1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

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MALCO
MANUEL LÓPEZ COSTA
©Todos los Derechos Reservados

Queda prohibida la reproducción total o parcial
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    Tauromaquia

    Del pitón al burladero en la distancia va la suerte
    un tropiezo, un mal paso y lo alcanzará la muerte.
    La plaza está repleta en su entero redondel

    el vino y las botas se escancian a granel,
    jerez y manzanillas y aguardiente han de beber
    con algarabías y jolgorios atados con cordel.

    El Sol enciende de lumbres a la plaza y su tendido
    la fiesta va a comenzar desplegando el colorido
    la música poniendo el tono, anuncia la faena
    de la desigual contienda
    que de seguido habrá en la arena.

    Se da inicio a la corrida con bombos y platillos
    al compás de un pasodoble avanza el paseíllo
    con garbo y donosura desfila la cuadrilla
    las luces de sus trajes con su ornamento brillan.

    Matadores, banderilleros, mozos de espada y picadores
    esperan impacientes entre nervios y sudores
    se acerca el momento del temple y el coraje
    en los rostros se le notan acentuados los visajes.

    Inquietos los toros encerrados en los rediles
    adivinar su suerte parecen , al sonar los tamboriles
    barbeando en las tablas buscan salir al ruedo
    con sus fuertes bramidos delatan su miedo.

    Se abren los toriles y un toro de trapío
    de figura imponente de casta y mucho brío
    en alerta y confundido corretea por el ruedo
    un mozo se asoma y le embiste al burladero.

    Plantado en el ruedo, el capote sostenido
    el matador cita al toro,no se admiten los descuidos,
    embiste el astado con fuerza y decidido
    al rojo del capote con los pitones enardecido
    con gracia y elegancia con VERÓNICAS es recibido
    le siguen las CHICUELINAS al toro sorprendido,
    y con garbo en el capote el matador queda envuelto
    se escucha la ovación, y los ¡ OLE ! ,en todo el cielo abierto.

    Continua el primer tercio y el toro en su bravura
    buscando va al desquite por delante su arboladura
    el matador muestra su arte con una GAONERA
    siguiéndole en las suertes NAVARRAS Y TAFALLERAS.


    Sigue ahora el segundo tercio y sin cambiar la propuesta
    en lo alto, se oye la orquesta, alegrando el graderio
    y en la hermosura de los rostros y en los negros ojarazos
    se pincelan a retazos el estirpe y lo bravío,
    reta el matador al toro bamboléandole el capote
    y el astado de un solo bote, de casta brava y bronco
    arremete en el envite desde el tronco, con un salto suspendido,
    y el matador sorprendido va en carrera al burladero
    perseguido por el toro, reaccionan los quitaderos
    y ya repuesto del grande susto con empeño vuelve al ruedo
    y con elegancia las SERPENTINAS, al graderio todo anima
    y entre gritos y vítores le arrima LOPECINAS
    y de espaldas con desplante del toro se retira
    y el astado mansamente la cruz dirige al suelo
    y el matador en su denuedo ante todo ese revuelo
    con orgullo y el pecho henchido, saluda a todo el ruedo.

    La plaza tiembla y retumba ,los ¡OLE! llegan a Sevilla
    por las suertes y filigranas que son poemas del capote
    y el matador toma renombre por la faena de maravilla
    es tanto el entusiasmo que en el coso de bote en bote
    pues sin terminar la faena, piden para al matador
    que oreja y rabo corte.

    Salta al ruedo el banderillero y en el morro del astado
    preciso y certero, encaja un par de banderillas con estilo depurado,

    la orquesta hace marco en su cabalgadura, al rejoneador de larga vara
    que en el lomo del lidiado, deja hondas picaduras.

    Ya sangrante y maltrecho, débil y aplomado
    el toro pierde bríos se le nota derrotado,
    el matador da inicio al tercer tercio de la faena
    ahora es la muleta, que en la corrida hará la escena,
    inicia el matador con un PASE NATURAL
    sigue de largo el animal pocas fuerzas la han quedado,
    pero es ejemplar de casta y de tronar bravío
    su instinto le obliga al envite por derecho
    y el matador le espera con un PASE DE PECHO,
    siguen TRINCHERAZOS, ESTATUARIOS ,TRINCHERILLAS
    rematando en los pases un MOLINETE DE RODILLAS.


    Ha llegado la hora ,la multitud enardecida
    aplaude al mozo de espada cuando la entrega muy pulida,
    la toma el matador y tras la muleta escondida
    avanza con naturales y con reveses de BERNARDINAS,
    llegó el momento de entrar a matar,frente al toro se le alinea
    y con el filo de la espada con su acero lo elimina
    falta aún rematar con la afilada puntilla.

    Dando la vuelta al ruedo la multitud le grita ¡¡¡BRAVO!!!
    y el matador con gran orgullo muestra las dos orejas y el rabo.

