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Viendo entradas en la categoría: Intentos de prosa

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    Llegada la nochecita fui por una taza de café y ¡Qué pena!, se derramó porque no vi bien la taza, no había luz eléctrica, me serví otra y me dispuse a mirar las sombras desde mi pequeño balcón. Allá no tan lejos divisé una luz sigilosa que se acercaba al bulto de la iglesia. Seguí atenta la tenue luz mientras ojeaba otros laberintos de la oscurana que ya se hacía más intensa, de imprevisto se proyectaron unas enormes siluetas en el muro de la capilla.

    Otros vecinos al igual que yo, estaban de espectadores de la escena, los móviles empezaron a sonar ¡plín!, ¡tín!, ¡clín! Entre las especulaciones no faltó quien dijera que eran los santos que salieron a tomar la fresca, un grupito de inquisidores juraban eran brujitas fumando tabaco, la mayoría pensó era una pareja besa que besa, otros tantos insistían en llamar a la policía porque esos eran malhechores intentando robar en el santo recinto.

    El suspenso se hacía insostenible porque la pequeña luz se desvanecía y elevaba de pronto, los gatos maullaban y un ave dantesca aleteaba entre los árboles. Dos valerosos, aunque con rosario por collar y un spray de agua bendita se fueron acercando por entre los mogotes del jardín, uno aseguraban eran dos personas haciendo el amor por la posición angulada de las piernas, el otro decía que iban a robar porque golpeaban la pared con una enorme palanca y que tal vez invocaron los espíritus vagos porque danzaban alrededor de una especie de flama.

    De la nada aparecieron dos motos con silenciadores y cuatro policías armados.
    ¡Alto ahí! ¡Manos arriba!, ¡zúas! Llegó la luz. Eran dos viejitos que al igual que los santos salieron a tomar la fresca, a recordar bajo la luna anécdotas del monte, donde no había luz eléctrica, y con suerte se poseía un chompín y un tronco delgado como garrote protector con el cual golpeaban hasta a un cojo si no lo reconocían, previniendo fuese un animal que los tuviese de presa. Por eso golpeaban la pared del templo jactándose de sus hazañas en narraciones caricaturescas.

    Los viejitos:
    -¿Qué se están imaginando? ¡Cabezas de ñame!
    -Sí, vagabundos, ociosos de oficio. Aquí estos dos viejos celebramos lo que ustedes no han vivido, por eso están ojones en los balcones quejándose del mal servicio eléctrico, tomándose un café con la vida en un hilo.
    Los policías:
    -Vamos maestros les acompañamos a sus aposentos.
    Los viejitos:
    -Que acompañar ni que ocho cuartos, acaso vos nos trajiste.
    Los policías:
    Disculpen caballeros, sabemos son capaces de regresar solos y mucho más, por ello queremos asegurarnos que el vecindario duerna.



    Chompín: especie de lámpara artesanal hecha con un envase de lata que tenía la parte superior en forma de cono, donde iba una mecha que se encendía gracias a que se llenaba el envase de kerosene o aceite
    A Luis Á. Ruiz Peradejordi, bristy y malco les gusta esto.
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    Muñeca de escaparate

