El blog de Malco / El solar de la palabra.

Fuego abierto

En las señeras transparencias
de los silenciados espacios
que separan tu voz
de las distantes ausencias ,
manan con solares presencias
las germinales simientes
de crisálidas fractales
derramadas de las fuentes
desde grietas temporales
y con rastro perfumado
por el fuego abierto
en quiescente momento
por las alamedas umbrales
dispersos los soñares, en ocultos tremedales
en lejanas tempestades se amalgaman con el viento.

De la luz intangible con claror interminable
en las sombras ancestrales se rompen las cadenas
y desgaja la luna llena inquietudes fragmentales
de dominios singulares en vacías soledades
y con alargado esfuerzo tu desnudez se asoma
alertando que en el tiempo su paso no perdona
lo que antes fue lozano ajado se ha puesto ahora
es el hondo reflejo de mares que devoran.

Intento alcanzarte presintiendo los encuentros
en distancias boreales del puntual firmamento
en espacios glaciales donde ocultas los lamentos
mas los ecos invernales son rocíos de tus adentros,
en las auras otoñales donde cuelgo mis anhelos
con sosiegos dispersados de íntimos fragmentos
espero consolado, tu regreso imantado,
con paso acelerado a mi sendero cierto.











Malco
©Todos los Derechos reservados.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de la obra por cualquier medio.
Copyright © Todos los Derechos Reservados.

Mujer de lluvia

Antiguos eran los bardos, cantores y los juglares
que en tiempos medievales en diferentes lugares
relatos y épicas rondas dejaban con sus versares.
Tiernos poemas de amor ofrendaban a las doncellas
y en los balcones destellan las encendidas pasiones
y el fuego en los aposentos eran de tenor tan intenso
que abrasaba con sus calores la luna en el firmamento.

Siento que ser de esos tiempos un juglar he querido
mas no tiene sentido pues tu ausencia es la cuenta
y dispersos van mis versos por sendas y encrucijadas
y en el medio de la nada me hallo confuso e incierto.
Lejana tu voz se siente, trepándose en los ocasos
elevarse a los ribazos y en las alturas cimeras
cual tendida enredadera enlazarse entre mis pasos.

No sé cómo pudo haber sido, como pudo suceder
que se me fuera a perder su rastro en el horizonte
y al mar cayera su nombre en aguas tan profundas
que creo que me confunda y nunca pueda saber
con puntual precisa certeza,
si era una real sirena o era una real mujer.

O quizás ninguna fuera, de un sueño era silueta
pero la sentí tan perfecta, esbelta y apasionada
con esa honda mirada que cual espina se espeta.

Traía la lluvia de invierno en su desnudez el desierto
y libre con el pecho al viento semejando un monumento
de mármol su basamento y en el rostro el embrujamiento
que hace perder la cordura y que con firme atadura
nos lleva ya sin regreso a ese mundo poseso
de mareas y de hondonadas donde por siempre apresadas
quedan paralizadas las almas enamoradas desde la piel a los huesos.

También pudo suceder que fuera un hada encantada
y en plena noche alunada de su boscaje extraviada
en busca de algún querer y con el rumbo perdido
habiéndose confundido al verme pasó a creer
sin dudas y sin distingo creyó reconocer
que fuera yo sin ambages el dueño de su querer.



Malco
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Mujer de lluvia

Antiguos eran los bardos, cantores y los juglares
que en tiempos medievales en diferentes lugares
relatos y épicas rondas dejaban con sus versares.
Tiernos poemas de amor ofrendaban a las doncellas
y en los balcones destellan las encendidas pasiones
y el fuego en los aposentos eran de tenor tan intenso
que abrasaba con sus calores la luna en el firmamento.

Siento que ser de esos tiempos un juglar he querido
mas no tiene sentido pues tu ausencia es la cuenta
y dispersos van mis versos por sendas y encrucijadas
y en el medio de la nada me hallo confuso e incierto.
Lejana tu voz se siente, trepándose en los ocasos
elevarse a los ribazos y en las alturas cimeras
cual tendida enredadera enlazarse entre mis pasos.

No sé cómo pudo haber sido, como pudo suceder
que se me fuera a perder su rastro en el horizonte
y al mar cayera su nombre en aguas tan profundas
que creo que me confunda y nunca pueda saber
con puntual precisa certeza,
si era una real sirena o era una real mujer.

O quizás ninguna fuera, de un sueño era silueta
pero la sentí tan perfecta, esbelta y apasionada
con esa honda mirada que cual espina se espeta.

