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Viendo entradas en la categoría: POEMA DE AMOR - Página 7
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Se desliza suavemente la noche
- callado murmullo –
auscultando los espacios de mi alma
compañera solitaria de la pluma
transita de puntillas su silencio.
No asoma hoy la luna
- conspiradora presencia
que viste de gala mis letras –
ilusión forjada en único celaje
traspasando la oscura esfera.
Bostezan dos luceros apenas
- inspiración precaria –
roban a destajo su brillo
encadenando eslabones quejumbrosos.
Convoco a mi musa trasnochada
- desaparecida sin aviso –
entonando un bolero pasado de moda
con su copa en la mano
se acerca dando traspiés.
Ciertamente hoy no soy poesía
- me dice –
compungida la entiendo.
Antes de guardar mi pluma
anoto mi nombre en su agenda
pendiente de una próxima cita.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a spring, a Gustavo Cervantes y a 1 otra persona les gusta esto. -
Eres la medida exacta
de mis sueños.
Unos ojos apretados a los míos,
rumor de besos
que se agita entre la piel,
mis pechos amarrados
a tus manos,
un ocaso con sus labios
en mi frente,
remontando los abismos.
Y yo te amo,
como luna de diciembre,
- diáfana y brillante -
como el amor que no se nombra
pero habita en la ternura
de una boca,
y se vuelve jadeo,
risa, lágrima, o murmullo.
Un solo amor, que no es de antes
ni después, ni de esta hora,
sino es eterno y azul como el asombro
de estar aquí y estar contigo.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, spring y Gustavo Cervantes les gusta esto. -
¡Es tan mágico ese silencio entre dos!
Como una comunión de palabras sin letras,
como una presencia constante
como un sereno susurro que hace vibrar mis versos.
Es lo que somos,
la conjugación final del verbo estar.
Caminamos los abismos de espalda al sol
porque el rostro permanece oculto,
triste incongruencia del querer ser y no estar,
del querer estar y no ser
yo, tu, nosotros,
como mirar sin ojos detrás
de la línea del horizonte.
Hoy viniste con tu bandera ondeada
a pesar de la lluvia,
con la agonía disfrazada de esperanza.
Estás, oigo tu respiración
como el tic tac del reloj que marca los minutos
que faltan para después, para otra vida.
En la ventana se acumulan los besos,
las palabras no, ellas se escapan de mi aliento,
de mi pluma mientras yo permanezco atrapada
en esta sensación de esperar, de esperarte.
Quizás llegues, quizás vengas junto con la noche.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a spring, a Gustavo Cervantes y a 1 otra persona les gusta esto. -
Quiero tus besos, tu cuerpo, tu desnudez
quiero el roce de tus manos,
sin el mudo mensaje que me acerque al tiempo efímero,
quiero tu boca tibia, tu abrazo estrecho
que caliente mi cuerpo, sin prisas.
Quiero tu sudor, tu cansancio
que reclame la quietud
de mis batallas ya luchadas.
Quiero la renuncia de esas viejas heridas,
quiero que me digas que aún podemos
desnudarnos desafiando a los sueños,
que hay una vida, un espacio que llenar
con nuestros nombres.
Quiero ese hombre de junio,
que detuvo el tiempo a la hora justa
para bordar de claveles mi piel.
Ana Mercedes Villalobos
A ti y a Gustavo Cervantes les gusta esto. -
Decías del tiempo,
de un cuerpo en otro cuerpo,
de las voces
que susurran en la noche,
del paraíso que nos lleva hasta
el umbral del infierno.
No sé de que me hablas,
cuando tan cerca
tu aliento me acaricia.
Tu risa gira en mi sombra
como un naufragio,
el naufragio final
de tu boca en mi boca.
Se filtra tu nombre entre las brumas,
en ese jadeo que palpita en mis oídos
de pétalos, de aromas,
delicias que suben por mi vientre.
Las palabras se detienen,
hasta la música, se devuelve
en palpitante jolgorio.
Nuestros cuerpos atados al deseo,
bajo la luz fugaz
que señala en mi memoria,
el último espacio que tus manos
recorren en mi piel.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, Gustavo Cervantes y Felipe Antonio Santorelli les gusta esto. -
Mientras la lluvia lame los cristales,
llegan los recuerdos, que como retazos
de ternura, me traen tus ojitos traviesos,
que seguían la vida juguetones,
prendidos atentamente a mi regazo.
