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MALCO
MANUEL LÓPEZ COSTA
©Todos los Derechos Reservados

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    Don Quijote traicionado


    Don Quijote ya cansado
    de estar enamorado
    de la dulce Dulcinea,
    se halla triste,acongojado
    en un rincón echado
    sin que nadie lo vea.

    Después de tanto tiempo
    y pasado tantos vientos
    siendo caballero andante
    de aventuras delirantes
    entre golpes y porrazos
    de truhanes malhechores,
    soportando los rigores
    de feroces batallas
    en este punto se haya
    sin acechanzas
    y sin amores.

    Enseguida les cuento
    el motivo del tormento
    que causa el desencuentro
    de su triste desventura,
    ayer mismo se ha enterado
    aumentando su locura
    pues ha sido el mismo cura
    que en detalle le ha contado
    la ingrata encajadura,
    que asi el año pasado
    Dulcinea se ha casado
    y ahora esta esperando
    una tierna criatura.

    Montó en subida ira
    y llenóse de coraje
    ante semejante ultraje
    entregóse a la bebida,
    y decía al escudero
    que enfrentado al puchero
    conmovido sonreía,
    de que sirven los desvelos
    y el gran querer sincero
    si mi amor traicionaría.

    No valió consuelo alguno
    ni consejo que le diera
    la razón y la cordura,
    semejante catadura
    delataba el sufrimiento
    del aciago momento
    que dio hondura a su locura.

    Decidido a levantarse
    y a DULCINEA darle olvido
    descorcho dos pipas de vino
    y volvíose un remolino,
    entre lloros y delirios

    sufriendo del despecho
    no le cabía en el pecho
    lo cruel de ese martirio.

    Apareció de repente
    una vieja chocha y fea
    faltándole los dientes
    y los huesos le traquean
    y en el medio de la frente
    una verruga ordinaria y ruda
    además era peluda
    con un tufo de aguardiente,

    actuó con picardía
    a sabiendas de sus mañas
    ofrecía darle consuelo
    y asi no sufriría,
    a ese corazón doliente
    lo vuelvo pretendiente
    curo tu alma penitente
    por tan solo unos veinte.

    Es hermosa damisela
    y de ceñido talle
    está llena de detalles
    tiene cuerpo de sirena,
    verla y enamorarse
    es la misma cosa
    es doncella tan preciosa
    que aún de lejos te marea,
    su nombre es Melibea
    y el mio es Celestina
    y acepto ser madrina
    de esa boda que ventea.

    Don Quijote abrió los ojos
    como can ante un chorizo
    y surgió como un hechizo
    el amor por Melibea
    hasta se le fue la pea
    y se le esfumó el hipo
    y de un solo mordisco
    se tragó seis malvaviscos
    la sortija y la correa.

    Comenzò pronto el cortejo
    de galas ataviado
    y de malvas perfumado
    a los pies de Melibea,
    y cuando muy entusiasmado
    matrimonio proponía
    cual sorpresa no sería
    decirlo no resisto
    llegó el mismísimo Calixto
    el novio de Melibea.

    Óidme viejo loco
    su novia es Dulcinea
    y agarróle por las barbas
    y contra el suelo lo ventea,
    lo tomó por el pescuezo
    y rompiéndole tres huesos
    hasta un ojo le patea,
    lo aventó hasta una esquina
    y en los brazos de Celestina
    surgió un tórrido romance
    a la luz de tenues velas
    luego del percanse
    Celestina le confiesa
    perdóname Quijote
    me confundí de novela.

















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  10. [​IMG]

    De aventuras y de entuertos
    y otras zalamerías

    están plagadas de historias
    las novelas de caballerías,
    mas ninguna alcanzaría
    el valor y gran portento
    con su muy grande talento
    que CERVANTES le daría,
    y aún está DON QUIJOTE
    presente con sus locuras
    en famélica cabalgadura
    venciendo molinos de viento
    con su flaca catadura
    por los prados manchegos
    con Sancho dando consejos
    al de la triste figura.


    Don Quijote en Las Ruideras

    Henos de nuevo en La Mancha
    con pasión aventurera
    entre secano y praderala emoción se nos ensancha
    y de ponerse tan ancha
    entra un virtual caballero
    y muy cercano le sigue
    su tan robusto escudero.

