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MALCO
MANUEL LÓPEZ COSTA
©Todos los Derechos Reservados

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  1. [​IMG]

    Lamento ser culpable

    Lamento ser culpable sin quererlo
    mirarte en la ensenada te provoque
    y cause grave daño mi disloque
    inútil el que quieras detenerlo,
    subido a tus mejillas el bochorno
    de grana se han teñido tus sonrojos
    parecen coralinos mares rojos
    disueltos en carmines son adorno.

    Envuelta en el cendal de mis ternezas
    las fuentes desbordaban calideces
    brotaban de mis mares timideces
    disueltas en espumas de certezas,
    desechos de la envidia por mi arresto
    enfrento sin temores tempestades
    Salicio no es rival de mis verdades
    al locus amoenus doy apresto.

    Si Bóreas obedece mis mandatos
    cercana a mis redores te presiento
    dormida en el marceño y calmo viento
    entre sueños y albos alabastros,
    intento a tus temores dar refugio
    oculta en los albores en sus cimas
    tendida en los boscajes las endrinas
    ululan cantos , viejo su artilugio.


    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/malco.101138/
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    malco, 31 de Agosto de 2016
  2. [​IMG]

    Lamento ser culpable

    Lamento ser culpable sin quererlo
    mirarte en la ensenada te provoque
    y cause grave daño mi disloque
    inútil el que quieras detenerlo,
    subido a tus mejillas el bochorno
    de grana se han teñido tus sonrojos
    parecen coralinos mares rojos
    disueltos en carmines son adorno.

    Envuelta en el cendal de mis ternezas
    las fuentes desbordaban calideces
    brotaban de mis mares timideces
    disueltas en espumas de certezas,
    desechos de la envidia por mi arresto
    enfrento sin temores tempestades
    Salicio no es rival de mis verdades
    al locus amoenus doy apresto.

    Si Bóreas obedece mis mandatos
    cercana a mis redores te presiento
    dormida en el marceño y calmo viento
    entre sueños y albos alabastros,
    intento a tus temores dar refugio
    oculta en los albores en sus cimas
    tendida en los boscajes las endrinas
    ululan cantos , viejo su artilugio.


    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/malco.101138/
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    malco, 31 de Agosto de 2016
  3. descarga (8).jpg descarga (8).jpg

    He sido

    He sido roca, polvo y viento
    errante sombra, camino cierto
    inquieta duna, fugaz desierto
    y de la luna su cielo abierto.

    He sido solo del firmamento
    lejano punto, sendero quieto
    cristal tallado en calmado tiempo
    con fuego blando con fuego lento.

    Con firmes pasos he desgastado
    las duras lavas de los olvidos
    dejando huellas que han marcado
    los rastros vanos que se han perdido.

    He sido rada en mares distintos
    barca y coraza rumbo señero
    distante voz, eco e instinto
    claror ardiente del Sol primero.

    Son dardos ciertos, certeros versos
    frágil cristal, indestructible roca
    cálidos mares, pétalos tersos
    anhelantes vientos que a tu piel la rozan,
    es poesía de profunda noria
    aguas inquietas que tu pasión desborda
    alejada estela, distante sombra
    vibrante eco cuando me nombras-
    .
    Siendo todo y siendo nada,
    partícula y fragmento
    cautivo ansioso de tu mirada
    silente luz de tu lampo tiempo,
    aromada de violas, eres fermento
    razón y causa de mis alientos
    en noches tardías de dispersos sueños
    ligera bruma en cálidos vientos.
    Destaca tu albura por caminos luengos
    tu frágil ternura de amanecer risueño
    recorres serena con pies inquietos
    los rastros dejados por mis tormentos.


