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Viendo entradas en la categoría: Mis sueños en poemas - Página 3
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Candente como hierro en la fragua,
maleable a golpe de martillo,
es tu amor que forma alcanza,
dejando solo al olvido.
Mezclas ojos y lágrimas,
lágrimas cuando me he ido,
aquel día, de mañana,
mientras suspiraba el frío,
pues la mujer que yo amaba
en hielo se ha convertido.
A mí no me dejaste nada,
solamente tu martirio,
y aquella despedida aciaga
que mi amor ha destruido,
dejaste una fría esperanza,
oscuridad en la que vivo,
y con la llegada del alba,
abrazada de rocío,
se congela hasta mi alma
sabiendo lo que te he querido. -
No me digas que todavía me amas,
si ya había perdido la ruta que me lleva a ti,
los amaneceres que alegraban mi alma,
el color rojizo de la tarde,
y el olor de los campos en primavera…
Y tú, ¿dónde estabas?,
mientras mi corazón viajaba entre la oscuridad,
bajo las noches sin estrellas,
el aire me olía a ti,
pero no lograba verte,
mis pensamientos recorrían las distancias
en tu búsqueda,
incansable búsqueda que no veía la luz,
mis caminos fueron tortuosos, vacíos,
despegar tu corazón del mío, no podía,
acariciar tu alma, tampoco,
y en medio de esta incesante rutina
apareces de nuevo, como un rayo de esperanza,
un suave soplo de alegría,
un respiro de vida,
casi un sueño… una ilusión…
No me digas que todavía me amas,
si aún no tengo preparado el corazón… -
Sin quererlo, o nunca haberlo deseado,
llegó un día a mi vida, por sorpresa,
tan repentino como inesperado,
como viento que antecede a la tormenta,
un beso frío, angustioso, acabado...
un beso cargadito de tristeza,
seguido de un gran abrazo,
un adiós que hizo tambalear mi entereza
y dejó mi corazón apagado,
¡era una despedida sin vuelta...!
Nota: Por el lugar donde lo publiqué,
la autoría del primer verso es
de BautistaVP -
Si llegas a este lugar
y lees este poema,
es fácil adivinar
que lo escribí con mis penas.
Si echo la mirada atrás
siento que se me hace eterna,
cuando trato de olvidar,
más se llena mi cabeza.
Mi sufrimiento al pensar
que una vez fuimos pareja,
que nunca iba a terminar
el amor que yo te diera.
Son sombras de aquel amar
que los años consumieran,
nieblas en el ancho mar,
cielo agotado de estrellas.
Pasajes que hacen llorar
al alma que desespera,
nuestros sueños que al soñar
vacíos de amor se quedan.
Nuestro corazón se va
y se transforma en quimera…
¿A dónde puedo mirar?
Yo ya no tengo respuesta.
Yo he perdido la verdad,
que la cambié por tristeza,
y sin dejarla de amar,
no fue mía, ni yo de ella.
Sólo la quiero olvidar
aunque su amor mi alma llena,
mantenerla en mi soñar,
dejarla sólo en mis penas…
Ahora sí, estimado Raúl, tu bello poema, tiene mi APTO;
un cordial saludo,
edelabarra -
Tengo que buscar una mujer que te supla,
que llene el vacío que en mí has dejado,
de su cuerpo su calor, de su esencia su ternura,
quiero encontrar su amor, deseo sentirme amado,
sentir sus besos y de sus labios su dulzura,
acariciar su cara, tocar su pelo, coger sus manos,
y en éxtasis profundo, abrazarla bajo la luna. -
No se cuando te escribiré
el último poema,
aquel que, inevitablemente, guarde
dentro de mi corazón
el resto de las cosas que no te he podido decir
o, acaso, las que no he querido decirte.
Cuando escriba mi último poema para ti,
lo llenarán lágrimas de luna,
esa luz tenue de las noches calladas
que palpita sobre los amantes sin consuelo,
o tal vez, los colores de un atardecer sombrío,
o las hojas caídas de aquel árbol
que vio como nos enamoramos.
Quizás pondré una sonrisa perdida en el olvido,
una caricia que quedó extraviada,
un beso que mis labios nunca dieron,
el rocío de la mañana resbalando por mi pelo,
la brisa de una tarde lluviosa
de las que hieren el alma,
o tal vez, el amor que se quedó dormido.
