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Don Quijote en Las Ruideras

Publicado por malco en el blog El blog de Malco / El solar de la palabra.. Vistas: 553

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De aventuras y de entuertos
y otras zalamerías

están plagadas de historias
las novelas de caballerías,
mas ninguna alcanzaría
el valor y gran portento
con su muy grande talento
que CERVANTES le daría,
y aún está DON QUIJOTE
presente con sus locuras
en famélica cabalgadura
venciendo molinos de viento
con su flaca catadura
por los prados manchegos
con Sancho dando consejos
al de la triste figura.


Don Quijote en Las Ruideras

Henos de nuevo en La Mancha
con pasión aventurera
entre secano y praderala emoción se nos ensancha
y de ponerse tan ancha
entra un virtual caballero
y muy cercano le sigue
su tan robusto escudero.

Su fama al reino extendida
a todo rincón y agujero
no encuentra a nadie que diga
ese que ahora ha llegado
es el viril caballero
el tan mentado Quijote
el de golpizas y azotes
sin fortuna, sin dinero
pues con su triste figura
con la abollada armadura
y su espadilla de acero
va con su senil catadura
desfaciendo entuertos severos.

Las más increíbles razones
de sus torcidas visiones
que en su cabeza aparezca
encuentra enseguida a montones
de su locura respuesta
y dando inicio a la gresca
recibe de bofetones
volviéndose moretones
o algún cargamento de palos
le pone a crujir los huesos
pues de locura poseso
al derecho y en reverso
a su famélico cuerpo
al pobre le dejan tieso.

Sancho se llenó de tremores
al columbrar con su vista
entre la rala arenisca
destingue aquellos redores
y con temor se persigna
con angustioso lamento
al ver los molinos de viento
causantes de las tremolinas
tocándole a Rocinante
probar de la medecina.


Mi señor debo pediros
en nombre de Dulcinea
que no os forméis esa idea
atended al advertimento,
pues son molinos de viento
y no gigantes rufianes
no vayáis a reclamarles
nuevamente sus desmanes
y un mal viento a los molinos
les haga girar sus aspas
que son cosas muy normales
y antes de caer las raspas
os manden de cabeza
al medio de aquellos trigales.


¡ Que decís, impertinente escudero !
pues aún creerlo no puedo
que no fueran temibles gigantes
que con valor y denuedo
y con mi noble talante
les vencí en este ruedo
y creo fue un nigromante
que con sus artes ocultas
ha hecho de resultas
y con certeza lo siento
volver a los gigantes
en estos molinos de viento.

Mas no os preocupéis
mi deuda ya está saldada
no me detendré ante nada
eso ya lo veréis,
marcharé con firme paso
a donde nace el ocaso
y espero me acompañéis
al encuentro de mi amada
caeré rendido en sus brazos
con mi alma ilusionada
y Dulcinea encantada
hará mi nidal su regazo.


¡ Válame Dios en que apuro !
de donde los palos vendrán
cuando con esos con


¡ Válame Dios en que apuro !
de donde los palos vendrán
cuando con esos conjuros
con sospirar del aliento
sospecho los malos vientos
con tempestades serán,
pues cuando se pone a fablar
sin sano entendimiento
creyendo ser un juglar,
el morro hay que preparar
del venidero tormento
y menos en descuidar
por tan solo corto momento
al frágil débil costillar.


¿ En donde habrá de quedar
ese oculto lugar
donde nace el ocaso,
mi señor si es que acaso
lo podéis revelar?


Dejad noble escudero
la mala impertinencia
que no es virtud alguna
el sufrir de impaciencia,
confiad en mi sapiencia
que a manadas y borbotones
la providencia ha hecho dones
y os lo he demostrado
con coraje y con arrojo
en tantas ocasiones,
marchad junto a mi lado
y veréis el lugar sagrado
en que mi amada Dulcinea
mi más hermosa presea
espera por su amado.


Y rogad noble Sancho
que por todo el camino ancho
no vayáis a entrar en tremores
y acudan a vos los temores
ni os pongáis delirante
si de pronto en algún instante
aparezca cual sospiro
el muy afable MORGANTE
el de estatura gigante
el de apetito glotón
y de carácter tontón
el resabiado tunante,
y de seguro Rinaldo
junto con Carlo Magno
Ganelón y Roldan
que siempre a su vera van
imitando sin fortuna
con deseos anhelantes
las temibles aventuras
de este caballero andante.