  4. [​IMG]

    El laberinto del vivir
    (Décimas )
    ( Img 4/ Septiembre)


    Que cosas tiene la vida
    pues muchas no se comprenden
    y muchas otras dependen
    si lo sabido se olvida.
    Siendo cosa ya entendida
    que el tiempo cambia el asunto
    entonces yo me pregunto
    si el mundo es un laberinto
    que sea igual lo distinto
    sin tanto enredo me apunto.

    La gente siendo gregaria
    pretende en falso redaño
    simular no es del rebaño
    creyendo va solitaria.
    Mas de manera primaria
    es yunta que parejera
    y como cosa primera
    buscando donde arrimarse
    suele con otros juntarse
    y el laberinto la espera.

    No es obligado desprecio
    es infundada respuesta
    por una moda que impuesta
    sin importarle su precio.
    Intenta no haya el aprecio
    del natural humanismo
    y aliena con su espejismo
    que siendo iguales distintos
    caigamos en laberintos
    encerrado por ti mismo.


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  5. [​IMG]

    No fueron horas

    No fueron horas, no fueron días
    fueron centurias o eterna escora
    que largo tiempo me parecían
    esos momentos de tu demora,
    no había templanza no había la calma
    se llenaba mi alma de desconsuelo
    y el triste sauce igual lloraba
    el mismo llanto de mis desvelos.

    ¿Por qué sabiendo que el desespero
    es el causante de la amargura ?
    Es daga hiriente lanza candente
    la larga espera que me tortura
    y en la inquietud mi esperanza
    se tiñe entera de tinta oscura.


    La ví venir en la espesura
    en la clara noche de plena luna
    la ví envuelta de alba espuma
    visión latente lejana bruma,
    la ví acercarse con lentos pasos
    dejando rastros sus pies de fuego
    perderse en vientos de los ocasos
    hecha polvo y sin regreso.

    Encontrarla no podría
    se ha marchado a otros espacios
    vuelto viento así sería
    poder traerla a mi regazo
    y en sus garzos ojerazos
    un aletear de mariposas,
    entre cristales y entre rosas
    confundido quedaría
    por sus alas vaporosas
    y al final nunca sabría
    si era hada o era diosa.




    [​IMG]
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  6. [​IMG]

    Viejo violin

    Viejo violín de viejas forjas
    que entre recuerdos y rojas rosas
    en el pentagrama su voz se asoma
    y acuden gráciles y presurosas
    como inquietas mariposas
    los arpegios a raudales,
    que entregaron en sus mares
    las espumas de tus notas.

    Viejo violín..¿Dónde se han ido?
    los versos y los cantares
    que bordaron los soñares
    de cálidas serenatas,
    y en el tiempo dejaron huella
    con aromas que delatan
    las vertidas esperanzas
    en los cauces de tus mirares
    y con ternezas de romanzas
    le dejabas tus cantares .

    Se que el silencio te acongoja
    y tus ecos se deshojan
    pues las cuerdas destensadas
    no vibran y son la nada,
    ni palpitan con sus notas
    cuando en la noche alunada
    de mengua se marchitan
    y de tus cuerdas no brotan
    melodías desencadenadas
    que desde el alma de algún poeta
    va dejando en sus letras
    fragancias de vientos mistrales
    y con espigas candeales
    borda en acordes de sedas
    rapsodias de cantos tersos
    con cadencias que es el asombre
    en serenatas que llevan en versos
    los pétalos de tu nombre.


    [​IMG]

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    Viejo violin

    Viejo violín de viejas forjas
    que entre recuerdos y rojas rosas
    en el pentagrama su voz se asoma
    y acuden gráciles y presurosas
    como inquietas mariposas
    los arpegios a raudales,
    que entregaron en sus mares
    las espumas de tus notas.

    Viejo violín..¿Dónde se han ido?
    los versos y los cantares
    que bordaron los soñares
    de cálidas serenatas,
    y en el tiempo dejaron huella
    con aromas que delatan
    las vertidas esperanzas
    en los cauces de tus mirares
    y con ternezas de romanzas
    le dejabas tus cantares .


