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Viendo entradas en la categoría: POEMA MELANCÓLICO
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Hay un instante de mi vida
en que detengo la mirada
más allá del quejido de las horas,
es el breve espacio en que me ausento.
Entre los pasillos de mi alma
se levantan las tormentas
que propician mis silencios,
y allí, donde el amor comienza a doler,
me pierdo.
Remontando auroras levanto mi rostro.
En los rosados violetas en que se borda el sol
mi alma se aquieta,
es como volar del infierno al cielo en un segundo,
como naufragar en el océano
reclamando tu presencia.
En ese instante detenido en que mis labios
son sólo un eco, un poema sin pronunciarse,
se esfuman las voces
y vuela la palabra rompiéndose en el viento.
Ana Mercedes Villalobos
A NUBE ATARDECER, Grace, bristy y 1 persona más les gusta esto. -
Sólo morir, ¡tan dolorida!
con ese dolor que es puñal,
afilada espada que te parte en dos.
¿Cuánto dolor puede caber en ese corazón?
Callada, con o sin palabras eres tú.
A la orilla del silencio, a la orilla de la vida.
Contigo, con la otra que eras tú misma
como un jardín en ruinas.
“No hay una historia de amor sin amor”
La esperanza se acaba, se deshace
en la humedad de tus ojos, en la rebeldía de tus letras
en el lugar en que todo sucede, en tu poesía.
Allí tramaste tu muerte, oíste su voz junto al río.
Ella te habló con su arpa y su vestido rojo,
recitó tus poemas sin destinatarios,
negándote la luz que tanto buscabas,
en el mundo despoblado donde te sumerges.
Te habló en el lugar del amor,
abrazada a tus nostalgias, a tus miserias,
en el tiempo que atraviesa los cuerpos.
En tus poemas escritos en la piedra,
a sangre y fuego, en ese dolor inacabable
donde hallaste el motivo de tu muerte.
¡No escuchaste al poeta que te quería viva!
Todo era oscuro, todo era silencio,
no hubo alegrías en tus memorias,
sólo ese espacio negro,
donde te dejaste caer,
en la espesura de la noche.
“No quiero ir, nada más, que hasta el fondo.”
Ana Mercedes Villalobos
A NUBE ATARDECER, Inoxtransa, bristy y 1 persona más les gusta esto. -
Peregrinos de sueños lejanos
de hogueras encendidas
como esa flor que abre a la vida
para regalar su aroma al viento,
tejiendo de promesas cada pétalo.
Un lienzo escrito sin palabras
aferrados a la luz de una mirada
que se pierde en la sombra,
o como ilusiones peregrina
en el silencio que se apaga.
O quizás amor eterno,
como el agua de río que retoza
incapaz de sosegarse,
o un lucero encendido
como las horas del tiempo
que pasan y pasan.
Un amor habitando otros cuerpos
como labios sedientos de labios
para robar unos besos,
o esos anhelos inconclusos
atados a un recuerdo
que se evoca y se evoca
aunque no se haya vivido.
A bristy le gusta esto. -
El corazón arruga los ojos
en la infinita madrugada,
sólo un rumor
y una lámpara encendida
que brilla a lo lejos,
como ese espacio tan apartado de mi,
donde me amas.
Allí está mi piel, mis manos
donde tu alma se recuesta.
Vimos caer los besos
desde los balcones
heridos de soledad
merodeando mi vientre,
porque su única virtud era besarnos.
Ahora duermen en la quietud de las aguas
no buscan reposo para sus cansadas bocas,
no necesitan del aliento que ahogue sus tristezas
ni del calor para sus gélidos labios.
Esos besos eran perfectos
en la geografía de los cuerpos,
nuestros cuerpos,
pero ellos, nunca lo supieron.
Ana Mercedes Villalobos
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Vivimos en una vocación de desamparo,
llorando nuestras ausencias
en un derroche de tiempo
que le arrebatamos a la vida.
La distancia fue nuestro enemigo,
dejamos los boletos al azar
y las ilusiones buscaron
nuevos destinos.
El tiempo ganaba indulgencias
con nuestras lágrimas,
pero en algún verano se secaron
y con ellas, los latidos
que presumimos recíprocos.
Hasta las estrellas fugaces
que acompañaron nuestras noches
se apagaron, ante el asombro del largo hilo
que nos mantenía unidos,
y que nunca nos alcanzó
para enredarnos.