    Su fama al reino extendida
    a todo rincón y agujero
    no encuentra a nadie que diga
    ese que ahora ha llegado
    es el viril caballero
    el tan mentado Quijote
    el de golpizas y azotes
    sin fortuna, sin dinero
    pues con su triste figura
    con la abollada armadura
    y su espadilla de acero
    va con su senil catadura
    desfaciendo entuertos severos.

    Las más increíbles razones
    de sus torcidas visiones
    que en su cabeza aparezca
    encuentra enseguida a montones
    de su locura respuesta
    y dando inicio a la gresca
    recibe de bofetones
    volviéndose moretones
    o algún cargamento de palos
    le pone a crujir los huesos
    pues de locura poseso
    al derecho y en reverso
    a su famélico cuerpo
    al pobre le dejan tieso.

    Sancho se llenó de tremores
    al columbrar con su vista
    entre la rala arenisca
    destingue aquellos redores
    y con temor se persigna
    con angustioso lamento
    al ver los molinos de viento
    causantes de las tremolinas
    tocándole a Rocinante
    probar de la medecina.


    Mi señor debo pediros
    en nombre de Dulcinea
    que no os forméis esa idea
    atended al advertimento,
    pues son molinos de viento
    y no gigantes rufianes
    no vayáis a reclamarles
    nuevamente sus desmanes
    y un mal viento a los molinos
    les haga girar sus aspas
    que son cosas muy normales
    y antes de caer las raspas
    os manden de cabeza
    al medio de aquellos trigales.


    ¡ Que decís, impertinente escudero !
    pues aún creerlo no puedo
    que no fueran temibles gigantes
    que con valor y denuedo
    y con mi noble talante
    les vencí en este ruedo
    y creo fue un nigromante
    que con sus artes ocultas
    ha hecho de resultas
    y con certeza lo siento
    volver a los gigantes
    en estos molinos de viento.

    Mas no os preocupéis
    mi deuda ya está saldada
    no me detendré ante nada
    eso ya lo veréis,
    marcharé con firme paso
    a donde nace el ocaso
    y espero me acompañéis
    al encuentro de mi amada
    caeré rendido en sus brazos
    con mi alma ilusionada
    y Dulcinea encantada
    hará mi nidal su regazo.


    ¡ Válame Dios en que apuro !
    de donde los palos vendrán
    cuando con esos con


    ¡ Válame Dios en que apuro !
    de donde los palos vendrán
    cuando con esos conjuros
    con sospirar del aliento
    sospecho los malos vientos
    con tempestades serán,
    pues cuando se pone a fablar
    sin sano entendimiento
    creyendo ser un juglar,
    el morro hay que preparar
    del venidero tormento
    y menos en descuidar
    por tan solo corto momento
    al frágil débil costillar.


    ¿ En donde habrá de quedar
    ese oculto lugar
    donde nace el ocaso,
    mi señor si es que acaso
    lo podéis revelar?


    Dejad noble escudero
    la mala impertinencia
    que no es virtud alguna
    el sufrir de impaciencia,
    confiad en mi sapiencia
    que a manadas y borbotones
    la providencia ha hecho dones
    y os lo he demostrado
    con coraje y con arrojo
    en tantas ocasiones,
    marchad junto a mi lado
    y veréis el lugar sagrado
    en que mi amada Dulcinea
    mi más hermosa presea
    espera por su amado.


    Y rogad noble Sancho
    que por todo el camino ancho
    no vayáis a entrar en tremores
    y acudan a vos los temores
    ni os pongáis delirante
    si de pronto en algún instante
    aparezca cual sospiro
    el muy afable MORGANTE
    el de estatura gigante
    el de apetito glotón
    y de carácter tontón
    el resabiado tunante,
    y de seguro Rinaldo
    junto con Carlo Magno
    Ganelón y Roldan
    que siempre a su vera van
    imitando sin fortuna
    con deseos anhelantes
    las temibles aventuras
    de este caballero andante.


