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Viendo entradas en la categoría: AMOR - Página 5

  • José Valverde Yuste
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    Arrebatos de aromas, de apetitos
    de prados verdes, exuberantes higueras,
    llenas de su manjar, en mí despiertas,
    cuando tus labios rozan mi boca fresca.

    Caricias con sabor a miel,
    cuerpos ungidos de aceites divinos,
    explotando, buscando abrigo entre tu cuerpo,
    alas de mariposa, pasión de mi erotismo.

    Caprichosos antojos con sabor a mora
    desnudan mi alma y tú, paloma, vuelas
    deambulando entre mis versos,
    mis deseos, sueños de Morfeo.

    Emociones a flor de piel,
    amores volando en bandejas de plata
    bajo la falda de la noche estrellada
    en un balancín esmeralda.

    El destino me mira enamorado,
    en un bajel voy flotando,
    eres un paraíso, en un mar alborotado,
    un contorneo de una escena amorosa.

    La luna contagiada de tu mirar
    quiere convertirse en montaña
    valle fecundo, hermosas playas
    donde naveguen los veleros
    y el rugir de las olas
    no silencien tus jadeos.
    A bristy y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Este amor que me asfixia
    se encuentra en el mar
    en el aire que respiro
    en cada suspiro.

    Lo deseo como la abeja
    al polen, la flor al agua
    la luna a su coqueta cuna
    el navío, la mar en calma

    Quisiera volviese con vehemencia
    perdonando a este pecador
    que se dejó llevar por mala influencia

    Sería un delirio y hermoso estupor
    que entrases de nuevo en mi corazón
    y ya no sintiera dolor, sólo amor.


    https://josevalverdeyuste.blogspot.com/

    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/jose-valverde-yuste.118385/

    @Derechos Reservados

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    #1
    José Valverde Yuste, 22 de Octubre de 2023
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Si hablamos de acantilados
    tengo el tuyo amor, el de tus pechos,
    tan prominentes, tersos, peligrosos,
    qué me llevan al infierno de la lujuria.


    Ese vaivén entre mis manos, se amasa,

    se ablanda, como el pan en las manos
    del panadero, masajea la harina y sale
    nuestro alimento.


    Eso quiero que seas, mi alimento

    mi respiración, mi aliento, tormenta fecunda
    en mi pensamiento, nido de águilas en mi destierro,
    cuando me siento desamparado, y no te encuentro.


    Si salto el acantilado, caigo

    en tu huerto de terciopelo,
    centauro en un desierto seco,


    ¿Quién te corteja luna?

    ¿Quién se derritió en tus brazos como un hielo?
    qué marejada me hará navegar por tu cuerpo
    qué delirio, luna.


    Te haré un hueco en mi cama

    por si pasas frío por la noche
    un saco de sueños de adolescente
    en una fiesta con abanicos de plumas.


    ¿Quién será tu vida?

    una rosa llena de espinas,
    un pensamiento melancólico
    en una cama dormida,
    o un suspiro en la pradera
    cabalgando caballos de felicidad infinita.


    Sueños de acantilados de gaviotas,

    en una playa perdida, donde tú amor
    y el mío volando
    surgen de un relámpago de vida.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Te veo en mi corazón
    en mis caricias de aire alpino
    en mis fracasos, en mis suspiros
    en cada uno de mis deseos
    como si fueses la sábana blanca
    que todos buscamos.


    Te siento en mis paseos, eres mi aire,

    rellenas el amplio vacío que no ocupo,
    eres vereda y riachuelo, enfermedad de la pasión,
    el cristal de mi luz, el sacrificio de mi ego.


    Veo tu párpado caído por el gel gelatinoso

    de la charca, en el centro el árbol, moribundo
    de tanto humedad, anda ahogándose;
    pidiendo sentirte con su alma, seas suyo
    te bebas lo sobrante, y pueda aletear contigo.