    ¿Por qué estos desiertos? ¿Por qué la música de sus arenas rehúyen del camino? En el trajinar de las aceras escucho el vaivén y distingo mis hembras con sus batas palidecidas, sus chanclas gastadas y sus lenguas ojeando los rincones del aliento para nada, como para nada he venido a sus esquinas pues me quedo en el almario con la mirada lánguida sin poder declamar ni una lagrima, ni una chica gloria, tampoco comentar que mi soledad les acompaña. No logro descifrar el dialecto que nos ata, somos islas desmembradas, desbastadas por el acabose donde solo importa el yo, lo que me falta. Estando ahí, una muñeca de escaparate, con sonrisa juguetona, improvisando caricias que no tocan; hay quienes miran acostumbrados a la pose, otros indiferentes por la prisa o el no sé qué, y ella inquieta con la sangre amotinada y la mortaja de un querer decir detrás del cristal, asfixiada.
    A bristy, fabiolaselene y malco les gusta esto.
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    Lilia en la penumbra
    Aquella mañana fría cuando la penumbra se acostumbraba entre las ruinas. Lilia zurcía las paredes al techo con su mirada, su figura delgada y firme no detenía sus pasos eran de animal sabueso hurgando su identidad ¡la de los suyos! entre los escombros. Más allá de su silencio solo recordaba la bola de fuego que le perseguía y a brazas salió expulsada al patio por el eructo de las flamas. Había más tizne en su alma que en los muros. Su sangre bullía y sus logros se arrugaban al ver la nívea cabecita de su madre reclinada en una mecedora prestada y su hijito improvisando juguetes con una sonrisa amplia ¡inocente!, creía estaba de vacaciones y era un refugio ofrecido como nueva morada. Lilia mujer batalladora sintió nuevas plumas desplegando una vez más sus alas ¡Vamos soldados, estamos vivos todos! Está reconstruyendo su casita, le han dado muchas manos prestadas.
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    Alborotado está el camino
    Llegan los impulsos del pomposo primer verdor, alborotado está el camino parece hay festejo. Despliegan las abejas deseosas del dulce polen y las flores les adulan poniéndolo con premura en sus mesas, afloran las mariposas marionetitas del viento cual desfile de nubecillas tras las hojas que van cayendo, mientras en alféizares de ventanas anidan las aves parturientas entre alhelíes que al caer la tarde cuando el calor aumenta inundan con su exquisita aroma, y desde los balcones asoman enamorados con antojos de besos ya sea en una carta, canturreando madrigales o juntando sus labios cuando el sol apenas se acuesta. Entonces los vergeles semejan esplendentes universos como los ojos que aman dilatándose cual naciente primavera.
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    Torrente
    Surgiste de la nada, suspicaz me mirabas con la altivez que te define, no entendías mis andares de ventanas. ¡Oh! mi viejo paradero, aquel de dos y medio por dos y medio, de techumbre en teja roja, sentábamos frente a mi lucernario el que abría en dos hojas de antigua madera y tenia malla de gallinero, aquel por donde me disolvía para cruzar las orbes.

    Te invite a ir conmigo a un animoso torrente de agua que estaba admirando, ¡Caía libre, bien peinada su cascada cristalina!, insinué hicieses lo mismo que yo; asomar tus dedos por los redondeles de la malla para tocar el agua, lo hiciste, sonreíste pues estaban mojados, luego echaste un vistazo a tu cuerpo y no estabas, insististe en tus manos que ya eran de barro, te descubrías fluyendo del torrente. Hoy me entere, tu desandar hace tres lunas.


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    "Cocktail time" en el desván



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    Ya había descartado paralizar a las personas en una foto, pues la tecnología nos las traen en multimedia, pero mis curiosos pasos me llevaron al desván, justo al rincón donde se guardan los retratos y vinilos antiguos…ahí estábamos todos en plena escena, no hizo falta la multimedia, cada cual su guión iba representando en tantos retratos a blanco y negro, mientras las cintas en negativos serpenteaban entre las hábiles manos.

    De a poquito matices tomábamos, panorámicas sonrisas posábamos, la primera velita flameante sobre los pasteles de duro pastillaje, el cura y los bautizos, matrimonios, mascotas bailando en nuestros brazos… es que hasta las lucecitas de los arbolitos de navidad me parecía ver brillar…se me aguaron los ojos hasta su sal probar, pase rápidamente las páginas de los álbumes, todas querían al mismo tiempo hablar hasta que les di un parao:
    ¡sss…stop! ¡Es turno de Cocktail time!

