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Viendo entradas en la categoría: AMOR - Página 7

  • José Valverde Yuste
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    Déjame verte
    cuando en el techo, de mi vida,
    estando en mi porche
    relajado, aparezca la noche.

    Llena de ojos burlones
    que nos vigilan sobre un manto negro
    que contraste con el brillo de las estrellas,
    los soldados de la noche.

    Déjame acariciarte
    cuando mi amante, la luna,
    venga celosa de ver cómo te admiro
    aunque tú no seas roja, sino de plata
    o quizás de hojalata.

    Déjame decirle a ese sol rojo
    que se despierta por la mañana
    te traspase sus tonos
    a ti, luna amarillenta,
    con carita de enferma.

    Lléname, luna roja,
    de jugos de sangre,
    especialidad de la casa
    cuando mi cuerpo pasa hambre.

    Hambre de amarte,
    tenerte entre mis brazos
    como los adolescentes
    cuando juegan a quererse
    en mitad de una fiesta.

    Besarte, con miel y limón
    o zumo de fresa
    sobre tu cuerpo,
    una delicia aspirarlo con suma delicadeza
    como se doblan las prendas
    más delicadas de mi princesa.

    Oliendo a yerbabuena
    tu amor exultante
    como un lirio que ama a la abeja
    de sus suplicios y sus lamentos más profundos
    porque hurga
    en lo más profundo y sagrado
    de su cuerpo.

    Ese cuerpo de onda,
    que muere en mi orilla
    cuando el sol se levanta
    y la luna se acuesta.

    Me tiene caliente el alma
    frío el corazón
    y siento destemplanza
    como el virus le causa a tu cuerpo
    cuando falta la vitamina del amor
    en un teatro donde nada falta.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    En el eco del silencio, una mirada embalsamada,
    una oración al corazón, nuestras almas se encuentran,
    enredadas en un baile de amor y esperanza eterna.

    Tu mirada penetra, mi ser se estremece,
    en cada susurro, el amor florece,
    en medio de la pasión
    y necesito refugiarme en tus brazos.

    Siento que te amo con el alma enardecida,
    y en tu abrazo encuentro la paz prometida.
    Tus palabras son caricias en el aire,
    y tu mirada enardecida
    se clava en la diana de mi corazón.

    Es un pacto sagrado que nos hace amarnos
    sin reparos, sin desaires; cuando estás te quiero,
    cuando no, eres mi sepultura, muero
    cuando no te veo, no te siento.

    En el silencio sepulcral, se fragua nuestra unión,
    emanando ternura, primavera de color intenso
    que en mi corazón penetras anudando nuestra alma
    en un lazo que no entiende de distancia ni confusión.

    Escucho tus latidos, melodía celestial,
    en tu triste mirar, el amor esencial.
    quisiera como las aves volar, penetrar
    en tu habitación y que nuestro cuerpo y alma
    sean solo amor.

    Fundirnos en un abrazo que traspase lo terrenal,
    dos almas en comunión, en un amor sin igual.
    Que perdure este sentir, esta pasión sin final,
    en la eternidad de nuestro querer,
    en lo más profundo, inmortal.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    En el silencio de la noche estrellada,
    me embriaga el misterio de tu amor.
    ¿Cómo expresar lo que llevo en mi alma?
    ¿Cómo soltar este sentimiento ansiado?.

    Ante tus sueños que tejen universos,
    me acerco de puntillas, con amor embriagado.
    Tu paz dormida me llena de versos,
    y en un susurro te entrego lo anhelado.

    ¡Te amo!, resuena en la quietud etérea,
    como eco de un corazón enamorado.
    En cada latido, en cada quimera,
    te entrego mi amor en un suspiro alado.

    Que estas palabras encuentren tu alma al crecer,
    y en tu mundo interno se queden grabadas.
    Mi amor por ti no dejará de crecer,
    en cada amanecer, en todas las miradas.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Viniste a mí mundo como una caracola,
    ser tu casa deseaba, te di mis mimos,
    mis seguridades, mis miedos, tapaba los tuyos
    como un pantano tapa el discurrir del río.