Al fin de tanto trecho
sin dormir bajo techo
y el cielo su lumbrera
han llegado a Ruidera
y parecioles primavera
sus lagunas de cristales
y el Quijote en sus cabales
ha dicho sus sentencias:

"Escuchad mi fiel amigo
ni en otras tierras donde fueras
como LAS LAGUNAS DE RUIDERA
mis palabras sin audiencia
afinad bien el oído
en atención a mi elocuencia,
no hay en toda La Mancha,
ni en Albacete ni en Castilla
ni en algún Reino en su revancha
una hermosura en avalancha
con un paisaje y sus lagunas
como estas no hay ninguna"


Solamente una, su belleza le campea
y es mi amada Dulcinea
que es poema, hermosa glosa
y en la Tierra no hallase cosa
que a su lindeza se parezca
ni las rosas, ni las malvas
ni lirios ni jazmines
se acercan a los confines
de su altiva garbura
y os declaro y os juro
que su donosura
en mi amor no tiene fines"


Sancho adormitado
con el bostezo en la boca
hacia caso omiso
y risa le provoca
y pensando en los chorizos
las tripas ya le roncan.


Decidme mi señor
no creéis sería mejor
esperaremos sentados
y engullir algún bocado
no sea tanta la demora
pues ya mi panza implora
le meta algún recado
de vino acompañado
y la siesta de esta hora.


¡ Que me lleven los endriagos !
y además otros demonios
pues con vuestro parsimonio
me tenéis desesperado,
siempre a toda hora
solo habéis pensado
pareceme un hechizo
pensando en los chorizos
morcillas y pucheros
pareceme en la panza
tenéis un agujero.


Mi señor no os molestéis
no sufráis de calentura
pues en esta hermosura
aún no alcanzo a ver
a la hermosa mujer
que os quita los sueños
y vuesa merced el único dueño
con inmenso querer.


Habláis atinadamente
ya veréis por el poniente
verla aparecer
deslumbrante y refulgente
cual mil soles ardientes
a la hermosura de mujer,
podría ser que perdida
y algo confundida
no ha alcanzado ver
pues son tantas lagunas
esperemos sin premura
lo que pueda suceder.


Sancho frunce el cejo
y sacando del talego
un asado conejo
se dispone a comer
y aún para beber
un botellón de tinto vino
y como todo lo previno
saco hogazas a granel.


Don Quijote impaciente
con el ojo en el poniente
ve el cielo oscurecer,
mientras que Sancho ronca
con sueños de laurel,
han pasado cuatro días
y no quiere aparecer
Don Quijote desespera
y Sancho tan tranquilo
no para de morder.


Acabado el bastimento
Don Quijote en su lamento
manda a Sancho a reponer
mientras tanto el lo espera
y con fe y con esperanza
a Dulcinea verla aparecer.

Parte Sancho en rumbo fijo
desandando los caminos
sin saber cuando volver,
mientras Don Quijote
de repente le provoca
a la cima de una roca
subirse para ver
si la dulce Dulcinea
en laguna cercana
lo lograba ver,
mas que mala pata
con el musgo se resbala
y desde aquella altura
a la laguna va a caer
con adarga y armadura
como pudo suceder.


Dos días con sus noches
apresado en los derroches
en sus aguas sin salir
cuando al fin un tronco seco
que flotando navegaba
y Don Quijote con su espada
poco a poco lo acercaba
y asi pudo al fin salir,
chorreando como fuente
ajustose la barbera
subió enseguida la visera
y con el morrión caliente
bajo un sol inclemente
su cabeza era una hoguera.


Que roca tan imprudente
tiene al musgo malviviente
que resbala cual pendiente
y a las aguas cual vertiente
cae uno como fardo
y va como petardo
a sufrir el acidente
y casi pierde uno los dientes
por tan largo remojado
saliendo tan arrugado
igual que papel ajado.

Mas aún falta lo bueno
pues de Dulcinea nada
tres días han pasado
desde el incidente,
Don Quijote de repente
queriendo dar un paso
no movía ni los brazos

que desfachatada
la armadura oxidada
le impedía el movimiento
parecía un monumento
o estatua paralizada.











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