Traía la lluvia de invierno en su desnudez el desierto
y libre con el pecho al viento semejando un monumento
de mármol su basamento y en el rostro el embrujamiento
que hace perder la cordura y que con firme atadura
nos lleva ya sin regreso a ese mundo poseso
de mareas y de hondonadas donde por siempre apresadas
quedan paralizadas las almas enamoradas desde la piel a los huesos.

También pudo suceder que fuera un hada encantada
y en plena noche alunada de su boscaje extraviada
en busca de algún querer y con el rumbo perdido
habiéndose confundido al verme pasó a creer
sin dudas y sin distingo creyó reconocer
que fuera yo sin ambages el dueño de su querer.



Malco
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Mar coralino

Azul de mar inmenso
de inquieto y retozón oleaje
se ocultan bajo el espumaje
corales de un rojo intenso,
cardúmenes encantados
de visos desconocidos
habitantes coloridos
de arco iris bordados.

Semejan sueños o hechizos
de míticos reinos marinos
de imaginarios castillos
y reflejado opalino,
entre las grietas rocosas
las ondinas se asoman
y tímidas y vaporosas
sobre los corales se posan
a coquetearle a Neptuno
y sin hacer caso alguno
atraído por sus cantos
sobre raros hipocampos
ve venir a las sirenas,
con Nereidas de cortejo
y escoltadas por tritones
de cristales sus blasones
relucientes cual espejos,
junto a bombos y trombones
caracolas y timbales
escogerán de los siete mares
la sirena más hermosa
y haciéndola Reina diosa
ofrecérsela a Neptuno
y como dios marino
la reciba como esposa.

Mandarines y delfines
emperadores y moros
a las sirenas le hacen coro
a lo largo del desfile
y payasos con cornetas
animan a las bayetas
con sus saltos increíbles
y gráciles las mariposas
saludan a la nueva diosa
que de los mares se ha escogido
y Neptuno enternecido
de corales la corona
y un anillo le ha traído.


http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/malco.101138/

Mar coralino

Azul de mar inmenso
de inquieto y retozón oleaje
se ocultan bajo el espumaje
corales de un rojo intenso,
cardúmenes encantados
de visos desconocidos
habitantes coloridos
de arco iris bordados.

Semejan sueños o hechizos
de míticos reinos marinos
de imaginarios castillos
y reflejado opalino,
entre las grietas rocosas
las ondinas se asoman
y tímidas y vaporosas
sobre los corales se posan
a coquetearle a Neptuno
y sin hacer caso alguno
atraído por sus cantos
sobre raros hipocampos
ve venir a las sirenas,
con Nereidas de cortejo
y escoltadas por tritones
de cristales sus blasones
relucientes cual espejos,
junto a bombos y trombones
caracolas y timbales
escogerán de los siete mares
la sirena más hermosa
y haciéndola Reina diosa
ofrecérsela a Neptuno
y como dios marino
la reciba como esposa.

Mandarines y delfines
emperadores y moros
a las sirenas le hacen coro
a lo largo del desfile
y payasos con cornetas
animan a las bayetas
con sus saltos increíbles
y gráciles las mariposas
saludan a la nueva diosa
que de los mares se ha escogido
y Neptuno enternecido
de corales la corona
y un anillo le ha traído.


http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/malco.101138/

Te busco

Ando solo tras la huella
por caminos de esperanza
ha de ser larga la andanza
pues no encuentro la doncella.
Quizás fue que alguna estrella
pudo haberla convidado
y luego haberse olvidado
a mi lado devolverla
nunca más he vuelto a verla
ando muy desesperado.

No se si eso cierto fuera
no quiero entrar en detalles
o quizás por esas calles
recorrerlas por doquiera.
O en alguna esquina espera
encontrarme de improviso
sería hallar el paraiso
y subir al alto cielo
pues tendría el gran consuelo
y quererle el compromiso.



Malco
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Vencida ( Soneto )

Mirarte vagamente en la distancia
se torna cada vez mayor suplicio
no puedo soportar se ha vuelto vicio
aún con el desdén y la arrogancia.

Volvióse fino polvo la constancia
rendirse a la esperanza es un desquicio
palparte muy cercana lo codicio
envuelto en el cendal de tu fragancia.

Vencida fue la roca del desprecio
al fin hundido me hallo en tu remanso
lejano se ha marchado el menosprecio

de luz fulgura un sol, es mi descanso
tenerte como el aire es lo que aprecio
de ser perenne sombra no me canso.



Malco
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Murmuran

Murmuran con descaro en la ironía
al vernos tan felices y sonrientes
envidian al saber que son latentes
las noches que de sueños bordaría.

Nos juzgan falsamente y da agonía
con filos que se hunden permanentes
rumores y ruindades penitentes
inciertas vaguedades las sentía.