    ....Pero ahora me pregunto si no todo cambiaría
    si el matador en un mal día y en una pésima faena
    la corrida se le enreda y la multitud rabiosa
    al mataor no deja que el ruedo abandone
    hasta que no le corten, por lo menos una oreja .

    O si con el capote hubiera deslucido
    y con la muleta peor hubiera sido
    y al entrar a matar la espada se haya torcido
    ante tanto desparpajo en la plaza hubieran pedido
    que le hubiesen cortado las dos orejas y el rabo.

    O pudo suceder y de eso no me se asombro
    que por su gran faena mas bien hubieran sacado
    al bravo toro en hombros.














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    Limites

    Perduran los caminos oblongos
    que al final consiguen dejarme el polvo oseo
    de las tormentas insípidas de mis pasos,
    rasgo la luz con mis uñas de lobo herido
    y escapo entre sus espejos convexos
    y la imágen cuadrática del mas allá
    se aleja de su centro y gravito en sus orillas,
    recorro sagitalmente la dispersa conciencia que me forma
    y en los marjales faunicos de mi pasado apresados están los recuerdos.

    Consigo ascender por las laderas rocosas y en la cima ácida de la virtud
    se despedaza la inicua equidad en fragmentos oblicuos y filosos
    me deslizo serpenteando entre la tercera y cuarta escala del vacio
    y un eco elíptico señala mis limites cardinales.

    En el norte paralelo de lo imposible, lejana palpita la verdad absoluta inalcanzable
    en el sur la vaguedad gaseosa de los sueños esfumados
    en el poniente la linea horizontal de los fracasos
    al este las murallas graníticas del pasado .

    Y con herrumbrosas cadenas apresados en el vacio circular del origen
    los limites por venir.

    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/malco.101138/
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    El tiempo

    Irremediable el tiempo pasa dejando sus cicatrices
    en el pendular vaivén de las horas deja su medida
    en la curva linea de sus espacios vuelve a sus raíces
    y su invisible sombra que corroe queda vertida.

    ¿Quién no ha soñado tener el tiempo en su manos
    prisionero cautivo entre sus dedos atrapado
    detenerlo y en el filo de sus antojos dominarlo
    o dejarlo andar y al recorrer la linea final atrasarlo?

    ¿Quién que al ver en el espejo su rostro ajado
    y el perdido brillo de su mirada no ha deseado
    que el reflejo lozano que el tiempo se ha llevado
    que como furtivo ladrón le ha robado
    hubiera sido perenne, y el tiempo no hubiese pasado?

    ¿Quién en la virtual linea de su recorrido
    en la redondez vital de sus esfuerzos
    no se refugia en los tiempos idos
    y pone a su vera muy cercanos los recuerdos?

    ¿quién con hondo penar no añora
    volver a ser gorrión volver a ser jilguero
    y con su trinar y largo vuelo
    emigrar lejano sin demora,
    ser el ligero soplo que perfuma
    con aromas de naranjos y canela

    que penetran hondo y no se esfuman
    dejando encantos con su estela?

    Mas el tiempo inexorable pasa

    llevándose lo joven en su talego
    imperceptible se lo lleva
    para no ponerse viejo,
    pero en su elíptico andar
    nos deja un sabio consejo
    recompensa lo llevado
    con templanza y con sosiego
    y nos anuncia sin demora
    una ley que es natural
    y que a la vida forma
    y es que nada se crea nada se destruye
    sino todo se transforma.







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    Malco
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    Palabras de barro
    Polvo que fuiste piedra, polvo que fuiste roca
    polvo que eres barro, amalgama de agua y viento
    moldeadas palabras vueltas guijarros,
    signo verbal tatuado en el tiempo.

    Inquietas señales, albures del alma
    inmigrantes aladas, flameantes guirnaldas
    señeras palomas encendidas o calmas
    lanzas hirientes, disparos sin balas.

    Bardo que inspiras, bardo que aclamas
    tus versos de arcilla, tus versos son ramas
    de brazos tan largos que todo lo abraza.

    Labios de arena donde ligero flotan
    vendavales de notas,hojarascas de versos,
    manglares donde brotan, ríos azules ,dispersos.

    Humaredas que van a lugares lejanos
    habitantes silentes reflejos cercanos
    onirísmo febril sueños arcanos.

    Bardo que evocas raíces profundas
    alfarero del barro que forma tus lunas
    simientes de abriles con soles dorados
    que dejas perenne tu fuego sagrado.

    Bardo que con tu pluma enalteces y alumbras
    con destellos latentes de luces australes
    reflejos que son refulgentes cristales
    íntimos impulsos que con pasión deslumbran.















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    Palabras de barro
    Polvo que fuiste piedra, polvo que fuiste roca
    polvo que eres barro, amalgama de agua y viento
    moldeadas palabras vueltas guijarros,
    signo verbal tatuado en el tiempo.

