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Viendo entradas en la categoría: Soneto - Página 2

  • lesmo


    Para Dvaldés glosando a Dámaso Alonso
    en su soneto "Hermanos"


    Ay sí, nadar, nadar, contracorriente,
    entre las marejadas y las olas,
    entre vicisitudes, siempre a solas,
    en este mundo extraño, y displicente.

    Entonces aparecen, de repente,
    sus voces en mil claras aureolas
    o bien en murmurantes caracolas
    con una lengua hermana dulcemente.

    Y en ella tal grandeza es cuando asoma
    que todo cuanto es dicho en nuestro idioma
    cruzando el mundo entero aún resuena,

    volando el mar, la sierra, o por el llano;
    si digo "amigo en Dios" , y en castellano,
    la boca con "hermano" se me llena.

    "Hermanos" de Dámaso Alonso se puede encontrar en este mismo Blog en la siguiente entrada de la cual dejo el enlace: http://www.mundopoesia.com/foros/entrada-blog/de-damaso-alonso-hermanos.27912/
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  • lesmo

    A Lesmo
    (otoñal)

    Con buena vibra viene tu presagio.
    Imagino el paisaje amarillento
    junto al llamado del flautín del viento
    que al otoño extasía con su adagio.

    Del glamour de tus obras me contagio
    y aunque a veces las reglas yo violento
    amo tus rimas —cómoda me siento—
    y se niega mi cálamo al naufragio.

    Nardos de oro en nuestros universos:
    la luna, el sol y tus genuinos versos;
    tanto rielar me deja sorprendida.

    Con tus cantares —gráciles cristales,
    joyeles en mis campos otoñales—
    le traes panaceas a mi vida.

    Ligia Calderón Romero.


    Aquel adagio

    Era en este lugar que en la mañana
    me sorprendí, no tanto por tu verso,
    quizás por renovarme el universo,
    y comprendí al otoño en tu ventana.

    Pues era ya el otoño, Ligia, hermana,
    voló mi pluma, sí, por el anverso
    de una hoja caduca, aún con terso
    matiz amarillento y vetas grana.

    Era otoño, y llamaba a aquella puerta,
    dejándome la hoja que, aun muerta,
    parecía ser como un gran presagio.

    Era otoño otra vez con sus reflejos,
    con multitud de ocres, y a lo lejos,
    oí, y cómo de hermoso, aquel adagio .

    Salva González Moles

    Vengo aquí a publicar el soneto que la grandísima Ligia me escribió en respuesta a uno mío y publicó en su esmerado blog. El segundo que van a leer es mi respuesta a éste. Todo bajo el bandoneón de Astor Piazzolla en su "Otoño Porteño". Con mi admiración y gratitud a Ligia por su presencia constante y estos sensacionales momentos de amistad y poesía.

    Salvador González Moles.
    A libelula y malco les gusta esto.
  • lesmo


    Esas bellas palabras

    Esas bellas palabras que de tu boca vienen,
    aparecen, de pronto, para inundar mi oído,
    para segar mis penas, para darle sentido
    a la vida que pasa, tanta hermosura tienen.

    Son esas, si las dices, serán las que convienen,
    las que más apacientan sin hacer ningún ruido,
    las que llegan y apagan mi trémulo gemido
    y las que, sin saberlo, más y mejor sostienen.

    Son esas tus palabras, delicadas y amables,
    las que me dan apoyo como tiernas alfombras,
    las que no soliviantan y son inolvidables.

    Son esas, por ser tuyas, poeta, no me asombras,
    y serán siempre mías porque serán palpables
    señales amorosas, con las que tú me nombras.
    A malco y E.Fdez.Castro les gusta esto.
  • lesmo
    Miserere mei...
    Olvido

    Si miras a tu hijo en su calvario,
    su mente que es su cruz y su martirio
    que oculta su morado como un lirio
    desde tu gran silencio en el sagrario.

    Ves a tus predilectos a diario
    que acuden, se perfuman con el cirio
    pascual, en tanto yo con mi delirio
    enfermo, vago triste y solitario.

    Y Tú, si a Lázaro que ya podrido
    sacaste de la tumba perfumado,
    sabrás que en mi yacija muerto he sido.

    Si Tú pasas de largo por mi lado
    sabrás, de sobra sabes de tu olvido
    y así por qué razón me has olvidado.

    Laus Deo
    A malco y E.Fdez.Castro les gusta esto.
  • lesmo


    Los frescos de San Nicolás
    de Valencia


    Detalle tras detalle no visible
    a causa de la altura en lejanía;
    es claro que el autor lo pintaría
    ajeno del aplauso apetecible.

    Un juego de color, en imposible
    equilibrio, en la bóveda ponía,
    allí que solamente lo vería
    aquel cuya mirada es infalible.

