El Milenio

Escribirte, con la tinta morada.
Cobijarte, del inquieto fantasma del armario.
Es de nuevo el parque de la escuela, el día de la fiesta.
Y preguntar tu nombre, a los celos;
al eterno amante de la acacia.

Allí los dos, actores del crepúsculo,
del séptimo día en la tarde; del nuestro.
Y saciar el dolor, mentir de nuevo.

Volverás a casa; en vuelo, hasta el jardín de la brisa;
al abrigo de tus días, los míos, los que ya no vienen:
la fuente, de tu mirada tímida, la de tu abrazo.

Y después, que tomas mi mano y vuelves a Dios.
Son mil años, me perdonas...

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[COLOR=navy]Bien, Sinuhé, precioso este nostálgico poema. He disfrutado leyéndolo. [/COLOR]
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[COLOR=navy]Hay un verso que me recuerda a uno famoso de Gala, más que nada por la mención al árbol - la acacia-.[/COLOR]
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[COLOR=navy]Un abrazo[/COLOR]

 

Si viene de ti, amigo Luis, cualquier palabra es un obsequio, muchas gracias... (P.D.): La acacia, un árbol muy hermoso que está todavía en el patio de mi antigua escuela primaria, salud...

 

Realmente vale la pena llegar a estos lugares escondidos y encontrar tu maravillosa poesía.

 

Ammm... como adoro respirarte Sinuhé, y la acacia necesita bajas temperaturas, algo parecido a tu poesia con olor a nevada cercana. Sos para mi el señor Grillo (sabias que solo los machos cantan? su peculiar sonido es el producto de levantar las alas y friccionarlas una con otra), además de que viven en una madriguera que tiene forma esférica.
Bueno, ya sabes, mi saludo en el aire.

 

Te agradezco amigo Gustavo por llegar y rescatar este viejo poemita; aquel de un tiempo lejano y torpe que tú has iluminado... salud amigo, que estés muy bien...

 

Amiga Verde, no sabes que bien se lee todo lo que me dejas. Ya sabes que soy escaso, como el grillo... siempre sonrío al encontrarte... gracias Trébol...

 

La buena poesía -intemporal- para acariciar los sentidos y transmutar sensaciones...la buena poesía se lee en cualquier tiempo.

Gracias por cada palabra en esta casa. Mi admiración hoy se pasea por tus espacios y disfruta con tus palpitantes letras, Sinuhé.

 

Mira tú amiga Tuti, la que se empeña en resucitar y echar a caminar los tristes muertos. Los muertos míos, viejos poemitas de arrabal...

 

Sinuhé, a veces me parece escuchar el poema como si el poeta mismo lo estuviera leyendo dentro de mi cabeza. Esto me ocurre hoy con tu poema, es un poema con voz propia, con una intensidad revestida de poesia. Sus imagenes del tiempo sin tiempo, de las esencias milenarias, de las cosas del mundo invisible, crean un contraste sinigual y genial. Te felicito!