    Inquietas señales, albures del alma
    inmigrantes aladas, flameantes guirnaldas
    señeras palomas encendidas o calmas
    lanzas hirientes, disparos sin balas.

    Bardo que inspiras, bardo que aclamas
    tus versos de arcilla, tus versos son ramas
    de brazos tan largos que todo lo abraza.

    Labios de arena donde ligero flotan
    vendavales de notas,hojarascas de versos,
    manglares donde brotan, ríos azules ,dispersos.

    Humaredas que van a lugares lejanos
    habitantes silentes reflejos cercanos
    onirísmo febril sueños arcanos.

    Bardo que evocas raíces profundas
    alfarero del barro que forma tus lunas
    simientes de abriles con soles dorados
    que dejas perenne tu fuego sagrado.

    Bardo que con tu pluma enalteces y alumbras
    con destellos latentes de luces australes
    reflejos que son refulgentes cristales
    íntimos impulsos que con pasión deslumbran.















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      Julia de Burgos

      Julia de Burgos se crió en Santa Cruz, pueblito humilde de la localidad de Carolina. Esto no la privaría de desarrollar su amor por la naturaleza y por su país. Siendo la mayor de todos, fue la primera de trece hermanos que cursara estudios universitarios.

      Obtuvo su título de magisterio en la Universidad de Puerto Rico a los 19 años de edad,2 pero su amor por la literatura la llevó a escribir poesía. Posibles influencias en su obra serían Luis Llorens Torres, Luis Pales Matos, Clara Lair, Rafael Alberti y Pablo Neruda. También fue maestra en la escuela Feijoo del Barrio Cedro Arriba en Naranjito.

      En 1936 se unió a "Hijas de la libertad", rama femenina del Partido Nacionalista de Puerto Rico. Este grupo político, liderado por Pedro Albizu Campos, promovía el ideal de independencia.

      Burgos publicó tres colecciones de poemas. Para sus dos primeros libros viajó por la isla, dándose a conocer y organizando sus propios recitales. Su tercer libro fue publicado póstumamente en 1954.

      Se casó con Rubén Rodríguez Beauchamp, y nuevamente —en 1944, en Nueva York— con Armando Marín, pero su gran amor fue el historiador, médico y político dominicano Juan Isidro Jimenez Grullón, nieto del extinto presidente dominicano Juan Isidro Jiménez.1 Este amor le inspiraría muchos de sus poemas. Su ánimo fue bajando y cayó en el problema de alcoholismo. El 6 de julio de 1953 se desplomó sobre una acera neoyorquina y murió de pulmonía en un hospital del barrio de Harlem, Nueva York a la edad de 39 años. Debido a que nadie reclamó su cuerpo y a que no llevaba ninguna identificación, la ciudad la enterró bajo el nombre de "Jane Doe". Algunos de sus amigos, capaces de rastrearla y encontrar su tumba, reclamaron su cuerpo. Sus restos fueron enviados a Puerto Rico. Fue solemnemente enterrada en Carolina y se elevó un monumento en el lugar del sepelio.

      Entre los trabajos destacados de Julia de Burgos se encuentran: "Río Grande de Loíza", "Poema para mi muerte", "Yo misma fui mi ruta", "Alba de mi silencio" y "Alta mar y gaviota".

      Vivió dos años en Cuba, que quedan registrados en la correspondencia de la poeta con su hermana.3 En La Habana estudió griego, latín y Francés1

      1. Amanecida

      1. ¿Soy una amanecida del amor?

        Raro que no me sigan centenares de pájaros
        Picoteando canciones sobre mi sombrilla blanca.
        (¿Será que van cercando, en vigilia de nubes,
        La claridad inmensa donde avanza mi alma?)

        Raro que no me carguen pálidas margaritas
        Por la ruta amorosa que han tomado mis alas.
        (¿Será que están llorando a su hermana más triste,
        Que en silencio se ha ido a la hora del alba?)

        Raro que no me vista de novia la más leve
        De aquellas brisas suaves que durmieron mi infancia.
        (¿Será que entre los árboles va enseñando a mi amado
        Los surcos inocentes por donde anduve, casta?)

        Raro que no me tire su emoción el rocío,
        En gotas donde asome risueña la mañana.
        (¿Será que por el surco de angustia del pasado,
        Con agua generosa mis decepciones baña?)

        ¿Soy una amanecida del amor?

        En mí cuelgan canciones y racimos de pétalos,
        Y muchos sueños blancos, y emociones aladas.

        Raro que no me entienda el hombre, conturbado
        Por la mano sencilla que recogió mi alma.
        (¿Será que en él la noche se deshoja más lenta,
        O tal vez no comprenda la emoción depurada?)