    Allí, que la herramienta del obrero
    trabajó en diminutas perfecciones
    donde no llegaría el ojo humano;

    y sólo por dejar, con todo esmero,
    a tan Grande Señor las oraciones
    del arte que salía de su mano.
    A malco y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  • lesmo
    Por sentirte, al leer, algo mejor

    Prefiero para ti el itinerario
    que tenga en la palabra lo bastante,
    tal vez, sin la metáfora impactante,
    huida del exceso lapidario.

    No quiero destilar del diccionario
    esencias de perfume mareante,
    que no debas ponerte ningún guante
    por algo que saqué del anticuario;

    tampoco de sí mismo poseído
    el verso que se mira sin pudor
    y al cabo nada es para tu oído.

    No necesita afeites el candor;
    si acaso me acerqué solo habrá sido
    por sentirte, al leer, algo mejor.
    A malco le gusta esto.
  • lesmo
    La palabra
    Juan, I, 1; Mat, VI, 9.

    Llave del ser, fue en un principio el verbo
    por él que se hizo todo cuanto muda
    y el verbo es la cadena con que anuda
    Dios los dispersos granos de su acervo.

    Por él el hombre deja de ser siervo,
    se vale de él en la batalla ruda
    y en él la apaga cuando su alma suda
    como en la fuente tras de acoso el ciervo.

    Sea de Dios santificado el nombre
    que es Dios también, pues fue con la palabra
    como creara el mundo en un principio.

    Con la palabra, como Dios, el hombre
    su realidad de ideas forja y labra:
    nunca la profanéis a huero ripio.

    Salamanca, 28-IX-1910.
    Miguel de Unamuno


    Fuente. Poesi.as
    A malco le gusta esto.
  • lesmo
    I

    Para que de una vez te siga y vea


    Apenas un chiquillo y las mujeres
    estaban a tu lado en el martirio,
    y yo, por otro lado, en tanto mueres
    ajeno permanezco en el delirio.

    ¡Deliro, sí!, por tanto que me quieres
    y no te puedo ver ni con el cirio
    que alumbra los despojos que Tú eres,
    cerúleos, morados como un lirio.

    Debiera arrodillarme ante el madero,
    debajo justamente del reguero
    de sangre que te sale y que gotea,

    y allí quedarme inmóvil del espanto;
    ¿qué falta, Dios perfecto, dime cuánto
    para que de una vez te siga y vea?

    II
    "Memento, homo, quia pulvis es..."
    –recuerda, hombre, que eres polvo...
    Al Tabor desde el Calvario

    No sé si fue la mezquindaz o el miedo
    al propio sufrimiento, a la agonía,
    que no pude acabar lo que leía,
    tanto me señalaba con el dedo.

    No quise saber más de aquel acedo
    poema, largo y claro como el día,
    de la Pasión, la misma que yo huía
    apenas susurrando "credo", "credo".

    El pánico al dolor me sobrepasa,
    y al poco ánimo que tengo arrasa
    el verso contumaz y lapidario.

    Tal vez si repitiera con voz viva
    "¡credo, credo!", mi polvo y tu saliva
    me lleven al Tabor desde el Calvario.
    A malco y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  • lesmo
    A Rafael Nadal

    Ese gran español

    Constante en la victoria tras victoria
    luchó con tal valor quitando el cieno
    que a aquella inundación le puso freno
    y fue el manacorí de nuevo historia.

    El pueblo que lo lleva en la memoria
    lo admira por templado y por sereno
    y el vencido por él se siente bueno
    pues lleva al adversario hasta la gloria.

    Es épica su lucha y su destreza
    que aún, por su tesón, no tienen techo,
    mas lo que más asombra es la grandeza

    que adorna lo profundo de su pecho
    que a Rafael Nadal sobra nobleza
    para hacer del tributo su derecho.

    Salva González Moles
    A malco le gusta esto.
  • lesmo
    "Amigo", "contigo"

    A veces, todo envuelto de tristeza,
    el día largamente se eterniza,
    el sol se ve cubierto de ceniza
    y llenos los jardines de maleza.

    No es solo lluvia fina en la cabeza,
    es algo más profundo, que enraíza,
    que encierra, no saber qué paraliza
    sentir una emoción o la belleza.

    Entonces se presenta, y de repente,
    alguna voz amable y dice "amigo",
    que inunda el alma entera en un momento;

    y vuelven los colores al ambiente,
    y luego de escuchar decir "contigo",
    el mágico igual eco de su acento.
    A malco, Anamer, pepesori y 1 persona más les gusta esto.
  • lesmo
    A papá,
    in memoriam.
    Aquella noche
    (Album de fotos)

    Qué habrá flotando por aquel ambiente
    que huele tanto a amor y a chimenea,
    qué habrá en mi corazón para que vea
    aquel lugar de forma transparente.

    Qué habrá en esas miradas de inocente
    que el mismo Cielo en ellas se recrea,
    por esos niños puede que se crea
    que Dios estaba allí pleno y presente.