    Eres el ronquido del árbol donde sueño contigo

    la música celestial de la naturaleza, tu abrigo
    mi alfombra roja, las maravillas del mundo,
    los paisajes hermosos del amor, la otra felicidad
    la inalcanzable, la inimitable.


    Siento tu ausencia, tus sueños adormecidos

    son rosas que no hieren, llenan de pasión
    el circuito del sentimiento, la brisa del mar
    sin sonido, caricias de caviar en mi delicado
    cuarto donde guardo la maquinaria de mi corazón
    henchido.


    Siento que hoy mi corazón

    se enredó en tus caricias y ya no es mío
    te lo llevaste al lugar que habitas, entre mariposas
    cazadas por coleccionistas de primaveras floridas.


    Bajo el resplandor de tu mirada vivaz

    quiero volar, sentirme pájaro; caminar
    por lugares donde el atardecer y la noche
    sea uno, como nosotros en este mundo
    de felicidad y gozo en medio de agua transparente.


    Amor, eres armonía y silencio

    deseos cumplidos, fracasos a tu lado
    le he dicho a este corazón
    desesperado,

    que tenga un poquito de razón
    que no enloquezca al ver brillar
    tus ojos de gata
    llenos de locura y de pasión
    porque deseo estar contigo
    hasta que muera el fulgor de mi pasión.
    A Alde y Ana Fabiana les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Por la alameda rayos de lirios
    alumbrando tu llegada,
    gacelas blancas hipnotizadas
    como si fueses un hada.

    Por el puente ojos de gata
    ensimismados en tu mirada
    de garza, que vuela en desbandada
    hasta el horizonte de mi amada.

    Por la calle Real azucenas vigilando
    la cohorte que va pasando,
    estrellas de porcelana
    lleva mi niña en la cara.

    Por el olivar piel de azabache
    con tu caminar de lucero,
    resplandeciente, elegante,
    como se alinean los olivos
    mirando al cielo.

    Por el limonar el amarillo sol
    te aguarda con pleitesía,
    como mandan los guardas
    de esta serenata del alma.

    Al atardecer racimos rojos y rosas
    envuelven tu vestido de seda,
    caminando suavemente
    como anda el sol en su tristeza.

    Al anochecer negro alcoba
    vigilando que no te vean
    tus amores con la luna
    en la recóndita azotea.

    En la madrugada,
    ¡ay, en la madrugada!
    quejidos, lamentos,
    esperando al salvador
    de tus tormentos.
  • José Valverde Yuste
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    Bajo la sombra de la encina,
    tumbados en la verde hierba,
    amándose hasta el último aliento,
    se les llenó la cabeza de musgo.


    El trino de los pájaros, era su sinfonía,

    las hojas, los crótalos de la melodía,
    el sol radiante, el director de la compañía
    en aquel hermoso paraje.


    ¡Oh amor radiante!, soy una ventisca,

    acariciarte, será mi dicha, subir al monte,
    recorrerte con la suavidad de la seda.


    Un clamor de tu cuerpo,

    una suavidad impresa en tu sentir de margarita,
    un perfume de rosas, en un acantilado
    donde te muerden las olas.


    Un aire divino en una tormenta de felicidad,

    un corazón abierto en un salto de alegría,
    mi dicha, mi querida utopía
    de amor volando por valles de fantasía.


    Soy tu pájaro, tú trino, tu alma henchida,

    junto a la mía, un surco de espuma,
    un sueño de lujuria apelmazada,
    bajo la sombra de aquella encina.




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  • José Valverde Yuste
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    La emoción que desprende tu risa
    arrebatos de apetitos carnales despierta,
    en un corazón de amores necesitado,
    explotando la morbosidad,
    de sentirse acariciado.

    Complicidad de versos eróticos
    deambulando por tu desolada mente dorada,
    la noche estrellada con su velo de esperanza
    te evoca como el canto de los grillos.

    Un querer de mis sentidos,
    un corazón que late demasiado,
    una esquina escondida,
    soy tu amor, tú poesía.

