Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

No se rompe la cadena
y la agenda sigue firme
que no tengo dónde asirme
y cada oferta envenena,
cuánto más quieren hundirme.

 

Es menester para hundirme
haber nacido muy macho
porque yo de eso me tacho
y jamás suelo rendirme
incluso estando borracho

 

Luce de origen dudoso
la carga de materiales
Ese tipo es sospechoso
tiene pinta de mafioso
serán negocios fatales

 

Habrá mujeres fatales,
pero yo sigo bien vivo.
Con gran orgullo, pervivo
mis noches de bacanales
y mi espíritu lascivo.​

 

Con un tipejo lascivo
me niego a que te emparientes
ni por un día convivo
con tales clases de gentes
ni siquiera lo concibo

 

Olvidarte no concibo
pues quedaría vacía
sin tus besos, sin tu guía
sentiría que no vivo.
tu recuerdo me abre vía.​

 

No sigas por esa vía
porque es mejor evitarlo
ni volver , ni recordarlo
porque no merecería
el premio de perdonarlo

 

Todo puedes perdonarlo,
el perdón no cuesta nada.
El que perdona y se enfada
miente si dijo olvidarlo,
tiene la herida infectada.

 

Tengo una herida infectada
por un clavo que, roñoso,
decidió dejarme un poso,
al afrontar la alambrada
con mi salto mas brioso.

 

Hay ya edades, que ser brioso
es un termino muy duro
porque ya se está maduro
para sentirse grandioso
e intentar saltar un muro.

 

Cuando se quita el pijama
me asombro sobremanera
de verla guapa y torera
¡Así me gusta mi dama,
una mujer de bandera!

 

¿Quién dijo que la bandera
hay que cuidar con la vida?
Aquí, en la fiesta, es estera
para tenderse, extendida
sobre el pasto, o en la acera.

 

No me valen tus congojas
le dijo el novio a María
y le increpó sin porfía:
con tu actitud me sonrojas
y ya no es cosa de un día.

 

En los guisos de puchero
sin despreciar lo presente
lo mismo guiso un cordero
que una buena pasta “al dente”
que una sopa de primero.

 

Siempre quise ser primero,
ganar algo alguna vez
y no sentirme postrero,
del infortunio romero
en mi olvidada niñez.

 

Será feliz la niñez
y el futuro esplendoroso
no importa el color de tez
ni el sexo, ni dónde estés.
Ese cuento está dudoso.

 

Tus lagrimas como gotas
las vi caer con ternura
y me llené de amargura
aunque tú nunca lo notas
…pues te quiero con locura

 

He caído en la locura,
no digo lo que es correcto,
tengo mi propio dialecto,
combato la autocensura
sin hacer caso al electo.

 

Decime cuál es la vía
práctica para entenderte,
deliro sin poder verte
y enmudezco en mi porfía,
¡maldita sea mi suerte!

 

Para mí fue una suerte
que no me quisieras bien
como no pude tenerte
me apoderé de un harén
y la idea me divierte

 

En el harén se divierte
Pi Radianes cada día,
no sé si su anatomía
algún desperfecto advierte
o procura economía.