    Se que el silencio te acongoja
    y tus ecos se deshojan
    pues las cuerdas destensadas
    no vibran y son la nada,

    ni palpitan con sus notas
    cuando en la noche alunada
    de mengua se marchitan
    y de tus cuerdas no brotan
    melodías desencadenadas
    que desde el alma de algún poeta
    va dejando en sus letras

    fragancias de vientos mistrales
    y con espigas candeales
    borda en acordes de sedas
    rapsodias de cantos tersos
    con cadencias que es el asombre
    en serenatas que llevan en versos
    los pétalos de tu nombre.


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  8. El último bolero

    No refulgen los colores hasta que la luz no los traspasa, no son sombras no son nada, sin embargo existen,
    como aquellos opacos seres que invisibles vagan y sus pasos no dejan huella ni su presencia se nota y su ausencia no nos dice nada ni por enterados nos hemos dado cuando estuvieron.
    Otros seres con su cruz a cuestas llevan sus cargas soportándolas con una sonrisa y nos hacen creer que
    habitan en los bosques frondosos de su alma encantados duendes de la .dicha.
    Los hay crédulos, incrédulos, arriesgados, comedidos, puntas de extremos que no se tocan.
    ¡ Ah !.. pero los hay que parecen de fábula, que sus sufrimientos no comparten, son vientos atrapados en hondonadas girando en torbellinos imparables.
    Maria Elvira, crepuscular andante de los cansados caminos de la búsqueda en las espesas nieblas de las angustias, era un roto cántaro de los quereres.
    Sus hinchados párpados y sus negrisímos ojos, clandestinos cómplices de noches ilusionadas, vertían la savia de sus desconsuelos.
    Su primer amor, a los siete años, fue aquel niño de tupidos rizos rubios y sonrojado rostro, de melancólicos ojos, más parecido a un querubín que a un tierno párvulo, esa fue la dispersa partícula que iniciaría los inagotables arenales en los desiertos de sus despechos .
    Tenía un irrefrenable afán de ir de amor en amor y la curiosa o quizás enfermiza costumbre, claro eso era, una enfermiza costumbre, en la rabia absoluta de la despedida, es decir de la ruptura, sentir un estallido y entrar enseguida en esa nebulosa especie de prueba final de la desdicha con la que se aferraba al despecho.
    Llevaba minuciosamente y con exagerados detalles cada uno de los noviazgos que había tenido, iniciaba la tercera gruesa libreta de registros y curiosamente le daba el nombre de algún desgarrador bolero como si se tratara de episodios de una larga e inacabable obra hasta encontrarse cara a cara con la muerte y ese sería el final de los capítulos, lo cierto era que se sentía extraña cuando por algún motivo en medio del medular despecho se colaba alguna aérea tranquilidad.
    Lo que no ocurría cuando con nuevo noviazgo se entregaba a ser lo más feliz que pudiera (sospecho para sentir con mayor intensidad la habitual separación), un caudal de boleros eran los evanescentes mensajeros de sus sucesivas tragedias, solo el silencio mineral en el que se sumía era roto por sus sollozos y el girar de viejos discos de vinilo que le acompañaban en su gangosa voz.
    Un interminable desfile de boleros eran como sal en una herida abierta ...Me muerdo los labios para no llamarte....Nunca me iré de tu vida ni tu de mi corazón...Mira que hay heridas que cierran en falso y si alguien las toca se vuelven a abrir... entregada a los candentes hierros iba transcurriendo el día entre los circulares reproches y las lágrimas que se desprendían de su tristeza.
    ...Quisiera abrir lentamente mis venas...Sombras nada más...Tenemos que olvidarnos de este amor...Entre tu amor y mi amor,desgarraban el desnudo ropaje de su sufrimiento.