    Un viento penetrando por mi ventana,
    acariciando mis labios, son tus besos
    que llegan navegando
    por corrientes cálidas.

    Emociones envueltas en mis pupilas,
    en mi corazón, en mi alma de un amor
    que anda navegando en el velero
    de la esperanza.

    Tendidos en el páramo de la ilusión,
    cubiertos por las hojas del delirio
    viajamos con la suave brisa
    sin saber adónde dirigirnos.

    Mi mente es una corona de pétalos,
    mi corazón un surtidor de felicidad,
    soy tu alma y emociones tengo
    para contarte a borbotones,
    porque me salen de la nostalgia.
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  • José Valverde Yuste
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    En el latir de un corazón enamorado
    viaja la vida y la muerte
    el amor y el desamor
    la pasión y el llanto.


    Una ascua de pasión

    en la penumbra de la noche,
    el destino que buscando, no encontramos,
    ilusión desperdiciada, rocas cayendo
    por una cascada, buscando un corazón
    con fragancia de amor.


    Una vida flameada por rosas de la pasión,

    antorchas en las sombras, luz en las tinieblas,
    una canción melódica llena de alegría,
    soy música y en tu cuerpo quiero penetrar,
    ser tuyo, y sentirme así, como la flor dorada del jardín.


    Una calle que tiembla de tanto fluir,

    anacoreta de la vida dando brillo
    a su caminar peregrino,
    eres vida en mi senda,
    sentimientos de pasión, rojo carmesí.


    Yo, un tren sin vías corriendo

    en busca de mi amada
    volando entre pinos, manantiales
    que mientras tanto, me dan la vida.



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  • José Valverde Yuste
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    Cuando leo tus hermosas letras
    de amor, eróticas, subliminales,
    como el tiempo; mi mente navega
    hacia un abismo eterno.

    Mi fascinación, trémula
    viajando a horizontes de felicidad,
    te acoge, en mis días de melancolía
    desovilla tus pasiones, te hago mía,
    son momentos donde la luna brilla,
    el sol se estremece, y mi sangre caliente
    se acelera por las autopistas de la vida.

    El monte desgajado de su hermano,
    lo busca, tocando una melodía primaveral
    donde tus flores son las protagonistas
    y tu pluma, el cincel que las articula.

    El paraíso del amor, la lujuria personificada,
    un poema de corazón abierto,
    una ventana de esperanza.

    Aire nuevo, en una vida nueva
    de chispazos eléctricos que conmueven
    la erudita felicidad del alma.

    Un abrazo entre el árbol y el sol
    una sombra inédita, una fanfarria de fiesta
    en un mantel de flores, en el jardín de mis sueños
    donde amaso tus letras, al horno, con fuego.

    Un poema donde la torre se erige en plegaria
    al cielo, y la vela del barco en centinela que te persigue,
    en una fosa donde la pasión se extingue,
    como en las marianas, los barcos desaparecen,
    y los sueños de los amantes con ellos.

    Somos pareja eterna, como el viento y los molinos,
    como el árbol y la garza, como el mar y la luna;
    una unión que, ni una tormenta divina
    logrará arrancar de mi pecho, porque una flor ha brotado,
    y ha enraizado en él, para la eternidad de los tiempos.
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  • José Valverde Yuste
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    No encuentro adjetivos para describirte
    para engalanar tus ojos,
    un crisol de luz se deshilacha
    sin temer a la muerte cabalgando
    en caballo blanco, aurora de vanidades.

    El aire se llena de amor
    flota por los humedales de tu cuerpo
    saboreando la esencia de cada poro
    de cada recoveco, una pasión desmesurada
    como huracán que me recorre el alma.

    El amor de caricias a tu cuello,
    de vibraciones adheridas a tu hoy,
    cuando me tienes como las palabras
    tienen al oído, o los besos a tus labios.

    Quiero saborear cada beso,
    cada pétalo de tu cuerpo
    cada mañana contigo
    en ese sueño que es paraíso.

