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Viendo entradas en la categoría: MELANCÓLICOS

  • José Valverde Yuste
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    Tengo el corazón destrozado,
    como una balsa deambula la mente,
    confundida en zarzas de oscuridad.


    Como rayo de sombra te marchaste
    sin poder comprender ese halo de viento,
    instante fugaz donde todo acaba
    luz que tala la sangre de los sueños.


    Me diste el dolor de unas lágrimas
    la pesadez de los días largos,
    las noches de hierro, frías, interminables;
    eran losas pesadas, capullos sin rosas
    en noches de escarcha.


    Intento recordar las huellas felices,
    la armonía de los corazones,
    tenue fragilidad perdida, entre gritos de lobo,
    en la noche de las ánimas.


    Cruel aceptación de la despedida,
    de la pérdida de las noches de pasiones
    entre gritos y gemidos nos bebemos el tiempo,
    pero todo se desvanece
    ante la cruel realidad de tu partida.


    Así el tiempo pasa
    la ausencia de tu maldad desinfecta las heridas,
    las aspas de mi luz esparcen los analgésicos
    que todo lo curan.


    Ya no necesito tu amor para ser feliz,
    pues conmigo me basto
    y aunque duela recordarte, sé que fue lo mejor
    seguir caminos distintos
    más allá de la estela que creamos.
  • José Valverde Yuste
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    Amada, dame la paz,
    en medio de esta tormenta que agita mi ser,
    buscando una calma de vientos apagados
    en las avenidas de las gardenias y tulipanes
    llevándome por valles de tranquilidad.


    A veces la encuentro
    en esos días que la vida quita el parto
    del engranaje de la maldad
    en el rincón del patio donde reverdecen las enramadas
    con nidos de pájaros,
    tras la sal donde vive el pez.


    La imprimo en la piel
    para apagar este fuego de sacudidas de siglos
    esta hoguera de perpetuo rugir
    en esta estación donde olvidé las palabras
    de la zona primigenia de la mirada perdida.


    Mis pensamientos buscan el aliento
    de la bruma de los puertos
    donde se abre la luz de la ola.
    Tras la serenidad de esquelas de amor
    que nutren el cauce de la corriente luminosa
    como estigmas de navegaciones conocidas.


    En el alimento de la pasión,
    en la esencia del susurro,
    en el coctel de fuego,
    donde los sueños legendarios y en el espejismo de la niebla
    son sillas olvidadas
    donde respira el silencio profundo
    apareciendo el corazón tejiendo la paz
    y las aves pasan ante la brisa callada,
    dándome la tranquilidad del silencio.


  • José Valverde Yuste
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    Cansado de ver espuma en la fruta podrida
    donde afloran tus falacias tormentosas,
    provocando en mí:
    enfoques de pupilas extraviadas,
    laberintos en un jardín sin dueño,
    salto al abismo de la monstruosidad que presides.

    Percibo tu angustia de mujer tenebrosa
    explosiones de arcoíris,
    torbellinos donde descansas de tu infierno
    de espejos perversos.

    Te has anclado
    en un hedor de mañana
    donde comulgas tus pecados.

    Cuando desnudas tus interioridades
    de piscina de lágrimas
    enrojeces mis pupilas.

    En ese instante, eres metáfora de mi ceguera
    caminando por rescoldos de nieve
    donde mi sangre se convierte
    en un surtidor de lamentos.

    Eres la maldad del amianto de mi larga noche.
    El veneno de una serpiente en un mundo de falsedad
    que tú has creado,
    la prisión de mi amor.

    Verte caer al abismo de la vida
    en un agujero lleno de preguntas sin respuestas
    sería una explosión de placer.

    Cansado de tus insidias
    camino hacia ninguna parte
    acompañado de las ánimas iracundas,
    esas que tú me has asignado.
    A bristy, Omaris Redman, E.Fdez.Castro y 2 otros les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Este vacío y ausencia
    de plenitud,
    este camino borrado
    por las horas
    donde los sentidos
    se abren al mundo
    como flores
    en su madrugadora fragancia.

    Esta noche trémula
    de nubes grises,
    donde se pierden los sueños
    como estrellas fugaces
    que se apagan
    nadie puede borrar el rastro
    de su nostalgia.

    En esta oscura pradera
    donde tus pasos son eco,
    en este lugar
    donde todo es sombra,
    el viento susurra llanto
    en tus dos diamantes
    el corazón late con tristeza.


    Pero en medio
    de esta oscuridad profunda,
    aún brilla la luz
    como un faro en la distancia,
    guiándome hacia la plenitud deseada.