    Al fin de tanto trecho
    sin dormir bajo techo
    y el cielo su lumbrera
    han llegado a Ruidera
    y parecioles primavera
    sus lagunas de cristales
    y el Quijote en sus cabales
    ha dicho sus sentencias:

    "Escuchad mi fiel amigo
    ni en otras tierras donde fueras
    como LAS LAGUNAS DE RUIDERA
    mis palabras sin audiencia
    afinad bien el oído
    en atención a mi elocuencia,
    no hay en toda La Mancha,
    ni en Albacete ni en Castilla
    ni en algún Reino en su revancha
    una hermosura en avalancha
    con un paisaje y sus lagunas
    como estas no hay ninguna"


    Solamente una, su belleza le campea
    y es mi amada Dulcinea
    que es poema, hermosa glosa
    y en la Tierra no hallase cosa
    que a su lindeza se parezca
    ni las rosas, ni las malvas
    ni lirios ni jazmines
    se acercan a los confines
    de su altiva garbura
    y os declaro y os juro
    que su donosura
    en mi amor no tiene fines"


    Sancho adormitado
    con el bostezo en la boca
    hacia caso omiso
    y risa le provoca
    y pensando en los chorizos
    las tripas ya le roncan.


    Decidme mi señor
    no creéis sería mejor
    esperaremos sentados
    y engullir algún bocado
    no sea tanta la demora
    pues ya mi panza implora
    le meta algún recado
    de vino acompañado
    y la siesta de esta hora.


    ¡ Que me lleven los endriagos !
    y además otros demonios
    pues con vuestro parsimonio
    me tenéis desesperado,
    siempre a toda hora
    solo habéis pensado
    pareceme un hechizo
    pensando en los chorizos
    morcillas y pucheros
    pareceme en la panza
    tenéis un agujero.


    Mi señor no os molestéis
    no sufráis de calentura
    pues en esta hermosura
    aún no alcanzo a ver
    a la hermosa mujer
    que os quita los sueños
    y vuesa merced el único dueño
    con inmenso querer.


    Habláis atinadamente
    ya veréis por el poniente
    verla aparecer
    deslumbrante y refulgente
    cual mil soles ardientes
    a la hermosura de mujer,
    podría ser que perdida
    y algo confundida
    no ha alcanzado ver
    pues son tantas lagunas
    esperemos sin premura
    lo que pueda suceder.


    Sancho frunce el cejo
    y sacando del talego
    un asado conejo
    se dispone a comer
    y aún para beber
    un botellón de tinto vino
    y como todo lo previno
    saco hogazas a granel.


    Don Quijote impaciente
    con el ojo en el poniente
    ve el cielo oscurecer,
    mientras que Sancho ronca
    con sueños de laurel,
    han pasado cuatro días
    y no quiere aparecer
    Don Quijote desespera
    y Sancho tan tranquilo
    no para de morder.


    Acabado el bastimento
    Don Quijote en su lamento
    manda a Sancho a reponer
    mientras tanto el lo espera
    y con fe y con esperanza
    a Dulcinea verla aparecer.

    Parte Sancho en rumbo fijo
    desandando los caminos
    sin saber cuando volver,
    mientras Don Quijote
    de repente le provoca
    a la cima de una roca
    subirse para ver
    si la dulce Dulcinea
    en laguna cercana
    lo lograba ver,
    mas que mala pata
    con el musgo se resbala
    y desde aquella altura
    a la laguna va a caer
    con adarga y armadura
    como pudo suceder.


    Dos días con sus noches
    apresado en los derroches
    en sus aguas sin salir
    cuando al fin un tronco seco
    que flotando navegaba
    y Don Quijote con su espada
    poco a poco lo acercaba
    y asi pudo al fin salir,
    chorreando como fuente
    ajustose la barbera
    subió enseguida la visera
    y con el morrión caliente
    bajo un sol inclemente
    su cabeza era una hoguera.


    Que roca tan imprudente
    tiene al musgo malviviente
    que resbala cual pendiente
    y a las aguas cual vertiente
    cae uno como fardo
    y va como petardo
    a sufrir el acidente
    y casi pierde uno los dientes
    por tan largo remojado
    saliendo tan arrugado
    igual que papel ajado.

    Mas aún falta lo bueno
    pues de Dulcinea nada
    tres días han pasado
    desde el incidente,
    Don Quijote de repente
    queriendo dar un paso
    no movía ni los brazos

    que desfachatada
    la armadura oxidada
    le impedía el movimiento
    parecía un monumento
    o estatua paralizada.











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