    Mariposa que vuela por nuestros caminos
    efervescencias de lo divino
    mar de felicidad, arcanos que bailan
    en el corazón del poeta.

    Brillo esperanza es nuestro destino,
    ríos navegables, pasiones cómo cielos,
    estrellas sin órbitas navegando a placer
    en un mundo mundano,
    donde tú cuerpo y el mío sean un solo árbol.
    A bristy y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Quisiera ser tu serenata
    tu canción de amor
    tu arroyo de agua clara
    el que me refresca por la noche
    y me sacia por la mañana.

    Quisiera ser tu mantilla
    protegerte de la escarcha
    sobre tu pelo un sombrero
    de violetas pardas.

    Un ávaro sediento
    de tus caricias
    un alma necesitada
    de tu perfume
    de rosas y lirios.

    Un pez nadando
    sobre tu cuerpo de ola,
    una mirada
    con la espuma del alma.

    Un lobo vagando
    en un bosque desierto
    buscando tu quejidos,
    tus lamentos de porcelana.

    Una canción feliz
    donde los anzuelos de corazones
    pesquen las sirenas
    con acordes de esperanza.

    Un alma errante
    en mi primavera más larga
    una esperanza en un manantial
    donde se reflejan los pendientes
    de tu cara.

    Quisiera ser un arrullo de palomas
    donde tu sed de amor me saciara
    con los besos y los abrazos
    que te salgan de la rosa
    que llevas en tu corazón
    que se me perdió una mañana,

    dárselas a quien me ha robado mi mañana.
    mi primavera, mi pasión
    mi tarde más dorada.

    Un lobo herido
    en un monte desierto
    vagando con mi sufrimiento
    un quejido del alma
    cuando los pájaros cantan.
    A Beache y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Tú recorres mis venas,
    sintiendo mi latir sereno,
    enciendes mis pasiones,
    las destruyes con tu fuego,
    tú eres mi tesoro escondido,
    la flor que alegra mi pensamiento.

    Mis ojos encandilas,
    eres un arpa escondida
    en algún recoveco de mi fantasía.

    Viento, ola, maremoto que enerva el ciprés
    de mi alma, una roca en tu cuerpo.

    Camino sin caminar, ando volando
    como tú, mariposa; embelleciendo
    mi dulce halo de ternura,
    en este páramo dormido
    en el transcurrir del tiempo.

    Manantial de luz, roble de plata,
    monte dormido y en tu cabeza
    el cielo bostezando de añoranza.

    Burbuja de indeleble frescura,
    pompa de jabón que el aire contaminas
    y tus perfumes, seda fina,
    piropos al aire, ventiscas
    que mi corazón resucitan.

    Luz venturosa, oscuridad bendita
    ríos de felicidad, cuando mis labios sometes,
    esclavitud bendita, flores de primavera,
    caudales de alegría son tu alma y la mía.

    Venturosa calma, de margarita acostada,
    en el jardín de tus venturas
    cuando el jilguero canta.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Tu cuerpo es una macedonia de frutas,
    quieres que entre en tu cuarto para devorarte
    como la abeja a la flor, con mi aureola de fuego
    corrientes continuas sobre tu esplendoroso cuerpo.

    Eres esencia de mi ser, un trozo de mi piel,
    un aroma de azahar, un beso;
    una lluvia dorada, purpurina que me quema;
    eres mi gata, mi fiebre,
    mi virus, me dejas desguarnecido.

    Entro en tu cuarto de violetas abiertas
    imantando tus latidos, imbuyendo mi corazón con ellos
    y tú me desbordas con tus jugos princesa

    Soy un huracán sediento de tus quejidos,
    una nube vertiendo mis deseos,
    un polvorín que explosiona,
    una lagartija queriendo beber de tu cuerpo.

    Una amalgama de margaritas es tu cama
    con la luna de niñera, y los luceros, tu almohada:
    los pétalos tu jardín, tu perfume me atrapa;
    momentos vaporosos, nomadismo arrollador,
    liturgia de la carne, mar que ahoga sus grumos
    con un plátano sediento.

