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Quizás sea esa fuerza disuasoria
lo que nos ayude a caminar
pero no a permanecer lejanos,
a ser temerarios, a colgarnos de sus alas
para no dejarla escapar, no otra vez!
Tendrá que ser constancia,
un permanente latido
que se haga indestructible
a pesar del hambre, la avaricia,
lo imprevisto de la tormenta
o la reminiscencia del trueno
que desampara nuestra historia.
No importa como llegues,
no importa lo frágil que parezcas,
aquí estaremos para auparte, para ayudarte,
para levantarte y hacerte de nuevo nuestra,
en una oportuna gestación del Universo.
Ya no serás la dama ausente más bien
la anhelada fuerza que nutra
cada rincón de nuestra insaciable
Tierra.
Serás la Paz y finalmente
reinarás eternamente,
en un mundo
que se reunirá en torno
a tu cintura a adorarte.
A Inoxtransa y bristy les gusta esto. -
Llueven semillas de ocasos
anunciando despedidas cuando el verano promete helarse
en un adiós que trasciende el verso
o cuando una mirada
- apenas rozando las pestañas del alma -
no puede desprenderse sin llorarnos.
Como ese corazón de tierra
que palpita en medio del mar que lo abriga
o la necesidad de desvestir
la palabra en cada encuentro
- desgajando el mundo -
en una taza de café, con la sonrisa al fondo
transformando nostalgias en sueños
para olvidar ese abrazo de septiembre
que amenaza con quebrarnos.
Es que el cariño no se ensaya
se hace corto el tiempo de sabernos
y el afecto parece tan largo
cuando la amistad se funde
en el fraternal amor que nos toma por asalto.
Seremos manos cosechando auroras extendidas mariposas volando
brisa suave que sople desde el este
como geografía diluida en el océano
que acerca y aleja cada ola
dejando la huella de tu paso.
Ana Mercedes Villalobos
A ti y a Gustavo Cervantes les gusta esto. -
Cada amanecer es distinto,
parece más amplia la sonrisa
cuando se acerca la Navidad,
y es que el ánimo de renovación
nos desnuda, y nos abre
las puertas del corazón.
Comienzan los propósitos
a tejerse en el espiral del mañana,
a rondarnos los ojos tratando
de sernos fieles, de albergar
verdades y desechar mentiras
y entonces morimos,
esperando que el renacer
nos vislumbre nuevos sueños
nuevos amores, nuevos pesares.
Como un nuevo nosotros
siendo el mismo cuerpo,
conservando igual el espíritu,
pero en una presencia
de futuro diferente,
donde la esperanza
nos disponga su pureza,
su lealtad y en su infinita
misericordia nos devele la luz
que nos alumbre la noche.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a Ortunyo, a Manuel Bast y a 2 otros les gusta esto. -
Desde el primigenio llanto necesario,
como maravilloso anuncio de vida,
estrenamos nuestros mimos,
besos tibios, en ese brillo diamantino
que enciende la luz de sus miradas,
como torbellinos inquietos,
agitando sus briosos corazones.
Ahora son gritos alegres que en travieso
desorden, alzan sus manitas, ávidas de caricias,
repartiendo algún puño en contrabando.
Con sus risas ladronas de aliento
ensucian sus rostros de vida.
Muchas risas y llantos después,
me contemplo de nuevo en sus sonrisas,
evocando las revoltosas ocasiones,
que a veces odiaba, y hoy, aprietan
de orgullo mi garganta.
Son muchos los años recorridos
que llenan de emoción los corazones,
y dejan las palabras en algún baúl ,
que abriremos en el momento adecuado.
Y entonces me sorprendo,
¡como ha pasado el tiempo!
sus jóvenes rostros reflejan la ilusión,
tantos anhelos perseguidos,
que se han trenzado en esperanzas,
en un amor que comparte momentos
y celebra la vida, en cinco latidos
y un solo corazón.
Ana Mercedes Villalobos
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En la inmensidad del tiempo que claudica,
se asfixian las plegarias en sus pálidas velas
que el soplar del viento, las apaga, o no.
Es como ver desintegrarse al siglo,
tan entero y tan débil, como un corazón
que palpita a ratos, o un látigo donde dejamos
la piel en otra esclavitud que de nuevo amenaza.
Un dolor punzante que abre un vacío
en las entrañas, la incertidumbre
del que clama por no llamarse incompetente,
al quedarse sin abrazos y hasta sin alma,
sólo un agujero inhóspito herido de otro tiempo.
El cielo palidece y se desconchan
las paredes de tanto olvido,
de tanto apretar las manos sin lograr un solo rezo,
sin ponerse de rodillas ante el manto
inmaculado de una tierra que llora.
Es un tiempo claudicado aquél en que sabíamos,
ahora vemos temblar las golondrinas
y antes de emprender su vuelo,
una explosión multicolor las impulsa
hacia un destino inesperado.
