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    Eres suave como una pluma,
    dulce como piel de uva, amada mía.
    Un temblor que arrasando mi esqueleto,
    me despierta entre oasis y palmeras,
    en un mundo de fantasías muy nuestro.

    Eres caricia del cielo,
    mi amor está enjaulado en tu pecho.
    Somos dos llamas que no se apagan,
    como mar enfurecido en una tormenta suicida.

    Somos dos cuerpos fluyendo,
    agua pura de manantial de amor
    de paraísos que sueñan.

    Viajo por el sonido de tu voz.
    Tu ternura me amansa,
    recorriendo mi cuerpo desde el ocaso hasta la alborada.

    Morir de amor
    cayendo las hojas de nuestros árboles
    a nuestros pies derrotadas.

    Tu mirada, un organismo latiendo.
    Una flecha lanzada hacia el cielo azul,
    despejado, sin nubes, diáfano.

    Mujer eres espiga meciéndome entre los trigales.
    Si supieses cuánto me cuesta estar sin ti.
    Cuantas amapolas y lirios desnudara para complacer
    nuestra hoguera.

    Sé mi pecado,
    envuélveme en tu noria,
    gira conmigo.
    Dame tu savia llena de magia,
    expande en mi cuerpo
    tu dicha de valle fresco.

    Alumbra mis pasos con tu luz de faro,
    resplandece mi amanecer
    como el sol resplandece
    al mar en la alborada.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
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    Mi adolescencia fue un vendaval
    de pétalos esparcidos
    sentimientos de estar vivo
    queriendo comerme la vida
    sus latidos internos, ser un dios
    sin poder ni dinero.

    Algo distinto a lo cotidiano
    ser plumero que todo va esparciendo.
    Pero apareciste tú,
    cuerpo de bocado de manzana
    con tu delgadez de filamento de hojalata
    esa mirada vivaz, encendida como una ascua
    y me robaste el alma.

    Una espiral de tormentas solares
    sueños con trenes saliendo de un túnel secreto
    con su columna de humo al descubierto
    viajar soñando y soñar viajando
    a un mundo que no era el mío, era del burgués
    del dinero enmohecido guardado
    en latas oxidadas de terciopelo añado.

    Mi adolescencia es subir lomas inalcanzables
    picores inolvidables, trabajos sin salario
    estupideces debajo del brazo, con una dictadura
    envolvente de miedo, castañeando los dientes.

    Mi adolescencia es amor a raudales, embobamiento,
    manos sudorosas , temblores carnales;
    una rosa en el jardín de las felicidades.

    El aliento eterno de hacerte mía
    por la eternidad de los tiempos
    en el firmamento.
    A bristy y Ana Fabiana les gusta esto.
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    Entre los geranios, tus lágrimas reposan
    brillando como las estalagmitas de una cueva
    de cuarzo.
    Pobres flores, soportar tanto desvelo
    sin tener ni siquiera un cuarto.

    Cómo deshacer la fragancia con penas,
    qué herida sin sangre sonríe y arde
    sin ser primavera, no hay cántaros en la tierra
    para apagar ese fuego.

    Tocando el cielo, con la suavidad que me miras
    cuando te sonrío, soy manantial sombrío
    ascendiendo por tus penas, voy consumiendo
    mi escarcha, para que brote de ti el frío.

    Gruesa anaconda, pasión de tu concha,
    qué cauce deshará este tormento; esta vanidad,
    está quemándome como un zarzal en el arroyo
    tardío de la tarde, que se consume como la antorcha
    lentamente.

    Tibieza de mi mar, andas revuelta, con un gran afligimiento,
    malestar que me desborda, no me gusta nadar contracorriente
    porque aumenta mi ceguera, y me pierdo por las laderas inertes
    de tus sentimientos, cuando se retuercen.

    Aprenderé a conocer la hermosura del aire,
    el candor de la pena, la espina de los rosales,
    el fluir de la sangre que con la tarde fenece,
    en el mar de los sueños de tu tristeza.
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  4. En el jardín de mi corazón
    florecen las rosas del amor,
    sus pétalos suaves y rojos
    acarician mi alma con dulzura.

    El amor es un río que fluye
    navegando las aguas de la pasión,
    sus olas me envuelven y me llevan
    hacia la eternidad de su abrazo.