    Quise ser el dueño de tu espacio,
    el alma de tu viento,
    el despertar de tu sueño,
    los colores de tu cuerpo.

    El blanco era seda pura, delicia de ciegos,
    sutilezas andando como la brisa,
    sin ruido, adormeciendo tú helado cuerpo,
    incendiando la mecha del cañón para el disparo fraterno.

    El negro bosque de carbón, aquelarres en tu interior,
    miel caliente, endulzaba nuestra unión
    de desnudez en un paraíso eterno
    lleno de ingravidez.

    Los grises mar enfurecida,
    voces de lascivia derramando codicia,
    entraba en tu mundo, salía del infierno,
    era pétalo abierto en el seno de tu vientre,
    compañero eterno, sed de lujuria en el laberinto
    de los corazones acelerados por el pecado.

    Los rojos, tú pasión convertida en hoguera,
    campo de tulipanes estremecido por el viento,
    molino produciendo manantial de agua, regando tu cuerpo
    con orquídeas y violetas, sudores de incienso, vibración de látigo,
    montañas descendiendo a los valles, ecos de murmullos de muerte,
    de un sentir que me llevaba al delirio del descanso eterno.

    Una felicidad inmensa en la tautología de los tiempos.



    A bristy y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Se me olvidó decirte algo
    mis canas ya tiñeron, quizás
    el huracán de tu cuerpo me distrajo,
    y no vi la luz que sobre tu aura iba brillando.

    Se me olvidó decirte algo
    ingrávida criatura, rosa dormida,
    tus tallos florecen en mis manos
    como enredaderas trepando.

    Se me olvidó decirte que tus roces
    por las noches, encendían mi fuego,
    noche fría calentándome, dulzura, recuerdos
    de braseros en el cielo a mí venían volando .

    Bebí el zumo de tu boca,
    néctar de mi vida,
    tú me resucitaste de mi silencio,
    convertiste en luz la maldita oscuridad.

    Trepaba por la altiplanicie de tu espalda
    sintiendo cómo te desmoronabas
    rama quemada, volando hasta las montañas
    del pecado, delirios extremos comunicando
    sentimiento profundo, inmortalidad del alma.

    Todo lo tuyo lo hacía mío, tú risa,
    tus brillos diamante, tus pechos ,
    zumos de miel en mi boca
    con sus botones de fresas frescas.

    Se me olvidó decirte
    que ardía contigo,
    mezclábamos nuestros jugos heteros,
    nos alimentábamos
    éramos latidos y muerte, te poseía, te desvestía.

    Eras una polvareda que envolvía mi cuerpo.

    Se me olvidó que quería ser tu pasión,
    fuego, delirio, tus temblores sublimes,
    te recorría como la crema penetraba por tus poros,
    me adentraba en ti,
    fuiste principio y fin de mi universo.
    A bristy, Ana Fabiana, Sasha. y 2 otros les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Mira el sol te está mirando
    quiere abrazarte con su fulgor,
    cubrirte con su manto de rayos de oro
    ser quien te acaricia los hombros.

    Ser tu dios en el universo,
    devorarte en instantes fugaces
    sobre los que se detenga el reloj
    de tu tiempo, en tu corazón,
    inmortalizando ese momento en un
    manantial de profundas emociones.

    Es la caricia hecha lentitud,
    el túnel de la dicha sobre el
    que brilla la oscuridad y se oscurece el rayo;
    divinidad mágica para ambos.

    Es tu fuego, arde en tu interior,
    hierve tu sangre como un dios
    y tú, delirando de pasión fluyes
    como el aceite sobre tu piel desnuda.

    En su abrazo, él abraza todas las rosas,
    todas las flores se abren, es una locura
    un espasmo sediento de órdago, una locura
    y más locura, caracoles corriendo.

    Gemidos silenciosos, zumos deshechos,
    mil cuerdas envolviéndonos, sudor y saliva,
    estupor y placer, delirio mortal, cansancio
    inadvertido, entrega infinita, fiebre
    en una noche bendita.

