El blog de bristy

Hay casas al borde del bosque,
una jungla, inescrutable para un niño.
cada palabra está al borde de un secreto
donde para el hombre comienza la oscuridad.

Con la arena de la noche todavía en esos ojos
volcó su luna.
El espejo está desgastado por esas lágrimas.
La última luz de vela todavía está cayendo sobre sus pies,
pero en las ramas de los árboles desnudos
ya cuelgan grandes lunas
sueños de fuego y sangre.

El árbol que estaba en el medio
está muerto.
Sus ramas están hechas de hojas
desnudas.
El tronco es hueco y sostiene la corona
ya no más.
La primera tormenta de otoño sopla
lo tiró abajo.

Un viento, una sombra en la pared,
el susurro de la lluvia...
Nunca hay una hora vacía, decrépita.
hasta que en las líneas de mi propia mano
descubro un país escondido.

Tres muertes atrás
el mundo seguía siendo un parque.
Tres muertes después
una estrella desteñida.

Una mano hueca llena de silencio
en el centro de la ciudad :
árboles y flores.
El llamado de las palomas se ahoga
la furia impotente del tráfico.
Los niños juegan y gritan.
Los muertos silenciosos
guardan la paz.

Un sauce llorón, poco probable
verde a la luz de neón,
hay un grupo de mujeres
que lloran con los cabellos
y ropa al aire,
pero sin rostro.

la noche está debajo de las arcadas,
pero en el medio
donde el pequeño parque
con vegetación desgastada al anochecer
espera en vano a los amantes juveniles,
los perros tienen un contrato de
arrendamiento en el terreno.

Allí donde murió el nacimiento
en una luz roja y brillante
los pájaros se vuelven caballos
que galopan entre mar y tierra.

Oh, mi alma solo son sonidos
en esta hora de meros colores;
sonidos, en altos zarcillos
en un loco jardín de olores.

La piedra tiene profundas heridas,
pero se olvidó de sangrar.
Cuando las nubes lo vieron
se pusieron rojos.

Estaba en el agua y yo no lo sabía.
Y solo cuando soltaste mi mano
y me ahogué, entendí dónde había estado.
Pero entonces ya estaba hecho.

La corriente, una mancha opaca de estaño
entre el pálido verde.
Algunas lámparas al otro lado de la calle.
Esa es la media temporada
entre el agua y la tierra,
entre la noche y el día,
tambaleándose en el borde.

El día ha terminado y la noche aún no ha comenzado,
hora incierta.
Las lámparas de neón florecen en el agua
con conos de fuego arrugado.
Los edificios de apartamentos brillan
como si el cielo tuviera que
quemarse en una hora.

Las manzanas cuelgan brillantes en el árbol.
parece como si el árbol se hubiera detenido
en el viejo granero en la tarde;
es tan tranquilo en el jardín, tan lento y perezoso.
Las abejas están tomando el sol en la blanca pared.