Cuando escriba mi último poema para ti,
te darás cuenta que ya estaba escrito… -
Antes de dejar la playa,
antes quisiera,
dejar el reflejo de mi alma,
sentimientos y quimeras,
escritos cerca del agua,
en la orilla… en la arena…
para que no duren nada,
en la frase que escrita queda,
pues triste es recordarla
y quiero que desaparezca,
con las olas, con el agua…
Antes de partir yo quiero
mis sufrimientos dejar,
olvidar mi desconsuelo,
dejarlo esparcido en el mar,
que se mezclen entre mar y cielo,
que no me atormenten más,
que se los lleve el viento,
agua adentro, a alta mar,
navegando en un velero,
que pudiera zozobrar.
Antes de regresar,
antes de despedirme,
quiero mi corazón vaciar
de lo que es inservible,
me quiero mentalizar
que nada es infalible,
que como viene, se va,
que el amor no siempre existe,
que es muy difícil amar,
y el amor, cuando se vive,
herido te puede dejar,
y desconsolado… y triste…
Así quiero dejarlo escrito,
antes de despedirme,
en la orilla del mar… -
Si tuviera edad para decirte
lo que yo podría amarte, te lo diría,
si pudiera a un pedestal subirte
y los años no fueran la muralla fría
que decírtelo no me permite,
si cada mañana, cada nuevo día,
envolviese lo imperceptible,
rodease mi corazón de alegría
mientras el tuyo me cautive,
la luz del sol alumbraría
mi alma en declive,
borrando zonas sombrías,
resaltando amaneceres sublimes,
llenando de felicidad mis días…
¡Ah…! Pero no tengo edad para decirte
Lo mucho que yo te amaría… -
Siento como me rodea el silencio,
silencio que sale de mi soledad,
sombras que se reflejan
en el espejo de mi nostalgia,
cubriendo mis hombros
de pesadas cargas,
tapando mi boca
y mis ojos que lloran,
porque decaída y triste
se encuentra mi alma.
Ya no tengo sueños,
aquellos que daban sentido
a mis palabras,
pues temerosos,
abandonados,
quedaron solos
en el triste olvido
de mis recuerdos.
¡Oh soledad!
Cuanto silencio guardas… -
Tú, mi sueño…
Cuando estabas en mi cielo
soñaba que me querías,
quiero decírtelo en versos,
de la forma más sencilla…
Estabas sólo en mis sueños,
en mis noches y en mis días,
yo te decía “te quiero”
y siempre me respondías
- Aunque sólo sea un sueño
lo que vive el alma mía,
y de aire son tus besos,
y mi cuerpo fantasía,
tus ojos son el espejo
donde los míos se miran,
tu boca es el reflejo
de la mía que suspira,
a tu lado estar deseo,
y permanecer dormida -
Mientras yo, que por entero,
te di mi amor y mi vida,
aunque todo fuese un sueño,
y despertar no quería,
ahora que estoy despierto
tengo la mirada fija
en los hermosos recuerdos
que por siempre a ti me unían…
Tus miradas yo las siento
en estas viejas pupilas,
y en mis labios aquel beso
que me regalaste un día,
en mis oídos el eco
de tu voz que me decía,
susurrándome un te quiero
que en mi alma se metía,
- ¡amor… dejarte no puedo,
yo sin ti me moriría…! -
Excelentes estrofas, mi estimado Raúl,
diría es un romance asonantado de rimas alternadas,
donde has trabajado con maestría;
tienen mi APTO,
enhorabuena;
un abrazo,
edelabarra -
Me gustaría ser tu sombra
para no dejar de estar contigo,
para acompañarte a todas partes
y sentir cerca tu cariño,
para estar pegado a ti
sin importar el camino
que tu decidas seguir
o que te marque el destino.
Siempre permaneceré a tu lado,
a donde vayas te sigo,
no importa en donde estés,
o si acaso te has perdido,
sólo se que si tu sombra fuese,
aunque me encuentre dormido,
mi corazón permanecerá junto a ti,
siempre preso, siempre cautivo,
formando parte de ti viviré
no importa lugar o sitio,
pues como tu sombra formaré
parte de tu vida y destino.