    Rayos derritiéndose, como el chocolate
    en leche caliente, almejas abriéndose
    en el hervor del fuego, un corazón asfixiado
    de correr tanto cielo.
    A bristy, Alde y Ana Fabiana les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Por la alameda rayos de lirios
    alumbrando tu llegada,
    gacelas blancas hipnotizadas
    como si fueras un hada.


    Por el puente, ojos de gata,

    ensimismado en tu mirada
    de garza, que vuela en desbandada
    hasta el horizonte de mi amada.


    Por la calle Real azucenas vigilando

    la cohorte que va pasando,
    estrellas de porcelana
    lleva mi niña en la cara.


    Por el olivar piel de azabache

    con tu caminar de lucero,
    resplandeciente, elegante,
    como se alinean los olivos
    mirando al cielo.


    Por el limonar el amarillo sol

    te aguarda con pleitesía,
    como mandan los guardas
    de esta serenata de la delicadeza.


    Al atardecer racimos rojos y rosas

    envuelven tu vestido de seda,
    caminando suavemente
    como anda el sol en su tristeza.


    Al anochecer negro alcoba

    vigilando que no te vean
    tus amores con la luna
    en la recóndita azotea.


    En la madrugada,

    ¡ay, en la madrugada!
    quejidos, lamentos,
    esperando al salvador
    de tus tormentos.




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  • José Valverde Yuste
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    Oh, piel de cáñamo que exudando
    tus humores más íntimos, te acercas
    cómo perfume que aletea en el aire
    esparciendo tus esencias por la habitación
    donde nuestro amor caracolea.

    Éxtasis de alcoba donde los músicos
    componen sus partituras, arrogante simiente
    de flor de petunia, tú que mis mástiles y velas izas,
    cuello de flamenco soy cuando me miras.

    Soles incipientes, son tus ojos de lucero,
    gran temporal en mí provocas con tus danzas
    de diva esplendorosa, devorada por mis deseos
    nocturnos, rayos producidos en la bóveda azul del cielo.

    Cuerpo de diosa, tu atracción morbosa, es tronco
    de olivo contorneado por los siglos, de espera silenciosa,
    balanceándose sobre mi brisa, eres viento, sortilegio
    dama digna de tal dicha; maniquí de sueños dulces.

    Dame tu boca, amor de barca, quiero cortar tu aliento
    como la quilla corta el agua, desmayando tus bellezas,
    tus perversas corrientes, de aguas esmeralda templadas,
    con calor de bruja hechizada.

    Por encima de tu vientre tempestades, mi delirio
    mi sed de arena del desierto, saciando mis deseos
    más perversos, monte de mi sueño soy tu despertador
    el que eriza tus miedos, socavando las tinieblas de tus deseos.

    Entre tus piernas filón de oro, dulzura en la caverna
    espumosa de tus anhelos, corrientes de seda surcando
    tu cuerpo y yo, pobre usurero del amor,
    nadando estoy en este mar revuelto,
    deshaciendo el vestido
    que te hilé con cáñamo
    de terciopelo.
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  • José Valverde Yuste
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    Aurora abriendo la pupila,
    amores que fraguan
    encadenados en misterios,
    susurros subyacentes debajo
    de los quejidos.

    Quiero ser tu manto en la noche,
    el misterio de tu nicho de ave
    bajo la protección del cielo,
    ser tu firmamento, tus susurros dormidos,
    tu lobo hambriento, tus tejados protegiéndote
    de tu lluvia, tus curvas, tus sonrisas, tus melodías
    tu danza del vientre, ser tu orgía.

    Deseo llegar hasta tu corazón,
    ser el verso que acaricie tu alma,
    invadir tu ser, cáliz de paloma viajera;
    ser tu horizonte y quebrarme dentro
    de ti, como se quiebra el rayo en la noche.