    Como un sofisticado reloj de perfecta precisión, 72 horas exactas duraba la intensidad de sus padeceres en el límite imaginario de su temores, dando paso en el sobresalto de sus sueños, con impensable razonamiento y clara lucidez al recurrente deseo de encontrar una nueva razón para vuelta atrás
    nuevamente sumergirse en los fangos de sus lamentos.
    Cual era la causa o el acaso que la llevaba a esos desvaríos, no se sabía, ni la manera de averiguarlo, con
    cuánta certeza podría decirse que padecía de una rara locura o era una oculta y desconocida jugarreta de su inconsciente era especulación, hasta se atrevieron a decir que estaba posesa por un espíritu de una mujer engañada que vagaba en el limbo.

    De qué presumen cuando pasan por mi lado... Ya no estas más a mi lado corazón...Angustia de no tenerte más, esa mañana, la encontraron enmudecida con el rostro pálido y una corona de rosas rojas reclinada sobre los diarios, abierto uno de ellos se leía con grandes letras ...Mi último bolero, y girando el viejo vinilo con la pesadumbre que penetraba las más oscuras grietas, las sombras de su impalpable presencia dejaban señales de su adiós de papel ...Olvídate de todo menos de mi y vete a dónde quieras pero llévame en ti, que al fin de tu camino, comprenderás tus males, sabiendo que nacimos para morir iguales.







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  9. El último bolero

    No refulgen los colores hasta que la luz no los traspasa, no son sombras no son nada, sin embargo existen,
    como aquellos opacos seres que invisibles vagan y sus pasos no dejan huella ni su presencia se nota y su ausencia no nos dice nada ni por enterados nos hemos dado cuando estuvieron.
    Otros seres con su cruz a cuestas llevan sus cargas soportándolas con una sonrisa y nos hacen creer que
    habitan en los bosques frondosos de su alma encantados duendes de la .dicha.
    Los hay crédulos, incrédulos, arriesgados, comedidos, puntas de extremos que no se tocan.
    ¡ Ah !.. pero los hay que parecen de fábula, que sus sufrimientos no comparten, son vientos atrapados en hondonadas girando en torbellinos imparables.
    Maria Elvira, crepuscular andante de los cansados caminos de la búsqueda en las espesas nieblas de las angustias, era un roto cántaro de los quereres.
    Sus hinchados párpados y sus negrisímos ojos, clandestinos cómplices de noches ilusionadas, vertían la savia de sus desconsuelos.
    Su primer amor, a los siete años, fue aquel niño de tupidos rizos rubios y sonrojado rostro, de melancólicos ojos, más parecido a un querubín que a un tierno párvulo, esa fue la dispersa partícula que iniciaría los inagotables arenales en los desiertos de sus despechos .
    Tenía un irrefrenable afán de ir de amor en amor y la curiosa o quizás enfermiza costumbre, claro eso era, una enfermiza costumbre, en la rabia absoluta de la despedida, es decir de la ruptura, sentir un estallido y entrar enseguida en esa nebulosa especie de prueba final de la desdicha con la que se aferraba al despecho.
    Llevaba minuciosamente y con exagerados detalles cada uno de los noviazgos que había tenido, iniciaba la tercera gruesa libreta de registros y curiosamente le daba el nombre de algún desgarrador bolero como si se tratara de episodios de una larga e inacabable obra hasta encontrarse cara a cara con la muerte y ese sería el final de los capítulos, lo cierto era que se sentía extraña cuando por algún motivo en medio del medular despecho se colaba alguna aérea tranquilidad.
    Lo que no ocurría cuando con nuevo noviazgo se entregaba a ser lo más feliz que pudiera (sospecho para sentir con mayor intensidad la habitual separación), un caudal de boleros eran los evanescentes mensajeros de sus sucesivas tragedias, solo el silencio mineral en el que se sumía era roto por sus sollozos y el girar de viejos discos de vinilo que le acompañaban en su gangosa voz.
    Un interminable desfile de boleros eran como sal en una herida abierta ...Me muerdo los labios para no llamarte....Nunca me iré de tu vida ni tu de mi corazón...Mira que hay heridas que cierran en falso y si alguien las toca se vuelven a abrir... entregada a los candentes hierros iba transcurriendo el día entre los circulares reproches y las lágrimas que se desprendían de su tristeza.
    ...Quisiera abrir lentamente mis venas...Sombras nada más...Tenemos que olvidarnos de este amor...Entre tu amor y mi amor,desgarraban el desnudo ropaje de su sufrimiento.