Acercabas tus manitas inquietas,
que con su cargamento de cariño,
repartían tu atención
entre mi rostro y tu chupeta,
mientras tus besos pegajosos
se apretaban en mis mejillas,
y tu balón saltaba retozando,
desde la pared hasta tu risa bulliciosa.
Ahora tu mirada es de luna, y tus andanzas
tienen otro nombre, una barba incipiente
me deja el escozor de tu saludo en la piel,
para hacerme saber que todavía me quieres,
disimulando los abrazos que auspiciaban
las lecturas al pie de la cama, cuando se ataba
tu miedo a mi cintura, hasta que el sueño
clausuraba tus pestañas.
Llueve aún, las horas pasan, estoy aquí pendiente
de tus pasos , evocando momentos inolvidables
de vida que llenan las largas horas de la noche,
cuando la lluvia alborota silencios,
susurros incansables, que alimentan la ausencia.
Ana Mercedes Villalobos
A ti y a Gustavo Cervantes les gusta esto. -
Como una línea vertical
alineada con los sueños
nos entregamos.
La mordedura del tiempo
deja su huella en la voz
se quiebra, se muere.
En la distancia de un vuelo
mis labios se rinden a tu boca,
se enciende de deseo la mirada,
no hay tregua en la eterna
letanía de la entrega.
Se visten los te amo de etiqueta,
para llenar de caricias las bancas
de los parques, ya no habrá
paliativos para apartar la maleza,
en la sombra, mis ojos, vuelven
a su primigenia luminosidad.
Ana Mercedes Villalobos
A ti y a Gustavo Cervantes les gusta esto. -
Esta tarde me sorprendo extrañándote,
pero me gusta - ¿sabes? -
son esos momentos que se tiñen de azul
y despiertan los anhelos,
los besos eternos,
esas caricias que queman la piel.
Recuerdo esa noche de traje y corbata
la risa que te torcía la boca,
nos hacía llorar,
corrimos sin zapatos por el parque
para refugiarnos al pie del araguaney,
allí nos besamos por primera vez.
Es como ir hilando sueños
desde un amor que huele a lluvia,
que va mojando todo a su paso
hasta llegar – como siempre –
de nuevo a tu risa,
allí nos regresamos
a este melodioso interludio
entre los besos, nuestras bocas
y nosotros, siempre nosotros.
Ana Mercedes Villalobos
Te gusta esto. -
No es suave la brisa que sopla en tu jardín,
mas bien es huracán de Agosto,
que se goza en sacudir las cimientes
empapandolo todo, como un río
que arrastra en su corriente cada piedra,
en un viaje sin retorno.
Vocación de loco, sueles decir,
y en un gesto que presumo complacido,
te sonríes, grande, como un niño,
como el eco del alma que preside tu tiempo,
aunque tú, lo niegues siempre.
Así de pronto, en un relámpago
que abarca el universo, retorna el genio,
la bravura del temporal agrieta la memoria
donde has sembrado tus nostalgias
que claman por refugio,
por ese abrazo de eternidad que las sostenga.
Todo llega a la hora justa,
como la madrugada que despierta el mundo
desde el bostezo de la noche,
y te levantas, desnudo y frágil,
mientras se tiñe de luz,
el último rescoldo de esperanza,
que tercamente, escondes.
Entonces la ternura se disfraza de tu voz
y yo, me sumerjo en la placidez del agua
donde dibujas tu rostro,
hasta pronunciarme.
Ana Mercedes Villalobos
A spring, Edna Victoria y Bernardo de Valbuena les gusta esto. -
Destejo los colores del alba
sobre los que intento sostenerme,
en un bostezo que apaga la luna
dilatando su regreso hacia la noche.
Y soñando con los ojos abiertos,
sentimos la magia del amor,
que disipa la triste melodía
en la que se alojan nuestros miedos.
Porque es temor la palabra
que resuena en el desierto,
la que calla temblando
de tanto olvido,
y se unge de tu nombre,
en un ligero soplo de viento,
que alivia la brasa que regresa.