    Ser la razón que acelera tus latidos,
    crepúsculo rojizo penetrando
    por tu mirada ávida de tenerme,
    ser concupiscente contigo.

    Susurrarte con dulzura palabras en tu oído,
    mirar tus ojos azabache, locura estremeciendo
    mi palpitar, senos exuberantes en noche
    de paladares dulces, sabor a fresa con vainilla.

    Tu tristeza convertirla en luz de cigarra,
    cantando sobre tu vientre de plata,
    los cántaros llenarlos del volcán de tu entrepierna,
    incendiado, por mi amor de pupila abierta.



    POSTDATA.
    Observar esas auroras que os comparto en la foto es una de mis fuentes de inspiración, de mis imágenes.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Mirar tus ojos es ver dos luceros
    brillando en el cielo, intermitencia
    luminiscente cuando tus vidrios
    se encienden como el fuego,
    cuando sientes celos.


    Ojos de leopardo en la noche,

    sigilosos vigilando a su presa,
    destellos de mariposas encubiertas
    en escoba de bruja, soledad pertrecha,
    fuente olvidada, manantial fresco.


    Ojos bondadosos, melocotones tiernos,

    sed de justicia, tórtola huyendo
    de dinosaurios que su paz desalientan,
    anudan su pelo.


    Tus ojos sabios todo lo controlan

    rasgos chinescos, lúcidos ojos de fiera,
    iluminas la oscuridad, abres la tierra,
    contigo lo agrio se endulza
    y el frío toma temperatura.
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  • José Valverde Yuste
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    Allí donde nace la esperanza
    y el temblor nunca ha llegado
    sobre verdes colinas enceladas
    de la calidez de tu valle,
    instalaremos el panel de la alianza
    que ambos hemos jurado.

    Sobre las frescas alboradas
    construiremos un lecho de amarillentas margaritas,
    más no para manchar tu delicado vestido de estrellas,
    sólo para mantenerlo vivo, en este estío de lágrimas
    que vivo.

    Dentro del agua transparente del riachuelo,
    en su espejo, juramos ser pichón y nido
    cauce y río donde convivir entre la palpitante sombra
    del sauce y los pegajosos panales de miel, sellaremos
    nuestro indulgente amor para siempre.

    Más si alguien osase, desenclavar
    este hermoso lienzo que deseo compartir contigo,
    amada mía, hasta los relámpagos de los profetas
    cortaran las rosas con espinas si hiciese falta.

    ¡Oh amor! embravecido mi ego funerario
    lo convertiste en fulgor de estrellas lejanas
    alumbrando mi rostro de fino alabastro
    y mi corazón de corteza de álamo de ribera.

    ¡Oh corazón! evocando los rayos del sol
    la distancia entre el cielo y la tierra
    la distancia entre el agua y el fuego del ocaso,
    principio y fin de nuestra visión;
    allí, se producirá el gran hecho.

    Respirarás mi aire y serás mi aliento
    comerás de mi mi fruta y saciaré tu hambre
    serás noche y luz, duende y magia,
    de esos amores que nunca acaban.
    A Alde, Iguazú, Ana Fabiana y 1 persona más les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Eres de esparto, piernas de espinas
    los manantiales adoran tu grácil figura,
    las luces de la vida resucitan en tu mirada,
    soy un relámpago, el flan de tu vida.


    Mi vida de estrellas fugaces iluminas

    con tu mirada de lince,
    soy tu estallido de embriaguez,
    eco vibrando en tu alma serena.


    Estoy cansado mujer,

    quiero ser tu armonía,
    naufragar en tu vientre,
    encandilar tu existencia de marioneta.


    Quiero buscarte, saber que existes

    que no es un sueño, dejar mi huella
    en tu camino, ser una pobre hormiga
    que tu cariño recuerda con ternura.


    Quiero ser tu amor en una hoguera

    de pasión encendida, tu luna acariciándote
    en las noches entrando por las rendijas
    de tus ventanas, llamaradas de amor en tu alma.


    Sé mi educadora en el amor,

    en los asilos de la piedad, en el monte
    de la comprensión
    y la compasión.