    Aunque el vacío parezca eterno,
    sé que algún día volveré a encontrar
    la carretera
    que me lleve de regreso
    a la plenitud de mi ser y mi verdad.

    Volveré a ser aroma, fragancia
    de aquellos días inolvidables
    donde éramos la alfombra
    de la primavera,
    el corazón que susurra al agua.
  • José Valverde Yuste
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    En la inmensidad del horizonte,
    donde el mar se une al cielo
    he encontrado el límite de los sueños,
    la frontera donde se desvanece la inquietud luminosa,
    donde los cuentos y la realidad se mecen
    sobre espirales de vida.


    La línea donde habitan las hadas,
    el halo mágico de lo visible convertido en fantasía.
    La valla dura e infranqueable,
    lugar admirado donde vuela la utopía
    de la gaviota soñadora.


    Cicatrices profundas,
    llantos de sangre que susurran a los vientos,
    heridas donde la fragancia del desamor no es pecado
    y las penas de las inmundicias buscan la complicidad.


    En tiempos de desolación y caos
    donde busco el verdor de mis laberintos yermos,
    donde las penas son sacrificadas.
    Entonces mi espíritu persevera,
    buscando alcanzar la libertad y la alegría.


    He hallado el misterio de lo imposible,
    donde se esconde la magia.
    La fuerza me ha encumbrado
    para trascender los límites y volar alto.


    Atrévete a soñar, a cruzar esa línea,
    desafiando las leyes de la realidad,
    porque en tus sueños reside la esperanza,
    y en tu corazón la valentía de alcanzarlos.


    A Melementos le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    El amor llega y pasa
    como una rama seca,
    una confusión en el viento
    que acaricia y despeina.

    Es un efímero destello,
    pasajera luz que ciega,
    en un instante brilla
    y luego se despeña
    por un agujero negro.

    Como hoja que cae,
    sin avisar se desliza
    como el alud en la montaña.

    Cambiante como el río,
    impredecible como las nubes.
    A veces duele y quema,
    otras tantas, bendice el lecho de los aprendices.

    Es sangre derramada,
    un misterio profundo,
    una eterna mudanza al valle
    donde florecen los pétalos.

    En el jardín del alma,
    planta sus semillas,
    germinan emociones,
    florecen los sentidos.

    Bañados por su fuego,
    renacen los labios del pecado,
    el amor, viajero, nos deja estremecidos.

    Así va y viene,
    fugaz como la vida
    un eco en el silencio,
    un latido en el pecho.

    El amor eterno
    en su esencia sublime,
    nos invita a soñar,
    nos ofrece su lecho.
  • José Valverde Yuste
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    En las profundidades del silencio
    sobre los reflejos del dolor eterno
    en la penumbra del alma
    sueños y brumas enlazados
    se esconden del mal.

    Como cadenas
    que aprisionan el vuelo del águila
    junto con el lienzo
    de la noche callada.

    Donde los amores tristes se van sin retorno,
    dejando un vacío que solo el tiempo puede llenar,
    porque ya no tengo para ti mis latidos
    mi corazón está en otra batalla
    en la cual se desgarra
    porque mataste lo más bello de mi humanidad.

    Cuando pases cerca de mí, sufriré en silencio
    camuflando la pena profunda
    porque el amor persiste inmortal e inclemente,
    y tu aroma de rosas
    será un recuerdo constante.

    Libre de tus ataduras y falsos sueños rotos,
    vuelvo a brillar con luz propia.
    Ya no seré prisionero de tus cadenas,
    mi alma renace, ¡Libre y segura!.
    A El nick y Francisco Iván Pazualdo les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Añoro tus risas, tus abrazos llenos de serenidad,
    cual brisa suave
    acariciando mi alma en noches de plenilunio.

    Eres mi sol, el cielo de mis días turbios,
    la estrella que guía mis pasos
    en la oscuridad de este túnel.

    En cada suspiro,
    en cada latido de mi corazón,
    resuena tu nombre
    como espuma ahogada en la arena
    recordando que fuiste mi razón de amar,
    mi refugio en los profundos corales.


    Vuelve a brillar tu luz
    sobre mi soledad dormida,
    regresando cual aurora a iluminar mi cielo,
    pues sin ti, mi estela es un mar sin rumbo,
    un jardín marchito que anhela florecer.

    Regresa a mí,
    oh fuente de marfiles blanquecinos
    como la vida que retorna
    tras la noche que se desangra.
    Y juntos, enlazados como la línea
    de la orilla a un golfo
    brillemos al final de un túnel
    donde la luz aparece.
    A El nick le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    En las ruinas de un amor pasajero,
    se esconden sombras de un ayer
    suspiros de risas,
    mi corazón aún percibe la oscuridad y el silencio
    caminando por las hojas del viento.