    Como un sofisticado reloj de perfecta precisión, 72 horas exactas duraba la intensidad de sus padeceres en el límite imaginario de su temores, dando paso en el sobresalto de sus sueños, con impensable razonamiento y clara lucidez al recurrente deseo de encontrar una nueva razón para vuelta atrás

    nuevamente sumergirse en los fangos de sus lamentos.
    Cual era la causa o el acaso que la llevaba a esos desvaríos, no se sabía, ni la manera de averiguarlo, con
    cuánta certeza podría decirse que padecía de una rara locura o era una oculta y desconocida jugarreta de su inconsciente era especulación, hasta se atrevieron a decir que estaba posesa por un espíritu de una mujer engañada que vagaba en el limbo.

    De qué presumen cuando pasan por mi lado... Ya no estas más a mi lado corazón...Angustia de no tenerte más, esa mañana, la encontraron enmudecida con el rostro pálido y una corona de rosas rojas reclinada sobre los diarios, abierto uno de ellos se leía con grandes letras ...Mi último bolero, y girando el viejo vinilo con la pesadumbre que penetraba las más oscuras grietas, las sombras de su impalpable presencia dejaban señales de su adiós de papel ...Olvídate de todo menos de mi y vete a dónde quieras pero llévame en ti, que al fin de tu camino, comprenderás tus males, sabiendo que nacimos para morir iguales.




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  10. [​IMG]
    Vuelta polvo

    Tengo un forcejeo con el silencio
    en el espejo de tus ojos
    en los desnudos reflejos
    de tus cardinales bordes,
    en noches invisibles
    cuando tus descalzos pies
    caminan mis sueños
    con fuegos interminables.

    Hábito en la cercanía
    de los naranjos en flor de tu sonrisa
    en las señales ciertas de tus manos
    en las empinadas callejuelas de tus deseos
    palpitantes cumbres de mi desasosiego.
    Desfallezco en los húmidos ocasos de tu rostro
    en el estallido fugaz de tus enojos
    lluvias pasajeras de aguas olvidadas.

    Presiento en la crepuscular espera de tu mirada
    con ritual danza de auroras
    desvestirte con la fragilidad de los cristales
    y en la desnudez latente de tu vientre
    dejar mis tempestades.
    Destellan tus espacios con los albores solares
    y místicas sombras se alunan y con íntimo asombro
    vuelta polvo me deslumbras.


    [​IMG]

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    Vuelta polvo

    Tengo un forcejeo con el silencio
    en el espejo de tus ojos
    en los desnudos reflejos
    de tus cardinales bordes,
    en noches invisibles
    cuando tus descalzos pies
    caminan mis sueños
    con fuegos interminables.

    Hábito en la cercanía
    de los naranjos en flor de tu sonrisa
    en las señales ciertas de tus manos
    en las empinadas callejuelas de tus deseos
    palpitantes cumbres de mi desasosiego.
    Desfallezco en los húmidos ocasos de tu rostro
    en el estallido fugaz de tus enojos
    lluvias pasajeras de aguas olvidadas.

    Presiento en la crepuscular espera de tu mirada
    con ritual danza de auroras
    desvestirte con la fragilidad de los cristales
    y en la desnudez latente de tu vientre
    dejar mis tempestades.
    Destellan tus espacios con los albores solares
    y místicas sombras se alunan y con íntimo asombro
    vuelta polvo me deslumbras.