    Casi a gatas junte el reguero, apele por los vinilos viejos; me encontré con Pedro Infante, Rafael, Alberto Cortes, Frank Sinatra, Mireille Mathieu, Charles Aznavour, Nat King Cole, Antonio Machín, El Indio Araucano, Louis Armstrong, Italo Pizolante, Julio Jaramillo y muchos otros, parecía una alfombra roja de los 50-60-70 creí estar en el palacio de los eventos, me cito la mirada unas cajitas cuadradas muy bien ilustradas, eran colecciones del circulo musical, admirada de la artística belleza que por fuera y por dentro exponían me las merendé curioseando, leyendo los cancioneros.

    Del chiribitil había desaparecido la victrola y el pick-up (toca discos de vinilo), también el reproductor de cassette y el grabador, solté los hombros en mi desilusión al no poder escuchar la música pero se me prendió el quinqué virtual y en sacudón gatee a tras pies hasta la computadora, cual gata ladrona a la silla envestí y en youtube el concierto por el mundo aborde, a muchos de los artistas salude y como adicta romántica, embelesada el piano disfrute… a mis espaldas una voz varonil me conquistó:

    - ¿La abuela estuvo aquí?


    Era mi compañero de vida, desde hace décadas heredo de su abuela la colección del poeta del piano Carmen Cavallaro y ya no pudimos evitarlo, chiflados de emoción dimos volumen, una botella de vino llevamos y seguimos hurgando, emperifollados en accesorios retro, cual pareja en otrora la música vintage bailamos, entretanto que temblábamos…¡de emoción por lo hallado!

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    Mi vida con Ma´Julia y cuando se extraña el amor y la compañia...


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    Bajo el mismo techo la abuela vivía con nosotras en una casa donde las mujeres éramos mayoría, a ella le gustaba esto porque gozaba de una enorme ventaja, pues bajo cierta limitación física, nos necesitaba para realizar su hobby en el hogar “revisar y mover escaparates” muebles de madera eterna que atesoraban historias familiares, su entretenimiento consistía en sacar todo mientras comentaba cada cosa, limpiar y reacomodar todo de nuevo agregando comentarios. Todo esto tomaba mucho tiempo.
    Era una labor agradable cuando niñas, pero con el paso del tiempo ya jóvenes universitarias esa disponibilidad para su atención decreció, lo que a Ma´Julia no le agradaba, nos cazaba como a un animalito en el monte para jugar con él, en busca siempre de buena compañía para hablar de sus intimistas historias.
    Mis hermanas y yo caminábamos descalzas en puntica de pie, calladitas para que no nos sintiera, la esquivábamos.
    Ah, pero la astuta Ma´Julia, nos conocía hasta el respirar, el ritmo de nuestro corazón, el fluido de nuestra sangre en las venas, repentinamente al ver el visaje nos hacia un llamado por los dos nombres como de costumbre cuando estaba molesta o era algo serio, ella decía que todas las mujeres se llamaban María como la madre de Dios.
    Al no responder a su equivoco o no llamado pronunciaba todos nuestros nombres seguidos ja ja ja, cualquiera debía responder ¿cierto? A quien atrapaba, decía yo no soy a quien llamas, pues para ese entonces ya había perdido mucho su visión, a lo que ella respondía:
    _ Entonces de ahora en adelante voy a llamar solo a María Puñeta un solo nombre para todas.
    Su María Puñeta con frecuencia como excusa decía no puedo ayudarte, voy para la universidad, se molestaba haciendo muecas de desagrado, manifestando sus “CELOS” por falta de atención, en sus acostumbrados discursitos jocoso decía:
    _ Neverrrsiidaaaa, neverrrsiidaaa, cuando estén en la neverrrsiidaaa, tómense un ratico para que descansen el intelecto y piensen de que les va a servir la neverrrsiidaaa cuando estén viejos, sin aliento y sin nadie que les atienda porque van pa´la neverrrsiidaaa.


    Oh, por Dios, era un llamado a nuestra conciencia, a la sensibilidad humana, una demanda de atención, sus celos bien fundados, decían a gritos “LAS QUIERO AQUÍ MI NIÑAS”.

    Nos reunimos como de costumbre para darle una pronta solución a tan inmediata demanda, cada quien tenía el deber de tomar de su tiempo un espacio exclusivo para las necesidades emocionales de nuestra Ma´Julia.