Y la palabra también se secó.
Allí comenzó nuestra muerte,
como un trago amargo de un amor a destiempo,
entre susurros que se fueron silenciando
hasta declararse ausentes.
Sólo quedó el vacío,
a dos pasos de nuestras pieles.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, Gustavo Cervantes y Ortunyo les gusta esto. -
Hay días que me dueles
en todos los poros de mi piel,
siento el alma vacía
de tanta ausencia,
con ese sabor a nostalgia
de un amanecer sin aurora.
Es como tener en la mirada
la movilidad de los latidos,
aunque cierro los ojos
los recuerdos no se esfuman,
solo hay destellos entre
los párpados cansados.
Mis labios, que han quedado
desahuciados de tus besos,
se detienen desvalidos
a la orilla de tu boca,
perdidos, huérfanos,
como borrando los momentos
de aquel amor,
que siempre fue sed.
Ana Mercedes Villalobos
A bristy, spring, malco y 1 persona más les gusta esto. -
En honor a Alejandra Pizarnik
Sólo morir, ¡tan dolorida!
con ese dolor que es puñal,
afilada espada que te parte en dos.
¿Cuánto dolor puede caber en ese corazón?
Callada, con o sin palabras, eres tú.
A la orilla del silencio, a la orilla de la vida.
Contigo, con la otra que eras tú misma,
como un jardín en ruinas.
“No hay una historia de amor sin amor”
La esperanza se acaba, se deshace.
En la humedad de tus ojos, en la rebeldía de tus letras
en el lugar en que todo sucede, en tu poesía.
Allí tramaste tu muerte, oíste su voz junto al río.
Ella te habló con su arpa y su vestido rojo,
recitó tus poemas sin destinatarios,
negándote la luz que tanto buscabas,
en el mundo despoblado donde te sumerges.
Te habló en el lugar del amor,
abrazada a tus nostalgias, a tus miserias,
en el tiempo que atraviesa los cuerpos.
En tus poemas escritos en la piedra,
a sangre y fuego, en ese dolor inacabable
donde hallaste el motivo de tu muerte.
¡No escuchaste al poeta que te quería viva!
Todo era oscuro, todo era silencio,
no hubo alegrías en tus memorias,
sólo ese espacio negro,
donde te dejaste caer,
en la espesura de la noche.
“No quiero ir, nada más, que hasta el fondo.”
Ana Mercedes Villalobos
A bristy, Chema Ysmer, spring y 2 otros les gusta esto. -
No bastan los océanos
para acunar las lágrimas,
ni mis manos, ni mis pies,
ni siquiera mis ojos.
Siempre es la ausencia
la que nos desdibuja,
no a tu alma, ni a ese día
de febrero en que
tus labios llegaron
a mi encuentro.
Fue después cuando
desafiando la esperanza
decidimos morir
en la cercanía de ese
fuego que fue ave
suplicando sus alas
y que nosotros
le negamos.
Yo vi partir tu alma
desde ese nido.
Las paredes se poblaron
de ecos, ahora que nadie
las habita, como esos
lugares sin luz,
silenciosas,
vacías
sin ti.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a spring, a Desairado postrimero. y a 2 otros les gusta esto. -
El naranja que se escurre en el crepúsculo
como llanto del otoño interminable
me acompaña esta tarde velando la nostalgia.
Para embriagarme me basta la tormenta
la mirada que ilumina mis mañanas
tus ojos que crecen en la espuma del tiempo.
La noche me anuncia un sueño
donde siempre eres tú y el mar
centinela de tus recuerdos que tanto amaste,
allí descansas entre sus olas.
No puedo ofrecerte más,
revuelvo mis cajones y no te encuentro,
nunca hubo cartas de amor.
Te guardo y te pierdo en un solo papel,
como las tardes que vivimos
en el malecón donde soñamos
Quedábamos nosotros y ya no estamos.
Ana Mercedes Villalobos
A bristy, Felipe Antonio Santorelli y malco les gusta esto. -
La mirada es apenas un reflejo
en esta soledad, ella no tiene
quien abrace sus lágrimas
o quien disfrace su esperanza.
Se cansa de saberte lejos,
de llenarse de recuerdos.
