olor a invierno

este tiempo se va
por la vereda que todo lo marchita,
que se lleva las nubes
y el verde tierno de las hojas

da su paso callado
con ventiscas que se tornan caprichosas
es el fin del verano
la menopausia se acerca sigilosa
enmudecen los partos
de una flora que se vuelve cuidadosa

es apenas de ayer
el murmurar del cielo entre las frondas
con el cuerpo caído
bajo el diluvio del festín de tantas gotas

miro a mi alrededor
ese cambio de sombras quisquillosas
El sol ya se ha movido;
lo primero que falta, son las rosas.

Me miro entre tus ojos
y una pena se asoma en tu mirada
haces copos de nieve
entre las largas trenzas que te adornan

el invierno se siente
suave viento que aloja a la nostalgia:
esa mesa que aguarda al huésped nuevo;
y la silla que enmarca a los que faltan

el invierno se siente
es un rito en el año
una fuerza que mueve al calendario
a una fiesta que llega a perturbarnos

quédate junto a mí
como todos los años
mientras pueda tenerte
y endulzarme en tus manos.

 

Muy bellas líneas que mas que anunciar el fin del verano enmarcan la tarde en nuestras vidas –el final, deseos de arrancar la ultima hoja del calendario o verla caer del árbol al lado de quien ha acompañado tu jornada endulzando los días.

Un abrazo.

 

Melquiades, efectivamente la llegada del invierno, aunque esperado, siempre nos deja el cuerpo viejo, despasible y ajado. Tanto el del calendario como el otro. Verdaderamente poeta, se puede oler el invierno en estos versos.

 

¡ Qué hermoso ! admirado poeta,
hay invierno deseados
por el color de su paleta,
el calor de unas brasas al rojo vivo
y unas manos que acariciar.
Es invierno la nostalgia
y ,también, antesala de primavera.
Un verdadero placer leerte,un abrazo ,Melquiades,grande,grande...

 

Pintas la tristeza de una manera infinita hermano, mezclas la naturaleza aletargada con el sentimiento del ser amado y te envuelves con todo ello...

Gracias por las pinceladas de este lienzo magnífico de la vida.
Gracias por la pluma y sus palabras.

 

Cada verano el despertar se esperanza por alguna lluvia hermosa. Luego todo florece, parece que el color ha decidido robarle todos los espacios a los grises. Viene luego el otoño. Es un viejo juego que se viste de misterio para los ojos tiernos, mas las viejas miradas sabemos reconocer aquellas pesadas hojas amarillas como cáscara de limón que nos avisan que ya vienen los vientos secos, que el ciclo ha empezado su etapa de regeneración.
Es mi vecino un árbol de quién sabe qué..., que se queda desnudo todos los inviernos. Yo le llamo Matías, he de causarle serias contrariedades metabólicas por regarle la ronda todos estos inviernos. Nada lo vuelve a vestir con su verde follaje hasta el próximo verano.

Te abrazo y gracias por la visita.
Beso.

 

Gracias amigo. Me encanta el otoño, Tiene tanto simbolismo, las hojas secas, los vientos..., esos nidos de pájaros aferrándose a las ramas como uno se aferra a los recuerdos.
Fuerte abrazo amigo.

 

Gracias. Ese poema debiera estar en su propio sitio. Bello. Besos. Gracias.

 

Gracias a ti por la visita. Muy generoso tu mensaje. Gracias.