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La tarde caía en Sevilla
La tarde que caía
se llenaba de arrullos lentamente
del Betis que se oía
ser manso, dulcemente,
y muy claro era entonces, y sonriente.
No dejes de mirarme,
no dejes de pasar junto a mi puerta,
si vienes a buscarme
debieras estar cierta,
Sevilla, para ti, que estará abierta.
No dejes mi memoria
vacía de azahar hecho guirnalda,
ese que huele a gloria,
que caiga por mi espalda
como hace la sombra en la Giralda.
Naranjos de Sevilla,
alberos de los parques y jardines,
con su alfombra amarilla,
y rejas con jazmines,
son perfectos acordes de violines.
Sevilla que en el alma
tiene un patio de verde limonero
y allí el recuerdo en calma
es imperecedero,
de mi gente, de tanto que los quiero.A malco, Amadís, E.Fdez.Castro y 3 otros les gusta esto. -
Rondando está la muerte,
cercana está la voz de la tormenta,
es espantoso verte,
la piel se te revienta
por cada luxación, llaga sangrienta.
Tu cuerpo colapsado,
es todo una hemorragia, un indecible
dolor, y en el costado
tu aliento imperceptible
se vuelve filiforme e imposible.
Memento mei clama
aquel que tu piedad te solicita,
y allí se le derrama,
en tanto que otro grita
un dios no tiene muerte tan maldita.
Glorioso testamento
hiciste sobre aquel adolescente,
en un solo momento
no fue mejor presente:
tu Madre ya sin tiempo, eternamente.
Hasta el final, las heces
del cáliz del suplicio consumiste,
colgado allí pareces
la imagen de lo triste...
¡Hasta cuando expiraste obedeciste!
¡Qué grande soledad!,
la Madre te sostiene entre sus brazos,
¡qué cuadro de piedad!,
¡qué dolorosos trazos!,
¡recógeme con Él en tus abrazos!
¿A quién estáis buscando?
¡Quién vive no se encuentra entre los muertos!
¿Por qué seguís llorando?
¡Estad todos despiertos,
dejad de andar vagando en los desiertos!A malco le gusta esto. -
Abrir la puerta ciega
al concepto tremendo de la nada,
allí donde no llega
la pupila cansada
que al extremo vacío es condenada.
Sin tiempo y sin espacio
que transcurra y que sirva al movimiento,
el todo es tan reacio
a tanto abatimiento
que el Gran Cero produce al pensamiento.
El tiempo necesita
de las flores flotando en la corriente,
que al paso las marchita,
y cruel e indiferente
jamás se ha detenido en el presente.
Incierto es el futuro,
solo existe el instante que vivimos,
y es tan inseguro
que si lo deducimos
ya se ha ido y apenas lo sentimos.
Y si en todo el pasado
hundiéramos de pronto la mirada
es de haber recordado
aquello que ya es nada
por mucho que la Historia fue contada.A malco, Luis Adolfo, Maramin y 2 otros les gusta esto. -
¡Qué solo me quedé!
¡Que solo y que vacío está tu asiento!
¡Qué solo te dejé!
Te fuiste como el viento
llevándote tus besos y tu aliento.