Quisiera tu sombra ser,
a tu lado siempre estar,
pues aún sabiendo que así
nunca te podré abrazar,
vivir cada día junto a ti,
poderte por siempre amar,
hará que me sienta en el cielo
repleto de felicidad.
Así, mujer,
yo quiero
tu sombra poder ser,
que no se la lleve el viento
ni tú la puedas perder,
acompañarte en tus sueños,
y al alba… y en cada amanecer…
Sombra... tu sombra
quisiera yo ser… -
Cuando abro la puerta del alma
y veo mi interior dormido,
buscando algo interesante
cuando dentro de ella miro,
me vienen recuerdos
que son los testigos
de aquel gran amor
que por ti he sentido,
y buscando en ella, por dentro,
lo que he perdido,
me llegan pensamientos
de cuando era un niño,
que por el bosque buscaba
un árbol caído.
Y, entonces, pienso
que tu amor y el mío,
son como aquel árbol,
en el bosque, caído,
que el paso del tiempo
ha logrado herirlo,
hasta que, sin fuerzas,
al suelo se vino,
para nunca más levantarse
yaciendo dormido,
en el suelo del bosque
donde ha nacido.
Y nuestros amores,
que llenos de cariño,
nacieron con la ilusión
de permanecer erguidos,
llenos de esperanza,
siempre unidos,
el tiempo, implacable,
lo ha conseguido,
los ha derrotado,
al igual que lo hizo
con el árbol del bosque,
con el árbol caído... -
Si algún día de mí te olvidas,
si tu amor se agota consumido
porque algo se interpone en nuestras vidas,
si acaba entumecido
o le invade el dolor del alma marchita,
si vivir como has vivido
deja tus miradas vacías,
envuélveme en tu olvido,
pero a mí, por favor, no me lo digas.
Resistiré sufrimiento y dolor,
aguantaré vientos fuertes y mareas,
pero no me digas que se te acabó el amor
porque no podré resistir que ya no me quieras.
Si algún día de mi te olvidas
nunca me lo digas,
espera a que yo me muera… -
Ese día le dí un beso,
que de mi boca salió,
y lo guardé para siempre,
dentro de mi corazón.
Y ella me respondió
con una caricia
y un abrazo que me dio.
Su ternura iluminada
por mi amor y mi pasión,
eran por fuera sus miradas,
y por dentro su ilusión.
Me quedé
mirándola un rato,
ella la cara volvió,
por última vez nos miramos,
hasta que de mi vista
desapareció.
Entonces,
con amargura y dolor,
mi cabeza agaché,
y mis pensamientos,
mezcla de amor
y desaliento,
lentos,
cansados,
la empezaban
a echar de menos,
de mis penas saturados,
dentro de mi cabeza,
llenos
de mis desencantos
y mi tristeza.
Me sentí acabado,
sin fuerza,
pequeño,
como árbol derribado
por la furia del viento,
mi cara palideció,
mis ojos
llorosos,
sin consuelo,
mi boca enmudeció,
un huracán de silencio
lo único que se oyó,
y en otro mundo
parecía
encontrarme yo.
Fueron momentos eternos,
de casi un eterno adiós,
mi corazón sufría,
mi alma se reveló,
amasijo de sentimientos
que todo mi cuerpo
cubrían,
diluyéndose
en un momento,
desapareciendo,
cruzándose
con mis recuerdos
de mi cuerpo atormentado,
callado,
sin deseos,
mientras
despegándose del suelo,
se iba marchando,
y en mí empezaba
mi pasado...
y hacía tan poco tiempo
que una caricia
y un abrazo,
rematada,
con un hermoso beso,
nos habíamos dado... -
Me he preguntado
y me preguntaré mil veces más,
qué firmamento o qué cielo,
en la luz transparente de mi jamás,
claridad indómita que cubrió
mi corazón y el tuyo por igual,
sin dejar espacio a las sombras,
en sinfonía de hojas, en recital,
traspasar los rayos del sol
y nuestro cuerpo bañar,
dejar que un amor nazca vacío,
que crueles nubes de penas llenarán,
y sin dar descanso al destino errante
en mis ojos tus pupilas se meterán.
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