    1. Donde comienzas tú...

      1. Soy ola de abandono,
        Derribada, tendida,
        Sobre un inmenso azul de sueños y de alas.
        Tú danzas por el agua redonda de mis ojos
        Con la canción más fresca colgando de tus labios.
        ¡No la sueltes, que el viento todavía azota fuerte
        Por mis brazos mojados,
        Y no quiero perderte ni en la sílaba!

        Yo fui un día la gaviota más ave de tu vida.
        Mis pasos fueron siempre enigma de los pájaros.
        Yo fui un día la más honda de tus edades íntimas.
        El universo entero cruzaba por mis manos.
        ¡Oh día de sueño y ola;
        Nuestras dos juventudes hacia el viento estallaron.
        Y pasó la mañana,
        Y pasó la agonía de la tarde muriéndose en el fondo de un lirio
        Y pasó la alba noche resbalando en los astros,
        Exhibiéndose en pétalos
        Y pasó mi letargo...

        Recuerdo que al mirarme con la voz derrotada,
        Las dos manos del cielo me cerraron los párpados.
        Fue tan sólo una ráfaga,
        Una ráfaga húmeda que cortó mi sonrisa
        Y me izó en los crepúsculos entre caras de espanto.
        Tú nadabas mis olas retardadas e inútiles,
        Y por poco me parto de dolor esperando.

        Pero llegaste, fértil,
        Más intacto y más blanco.
        Y me llevaste, épico,
        Venciéndote en ti mismo los caminos cerrados.

        Hoy anda mi caricia
        Derribada, tendida,
        Sobre un inmenso azul de sueños con mañana.
        Soy ola de abandono,
        Y tus playas ya saltan certeras, por mis lágrimas.

        ¡Amante, la ternura desgaja mis sentidos...
        Yo misma soy un sueño remando por tus aguas!


    1. Íntima


      1. Se recogió la vida para verme pasar.
        Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carne
        Y fui resbalándome poco a poco al alma.

        Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante.
        Me prolongué en el rumbo de aquel camino errante
        Que se abría en mi interior,
        Y me llegué hasta mí, íntima.

        Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempo
        Y me hice paisaje lejos de mi visión.

        Me conocí mensaje lejos de la palabra.
        Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas.
        Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde el
        Hombre.

        2

        Ha sonado un reloj la hora escogida de todos.
        ¿La hora? Cualquiera. Todas en una misma.
        Las cosas circundantes reconquistan color y forma.
        Los hombres se mueven ajenos a sí mismos
        Para agarrar ese minuto índice
        Que los conduce por varias direcciones estáticas.

        Siempre la misma carne apretándose muda a lo ya hecho.
        Me busco. Estoy aún en el paisaje lejos de mi visión.
        Sigo siendo mensaje lejos de la palabra.

        La forma que se aleja y que fue mía un instante
        Me ha dejado íntima.
        Y me veo claridad ahuyentando la sombra
        Vaciada en la tierra desde el hombre.

    1. Poema de la íntima agonía

      1. Este corazón mío, tan abierto y tan simple,
        Es ya casi una fuente debajo de mi llanto.

        Es un dolor sentado más allá de la muerte.
        Un dolor esperando... esperando... esperando...

        Todas las horas pasan con la muerte en los hombros.
        Yo sola sigo quieta con mi sombra en los brazos.

        No me cesa en los ojos de golpear el crepúsculo,
        Ni me tumba la vida como un árbol cansado.

        Este corazón mío, que ni él mismo se oye,
        Que ni él mismo se siente de tan mudo y tan largo.

        ¡Cuántas veces lo he visto por las sendas inútiles
        Recogiendo espejismos, como un lago estrellado!

        Es un dolor sentado más allá de la muerte,
        Dolor hecho de espigas y sueños desbandados.

        Creyéndome gaviota, verme partido el vuelo,
        Dándome a las estrellas, encontrarme en los charcos.

        ¡Yo que siempre creí desnudarme la angustia
        Con sólo echar mi alma a girar con los astros!

        ¡Oh mi dolor, sentado más allá de la muerte!
        ¡Este corazón mío, tan abierto y tan largo!


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    JULIO CORTÁZAR

    Julio Florencio Cortázar (Ixelles, Bruselas; 26 de agosto de 1914-París; 12 de febrero de 1984) fue un escritor, traductor e intelectual argentino. Optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el régimen militar argentino.2

    Es considerado uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, y maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal. Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el realismo mágico e incluso con el surrealismo.3

    Vivió tanto la infancia, como la adolescencia e incipiente madurez en Argentina y desde la década de 1950 en Europa. Residió en Italia, España, Suiza y Francia, país donde se estableció en 1951 y en el que ambientó algunas de sus obras.4

    Además de su obra como escritor, fue también un reconocido traductor, oficio que desempeñó, entre otros, para la Unesco.