Sombras en oscurana que vagando
no hallan en las verdades sus valías
acuden a lo falso y engañando

destruyen las serenas armonías
malignos son los vientos que pasando
nos dejan las malvadas felonías.



Malco
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Ofrendas

Siempre hubo momentos, que ofrendarte quería
tejidos por el viento versos de alegría
que cercanos y dispersos sin melancolía
dejaran en tu alma el alba luz del día.

El tiempo me ha arrastrado por caminos tortuosos
mas siempre a tu lado con fe y fortalezas
entre juncos y nogales de ramajes añosos
crecieron en mi prado espigas de ternezas.
Tus ojos son dos pozos con aguas de tibiezas,
la calma sosegada de cause entre las piedras
que cantarinas bajan hacia el mar que las espera
y a las blancas espumas sumisas se le entregan.

No son simples reparos tus hondas sutilezas
son lazos que amarrados cual trenzas de promesas
cuelgan de esperanzas plenas de noblezas
sentires elevados que en ti se residencian
sostén que fortalece tus íntimas creencias.

Presientes con certeza en el latir que te silencia
la sombra aquietada del vacío de mi ausencia
en penumbras tu mirada anhelante me procura
y siento en el encuentro de tu amor la reverencia.

Abrigada por las sedas de quiescentes mariposas
tus temores se han marchado a lejanías ignotas
vuelven los cantares por serenos mares
y se escurren junto al viento entre duras rocas,
en vuelo los zorzales te dejan sus trinares
cuando libélulas solares en diluvio se te posan
y a los capullos en botón los despiertan los cantares
y entre versos y soñares en fragante reventón rebosan.

Ofrendas

Siempre hubo momentos, que ofrendarte quería
tejidos por el viento versos de alegría
que cercanos y dispersos sin melancolía
dejaran en tu alma el alba luz del día.

El tiempo me ha arrastrado por caminos tortuosos
mas siempre a tu lado con fe y fortalezas
entre juncos y nogales de ramajes añosos
crecieron en mi prado espigas de ternezas.
Tus ojos son dos pozos con aguas de tibiezas,
la calma sosegada de cause entre las piedras
que cantarinas bajan hacia el mar que las espera
y a las blancas espumas sumisas se le entregan.

No son simples reparos tus hondas sutilezas
son lazos que amarrados cual trenzas de promesas
cuelgan de esperanzas plenas de noblezas
sentires elevados que en ti se residencian
sostén que fortalece tus íntimas creencias.

Presientes con certeza en el latir que te silencia
la sombra aquietada del vacío de mi ausencia
en penumbras tu mirada anhelante me procura
y siento en el encuentro de tu amor la reverencia.

Abrigada por las sedas de quiescentes mariposas
tus temores se han marchado a lejanías ignotas
vuelven los cantares por serenos mares
y se escurren junto al viento entre duras rocas,
en vuelo los zorzales te dejan sus trinares
cuando libélulas solares en diluvio se te posan
y a los capullos en botón los despiertan los cantares
y entre versos y soñares en fragante reventón rebosan.

Seres opacos

Preludian las borrascas tempestades
con vientos de dolientes mansedumbres
gargantas que de fuegos echan lumbres
sumisas en inmensas soledades.

No pueden de sus celdas de ansiedades
librarse pues se han hecho ya costumbres
inmersas en profundas pesadumbres
sin luz sus sombras son oscuridades.

Urgidas de consuelo vagan solas
no atienden otra forma de verdades
errantes en la nada son farolas,

opacas solo ven calamidades
llenando de penar sus aureolas
en grietas se le esconden claridades.

Limites

En las indispensables coordenadas
de la geografía de tu cuerpo
la brújula de tus miradas
de polo a polo son mi puerto,
recorro con mi aliento
los límites ponderables
de los puntos cardinales
en la Rosa de los vientos.

Por el Norte son tus ojos y tus labios coralinos
los que marcan fijamente los rumbos de mis destinos,
enfilo mis deseos a las radas de tu vientre y con vientos suficientes
hacia el Sur van las vertientes y en tus muslos tan ardientes
en sus aguas siderales se revuelven mis ondajes con tus cálidas corrientes.

En el horizonte tan lejano
por los lados del poniente
los gorriones de tus manos
hacen nidos en mi frente
y en el crepuscular ocaso
cuando el sol duerme latente
me disuelvo en tus abrazos
en el regazo de tu vientre.

En el Este de alboradas
por el imperio del Oriente
en el pecho tus salientes
son las cumbres anheladas,
con sus picos tan turgentes
ser un lobo en sus moradas
o volverme de repente
un guerrero penitente.





Malco
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