    Amor eterno, como el mar infinito
    que se extiende sin fin, sin medida
    abrazando las almas con su calor
    llevando consigo la dicha del candor.

    Amor ardiente, como el amor en el cielo
    quemando pasión y deseo
    iluminando los corazones oscuros
    fundiendo los cuerpos como el hierro
    en la fragua de la sensibilidad
    y las mariposas que realzan tu bondad.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
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    Si tú te alejas, no sé si las rosas de mi jardín
    volverán a brillar, o perecerán con tus cenizas
    tu perfume no volverá a despertarme con su fragancia
    sólo quedará su indolente olor en mis sábanas.


    Si te marchas, flor de mis ansiedades nocturnas

    quedaré silente, frustrado, buscándote en mi agonía
    y el colibrí no volverá a posarse en mis pacíficos blancos
    como tú, ternura mía.


    Si te vas con otro sol, otras nubes,

    serás fruto que se desprende maduro
    cuando ya ha absorbido todos los nutrientes
    y deja al árbol desguarnecido, se ha ido parte de su vida.


    Cuando no estás, soy pez de aguas profundas

    nadando tranquilo aunque haya maremoto en la superficie
    no existe el miedo, se ha desvanecido, como un soldado
    abatido en una guerra sin sentido.


    Cuando vuelas de mi lado, sólo quedan tristes días

    la luna ya no es espejo, solo melancolía,
    los días opacos y fríos.

    Necesito aprender de nuevo el arte de la felicidad
    las angustias deben ser borradas
    de las hojas de mi calendario.


    Aunque nunca lo confiese
    siempre estarás en mi sangre

    en mi devenir del día a día.

    Te veré en el árbol, en la montaña
    circularás por el riachuelo de mi alma,
    porque la dicha que me diste debe permanecer
    para siempre guardada.


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    Pálida luz que envuelves la fogosidad
    alumbra mi felicidad de torrente de anhelos,
    abducido por tus indomables deseos de acabar
    con mis noches invernales y convertirlas en veraniegas
    ando como violeta en el jardín de la brisa perenne.

    Hablemos con el tacto, quiero ser girasol
    moverme con tu radiante amor de cereza;
    seamos manjares compartidos, melocotones, duraznos
    plátanos, en una fiesta acalorada en la alborada
    cuando los caracoles duermen en su gruta de ensueño.

    Seamos agua y barco,
    agua que bañe tu dulzura
    barco navegando entre tus ondas de porcelana fina
    puerto donde florecen las flores exóticas.
    Tú y yo, un bote sin remo en la inmensidad del océano
    inhalando nuestra fragancia de suaves pétalos.

    Sol descendiendo hasta tu cabello de rulos
    de azahar amarillento;
    lágrimas de nube recorriendo tu ingenuo escote
    de camisa blanca zurcida a tu cuerpo
    dejando entrever tus maravillosos
    monumentos de artistas del Renacimiento.

    Contigo lo quiero todo, sin ti no hay nada;
    acariciar tu cuerpo, oír tus susurros en mis oídos
    de anacardos sedientos de ti
    de tu humanidad hecha amor
    descubrir tus secretos, los sonidos de tus lagos,
    adentrarme en tus caramelos de fresa
    ser un cocktail, que emborrache nuestros pasiones
    con copas de amor eterno.
    A Poeta en Silencio y Alde les gusta esto.
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    Me levanto con la aurora,
    contemplando la belleza del amanecer,
    en un solitario banco, lleno de polvo,
    de recuerdos que cubren su frágil madera.


    En la quietud de las flores y algún gorjeo,
    la nostalgia
    me abraza,
    como agua de lluvia o la niebla envolvente,
    mágica, solitaria, como yo en esta mañana.


    Un tono de penumbra me acompaña,

    susurros de antaño se desvanecen,
    son ecos en el aire, no pasa el tiempo
    ni la espina clavada en mi costado,
    son serenatas cuando el sol se ha despertado.


    Así corazón de esperanza llegas a mi,

    posándote como la brisa sobre mis mejillas,
    suspiro intenso,
    bocanada de aire deshaciéndose con el viento
    sobre mis mejillas sonrosadas.


    Inocencia que encumbra al alma solitaria,

    mujer de hielo, manos frescas como brisas norteñas
    sé brasa en mi chimenea sin carbón;
    tráeme la lujuria, el pecado, en un forro de esperanza.