La que viene a guarecer su llanto
en el furor de la piel,
principio y fin de un camino
que transitamos tantas veces,
y que se alarga hacia las sombras
como una página en blanco
que solo se escribe de deseos.
Ana Mercedes Villalobos
A spring y Edna Victoria les gusta esto. -
Te amo como melodía, como calles desiertas
donde sembrar mis versos
como palabras, como desvelos
como las manos amorosas que me sostienen
y esa vida que ha bañado de plata nuestras sienes.
Todas mis fatigas y mis ocasos
se tratan de ti,
de las estrellas que dejaste tatuadas en mi cuerpo
que acarician cada ausencia de tu piel.
Te amo en todas las horas que habitan mi universo,
el tiempo de mi tiempo
el momento en que me asomo a contemplarte,
en esas tardes que se pintan de naranja
con tu silueta dibujada en mi mirada.
Amo la lluvia que nos empapa,
el fragor de las olas que se baten en mi orilla
sin encontrar descanso.
Te amo en todos los colores, en el tono de tu voz
y también en todos mis poemas.
Ana Mercedes Villalobos
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No sé si será amor llenarse de silencios
aunque no tenga ganas de dejarte ir,
quizás el atardecer traiga la respuesta
para este suspiro que muere en mis labios.
Es sencillo cuando me tomas en tus brazos,
dos corazones en un solo latido
y los sentidos desbocados,
es como una condena que dicta sentencia
en cada abrazo, en cada roce de tus manos.
Aunque yo prefiero la hora menguada
de estar contigo y conmigo, entre susurros,
mientras la lluvia intenta llevarse las ideas
y dejarnos desnudos aquí, entre tú y yo.
La hora de mirarnos sin palabras, sin tiempos,
de mirarnos sólo,
así, con los ojos plácidos,
cómplices de amarnos,
con cascabeles bailando en las pupilas.
Quizás la primavera nos regale
una luna llena donde encontrarnos.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a bristy, a Lorelizh Beye y a 1 otra persona les gusta esto. -
Me gusta despertar
prisionera de tus labios
con tus besos en mis hombros,
¡tan cerca de nosotros!
Tus dedos tejiendo mis cabellos,
mis ojos abrochados a los tuyos,
después de atravesar la noche
con el cielo abrazado
a nuestras sombras.
Acurrucada a tu costado,
más allá del paraíso o del infierno.
Y amarnos en el oleaje de la luna
que nos contempla calladita
y nos sonríe.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, bristy y Lorelizh Beye les gusta esto. -
En el resplandor azul del universo,
aprendemos a entregarnos,
se iluminan las risas
en el verdadero sueño,
solo tus ojos, silencio, quietud.
Me aprieto entre tus brazos,
la mañana se esconde
detrás de la montaña,
se despereza entre la niebla,
y mientras recorres mis piernas
con la suavidad de tus manos,
mis versos se silencian en la boca
mordisqueando tus labios.
Solo queda decir una palabra,
y en ese frenesí se levanta mi voz
como un poema de otro mundo,
de otro amor, de otro yo,
pero con un mismo rostro
y un mismo corazón.
No sé dónde se encienda el clamor,
pero en su origen quedó un suspiro
que guardo para ti, como un regalo,
la inmensidad de un te amo.
Volvamos de nuevo a la luz,
a la belleza, al encuentro de ese amor
con el que siempre soñamos.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a bristy, a Gustavo Cervantes y a 2 otros les gusta esto. -
El tiempo y la distancia
me devuelven a la noche,
al silencio donde nacen los anhelos,
a tu voz que susurra en mis oídos,
como esas noches de luna.
Aturde la luna – dijiste -
y yo quería solo despertar
mis labios cerca de los tuyos,
como una sonrisa, como ese lucero
que enciende en la oscuridad,
deseos olvidados.
Ven, acércate a mi pecho – susurraste -
y se abrieron los cielos en tus brazos,
es que mi cuerpo sabe cuando estás,
-escucha el latido de mi sangre –
y me miraste con la certera sumisión
del amor que nos habita.
Ana Mercedes Villalobos
A ti y a Lexema les gusta esto.
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