    1. A una mujer

      1. No hay que llorar porque las plantas crecen en tu balcón,
        No hay que estar triste
        Si una vez más la rubia carrera de las nubes te reitera lo inmóvil,
        Ese permanecer en tanta fuga. Porque la nube estará ahí,
        Constante en su inconstancia cuando tú, cuando yo
        -Pero por qué nombrar el polvo y la ceniza.
        Sí, nos equivocábamos creyendo que el paso por el día
        Era lo efímero, el agua que resbala por las hojas hasta hundirse en la tierra.

        Sólo dura lo efímero, esa estúpida planta que ignora la tortuga,
        Esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos huecos,
        Y el sonido sin música, la palabra sin canto, la cópula sin grito de agonía,
        Las torres del maíz, los ciegos montes.
        Nosotros, maniatados a una conciencia que es el tiempo,
        No nos movemos del terror y la delicia,
        Y sus verdugos delicadamente nos arrancan los párpados
        Para dejarnos ver sin tregua cómo crecen las plantas del balcón,
        Cómo corren las nubes al futuro.

        ¿Qué quiere decir esto? Nada, una taza de té.
        No hay drama en el murmullo, y tú eres la silueta de papel
        Que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de creer
        Que se nace o se muere,
        Cuando lo único real es el hueco que queda en el papel,
        El golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido.

    1. La ceremonia

      1. Te desnudé entre llantos y temblores
        Sobre una cama abierta a lo infinito,
        Y si no tuve lástima del grito
        Ni de las súplicas o los rubores,

        Fui en cambio el alfarero en los albores,
        El fuego y el azar del lento rito,
        Sentí nacer bajo la arcilla el mito
        Del retorno a la fuente y a las flores.

        En mis brazos tejiste la madeja
        Rumorosa del tiempo encadenado,
        Su eternidad de fuego recurrente;

        No sé qué viste tú desde tu queja,
        Yo vi águilas y musgos, fui ese lado
        Del espejo en que canta la serpiente.

    1. Los amigos

      1. En el tabaco, en el café, en el vino,
        Al borde de la noche se levantan
        Como esas voces que a lo lejos cantan
        Sin que se sepa qué, por el camino.

        Livianamente hermanos del destino,
        Dióscuros, sombras pálidas, me espantan
        Las moscas de los hábitos, me aguantan
        Que siga a flote entre tanto remolino.

        Los muertos hablan más pero al oído,
        Y los vivos son mano tibia y techo,
        Suma de lo ganado y lo perdido.

        Así un día en la barca de la sombra,
        De tanta ausencia abrigará mi pecho
        Esta antigua ternura que los nombra.

    1. Poema

      1. Empapado de abejas
        En el viento asediado de vacío
        Vivo como una rama,
        Y en medio de enemigos sonrientes
        Mis manos tejen la leyenda,
        Crean el mundo espléndido,
        Esa vela tendida.

      Quizá la más querida

      1. Me diste la intemperie,
        La leve sombra de tu mano
        Pasando por mi cara.
        Me diste el frío, la distancia,
        El amargo café de medianoche
        Entre mesas vacías.



















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    JULIO CORTÁZAR

    Julio Florencio Cortázar (Ixelles, Bruselas; 26 de agosto de 1914-París; 12 de febrero de 1984) fue un escritor, traductor e intelectual argentino. Optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el régimen militar argentino.2

    Es considerado uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, y maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal. Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el realismo mágico e incluso con el surrealismo.3

    Vivió tanto la infancia, como la adolescencia e incipiente madurez en Argentina y desde la década de 1950 en Europa. Residió en Italia, España, Suiza y Francia, país donde se estableció en 1951 y en el que ambientó algunas de sus obras.4

    Además de su obra como escritor, fue también un reconocido traductor, oficio que desempeñó, entre otros, para la Unesco.



    1. A una mujer

      1. No hay que llorar porque las plantas crecen en tu balcón,
        No hay que estar triste
        Si una vez más la rubia carrera de las nubes te reitera lo inmóvil,
        Ese permanecer en tanta fuga. Porque la nube estará ahí,
        Constante en su inconstancia cuando tú, cuando yo
        -Pero por qué nombrar el polvo y la ceniza.
        Sí, nos equivocábamos creyendo que el paso por el día
        Era lo efímero, el agua que resbala por las hojas hasta hundirse en la tierra.

        Sólo dura lo efímero, esa estúpida planta que ignora la tortuga,
        Esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos huecos,
        Y el sonido sin música, la palabra sin canto, la cópula sin grito de agonía,
        Las torres del maíz, los ciegos montes.
        Nosotros, maniatados a una conciencia que es el tiempo,
        No nos movemos del terror y la delicia,
        Y sus verdugos delicadamente nos arrancan los párpados
        Para dejarnos ver sin tregua cómo crecen las plantas del balcón,
        Cómo corren las nubes al futuro.