Afuera reconozco un nuevo amanecer.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a spring, a Desairado postrimero. y a 2 otros les gusta esto. -
Tumbada sobre tu vientre
se prendió la luz a mis ojos,
y supe del amor y de la vida.
No bastó un ombligo
para declararme
ausente de tu seno.
Me albergaron tus brazos,
más yo añoraba
el abrigo de otro tiempo.
Lloré en tu pecho
presagiando el camino
- que sin orillas -
habría de conducirme
hacia mi propio destino.
Hoy me cobijo en tu abrazo,
y como antes, como siempre,
reconozco tu olor y te respiro.
Ana Mercedes Villalobos
A Guadalupe Cisneros-Villa, Felipe Antonio Santorelli, NUBE ATARDECER y 2 otros les gusta esto. -
Como una soledad te acuestas,
esperando los hombros que te sostengan,
es una lucha que no acaba,
un viento que doblega tus páginas,
como quieren doblegar nuestros corazones.
La esperanza nos sopla la frente,
alzamos las manos inventando la fe,
no importa si se aclara el cielo o si llueve.
La piedra será nuestra casa, nuestro refugio,
meciéndose en el acantilado.
Las almas combaten,
el mar protege la raza, a sus hombres,
a esos que van dejando su sangre
por el camino despiadado de la represión,
de la falsa floración,
del dorado hierro que confunde
las convicciones y compra voluntades.
Tanteamos el motivo de las olas,
los cuerpos se buscan, rompen el silencio,
se llenan de espuma las miradas,
al divisar el requiebro de la roca.
Todos, como un solo pueblo,
atravesamos la bruma,
para escribir en la orilla.
Nos entregamos
nuestra bandera limpia,
sin remiendos,
sin que la servidumbre
alcance su vuelo y la detenga,
sin que el amor nos desgarre
para modelar otra historia
sin tiempo y sin nombre.
A lo lejos se escucha el canto,
el cielo se enciende finalmente libre
se guardan en el libro los acuerdos.
Las pupilas se buscan para descansar
su victoria, sólo la fuerza se desploma,
el sonido de la música
logra conquistar el agua.
Los anillos son ahora sombras,
que caminan descalzas por los recodos.
Ana Mercedes Villalobos
A Lorelizh Beye, bristy, spring y 4 otros les gusta esto. -
Me sonrío desde este rosa pálido
en que se van esfumando los sueños,
tu rostro es apenas un punto invisible
en las yemas de mis dedos,
donde se pinta tu ausencia.
En algún momento dejaste de ser huella
quedando mi amor huérfano
prendido de un ala rota,
y hoy cuando apenas eres
una sombra en mis recuerdos,
¿vuelves?
te pido que desandes el camino,
mi corazón ya no te reconoce.
En este nuevo despertar
vengo estrenado albas,
miro atrás y sonrío,
se desvanecen los siglos
debajo de mis sábanas.
Y me levanto ausente de nostalgias
con la alegría alborotada,
paseando entre tulipanes y magnolias
me acerco a las aguas de otros mares.
Y finalmente,
la risa se tatúa sin temor en mi boca,
para alojarse indefinidamente
en todos los mañanas,
que viviré ya sin ti .
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a spring, a Felipe Antonio Santorelli y a 2 otros les gusta esto. -
Cuando el verso es un grito
que trasciende las fronteras del alma,
se desnuda la palabra
al borde del tintero
con su bouquet de aromas
perfumando instantes
que entre amargos y dulces,
tejen suavemente
el empinado camino de la vida.
Nos decimos en la boca
que acompaña la alegría
o en la lágrima furtiva
que comparte las nostalgias.
Y en silencio nos miramos
con la desnudez de un libro abierto,
detrás de la muralla
que nos impone la distancia,
descubriendo nuestro rostro
ante el paisaje que inventamos,
para tomar de la mano las tardes
o aferrarnos a las piernas del otoño.
Y nos sentimos, en el aire
que se abriga de matices
para ofrecernos el regocijo de su risa,
o en la pantalla que se ilumina de colores
para avisarnos que allí estamos,
somos, pensamos ,
aunque la cercanía nos falte.
Nos vemos con los ojos del alma,
con la virtual magia que hoy
es regocijo, y con el corazón
en los labios labramos nuestras letras
para entregarnos como único legado.
La muralla se derrumba
en la cálida placidez
del momento que la arropa,
allí nos tendemos con el alba
y nos quedamos para siempre
en esa tierra sin nombre
Ana Mercedes Villalobos
A Felipe Antonio Santorelli, bristy, spring y 1 persona más les gusta esto. -
Las palabras del verso son la clave
ellas vuelan, se elevan como un ave.
Aunque ahora se enfrentan el problema
de sacar de la tinta su poema
porque han de resolver el gran dilema
de que escojan las rimas sólo un tema
La musa llega así tan de repente
y brotan las ideas en afluente
Una historia pudiera ser la llave
que coloque la guinda ante la crema
bien sea por atrás o por el frente.