    Un tema para reflexionar, pues la agitada vida nos envuelve egoístamente en nuestro individualismo, olvidando a los ancianos, seres que representan nuestra propia existencia y que no por viejos dejan de ser humanos y útiles a la sociedad, ¡sii, útiles! la herencia moral y sabiduría de un anciano es invaluable.
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    Mi vida con Ma´Julia sobre la paciencia y la observación.


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    Aquí si es verdad, que mamá Julia se lucia, con sus historias tan reales, que capacidad tan hermosa y hasta envidiable la de esas personas de pueblo el cultivar como arte milenario oriental, la paciencia, la tolerancia, ser silentes observadores del mundo que los rodea en especial lo que a la naturaleza y todos sus elementos se refiere. Adoraba las plantas y los animales, sus preferidas las palomas.

    Poseía un palomar en un rincón del patio, una pequeña edificación de madera que parecía un hotel cinco estrellas, tenía muchos espacios cuadraditos con cierta profundidad, cada uno de ellos era una casita para una paloma o palomo, esas habitaciones eran decoradas por sus propios habitantes con pajillas, ramitas que traían en sus picos de otros lugares para hacer sus nidos, y poder poner sus huevitos.

    No podía faltar pues como en todo hotel cinco estrella, el agua para ellas todo un océano, un embalse hecho de concreto muy rustico en el cual tomaban su hidratación y sus baños a sol abierto, para luego abrir sus admirables alas y tomar otro baño esta vez de sol, muy quietas se posaban sobre la arena, el cercado o entre las matas ornamentales.

    Este paisaje, era cuidadosamente custodiado por mamá Julia, quien conocía la historia particular de cada paloma, su raza/origen, quien era hijo de quien, no hay data documentada, sin embargo el ojo visor de su custodia no podía fallar, pues se sentaba sigilosamente a observar la rutina de sus palomas, sus características físicas, cada detalle que brindaba era impresionante en verdad, a los de mejor plumaje les ponía nombre, de vez en cuando les cortaba las puntas de las plumas para que no migraran y dieran cría.

    Les conocía hasta el sonido de su voz o gorjeo, al igual que lo imitaba con tal singularidad, que les confundía tal vez, cuando lo hacía venían hacia ella, hoy día me atrevería a decir que le hacían reverencia.

    Es tan solo una historia más de mi abuelita, que además de traerme gratos recuerdos de mi infancia, me deja como aprendizaje el valor por las cosas sencillas, la naturaleza y la siembra de la paciencia y la observación como virtudes, herramientas útiles y necesarias en tiempos de vicisitudes inesperadas en la vida para las cuales nadie está preparada.
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    Mi vida con Ma´Julia sobre el disfrute de los detalles y la felicidad.

