasión,
    sus olas me envuelven y me llevan
    hacia la eternidad de su abrazo.

    Amor eterno, como el mar infinito
    que se extiende sin fin, sin medida
    abrazando las almas con su calor
    llevando consigo la dicha del candor.

    Amor ardiente, como el amor en el cielo
    quemando pasión y deseo
    iluminando los corazones oscuros
    fundiendo los cuerpos como el hierro
    en la fragua de la sensibilidad
    y las mariposas que realzan tu bondad.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Pálida luz que envuelves la fogosidad
    alumbra mi felicidad de torrente de anhelos,
    abducido por tus indomables deseos de acabar
    con mis noches invernales y convertirlas en veraniegas
    ando como violeta en el jardín de la brisa perenne.

    Hablemos con el tacto, quiero ser girasol
    moverme con tu radiante amor de cereza;
    seamos manjares compartidos, melocotones, duraznos
    plátanos, en una fiesta acalorada en la alborada
    cuando los caracoles duermen en su gruta de ensueño.

    Seamos agua y barco,
    agua que bañe tu dulzura
    barco navegando entre tus ondas de porcelana fina
    puerto donde florecen las flores exóticas.
    Tú y yo, un bote sin remo en la inmensidad del océano
    inhalando nuestra fragancia de suaves pétalos.

    Sol descendiendo hasta tu cabello de rulos
    de azahar amarillento;
    lágrimas de nube recorriendo tu ingenuo escote
    de camisa blanca zurcida a tu cuerpo
    dejando entrever tus maravillosos
    monumentos de artistas del Renacimiento.

    Contigo lo quiero todo, sin ti no hay nada;
    acariciar tu cuerpo, oír tus susurros en mis oídos
    de anacardos sedientos de ti
    de tu humanidad hecha amor
    descubrir tus secretos, los sonidos de tus lagos,
    adentrarme en tus caramelos de fresa
    ser un cocktail, que emborrache nuestros pasiones
    con copas de amor eterno.
    A Poeta en Silencio y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Mujer sublime, concha marina
    sobre la que quiero poner mi ofrenda
    ¿Dónde está tu altar?
    llévame de tu mano, caminando con altivez,
    como una modelo en la pasarela de tu fuego,
    de tu rebeldía hecha delicia.


    Mujer de todas las épocas, de mis tinieblas,

    sueños obscenos de flores desaparecidas,
    sobre tu cuerpo tiemblan los luceros
    y las estrellas se santiguan,
    fiesta de luces tenues es tu delicadeza.


    Tu palabra golpea sobre mi pecho de pétalo de azahar

    de amarillento limonero, de pico terso
    como la fresa de tu pecho,
    donde mis manos se deslizan apurando
    tu aliento de musa, la textura de algodón de tu piel.


    Quiero ser primavera en tus noches vacías de alma,

    la avispa que vuele a tu nido cuando estés desahuciada
    y fría, ola que se convierta en tallo envolvente para abrazarte
    como la hiedra se agarra a la pared para ascender, así
    quiero asirme a ti, trigo con surcos, alimento vital para mí.


    Acuéstate conmigo sobre mi parábola de vida,

    sobre la pradera de mi espalda, suave y musculada;
    seré tu abrigo, el mimo que te de cobijo bajo mi manto
    de exequias y reliquias que nunca has conocido.


    Ven conmigo hasta el infinito.
    A Alde y Melementos les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Recorro tu cuerpo, siento tu piel,
    escucho tu respiración acelerarse,
    en cada latido, en cada rincón,
    me sumerjo en tu ser, me dejo llevar.

    Siento el palpitar de tu corazón,
    como una batería
    que marca el compás de tus emociones,
    de todo aquello que te hace vibrar.

    Mis manos recorren tu piel suave,
    despertando sensaciones dormidas,
    mis dedos danzan con delicadeza,
    explorando cada curva, cada herida.

    Tu aliento se vuelve más profundo,
    inhalo tu vida, yo exhalo mi dolor,
    me conecto con mi ser más íntimo,
    me sumerjo en tu ser, en tu interior.

    Escucho tu voz, tu verdadero deseo,
    que me guía en este viaje sin final.
    Te acepto, te amo, te renuevo,
    en este baile eterno,
    en este giro saltarín.

    Mi cuerpo se acelera,
    se calienta de pasión,
    se lubrica con deseo y esmero,
    y se empieza a mover con emoción.

    El deseo se apodera de ti,
    como un fuego que no puedes apagar,
    la pasión te consume entera,
    eres ascua en el brasero
    y el placer te hace temblar.

    Te amo en cada gesto y movimiento,
    te beso con fervor y ternura,
    te estremezco con cada caricia,
    y gimes de placer en esta aventura.

    Te entregas por completo al deseo,
    te dejas llevar por la pasión,
    en este baile de sensaciones
    donde soy dueño de tu sagrada flor.
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  • José Valverde Yuste
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    Vengo a darte amor
    con la simpleza de una margarita
    acomplejada de tu belleza.


    Vuelo

    porque soy un albatros, a tu encuentro

    haciéndome dueño de tu corazón,
    que es el horizonte entre mi cuerpo y el tuyo.


    Belleza es tu esencia como la duna

    de un desierto, muro inabordable entre tu prisión
    y mis besos, sentimiento de tu corazón,
    soy tu dueño, corazón de cristal, luna de piedra
    amándote sin despeinar mi ego.


    Navego

    por un barco de afecto, lleno de rosas,
    columpio
    donde te recreas,
    montaña incapaz de articular palabra.

    Cuando me miras y me impactas como un proyectil,
    en la diana de mi corazón enfermo: tus caricias,
    pasión de arte rupestre en un alma de flores silvestres
    anclada en tu alma,
    donde se retrata la vida en su pura esencia.


    Los poetas, dueños del amor divino,

    exploran tu universo interior, llevándome a campos
    verdes de esperanza, donde despierta el alma
    en todos los jardines de tu casa.


    Entonces

    El amor florece como las rosas

    como las olas de la mar enfurecida
    como los ojos de la luna, cuando duermes
    en mis brazos desnuda como la mariposa
    cuando se posa sobre ti, amor de mi vida.
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  • José Valverde Yuste
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    Cuando la noche me embriaga
    quedo extasiado contigo,
    destilando la esencia
    de tu jardín encendido.


    En las primaveras,

    cuyas estrellas donan brillantez
    como una luciérnaga
    a una cueva sin brillo.


    Noches de rosas encendidas,

    embriagándome con la dulce sinfonía
    del manto estrellado,
    mirando al cielo, imaginando
    como se despierta el corazón al amor.


    Aderezando nuestros sentidos

    con un fugaz vuelo de paloma a la deriva
    con la anuencia de la oscuridad nocturna
    soy prisionero de la luna, de tus brazos,
    entre susurros y caricias.


    ¡Oh amor!, bésame con fervor

    con la suavidad de la fragancia
    de los azahares de tu jardín.


    Flamea la llama de la pasión,

    acaríciame sutilmente
    como el agua lo hace con la piel.


    Cada caricia, cada roce

    es un éxtasis de placentera ebullición,
    consumirme ardiendo entre gemidos
    en aquel cenador donde la tormenta hizo
    que se desvaneciera la bruma del amor.