        ¿Qué quiere decir esto? Nada, una taza de té.
        No hay drama en el murmullo, y tú eres la silueta de papel
        Que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de creer
        Que se nace o se muere,
        Cuando lo único real es el hueco que queda en el papel,
        El golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido.

    1. La ceremonia

      1. Te desnudé entre llantos y temblores
        Sobre una cama abierta a lo infinito,
        Y si no tuve lástima del grito
        Ni de las súplicas o los rubores,

        Fui en cambio el alfarero en los albores,
        El fuego y el azar del lento rito,
        Sentí nacer bajo la arcilla el mito
        Del retorno a la fuente y a las flores.

        En mis brazos tejiste la madeja
        Rumorosa del tiempo encadenado,
        Su eternidad de fuego recurrente;

        No sé qué viste tú desde tu queja,
        Yo vi águilas y musgos, fui ese lado
        Del espejo en que canta la serpiente.

    1. Los amigos

      1. En el tabaco, en el café, en el vino,
        Al borde de la noche se levantan
        Como esas voces que a lo lejos cantan
        Sin que se sepa qué, por el camino.

        Livianamente hermanos del destino,
        Dióscuros, sombras pálidas, me espantan
        Las moscas de los hábitos, me aguantan
        Que siga a flote entre tanto remolino.

        Los muertos hablan más pero al oído,
        Y los vivos son mano tibia y techo,
        Suma de lo ganado y lo perdido.

        Así un día en la barca de la sombra,
        De tanta ausencia abrigará mi pecho
        Esta antigua ternura que los nombra.

    1. Poema

      1. Empapado de abejas
        En el viento asediado de vacío
        Vivo como una rama,
        Y en medio de enemigos sonrientes
        Mis manos tejen la leyenda,
        Crean el mundo espléndido,
        Esa vela tendida.

      Quizá la más querida

      1. Me diste la intemperie,
        La leve sombra de tu mano
        Pasando por mi cara.
        Me diste el frío, la distancia,
        El amargo café de medianoche
        Entre mesas vacías.



















  8. [​IMG]

    Gioconda Belli

    Gioconda Belli es una escritora nicaragüense que ha cultivado varios géneros; nació en Nicaragua el 9 de diciembre de 1948. En su juventud cursó estudios universitarios de Publicidad y Periodismo en Estados Unidos, país al cual viaja con mucha frecuencia desde hace más de veinte años. Durante la dictadura del general Somoza, su postura opuesta le trajo como consecuencia el exilio para evitar ser encarcelada; sus destinos fueron México y Costa Rica. Su lucha por derrocar al régimen opresivo no terminó ahí, ya que más tarde se unió al Frente Sandinista de Liberación Nacional, al igual que otros tantos intelectuales de la época. Esto la llevó a participar de una larga serie de actividades clandestinas, que fueron desde la entrega de correspondencia al transporte de armas.
    Su producción literaria se suele divide en tres etapas, en las que abordó desde la poesía revolucionaria hasta la novela y el cuento infantil. A grandes rasgos, algunas de sus obras más renombradas son "Sobre la grama", con la que obtuvo el premio de poesía Mariano Fiallos Gil, "Línea de fuego", "Truenos y Arco Iris" y "De la costilla de Eva". Contamos con una larga lista de poemas de su autoría, entre los que se encuentran "Huellas" y "Es larga la tarde".



    1. Ahuyentemos el tiempo, amor


      1. Ahuyentemos el tiempo, amor,
        Que ya no exista;
        Esos minutos largos que desfilan pesados
        Cuando no estás conmigo
        Y estás en todas partes
        Sin estar pero estando.
        Me dolés en el cuerpo,
        Me acariciás el pelo
        Y no estás
        Y estás cerca,
        Te siento levantarte
        Desde el aire llenarme
        Pero estoy sola, amor,
        Y este estarte viendo
        Sin que estés,
        Me hace sentirme a veces
        Como una leona herida,
        Me retuerzo
        Doy vueltas
        Te busco
        Y no estás
        Y estás
        Allí
        Tan cerca.


      1. Áspera textura del viento


        1. Nacida de la selva me tomaste
          Arisca yegua para estribos y albardas.

          Durante muchas noches
          Nada se oyó
          Sino el chasquido del látigo
          El rumor del forcejeo
          Las maldiciones
          Y el roce de los cuerpos
          Midiéndose la fuerza en el espacio.

          Cabalgamos por días sin parar
          Desbocados corceles del amor
          Dando y quitando,
          Riendo y llorando
          -El tiempo de la doma
          El celo de los tigres-

          No pudimos con la áspera textura de los vientos.
          Nos rendimos ante el cansancio
          A pocos metros de la pradera
          Donde hubiéramos realizado
          Todos nuestros encendidos sueños.