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  12. [​IMG]
    Queriendo a quién no te quiere

    Triste aquél que solo espera
    del querer unas migajas
    y entre abrojos y borrajas
    con deliquio desespera.
    Ser albor y luz quisiera
    sin fronteras ni cancelas
    sin desprecios ni gabelas
    del levante y del poniente
    ser el sol resplandeciente
    que en su fuego la deshielas.

    Es incierto aquél camino
    que entre rocas y guijarros
    pretender gestos bizarros
    es más bien un desatino.
    Pensando sea el destino
    pedir con sumisos ruegos
    y creer como borregos
    que el querer si se mendiga
    de hondo aliento se prodiga
    es de tontos o es de ciegos.

    Pretendo dejar en claro
    es sabido y sobran pruebas
    que al estar queriendo debas
    ser galante lo declaro.
    Pero lo que encuentro raro
    es que si al que no te quiera
    debas suplicar cual fuera
    de tu vida el salvamento
    sin saber que tu lamento
    es su burla traicionera.




    [​IMG]

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  13. [​IMG]

    No se sienten los vientos

    No se sienten los vientos
    en la acallada inmensa calma
    se marchitan los cipreses
    ya no lloran...
    ni sus lágrimas derraman,
    los frondosos cedrales
    secos tienen los ramajes
    se fueron los humedales
    llevándose sus ropajes
    perecen en los arenales
    sus profundos raizales.

    Vuelve desde lejanos mares
    tu crepuscular silueta
    el horizonte abre sus brazos
    y del talle se te enreda,

    entregándote al ocaso
    su celaje te desveda
    y desatas tempestades
    de libélulas fractales
    que semejan los cristales
    de la luna cuando espeja.

    Dispersas golondrinas
    de aladas soledades
    emigran con las lluvias
    de recios vendavales,
    cual febriles mensajeras
    preludian azarosas
    frialdades cumbreras
    que en noches quejumbrosas
    en las almas que sufriendo
    caminan tras tu sombra.


    [​IMG]

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  14. [​IMG]

    No se sienten los vientos

    No se sienten los vientos
    en la acallada inmensa calma
    se marchitan los cipreses
    ya no lloran...
    ni sus lágrimas derraman,
    los frondosos cedrales
    secos tienen los ramajes
    se fueron los humedales
    llevándose sus ropajes
    perecen en los arenales
    sus profundos raizales.

    Vuelve desde lejanos mares
    tu crepuscular silueta
    el horizonte abre sus brazos
    y del talle se te enreda,

    entregándote al ocaso
    su celaje te desveda
    y desatas tempestades
    de libélulas fractales
    que semejan los cristales
    de la luna cuando espeja.

    Dispersas golondrinas
    de aladas soledades
    emigran con las lluvias
    de recios vendavales,
    cual febriles mensajeras
    preludian azarosas
    frialdades cumbreras
    que en noches quejumbrosas
    en las almas que sufriendo
    caminan tras tu sombra.


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    No se sienten los vientos

    No se sienten los vientos
    en la acallada inmensa calma
    se marchitan los cipreses
    ya no lloran...
    ni sus lágrimas derraman,
    los frondosos cedrales
    secos tienen los ramajes
    se fueron los humedales
    llevándose sus ropajes
    perecen en los arenales
    sus profundos raizales.

    Vuelve desde lejanos mares
    tu crepuscular silueta
    el horizonte abre sus brazos
    y del talle se te enreda,

    entregándote al ocaso
    su celaje te desveda
    y desatas tempestades
    de libélulas fractales
    que semejan los cristales
    de la luna cuando espeja.

    Dispersas golondrinas
    de aladas soledades
    emigran con las lluvias
    de recios vendavales,
    cual febriles mensajeras
    preludian azarosas
    frialdades cumbreras
    que en noches quejumbrosas
    en las almas que sufriendo
    caminan tras tu sombra.


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    Malco
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