    No quiero traficar las caricias,
    emborráchame de pasión,

    mujer velero, abrázame en este rincón.

    Resplandece mi morada con los rayos de tu sol

    soy nube de flores suspirando por ti, hechizo de luna
    llévame al paraíso donde vivamos tú y yo
    lejos del manzano de la perdición.

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    ¡Oh amiga! silenciosa y muda,
    testigo de mi llegada a la luna,
    historia de mi vida, vaina encendida,
    eres un pistilo viviente;
    convertida en milagro, petrificado.

    ¡Oh amiga! eres mi despegue,
    un avión de plástico volando
    con el viento, que guarda mil historias,
    en cada uno de los recovecos que azotas
    con tu tormento.

    ¡Oh amiga! atraviesa el sonido,
    trae tus colores a mis pupilas,
    revolotea sobre mis sentidos,
    sé un enigma que se desliza
    entre mis sombras infinitas.

    Alegras las notas de mi mar,
    palpitando tus flores melodiosas;
    eres mi cielo volando, mi alegre euforia;
    caminos de vida compartidos
    en calles empedradas de sutileza.

    Soy pecado de tus sentidos,
    órdago de tu infinito,
    floración de tu jardín;
    soledad, amor, tristeza, empatía,
    una luz salida del alma que te arrulla.

    La escuchas y patinas, la lees y dinamita tu cuerpo;
    si me hundo en la ría, tus alas de colores
    se posan en una flor que se deshoja.

    Risas al al atardecer, tiempo cristalizado,
    capullo alumbrando tu vida soy, tímida claridad
    que me acongoja, indiferencia que me lastima,
    tus no, son mi tristeza melancólica
    servida en sorbos de alegría.

    Mi ansia, una garganta inagotable
    llamándote y no vienes;
    eres éxtasis del sonido que no llega.

    Contigo quisiera viajar en olas de nostalgia
    donde se proyecte nuestra vida
    en una pantalla de lujuria.

    Cama de sauce, vientre de petunia,
    no paro de pensarte, mis tristezas las disimulo
    cuando te canto.

    Eres mi miedo guardado en la maleta
    una estación aparcada en mi mente
    que te desea,
    bajo el manto de una noche estrellada, silenciosa
    y muda, donde dejes de ser un milagro petrificado
    y te conviertas en sueño dorado.
    A Ana Fabiana, andrearivera1 y Alde les gusta esto.
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    En el eco de la noche, tu presencia brillaba,
    como estrella fugaz que ilumina mi senda,
    pero en el cofre de la luz no estaba,
    ni en el bosque de los sueños incumplidos
    donde el tiempo es ascua efímera.


    Soñé contigo, entre luces y sombras

    en busca de lo perdido, de aquello que ansío,
    mas en el laberinto del alma, al despertar,
    hallé solo la certeza de que en ti, yo confío.
    A Alde le gusta esto.
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    Los recuerdos se desvanecen en la bruma,
    la felicidad se convierte en amarga espuma,
    y el amor que una vez brilló con fulgor,
    se convierte en un doloroso tambor.


    Momentánea destrucción del amor,

    es una triste canción sin ningún resplandor,
    pero en medio de esta oscuridad,
    la esperanza renacerá con más fuerza y voluntad.


    Porque el amor verdadero nunca muere,

    aunque haya sufrido momentos de pérdida y fiereza,
    siempre encontrará la manera de renacer,
    y brillar con más intensidad en la tristeza.
    A luna roja y Alde les gusta esto.
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    Mujer sublime, concha marina
    sobre la que quiero poner mi ofrenda
    ¿Dónde está tu altar?
    llévame de tu mano, caminando con altivez,
    como una modelo en la pasarela de tu fuego,
    de tu rebeldía hecha delicia.


    Mujer de todas las épocas, de mis tinieblas,

    sueños obscenos de flores desaparecidas,
    sobre tu cuerpo tiemblan los luceros
    y las estrellas se santiguan,
    fiesta de luces tenues es tu delicadeza.


    Tu palabra golpea sobre mi pecho de pétalo de azahar

    de amarillento limonero, de pico terso
    como la fresa de tu pecho,
    donde mis manos se deslizan apurando
    tu aliento de musa, la textura de algodón de tu piel.