    Qué habrá que todo salta de alegría,
    será la Navidad, o habrá una estrella
    que fúlgida ilumina como el día,

    qué habrá...; no he visto yo cosa más bella:
    jamás habrá canción ni melodía
    ni habrá noches, seguro, como aquella.
    A malco y Anamer les gusta esto.
  • lesmo
    "No olvides que el Dolor es
    la piedra de toque del Amor."

    Camino, 439.
    Josemaría Escrivá.

    Entre neones


    Anduve algunas veces por desiertos
    de angustias y de torpes ansiedades,
    acaso entre el color de las ciudades
    no vi los fuegos fatuos de los muertos.

    Cegado, con los ojos bien abiertos,
    y sordo del escándalo del Hades,
    no pude ver ni oír cuántas maldades
    maquinan los demonios encubiertos.

    Me fui de aquellas villas con infectas
    aceras, parecían ser perfectas
    sus calles, con alegres emociones.

    Me fui porque seguí los tibios haces
    de luz que da el dolor, los más veraces,
    y al punto se apagaron los neones.
    A malco, Anamer y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  • lesmo
    A Cristo N. S. crucificado estando
    o poeta no seu último momento


    Meu Deus, que estais pendente de um madeiro
    em cuja lei protesto de viver,
    em cuja santa lei hei de morrer
    animoso, constante, firme e inteiro:

    neste lance, por ser o derradeiro,
    pois vejo a minha vida anoitecer,
    é, meu Jesus, a hora de se ver
    a brandura de um pai, o manso Cordeiro.

    Mui grande é o vosso amor e o meu delito:
    porém pode ter fim todo o pecar,
    e não o vosso amor que é infinito.

    Esta razão me obriga a confiar,
    que por mais que pequei, neste conflito
    espero em vosso amor de me salvar.

    Gregório de Matos (1623-1696)


    Traducción adaptada


    Mi Dios, que estás pendiente del madero,
    en vuestra ley no quise yo vivir,
    ahora que en tu ley he de morir
    con ánimo, constante, firme, entero:

    y en este lance al ser el más postrero,
    al verme de esta vida ya partir
    es, mi Jesús, la hora de sentir
    lo blanda que es tu faz, manso Cordero.

    Qué grandes son tu Amor y mi delito:
    aquí tendrá su fin todo pecar
    y no tu buen Amor, que es infinito.

    Me obliga esta razón en Ti confiar,
    si por más que pequé, mi ser contrito,
    tan solo por tu Amor me he de salvar.
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  • lesmo


    Medidas desesperadas


    No vengas a buscarme, ¡pasa, pasa!,
    que amores tengo más para ser dados,
    y aún, con mis cabellos plateados,
    me queda entre sonrisas cierta guasa.

    Si vieras mi salud un tanto escasa,
    que sufre con los días más nublados,
    le pongo los remedios adecuados
    y cierro los postigos de la casa.

    Y dejo en las paredes los espejos
    que miro solamente con reojos
    no vaya a entretenerme en sus reflejos.

    Me aparto de tristezas y de enojos
    que sé de un gran artista que en bosquejos
    me pinta sobre el alma trampantojos.
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  • lesmo


    I
    "Dios deseado y deseante..."

    Juan Ramón Jiménez.
    Deseado y deseante
    (La partida)

    Inquietud, ansiedad enamorada,
    rebullir interior, un viejo anhelo
    que hace todo azul bajo ese cielo
    en donde tiene puesta la mirada.

    Y llega, de repente, una jornada
    que es solo de horizonte y alto vuelo
    en que el dejar atrás es el consuelo,
    libérrima esperanza en la llegada.

    Entonces, cuando casi ya es memoria
    el tramo, y reencuentro con la Historia
    –esencia portentosa de un Destino

    de siempre deseado y deseante–,
    se arranca cada palmo a lo distante
    yendo hacia Compostela de camino.



    II

    Mística quietud
    (Peregrinar)

    Con mística quietud en el repecho
    un manto misterioso de verdura
    va creciendo en constante mojadura
    con el musgo, la hiedra y el helecho.

    Peregrino, de siempre, insatisfecho
    paso a paso en canchal y piedra dura,
    con sueños de lejana arquitectura
    que lleva en los pespuntes de su pecho.

    Pero al fin en la última colina,
    en los humildes henos se reclina
    acallando la fiebre que lo abruma;

    es tiempo descansado, y agradece
    la llegada, pues tocarlas ya parece
    las Torres de Santiago entre la bruma.


    III

    Íntima
    (Compostela)

    Andar entre su calle y su plazuela
    es todo intimidad hora tras hora,
    tal vez la pulsación dulce y sonora,
    matiz de la zanfoña o la vihuela.

    Quizás en el principio de una estela
    delgada haya una gaita añoradora
    que suene en los confines de la aurora
    y haga amanecer en Compostela.

    Llegar al Obradoiro y reclinarse
    pudiera ser lo mismo que asombrarse
    y absorto estar fundido con la Historia;

    o bien el transportarse algún milenio
    entrar en la explosión de luz e ingenio
    del Pórtico llamado de La Gloria.