    ¿Quién me la va a enseñar amor?.

    Quiero ser la luz de tu vela

    el agua cristalina de tu bañera
    el río que baja mansamente por tu vientre
    ser un beso que tiembla entre tu boca y la mía.


    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Hoy ha venido a mi mente
    aquella habitación pequeñita, sin decoración,
    gélida, pero con calor humano
    era aquel lugar especial para los dos.


    El saxofón tocabas, yo con la cítara

    te acompañaba con amor;
    aquel habitáculo era signo de depravación
    de lujuria, de andar expuestos al sol
    aunque no me de la flama
    de la exquisitez que deseo compartir con vos.


    Sin injuria

    solo adentrarme en tus pasiones más carnales,

    sin drama

    jugando como los niños cuando empiezan sus relaciones

    más íntimas y banales.
    sin que me lastime el corazón,
    que partido quedó por el fuego
    que me hipnotizó.


    Aquella habitación trémula, jadeante,

    hoy ha venido a recordarme
    que hieres como antes
    que sigues dando azarosos besos, abrazos,
    creando expectativas
    que luego se marchan indolentes.


    Que tu amor, no es de nadie, solo tuyo

    y de tus pasiones carnales
    que sigues gozando como antes, solitaria
    y distante.


    De este mundo que te rodea y no es casualidad,
    porque como amante,
    eres una exquisitez y todos quisieran
    tenerte un instante y comprobarán
    lo exuberante de tus pasiones sexuales.
    A Trinity, Alde y Ana Fabiana les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    En tu cabeza blanca,
    nieve gozosa, derritiéndose;
    como tú, cuando a ti me acerco,
    ojos de porcelana, corazón de gacela
    en un oasis seco .

    En tu cara velo de nácar
    levemente susurrando con su vaivén
    a tu mejilla, como yo te beso deslizando
    mis finos labios en tu rostro de princesa .

    En tu cuello, jugo de fresa, rojo fuego,
    cómo mí amor ardiendo por ti;
    alma sedienta de locura desmedida
    en un manantial sereno.

    En tus montañas, racimos de uvas
    vertiendo su jugo divino
    dulce como el azúcar , denso como el cielo,
    atado a ti mi corcel del tiempo.

    En tu vientre, plantaciones tropicales,
    con bosques frondosos, manantiales claros,
    donde reflejamos nuestra pasión secreta,
    jugo de vanidades incierto.

    Entre tus piernas, quiero ser el bombero
    que apague tu fuego, manguera de placer interno,
    contorneando nuestro efímero amor
    por las laderas del infierno,
    ardiendo nuestros lamentos
    en el fuego eterno.
    A bristy y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Amor cuántos pensamientos
    para llegar a quererte,
    cuántas soledades soñándote,
    sin verte, una videncia, un sueño en la noche
    de los sentimientos apagados, ofuscados,
    por no encontrarte en mi lienzo.


    Cuantos besos no bebidos para tenerte,

    cuántos viajes a ninguna parte,
    duelos de insomnio en la oscuridad de la noche.


    Un lecho de ternura buscado y no hallado

    un leve susurro apenado. sugerentes suspiros,
    en mares de plata, primavera reluciendo
    en valles amarillentos.


    Pero yo mi amor sigo luchando

    Por blindarte en mi alma,
    como el árbol al tronco o la llama al fuego;
    vanidad de mi esperanza, aurora de mi mañana.


    Quiero viajar contigo, ser tu sangre,

    una carreta de delirios, compartir contigo quisiera,
    en un verde prado, de una pradera cualquiera.

    Un amor inmenso como un océano,
    sea nuestro lema .


    Ser un torrente , tú un río

    desembocar los dos en el mismo mar
    de esmeraldas enriquecido,
    símbolo de nuestra atracción
    de imán gigante adherido a la barca
    de nuestro amor, cariño mío.


    Ser fuente, río, mar,

    velero o viento henchido,
    camino de árboles dichosos
    pero siempre contigo.




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