    Marchitos quedan los recuerdos
    de aquellos besos hirientes
    y la llama de la distancia se apaga
    con las cicatrices de mi piel.

    Sollozos silenciosos de ojos desnudos,
    que buscan en la oscuridad la luz perdida.

    Lágrimas que caen en la noche
    como estrellas que hablan sin palabras,
    testigos mudas de la sed de las pasiones.

    Las huellas de cada lágrima,
    son pisadas por mis zapatos desnudos
    consuelos de promesas rotas
    en el rincón de la desdicha.

    Vestigios de pasión marchita,
    se esconden en cada rincón de esta tristeza
    donde las briznas de amor
    se desvanecen en el aire,
    como promesas rotas, sin reparo,
    sin gloria ni salvoconducto.

    En la fatiga de mi alma cansada,
    en la oscuridad de mi ser dolorido
    habrá un destello de luz
    una melodía de aurora
    que romperá las cadenas del invierno
    y nos elevará por encima de nuestro abismo.
    A Francisco Iván Pazualdo le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Por el vasto río del amor
    camina en un brioso corcel
    mi estela y la tuya
    tejida con seda de ausencia,
    alumbrada por hilos de sol de seda
    y mecida por la brisa del jardín de las lágrimas.

    Enjambre de néctar venido a menos,
    bandada de pájaros desarbolada,
    locura zigzagueante del arroyo de mi ansiedad
    ebrio de tus caricias,
    ausente de tus abrazos
    y caracoleando en nieblas grises
    echo a volar de tu senda.

    Clamores de terremoto driblando a la muerte,
    espiral de fábulas sin enseñanza,
    no encuentro el hilo
    que zurza estos delirios póstumos,
    llenos de franqueza
    y de un amplio espectro de osadía.

    Silencio de la maldad
    en renglones de desilusión,
    terca esperanza, olvido,
    zozobra en un mar de plástico.

    Llanto de la gloria, desdén de mis desdichas,
    pudor de las distancias, discriminaciones,
    presagio de sombras de campanario,
    tristeza de cuervo

    Eres la antítesis de la alegría.
    A Iván Terranova Cruz y El nick les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    ¡Oh, mi martirio!, por qué sueño
    con hojas secas respirando nuestro aliento,
    alimentando nuestros aromas a hierba cortada,
    a suelo mojado, cuando nos acurrucamos
    y nos convertimos en el delirio de las sábanas.

    Después viene la presencia de tu ausencia
    que me lleva a la locura, la villanía hecha belleza,
    una flor naciendo en el sendero de tu desnudez.

    Circulo por un túnel de sonidos sordos
    una sensación de aroma a clavo y canela me embriaga,
    noche tozuda, de sudores intensos,
    de momentos de bosques de mar,
    sueños de gritos flameando
    porque no existes, eres el delirio de mi fantasía.

    Eres mi tormento, mi amor del alma
    esa sensación inexplicable que ahonda en mi ser
    y se convierte en falso nido,
    los pichones vuelan helando la hiel de la dulzura.

    Lava mi sangre, desierto de arena ardiente,
    seca mi corazón con tu amor
    acurrucado sobre las mieles, driblando al ocaso,
    a la enfermedad del cansancio,
    que es la intolerancia y la rutina.

    Quiero poseerte entre tus sábanas festivas,
    en tu dormitorio, custodiado por ángeles invisibles.
    que cuidan nuestra historia de amor,
    álgida, fresca como el agua que brota
    de un manantial en la montaña.


    Eso espero de ti mujer
    cuando aparezcas agazapada
    tal vez mirando a otro lado.
  • José Valverde Yuste
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    Nubes grises dormidas en la montaña
    melancolía escrita en las paredes de tu cuarto,
    triste flor mustia,
    hojas danzando al compás del delirio
    esparciendo su vida por el suelo.

    En el viento que te acaricia
    se encuentran la brisa de mi alma,
    dando vida a tus fantasías de princesa de cuento.

    Decadente flor de metáforas muertas,
    chimeneas suicidas
    negras columnas de humo volando con el viento
    cima efervescente de otoño sombrío
    complicidad de pasiones explosivas.

    Qué bello es sentir el yodo de la mar
    en tus cómplices susurros
    sentimientos a flor de piel
    entre las cruces de la tierra.

    Subsistiendo a la vileza
    de las pasiones más perversas
    caminando como las olas entre
    crepúsculos y auroras.

    ¿Crees que puedes amarme
    aunque el camino sea frío?
    ¿Qué tus yemas de sangre brotan
    en mis vacíos besos?.