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    Día a día buscamos formulas mágicas para alcanzar la felicidad, nos quejamos de lo que nos pasa, ponemos culpa sobre los hombros de otros, drenamos con catarsis repentinas nuestras enraizadas heridas, esto solo sirve para arar la siembra del sufrir interno, sin dejar de ser útil como desahogo.
    La felicidad considero no es un estado perenne de nuestro espíritu, son instantes más cortos o largos de nuestra existencia que nos brinda gozo y/o agrado, es la actitud positiva, apacible ante los hechos lo que nos da esa posibilidad, el disfrute de los bellos instantes que como flash vivimos y vuelven a nuestra memoria para hacernos justamente feliz.
    Esos son los instantes de ensueño infantil que me enseño a disfrutar mi Mama Julia en su acogedor jardín, el que representaba para ella el punto y aparte de la cotidianidad, el cultivar lo lindo, la magia de la naturaleza en sus florescencias silvestres, los insectos que la visitaban, a cada uno de ellos Mama Julia tenía algo que decir, las visitas de honor eran las mariposas y los chupa flor a quienes esperaba con emoción invitándome a su encuentro no sin antes advertirme sobre mi comportamiento:
    -Ssssssssshhhhhh, calladita y quiiiiieeeetesita, porque se asustan y se van, mantén los ojos pelaos, bien abiertos ¡eh! si te distraes te lo pierdes.
    Así es, si hacemos mucho ruido con rencores, remordimientos y mal humor nuestro instinto feliz se puede asustar. Atentos ¡eh! disfrutemos sanamente a cada despertar alegre que Dios nos brinda.
    Como no disfrutar del recuerdo de esos días eternos grabados en mi memoria como el sendero secreto de la felicidad y el reencuentro. Aprende de las plantas y las aves, son felices aunque estén solas, ellas atesoran su existir y al humano les dan a exhibir su belleza, eran sutiles y magias sus palabras.
    Con mi alma de niña soñadora, imaginaba historias en las que yo era una hada mariposa que viajaba entre sus plantas medicinales, aromadas flores e insectos a los que les tenía miedo como monstruos aparecidos de los que siempre me rescataba mi hada protectora “Mama Julia”, emprendía vuelo en alas de pajaritos hasta el copo de los árboles frutales, en los que me mecía acostada en sus hojas, arboles que hacían marco a su jardín de ensueño.
    Son esos momentos de ensueño infantil a los que debemos recurrir cuando buscamos la felicidad ¿Quién no ha soñado despierto, siendo niño, joven, joven aun, adulto, adulto mayor? Esa magnificente sensación de placer que nos brinda el ensueño es la dosis de sanación espiritual que me enseño a guiar mi inolvidable abuelita. Adaptemos esa sabiduría a los momentos antónimos de alegría, tal vez sea una buena opción para ti, lo es para mí, ¡si funciona!
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    Mi vida con Ma´Julia sobre los primeros rubores amorosos.

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    Es normal y común en la niñez y adolescencia ver a quienes están enamorados, cantar y escuchar música romántica, dibujar corazones, hacer anillos con hierbas, deshojar una flor diciendo me quiere no me quiere, me quiere……..
    En una oportunidad me traje de la escuela a mi casa unos trozos de papel que llaman papel pana por su suavidad era rojo, en la tarde cuando hacia mis deberes escolares tome un paréntesis a escondidas y dibuje dos corazones entrelazados con el rojo papel pana, en un corazón escribí Spring en el otro Nerio el nombre de un vecinito mayor que yo, no me gustaba, no estaba enamorada de él, solo que su nombre era corto y se ajustaba al tamaño del corazón, en el centro en el enlace la letraY”, “SPRING Y NERIO
    Deje las evidencias, los recortes de papel sobrante en el piso, las tijeras y mi sospechosa actitud me delataron, pues una de mis hermanas mayores reviso mi cuaderno y encontró los corazones finamente elaborados, no pensó dos veces fue y se lo contó a Ma´Julia, aaayyy mi madre Dios me tome confesada.
    En un solo llamado que hacían los mayores a una por tus dos nombre incluyendo el nombre de pila, Spring Margarita venga acá, con el cuaderno en la mano en el solar de la casa, bajo una mata de mango y rodeada de sus palomas:
    - ¿Dime que significa esto?
    - No seee. Toda ruborizada.
    -¿Como que no sabes si lo hiciste tu? Dejaste las pruebas en el sitio de las tareas y te vieron recortar el papel. ¿Qué ha hecho ese joven? ¿Te beso? ¿Qué te ha dicho? ¡Él es mayor que tú!
    -No, no, nada de eso. La maestra me regalo ese papel para que hiciera figuraras y yo quise jugar al amor. Explicándole el por qué de cada cosa.
    -Mi Mama Julia puso los ojos chiquitos y picaros y dijo suavecito uummm …jugando al amorrrr… ¡¡¡explícame eso!!!
    Le conté que mi hermana, hacia corazones en la arena con su nombre y el de Nerio y cuando yo le preguntaba ¿Qué haces?, me decía tú no sabes de esto son juegos del amor.
    ¡¡¡Vallase a terminar los deberes!!! – me respondió, y dígale a su hermana Rosa de otoño que venga acá, le obedecí y me quede escondida escuchando lo que le decía solo alcance a escuchar, el amor puede ser un juego ¡si es verdad! en el que bien podemos ganar o perder, solo que tú debes saber.......... ¡¡¡¡me descubrió!!!! Con voz firme y valentonada me dijo usted está muy chiquita para saber eso, haga una caligrafía con dibujo y todo que diga:

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    Debo respetar las conversaciones privadas

    Debo respetar las conversaciones privadas
    Debo ………………………………………………….
    ……….respetar………………………………………
    ……….…………..las ………………………………...
    ..…………………………conversaciones …………
    ..…………………………………………….privadas.



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    Mi vida con Ma´Julia sobre la vida gira de grises a luminosos.

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    Todo era gris ese día, el desconsuelo me abatía, era difícil encontrar el agrado de vivir y la esperanza de un mejor mañana.
    Mi sabia abuelita Mamá Julia, noto mi profunda melancolía, se filtro en mis sentidos con su alma de ángel encantado, en una charla motivadora como solo ella sabía hacerlo, educar en valores espontáneamente; me contó que existía una semilla que al sembrarla donde le diera la luz del sol, cuidarla y ponerle agua germinaba como el amor y nunca más faltaría la fe y la alegría en mi vida.
    Me ayudo a sembrar la semilla, la cuide, regué con constancia. Cada amanecer esperaba entusiasmada la salida del sol, admirando su noble brillo y muy pronto nació y creció una pequeña planta a la que no deje de contemplar, una mañana radiante cuando el sol dejaba de perecear, vi una florecita que creció mucho hasta convertirse en una hermosa flor que giro buscando la luz del sol durante todo el tan anunciado día.

    Al ver aquella grande y amarilla flor mis ojos se abrieron sin titilo, brillaron como luceritos y mi corazón sonó aceleradamente tu tu tu, desde entonces entendí que cada día hay una luz que nos alumbra y borra las afligidas sombras de nuestras vidas girando nuestros destinos como aquel bendito girasol, debemos cultivar la esperanza y la fe en nuestro corazón para que mañana pueda abrir nuestro girasol.


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    Mi vida con Ma´Julia sobre "Belleza vs. Simpatía"




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    Solía estar yo en cuarto grado de escuela primaria cuando en la semana aniversario de esta se organizaban los eventos festivos entre los cuales se incluía la elección de la Reina, cada grado escogía su candidata quienes en visita a otras salas eran presentadas como las oficiales para el certamen final.

    Muchas de ellas bellas niñas, coquetas y bien emperifolladas como decía Mama Julia, ya duchas en la participación anual, siempre ganaba la misma hasta que salió de sexto grado.

    El día de la elección de mi grado la maestra no asistió y envió una maestra suplente que ya conocíamos, ella arreglo la selección preliminar entre las cuales me encontré en la lista, a las varias rondas que la maestra suplente repetía una y otra vez no convencida del resultado, termino aceptándolo pues la decisión fue unánime sin posibilidad de apelación.

    Toda vez se silenciaron los aplausos y retomamos las actividades académicas, la maestra suplente se me acerco sigilosamente mirándome fijamente al rostro y acariciando entre sus dedos las puntas de mí larga y ébanada cabellera, me pregunto :
    _ ¿Por qué crees tú que ganaste?
    _No lo sé respondí, tímidamente.
    _ ¡Sabes que hay niñas más bonitas y bien arregladas que tú en la sala! Responde ¿Por qué te eligieron a ti? ¿Eres buena compañera?
    A lo que no supe responder. Ella se dijo así misma ssiii eso es, se dirigió a todos mis amiguitos y les lanzo varias preguntas seguidas:
    ¿ Spring es bonita? SSSSSSIIIIIII
    ¿Spring es buena amiga? SSSSSSSIIIIII
    ¿Ustedes quieren a Spring? SSSSSSIIII


