Mi bufanda de niño

Labrada con hilos de ternura en lana de amor,
sedosa como ángel que abriga el pilar de mi cuello,
anudas la carne con el maternal abrazo de tu corteza
mecida por el aire y el frío, por el céfiro que agita
tus alas pudorosas, por la borrasca y el granizo
que golpean tu pecho entregado, mojada por la dulce
lluvia que desvive el color, es tu nudo no herida
mortal sino beso que calienta la delgadez de mi nuca,
tronco que sostiene la vertical efigie que aún soy;
a ti materia suave que me arropas dedico este humilde
poema para que un día quien te encuentre en lo hondo
de un armario descubra mi gratitud en el azul de unas letras
que mi madre bordó y que unidas forman mi nombre.

 

Existen objetos que cobran vida a partir del amor que fue puesto en ellos.
Dejan de ser simples cosas para convertirse en receptores espirituales.
Es un poema bello y conmovedor.
Fue un gusto haberlo encontrado.
Un abrazo y muy feliz domingo.

 

Gracias por el comentario que dejas. Así es hay objetos asociados a partes de nuestra vida que significan algo más que objetos. Un abrazo.

 

Demasiado pocos son los que se han dado la oportunidad de leer este hermoso poema,
Felicitaciones por él.

 

Gracias, Alde. Un saludo cordial.

 

Agradezco la lectura y la amabilidad del comentario. Un saludo cordial.