      1. Cómo pesa el amor

        1. Noche cerrada
          Ciega en el tiempo
          Verde como luna
          Apenas clara entre las luciérnagas.
          Sigo la huella de mis pasos,
          El doloroso retorno a la sonrisa,
          Me invento en la cumbre adivinada
          Entre árboles retorcidos.
          Sé que algún día
          Se alzarán de nuevo
          Las yemas recién nacidas
          De mi rojo corazón,
          Entonces, quizás,
          Oirás mi voz enceguecedora
          Como el canto de las sirenas;
          Te darás cuenta
          De la soledad;
          Juntarás mi arcilla,
          El lodo que te ofrecí,
          Entonces tal vez sabrás
          Cómo pesa el amor
          Endurecido.

        Conjuros de la memoria


      1. No sé si un sol desmedido y burlón
        Me atravesará de punta a punta
        Cuando salten de mi pecho todos los gritos guardados
        Cuando se rompan las oscuridades
        De mi perfecta catedral secreta
        Con el sostenido sonido del órgano medieval
        Ululando su voz de parto,
        Su alarido de queja y de tristeza.

        Estoy como nací-desnuda-
        Mojada de lágrimas con el pelo chorreándome nostalgia
        Y un cansancio vetusto acomodado en mis huesos
        Y mientras me dejo ir en el humo,
        Viene su mano y me sostiene
        Y me levanta y me hace tronar de júbilo,
        Me zarandea las ganas de vivir,
        Me dice verde con ojos de monte
        Azul con el pelo espumoso de mar
        Estrella con las uñas brillantes
        Viento y sopla mi angustia y la desperdiga
        Y me hace nadar en el aire, retozar en los arroyos,
        Romper los relojes del tiempo,
        Borrar la huella de mis pequeños pecados
        Vueltos trascendentes por los oscuros designios
        De su otro yo iracundo hermano de este duende iluminado
        Que me persigue en el sueño
        En el que corro huyendo, siguiéndole yo a mi vez
        Juego de gato y ratón hasta que viene la lluvia
        Y la risa y volvemos a ser amantes helechos hojas atrapadas
        En las correntadas de mayo y todo vuelve a empezar
        Cuando cruzamos lavados y nuevos
        El umbral del paraíso.



        Es larga la tarde



      1. Es larga la tarde
        Como el camino curvo hasta tu casa
        Por donde regreso arrastrando los pies
        Hasta mi cama sola
        A dormir con tu olor engarzado en mi piel,
        A dormir con tu sombra.

        Es larga la tarde
        Y el amor redondo como el gatillo de una pistola
        Me rodea de frente, de lado, de perfil.
        El sueño pesa sobre mis hombros
        Y me acerca de nuevo a vos,
        Al huequito de tu brazo,
        A tu respiración,
        A una continuación infinita de la batalla
        De sábanas y almohadas que empezamos
        Y que pone risa
        Y energía
        A nuestro cansancio.


    1. Mayo


      1. No se marchitan los besos
        Como los malinches,
        Ni me crecen vainas en los brazos;
        Siempre florezco
        Con esta lluvia interna,
        Como los patios verdes de mayo
        Y río porque amo el viento y las nubes
        Y el paso del los pájaros cantores,
        Aunque ande enredada en recuerdos,
        Cubierta de hiedra como las viejas paredes,
        Sigo creyendo en los susurros guardados,
        La fuerza de los caballos salvajes,
        El alado mensaje de las gaviotas.
        Creo en las raíces innumerables de mi canto.
  9. [​IMG]

    Gioconda Belli

    Gioconda Belli es una escritora nicaragüense que ha cultivado varios géneros; nació en Nicaragua el 9 de diciembre de 1948. En su juventud cursó estudios universitarios de Publicidad y Periodismo en Estados Unidos, país al cual viaja con mucha frecuencia desde hace más de veinte años. Durante la dictadura del general Somoza, su postura opuesta le trajo como consecuencia el exilio para evitar ser encarcelada; sus destinos fueron México y Costa Rica. Su lucha por derrocar al régimen opresivo no terminó ahí, ya que más tarde se unió al Frente Sandinista de Liberación Nacional, al igual que otros tantos intelectuales de la época. Esto la llevó a participar de una larga serie de actividades clandestinas, que fueron desde la entrega de correspondencia al transporte de armas.
    Su producción literaria se suele divide en tres etapas, en las que abordó desde la poesía revolucionaria hasta la novela y el cuento infantil. A grandes rasgos, algunas de sus obras más renombradas son "Sobre la grama", con la que obtuvo el premio de poesía Mariano Fiallos Gil, "Línea de fuego", "Truenos y Arco Iris" y "De la costilla de Eva". Contamos con una larga lista de poemas de su autoría, entre los que se encuentran "Huellas" y "Es larga la tarde".