Las noches son un río de turbulentas aguas,
donde se sumerge de puntillas
para no despertar los silencios,
pero ellos, siempre la sorprenden.
Así es esto, te callas,
y como es costumbre,
se borran las sonrisas.
A lo lejos, se anuncian
los primeros rayos de la aurora.
Nunca nos fue tan necesario un amanecer
que aliente la palabra,
que la asome a la boca
que deje al sol encenderse lentamente,
buscando su cenit,
para que nos caliente los labios.
Ana Mercedes Villalobos
A bristy, Felipe Antonio Santorelli y malco les gusta esto. -
Quise quedarme en tu sonrisa
pero no hubo quórum,
el corazón herido no da tregua
es como una planta seca lo sabes,
nunca responde.
No es la distancia entre dos bocas,
sino entre dos almas
la que determina la ausencia,
dos manos que no saben unirse,
que buscan cada una otra mano.
Vuelvo a ser ave, ya ves,
no sabes de miradas ni de espejos,
un segundo bastó, ahora
la luna gira y me llama,
no comprendes, nunca comprendiste
no supiste leer entre mis líneas.
Dejemos el café para otra tarde
hoy tengo que saldar
mi propia ausencia.
Ana Mercedes Villalobos
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Descalza, voy dejando piel
por el camino,
guijarros inquietos
se aprietan a mis pies.
Es ese cielo gris que se confunde
entre las nubes, el que se tatúa
incansable en tus ausencias.
Los claros y oscuros,
se adueñan del paisaje.
Como el vuelo del águila,
que en círculos de espacio indefinido
se mueve bajo la luz,
praderas que se esconden en las sombras
para abrazar mi cansancio.
Anhelo el verde despertar de primavera
que sacuda el tiempo en mágico latido,
y que llene mis espacios
del aroma infinito de los bosques,
con sus pinos erguidos al sol
saludando la mañana.
Sus claros rayos,
iluminan mis oscuras nostalgias.
Ana Mercedes Villalobos
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No siempre el cansancio
oculta las memorias,
a veces se hace un nuevo intento
y retorno a mi montaña
hasta remontar la cumbre,
allí se posterga el adiós.
Los silencios sucumben
entre los instantes,
hiriendo los maltrechos corazones.
Las dudas amanecen tu mirada
y se hacen eco de todas las tristezas
del mundo,
de la agonía de los vientos,
de las alas que naufragan tu cielo.
Tus ojos ahora huyen,
me niegan las respuestas.
Son un paraje desierto,
un lienzo sin vida
olvidados de mis ojos.
Ana Mercedes Villalobos
A bristy, spring, malco y 1 persona más les gusta esto. -
Nada se asemeja
al hervir de la sangre,
al misterio de la lluvia
cuando se alborotan
las nostalgias,
sabor de sal en los labios.
¡La mañana es testigo!
El vacío navega el alma,
eterno oleaje,
se sumerge en la bruma
y desdibuja el eco
de las risas.
Los ojos delimitan el espacio,
se hace eterna, infinita,
la necesidad de entregarse,
más los labios
permanecen en silencio,
como si el viento
no supiera escucharlos.
Se enciende entonces la tristeza
y se apaga la voz,
que naufraga
en las calles desiertas
de los corazones ausentes.
Ana Mercedes Villalobos
A ti, a NUBE ATARDECER, a Felipe Antonio Santorelli y a 7 otros les gusta esto. -
El corazón se hizo ovillo
desde el temblor impreciso de tus letras donde amaneces desnudo y silente
en el lugar en que el olvido nos convoca
en que las palabras se quedan sin sonidos
en que el miedo amuralla los verdores
permaneciendo intacto
en el horizonte de tu boca.
Mis ojos se humedecen
con el resplandor del abismo
lloro asomada a ese oscuro vacío
por donde resbalan los recuerdos,
desafiando al tiempo de tus besos
hasta el instante del silencio recurrente
que impávido amenaza
con desangrar mi garganta.
Sentado al otro lado de mi vida
guardas celoso tus derrotas,
senda en la que adrede te extravías,
mientras los vientos del norte
riegan de soledades mis manos
que sin el abrigo de tu sombra
pernoctan en la memoria
de unas viejas caricias.
Ana Mercedes VillalobosA ti, a Felipe Antonio Santorelli, a bristy y a 4 otros les gusta esto.
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