    Ya sin ninguna duda de lo que intuía, me dijo a solas, ¡Sabes que la competencia es fuerte, debes venir bien arreglada y bonita al certamen final!
    Yo siempre ingenua, no entendí muy bien pero al llegar a mi casa casi asustada por lo ocurrido parecía que algo malo me había pasado, le conté a Ma´
    Julia, bendita cómplice de mi existencia, la muy sabia me dijo no tienes que asustarte por lo que paso no hiciste nada malo, al contrario has hecho muchas cosas buenas por lo que te ganaste la simpatía de tus compañeros. Ahora te toca lavar y planchar bien el uniforme, lavarte el cabello para que estés bonita en el desfile.

    El día de la elección, todas lucían extraordinariamente bellas con peinados copetudos y bucles, vestidos coloridos, algo de maquillaje, y yo de uniforme, el cabello suelto con una diadema o cintillo muy sencillo, me dije estoy perdida y haciendo el ridículo.
    De doce candidatas, quede de octava, los aplausos y las porras permitieron cruzar mi pecho con una cinta que decía “Miss simpatía”
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    Hay un verso perdido en mi espejo, cual borracho extraviado zigzaguea aspaventado, indagando qué es lo que sucede empecé por instar al mismísimo espejo y esto es lo que surgió de la plática.

    Primavera:

    - ¿Dime Espejito que es lo que le almendra al verso? Es que lo veo impaciente, con cara de pocos amigos y eso me inquieta un poco.

    Espejito:

    - Es que trae la musa atollada en el garguero de tanto querer decir palabras, parece le hubiesen cortado la lengua, ni a mí me dice nada.

    ¡Ay cuando se maree! En su resaca lo dirá todo, pobre de nosotros que inocentes nos creemos y puede que la cuerda reviente por lo más flojo.

    Verso (un tanto descomedido)

    -¿Qué te pasa Primavera? Acaso no te habéis mirado bien al espejo, traéis plumas de pájara, por cabellos hilachas alborozadas, coloridas y muy aromadas, dos lunas en las mejillas; una loca y otra bien acompañada, hasta en lo tupido del bosque se oye musitar la brisa de tu inquieta mirada, tus latidos van minando confines de tanto que amas y a veces el vaivén no trae respuestas gratas.

    Entonces… ¡Me engañas! o es que ¡Me confundes! Al no dejar de florecer cada alborada como si fueras la esperanza que no se cansa aunque a veces la fatiga te alcanza.

    ¡Ay primavera! Me tienes embriagado, el espejito me ha regañado y un memo me ha entregado por tantos escritos regados, por tantos poemas inconclusos y mal centrados, me culpa de no saber leer tus labios; si están besando o de quejo balbuceando, por no traer a tiempo rocío preñado para tus posibles partos.

    Ahora, quéjate si lo merece, cuando de nuevo te mires al espejo y me encuentre ahí dispuesto; con un lápiz en la oreja y la punta de otro en la lengua, con una libreta espesa esperando tus motivos por no estar en equilibrio contigo.

    Primavera: (sonrojada)

    ¡Ay mi verso querido! Como me aqueja lo que he escuchado, me da tanta pena mi amigo, ando dispersa en la anchura de las emociones, a medias me salen inspiraciones con tintes desemejantes, tus parientes andan de majaderos apareciendo por los escondrijos y yo intentando agarrarlos y juntitos apretujarlos, no me había dado por enterada que si la musa anda mal trecha no hay que comprometerla, hemos de dejar que haga su morada, ya me estaba liando yo cuando de reojo me mirabas y una pena en tu mano izquierda me mostrabas y un aliciente de amor en tu derecha poseías, eran las rutinas mías que en tu andén no loaban hazañas, dejándote, reprimido, desconfiado, decepcionado, confundido ¡Y loco!

    ¡Espejito, espejito! Perdona al versito, la cosa no es con él, es conmigo, ya nos armonizáremos y dejaremos buenos pergaminos.