    1. Ahuyentemos el tiempo, amor


      1. Ahuyentemos el tiempo, amor,
        Que ya no exista;
        Esos minutos largos que desfilan pesados
        Cuando no estás conmigo
        Y estás en todas partes
        Sin estar pero estando.
        Me dolés en el cuerpo,
        Me acariciás el pelo
        Y no estás
        Y estás cerca,
        Te siento levantarte
        Desde el aire llenarme
        Pero estoy sola, amor,
        Y este estarte viendo
        Sin que estés,
        Me hace sentirme a veces
        Como una leona herida,
        Me retuerzo
        Doy vueltas
        Te busco
        Y no estás
        Y estás
        Allí
        Tan cerca.


      1. Áspera textura del viento


        1. Nacida de la selva me tomaste
          Arisca yegua para estribos y albardas.

          Durante muchas noches
          Nada se oyó
          Sino el chasquido del látigo
          El rumor del forcejeo
          Las maldiciones
          Y el roce de los cuerpos
          Midiéndose la fuerza en el espacio.

          Cabalgamos por días sin parar
          Desbocados corceles del amor
          Dando y quitando,
          Riendo y llorando
          -El tiempo de la doma
          El celo de los tigres-

          No pudimos con la áspera textura de los vientos.
          Nos rendimos ante el cansancio
          A pocos metros de la pradera
          Donde hubiéramos realizado
          Todos nuestros encendidos sueños.

      1. Cómo pesa el amor

        1. Noche cerrada
          Ciega en el tiempo
          Verde como luna
          Apenas clara entre las luciérnagas.
          Sigo la huella de mis pasos,
          El doloroso retorno a la sonrisa,
          Me invento en la cumbre adivinada
          Entre árboles retorcidos.
          Sé que algún día
          Se alzarán de nuevo
          Las yemas recién nacidas
          De mi rojo corazón,
          Entonces, quizás,
          Oirás mi voz enceguecedora
          Como el canto de las sirenas;
          Te darás cuenta
          De la soledad;
          Juntarás mi arcilla,
          El lodo que te ofrecí,
          Entonces tal vez sabrás
          Cómo pesa el amor
          Endurecido.

        Conjuros de la memoria


      1. No sé si un sol desmedido y burlón
        Me atravesará de punta a punta
        Cuando salten de mi pecho todos los gritos guardados
        Cuando se rompan las oscuridades
        De mi perfecta catedral secreta
        Con el sostenido sonido del órgano medieval
        Ululando su voz de parto,
        Su alarido de queja y de tristeza.

        Estoy como nací-desnuda-
        Mojada de lágrimas con el pelo chorreándome nostalgia
        Y un cansancio vetusto acomodado en mis huesos
        Y mientras me dejo ir en el humo,
        Viene su mano y me sostiene
        Y me levanta y me hace tronar de júbilo,
        Me zarandea las ganas de vivir,
        Me dice verde con ojos de monte
        Azul con el pelo espumoso de mar
        Estrella con las uñas brillantes
        Viento y sopla mi angustia y la desperdiga
        Y me hace nadar en el aire, retozar en los arroyos,
        Romper los relojes del tiempo,
        Borrar la huella de mis pequeños pecados
        Vueltos trascendentes por los oscuros designios
        De su otro yo iracundo hermano de este duende iluminado
        Que me persigue en el sueño
        En el que corro huyendo, siguiéndole yo a mi vez
        Juego de gato y ratón hasta que viene la lluvia
        Y la risa y volvemos a ser amantes helechos hojas atrapadas
        En las correntadas de mayo y todo vuelve a empezar
        Cuando cruzamos lavados y nuevos
        El umbral del paraíso.



        Es larga la tarde



      1. Es larga la tarde
        Como el camino curvo hasta tu casa
        Por donde regreso arrastrando los pies
        Hasta mi cama sola
        A dormir con tu olor engarzado en mi piel,
        A dormir con tu sombra.

        Es larga la tarde
        Y el amor redondo como el gatillo de una pistola
        Me rodea de frente, de lado, de perfil.
        El sueño pesa sobre mis hombros
        Y me acerca de nuevo a vos,
        Al huequito de tu brazo,
        A tu respiración,
        A una continuación infinita de la batalla
        De sábanas y almohadas que empezamos
        Y que pone risa
        Y energía
        A nuestro cansancio.


    1. Mayo


      1. No se marchitan los besos
        Como los malinches,
        Ni me crecen vainas en los brazos;
        Siempre florezco
        Con esta lluvia interna,
        Como los patios verdes de mayo
        Y río porque amo el viento y las nubes
        Y el paso del los pájaros cantores,
        Aunque ande enredada en recuerdos,
        Cubierta de hiedra como las viejas paredes,
        Sigo creyendo en los susurros guardados,
        La fuerza de los caballos salvajes,
        El alado mensaje de las gaviotas.
        Creo en las raíces innumerables de mi canto.