    Torrentes en un mundo desierto,
    ambrosía ahogada en tu cuerpo
    terciopelo son tus manos en mi piel
    un huracán de besos con tus jugosos labios.

    Yo poderoso centauro, tú, mi amazona
    te llevo cabalgando entre mis piernas
    a la montaña más alta del placer.

    Los cuerpos se enredan,
    las caderas palpitan sufriendo,
    en la oscuridad de la noche sedienta de amor.

    Sediento está mi ciprés de tu fuego
    tu ombligo me llama
    los humedales de tu cuerpo
    son pantanos desbordados.

    Quiero, recorrerte toda, volverme loco
    esta noche de pasiones fuertes
    te mojo con mi lluvia, te empapo de auroras
    tu esencia palpita, eres un lago en un desierto
    ternura, aliento, el sueño eterno.

    Porque soñar es ser sueño
    dormir es soñar
    y los sueños son poesía
    y tu cuerpo, la sangre y los pétalos de mi vida.
    A ca_dcc y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    A veces me siento viento
    otras ni siquiera soy lamento,
    escurriendo mis pensamientos
    en este valle de frescura hiriente
    camino al atardecer
    cuando ya no hay duendes
    solo encinas amargadas de no tener clientes.

    A veces soy sol y otras sombra,
    me apego a las paredes blancas
    ellas me hablan de mi pasado
    de mi humor blanquecino
    de mis miedos a lo absurdo
    de mi condición de fragancia
    en este columpio donde voy de un lado a otro.

    Soy tejado, espanto al sol
    o soy flor y me arrulla la mariposa
    en fin, algo delicado debe haber
    cuando en mi pernoctan los canarios.

    Quiero ser estrella, volar por el firmamento
    adentrarme en sus interioridades como un torbellino
    o un remolino en las aguas de un desierto.

    Quiero ver a las galaxias abrazadas
    ver su fuego rojo, o quizás
    ¿por qué, no? ver sus lamentos.

    Quiero ser cometa , circular por el universo
    como las aves en las montañas o el caimán
    en su encierro;

    quiero ser oro en tu pecho
    diamante en tu boca
    incienso en el aire que te mece el alma.

    Corazón para moverte
    a un lugar en el infinito
    donde no haya secretos,
    sólo un amor celestial
    envuelto en susurros y gemidos
    de los que salen de dentro, corazón mío.
    Estremeciendo al firmamento
    A Pi-Radianes y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Otoño de amor, desgajadas hojas
    de tu tronco y tus álgidas ramas;
    dormitando estás, en aquella lúgubre
    habitación donde los alargados rayos
    del sol, entran para calentar tu alma.

    Tú que calmas las tempestades
    con el aliento de tu mirada, me subyugas
    como ave en calma, me estremeces
    como los truenos en la lontananza.

    Eres libertad y prisión, mar en calma
    gran oleaje, velas en desbandada, burbuja que explota
    en mí, como una pompa, como un repicar
    de campanas en las tardes ociosas de piedra dura,
    de decrépito por la tardanza en tu andadura.

    ¡Oh, amor! que el tiempo paras,
    cuando sobre mi cabalgas como amazona
    en celo. Mis venas azules se transforman en rojas,
    levitando tu cuerpo sobre el mío, como la hiedra levita
    trepando al tejado.

    La tormentas se detienen, las olas ya no brillan,
    le has robado tú, el resplandor con tu mirada;
    la habitación no necesita llama, con tu fulgor
    basta, eres el volcán que sacia mi desesperanza

    Un arrebato de amor, un cielo centelleante,
    una mordida quemante, un iceberg trashumante;
    lo has derretido con el fuego que emana
    tus pulsaciones crepitantes.

    Me unges la piel con cremas afrodisiacas,
    devaneo en la cañada húmeda de tu cuerpo,
    estación que me detiene como tú,
    detienes el tiempo
    A Alde y Ana Fabiana les gusta esto.