    Hablo la musa:

    Ajaaa! Es que acá vosotros ¿No me conocéis?
    Que por más que te esforcéis
    no me detendréis en tus papiros,
    soy arte y sentir en tus suspiros,
    la fragilidad respirándote el alma,
    y no hay soplo gallardo ni en sosiego
    que me impida surgir si el nudo es mutuo.

    Y ¡Cuidadin eh! que no sé nadar muy profundo,
    ahí las formas son opacas, difusas; cosechan gracia,
    y puede en los matices del saber mi intención esfumarse
    como la esencia de las flores escapando no se ha donde,
    como la volada de las mariposas disipadas en el celaje;
    entonces en las folios no se halle error,
    tampoco buena inspiración, solo un tedioso doctor.

    El doctor amor haciendo travesuras
    porque siempre habrá quien escriba,
    aunque no se sienta poeta y le llamen espantajo
    no arruga y compartirá su escritura.
  • spring
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    La fémina desempuñaba sus manos, al tanto que las reposaba sobre su vientre,
    y…
    ¡Arrullaba con su canto de mamá!

    Estrujaba para fuera sus entrañas, ¡involuntarias!, mientras en las aguas su anchurosa falda se hundía, lavando la sangre nueva, la del embrión que potestativo se desgarraba, así, mitigo un poco el dolor marrón de quedarse sin el cogollo, el retoño de su gran amor.
    Y…
    ¡Arrullaba con su canto de mamá!

    Deambulaba la fémina su locura, la de su cruel verdad, el crío ya no estaba en su fuente pero ella vagaba…vagaba, en la otra realidad, mecía sus brazos sobresalientes en ¡soledad!
    y…
    ¡Arrullaba con su canto de mamá!

  • spring
    Dedicado con afecto, respeto
    y admiración a Mariann

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    Mujer de alma blanda y corazón de fuego,

    ¿Qué una oruga creíste en tu vida pasada ser?

    No estoy muy convencida que eso pueda suceder, el que vengamos de otro plano a limpiar nuestras manos, más sin embargo sería justo para la humanidad pensar esperanzados que un día estemos de regreso ya consolidados, purificados viviendo en un mundo de paz.

    En todo caso, si oruga fuiste no sería un misterio el regreso, pues con tus alas nuevas y a libre albedrio podrías escoger donde volar y el karma liberar. Sobre esto, si una penitencia o castigo divino habría que cumplir, yo persistiría en ser un insecto volador, menos zancudo o mosca porque importunan mucho, respetando su misión en el universo que además de fastidiar son alimento para otros seres…

    ¡Ay, pero que me castiguen!, sí, que me castiguen, que me condenen si es preciso en una mujer atrapada en blanca mariposa, con placer arrastraría mis cadenas herederas por toda la tierra, lo haría como si fuera una mandarina madura, sus semillas esparciría sabe Dios donde, ni se diga de su aroma untada en los eslabones que he de recorrer, con su místico aroma espantaría los espantos que atormentan el espíritu.

    Si no se puede, un pétalo o una simple y mustia hoja también me apetece ser, llevada por los vientos; los huracanados, esos que no nos dejan pestañear y así a ojo pelado poder admirar como se baten las ciudades y sacan de sus escondrijos los verdugos y miserables, pero no, mi sueño predilecto seria aspirarme en la brisa matutina, colándome en el ramaje de los rayitos de sol, sumergiéndome en una poza de cálidas aguas cerca de alguna gruta olvidada.

    Si me tocara interrumpir mi vuelo en tupido boscaje o cualquier altozano porque el ciclo prescribió, un delirio seria yacer entre el humus y que mis alas se desfiguren fundiéndose en la natura, entre riachuelos, cánticos de follajes, lluvia y aves, socavando como abono un selvático cuenco, escudriñando a detalle cada renacer de cogollos; de un siervo, una paloma, una flor silvestre… otra exótica y miles de árboles afanados en abrazar el sol que naciente sus raíces les alimenta para que sano ofrezca sus frutos, su sombra y cobijo a cada oruga que este por renacer y en primaverales tiempos alegre el universo recorrer.