Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

Es la vida muy amarga
decía Juan sin consuelo
y Consuelo desde el cielo
apenada de su carga
lo miraba con anhelo.

 

Tanto hablar de vuestro anhelo
os habéis puesto muy densos
discutiendo con gran celo
y sentimientos intensos.
No nos toméis mas el pelo.

 

El que tiene mucho pelo
no lo cede fácilmente
se lo guarda eternamente
para lucirlo en el cielo
¡Válgame Dios, qué inocente!

 

Me resultó muy violenta
la discusión por el coche;
úsalo pues por la noche
que así te quedas contenta
y yo me evito el reproche.

 

En la frente el moratón
pero en el alma el dolor
consecuencia del furor
de aquel sujeto matón
con quien probé mi valor.

 

Para probar tu valor
has de ser un diputado
que si tu jefe a votado
una moción con ardor
no votas lo que ha dictado.

 

Fui preguntando por él
y al no encontrarlo en su casa
me fui a casa de Tomasa
y allí estaba el Ezequiel
atizándole la brasa.

 

Y solo quedó la brasa
de la fogata que ardía;
cuando vimos que llovía
nos fuimos raudos a casa
que la tarde se torcía.

 

En mi región "la torcía"
aunque en la RAE no existe
era la mecha que triste
en nuestra casa lucía
...eran tiempos de Alatriste

 

Estallaron en pedazos
edificios y esperanza,
y los pueblos, sin tardanza,
soportaron los golpazos
de la guerra y su matanza.​

 

Tiene lugar la matanza;
algunos le llaman guerra
sobre una quemada tierra
que ha perdido la esperanza
y que en el miedo la entierra.

 

He perdido la cautela
con total desfachatez.
No me contuve esta vez
e increpé a tu parentela
por su tendencia al doblez.​

 

Más que encarar con doblez
todo lo que mal legisla
por mor de su inmadurez
con sus secuaces se aísla
…¡qué presidente, pardiez!

 

¡Qué personaje,pardiez!
Un ejemplo de su tiempo
que llegará a la vejez
encerrado como un pez
por darnos tan mal ejemplo.

 

Creo que has llegado tarde a esta quintilla, Maramín.

 

Sigo con el de la cadena entonces.

Las multitudes pachuchas
comenzaban a llegar
y también a salivar.
Entrenan “cosas blanduchas”
los clientes del lupanar.​

 

Tienes razon,Maramin.

 

La mejor hora de amar
no es esta, no es apropiada
más diría, despiadada
por ser la de despertar
de una siesta bien echada.

P.D Esta quintilla está escrita a las cuatro y media de la tarde