Ana Mercedes Villalobos
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En este mundo quieto es donde
comienza la ruta, donde solo
se escucha un palpitar lejano que
llena mi corazón, mis manos, mis ojos.
Lejos está la multitud, la gente,
aquí solo las manos se agitan,
como buscando donde asirse
en la oscuridad que me rodea.
La tormenta cierra los postigos dorados,
solo queda la luz que me empuja, que palpita
en el aire, y acompaña mi travesía con una
música lánguida en el fondo, entonces
me entrego a mi destino renuente y extenuada.
Estoy sobre su pecho vestida con mi piel húmeda,
y allí quiero abandonarme , escapar del eco
ensordecedor, que ocasiona mi llegada, hasta
que oigo mi llanto, soy yo y estoy aquí!!
Con el color brillante de un amanecer,
que adorna la mañana y el regazo de mi madre.
Vine de mi misma a morir mi vida, uno se
abandona sin correr los prados o nadar sobre
delfines, caminamos nuestros pasos, hacia
allá o hacia acá, hasta llegar al silencio.
Hundo mis dedos entre sus sienes de plata,
en un breve instante me miro en sus ojos
que no brillan, y aunque uno se calla, surge
la risa donde se aclaran los abismos
Ana Mercedes Villalobos
A NUBE ATARDECER, Felipe Antonio Santorelli, spring y 1 persona más les gusta esto. -
Es esa noche de luna que nos hace soñar,
o el instante en que nuestra piel
se enciende en una clara madrugada,
un tiempo sin tiempo que se prende
en nuestros dedos y se hace alondra,
asombro, sentimientos vertidos
como cascada que sin pudor,
desnuda sus aguas, para abrazarse
a la tierra, que con ansias la espera.
Es esa lluvia temprana que nos sorprende,
o ese fuego que nos va quemando los labios,
un pico nevado que nos eleva a su cumbre,
una lágrima esquiva que se escurre prófuga,
para debatirse entre el corazón y la pluma.
Esas historias sin contar y las que contamos
a diario, un suspiro que se escapa sin querer
con la mirada perdida de horizonte y esas
bocas que se ofrecen en un gesto de amistad,
de cariño o de consuelo, hacen inagotable
el caudal de las letras, el mágico vuelo
de mariposas que parecen urgirnos
en el amable desahogo de las almas
y que hace inmortal la poesía.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, spring y Gustavo Cervantes les gusta esto. -
Resbala la vida en mis ojos cerrados
rasgando cautelosa la vestidura de la noche.
Desnudo se aprieta el tiempo
- temblando madrugadas –
muriendo su lenta muerte.
Un vacío imperceptible empapa abrazos
en la soledad que nombra
tu ausencia en mis labios.
Y ese rugir del viento agrietando pieles
- pasando de puntillas, sin rozarnos –
me regresa en leve agitación
a la inmóvil brevedad
donde se fraguan mis requiebros.
Ana Mercedes Villalobos
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Tenemos las horas guardadas en las arcas,
somos apenas un recuerdo detrás de la ventana
y algún violín que se aventura al balcón.
Los besos, excluidos de las bocas
se niegan al olvido,
- libraremos a muerte la última batalla-
se repiten como un mantra,
aunque el corazón aún, no se haga a la idea.
Los relojes, olvidados en cualquier rincón,
nos miran extrañados, ya no son dueños
de nuestro tiempo y desde los estantes
nos reclaman un orden,
un intento de enfrentar de nuevo su tarea.
Un día, quizás Mayo, quizás Junio,
volveremos a ver el mundo con los ojos de antaño,
pero ya no seremos nosotros,
el abrazo acudirá tímido, nuestras manos
no sabrán donde buscarse.
Habrá que echar mano a la ternura,
recordar algún atardecer de verano
que nos regale un concierto de petunias
asomadas a los ojos.
A las 8 de la tarde es la cita
nos vemos en La Roseta, y ahora será
para compartir el café que tanto extrañamos.
Ana Mercedes Villalobos
A NUBE ATARDECER le gusta esto. -
¿Cómo explicarte mis ojos
vacíos de horizonte,
cómo decirte que el calor
de las cenizas no basta
para calentar mi piel rasgada
en el lamento de la noche?
Quiero dejar mi cuerpo en tu orilla
en una estancia perpetua de viento,
con mis brazos abiertos de mañana.
Siento la brisa que acalla el relámpago,
disfrazando la esperanza de violetas
y en la angustia de las horas
en que recorro el largo camino,
la oscuridad se apaga y escucho
el susurro de tus labios.
Otra vez ausente del mundo,
con la mirada prendida en la esperanza,
como el último rayo de sol
donde se pierde la palabra.
Ana Mercedes Villalobos
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