    Quiero ser primavera en tus noches vacías de alma,

    la avispa que vuele a tu nido cuando estés desahuciada
    y fría, ola que se convierta en tallo envolvente para abrazarte
    como la hiedra se agarra a la pared para ascender, así
    quiero asirme a ti, trigo con surcos, alimento vital para mí.


    Acuéstate conmigo sobre mi parábola de vida,

    sobre la pradera de mi espalda, suave y musculada;
    seré tu abrigo, el mimo que te de cobijo bajo mi manto
    de exequias y reliquias que nunca has conocido.


    Ven conmigo hasta el infinito.
    A Alde y Melementos les gusta esto.
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    Hoy el mar tiene sueño,
    sus olas susurran suavemente,
    mientras la luna, con su brillo risueño,
    le canta una nana de terciopelo.


    Las estrellas se acurrucan en el cielo,
    como niños en su cama,
    mientras el viento juega en su cabello
    y la oscuridad se derrama.


    El mar se mece al compás de la canción,
    la luna le regala su luz plateada,
    todo parece estar en perfecta unión,
    en esta noche tan callada.


    Y así, entre la luna y el mar,
    se tejen sueños y secretos,
    en esta noche sin igual,
    donde todo es perfecto.
    A Ana Fabiana, Alde y Zulma Martínez les gusta esto.
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    Recorro tu cuerpo, siento tu piel,
    escucho tu respiración acelerarse,
    en cada latido, en cada rincón,
    me sumerjo en tu ser, me dejo llevar.

    Siento el palpitar de tu corazón,
    como una batería
    que marca el compás de tus emociones,
    de todo aquello que te hace vibrar.

    Mis manos recorren tu piel suave,
    despertando sensaciones dormidas,
    mis dedos danzan con delicadeza,
    explorando cada curva, cada herida.

    Tu aliento se vuelve más profundo,
    inhalo tu vida, yo exhalo mi dolor,
    me conecto con mi ser más íntimo,
    me sumerjo en tu ser, en tu interior.

    Escucho tu voz, tu verdadero deseo,
    que me guía en este viaje sin final.
    Te acepto, te amo, te renuevo,
    en este baile eterno,
    en este giro saltarín.

    Mi cuerpo se acelera,
    se calienta de pasión,
    se lubrica con deseo y esmero,
    y se empieza a mover con emoción.

    El deseo se apodera de ti,
    como un fuego que no puedes apagar,
    la pasión te consume entera,
    eres ascua en el brasero
    y el placer te hace temblar.

    Te amo en cada gesto y movimiento,
    te beso con fervor y ternura,
    te estremezco con cada caricia,
    y gimes de placer en esta aventura.

    Te entregas por completo al deseo,
    te dejas llevar por la pasión,
    en este baile de sensaciones
    donde soy dueño de tu sagrada flor.
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    Vengo a darte amor
    con la simpleza de una margarita
    acomplejada de tu belleza.


    Vuelo

    porque soy un albatros, a tu encuentro

    haciéndome dueño de tu corazón,
    que es el horizonte entre mi cuerpo y el tuyo.


    Belleza es tu esencia como la duna

    de un desierto, muro inabordable entre tu prisión
    y mis besos, sentimiento de tu corazón,
    soy tu dueño, corazón de cristal, luna de piedra
    amándote sin despeinar mi ego.


    Navego

    por un barco de afecto, lleno de rosas,
    columpio
    donde te recreas,
    montaña incapaz de articular palabra.

    Cuando me miras y me impactas como un proyectil,
    en la diana de mi corazón enfermo: tus caricias,
    pasión de arte rupestre en un alma de flores silvestres
    anclada en tu alma,
    donde se retrata la vida en su pura esencia.


    Los poetas, dueños del amor divino,

    exploran tu universo interior, llevándome a campos
    verdes de esperanza, donde despierta el alma
    en todos los jardines de tu casa.


    Entonces

    El amor florece como las rosas

    como las olas de la mar enfurecida
    como los ojos de la luna, cuando duermes
    en mis brazos desnuda como la mariposa
    cuando se posa sobre ti, amor de mi vida.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
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    Te espero con ansia al amanecer,
    al atardecer y al anochecer.
    Quiero esculpir tu cuerpo sin temor,
    hasta que brote sangre con fervor.

    Y amarte como mariposa en flor,
    con ansias, también con amor.
    Quiero cuidarte con dulce ternura,
    hasta el final de nuestra aventura.
    A Alde le gusta esto.