    Sé que tus manos me acarician
    como la noche al sueño
    el paisaje de tu cuerpo flota en el mío
    como los susurros flotan
    en tu pabellón sonoro.

    Cierra la puerta
    y abre el portal de tu deseo
    ese paisaje de bosques en llamas
    sediento está de mi carne
    y yo huidizo le ofrezco la mano del viento.

    La noche me azota
    y tus ramas se expanden en mi corazón
    como la sangre circula por mis venas,
    como el amor vence al cansancio y al hastío,
    floreciendo como las amapolas cuando es humedecido.

    A luna roja, El nick y Melementos les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    La vida llevándome como alma errante
    sobre caminos de ternura
    en bosques de ojos cerrados
    atrapado me tiene.

    En el balanceo de mis deseos circulo
    por la rama de la aurora
    que me une a tu beso.

    Estirando mi mano puedo sentir
    tu risa de trino de pájaro
    el sabor de tus labios,
    soy un alfiler en una falda,
    una pompa misteriosa invadiendo tus sentidos.

    Siento tu cuerpo en mi noche,
    transgredes mis latidos,
    eres las alas de una garza
    una turgencia de amor en el día.

    Yo siento penetrar árboles en mi corazón,
    son los tuyos, tus perversiones,
    tus ególatras ondas escuchando mis desvelos
    coronando con ecos de luz mi destino.

    He callado el viento con mis versos,
    se ha derramado el vino en los cauces de tu vientre,
    he acogido tus temblores como míos
    y tus desasosiegos los he filtrado
    con palabras de entusiasmo,
    de amor en los prados, en las encinas..

    Tu amor me ha golpeado el corazón,
    es una piedra lanzada con onda,
    surcando olas de campos de trigo
    buscando el cauce de juncos
    allá donde se forja la belleza de los jardines.

    Mis mañanas rosáceas son el destierro
    de tus ojos ambarinos, mi voz perturbada,
    encogiéndose como un sendero de luz de racimo seco
    en una vid olvidada, ni camaleones habitan en ella
    es una daga contra mi mente de belleza reverdecida.

    Amor, leve quietud, flor de ilusión,
    amanecer de laurel y romero
    abandona el desasosiego que me tiene atado
    en este mundo de la poesía, maravilloso
    pero también cruel y perverso.

    Siento que muero, en un instante fugaz
    donde el tiempo ha dejado de contar
    y sólo veo emociones contradictorias
    mezcladas con mi alma de fábula
    en el bosque donde late la vida.



  • José Valverde Yuste
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    En la penumbra de mi alma se esconden
    las lágrimas que brotan de un manantial
    un torrente de arrugas en mi piel
    que alimenta mis apenadas mañanas sin ti

    Caen silenciosas, como gotas de lluvia
    mojando mi rostro con su sabor a sal de ola
    se deshace el nido, los pichones han crecido,
    y tus caricias ya no están son un sol apagado.

    Mi corazón herido por un amor fugitivo
    se pierde en la alborada de la pasión
    como las golondrinas
    que nunca vuelven a tu alféizar
    es la luz oscura del ocaso.

    Humedad de barco naufragado que refleja mi dolor
    hunden mi alma en un mar de desconsuelo
    dejando en mi pecho un profundo desazón
    porque tu lo tienes deshecho de tanta insidia.

    Pero sé que algún día cesará este valle de lágrimas
    la apatía la secará mi amante corazón
    se llevará todo lo deshecho de este cuento
    y renacerá en mí la esperanza y el encanto.
  • José Valverde Yuste
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    En tu jardín yacen las flores muertas
    sin sol que las acaricie, sin agua que su sed refresque.
    La pluma negra de cuervo pinta sus dolores
    ser viviente que arruina la celeridad de mis días.

    Pétalo caído en un lamento de aire
    hoja seca suspiro de mi tristeza,
    el tiempo se detiene en este jardín yerto
    donde la desolación reina en un muro de sacristía.

    Esplendor de brillo que ciega mis ojos
    ahora se desvanece, es penumbra de tu belleza
    en aroma dulce, perfume amargo,
    y la brisa suave se ha vuelto fría y dura.

    Una pequeña semilla
    entre tanta desolación y desesperanza
    se iza poderosa entre las arrugas
    brotando entre los pacíficos
    un delirio de traje de fiesta
    abriendo y cerrando su aroma
    al fuego de la noche.

    Destello de luz del foso de la ternura,
    una promesa de vida en un jardín
    de estatuas dormidas.

    Así que no pierdo la fe ni la esperanza,
    sé que las flores volverán a ser el espejo del túnel
    donde el sol brillará de nuevo,
    sobre este jardín donde el animal
    será vencido por la profunda fragancia del amor.
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