Mi padre no era mi amigo

Mi padre no era mi amigo,
tampoco lo precisaba
porque me llamaba hijo
sin decirme apenas nada.
Me hacía sentir dolido
con la verdad siempre clara
cuando nunca me la dijo
enseñándome la espalda.
Tengo un recuerdo muy vivo
de lo serio que miraba,
en silencio y con el brillo
de unas incipientes lágrimas.
Sus ojos sin acertijos
eran donde adivinaba
sus pensamientos clarísimos
de su clarísima alma.
Nunca me llevó de vinos
ni a tabernas pues pensaba
que para un hijo que es hijo
lo que vale es la compaña.
Jamás echaré al olvido
una escalera muy ancha
donde se sentó conmigo
y al poco se me marchaba.

 

Sin duda poema con tinte sociológico .Hay tratos paternales que son escuetos y directos probablemente por el mismo ritmo de la vida vertiginosa de actividades diarias o también por querer inculcar rudeza y dureza a fin de sus hijos puedan hacer frente a las adversidades en tal concepto es limitado y escaso las modulaciones de afecto.
La disciplina paternal aun cuando es directa y seria debe tener un equilibrio con el trato de cariño y bondad hacia los hijos.
Un poema muy útil para la reflexión en el trato paternal
Gusto en leer tus lineas
LESMO
BNS TARDES

 

Efectivamente, estimado compañero, con estos versos íntimos quise hacer esa semblanza del padre que sin efusividades acompaña, enseña, y, en definitiva, ama, a veces con incipientes lágrimas de dolor por el hijo. Como tantos otros dirán, no pude tener mejor padre.
Mil y mil gracias, estimado Viajero del Viento (Precioso nombre), por prestar tu valiosa compañía a mis letras.
Afectuosamente, un saludo muy cordial, nuevamente agradecido.
Salvador.

 

Precioso y triste poema amigo Salvador. Por desgracia, real en tantos y tantos hogares, cada vez menos humanos, en que parece algunas veces que los hijos son como macetas...que solo hay que regarlos.

Un lujo tu poema.

Un abrazo.

 

Mil gracias por asomarte a mis letras y acompañarme en estos sentidos versos. A lo mejor por querer constatar una realidad indiscutible no he sabido dejar entrever que detrás de aquella seriedad que donde más se veía era en su mirada estaba el hombre más bondadoso que he conocido. Recuerdo lo que dicen los últimos cuatro versos, era una noche de verano y se sentó a mi lado en una escalera y comenzó a cantarme un fandanguillo que sabía, aquella estampa quedó en una fotografía que conservo en lugar destacado de mi casa. En su interior se estaba gestando un cáncer que en el mes de febrero del año siguiente se lo llevó.
Te agradezco tu compañía que adornas con una auténtica forma de ser.
Un abrazo y buenas noches, que los sueños te sean propicios.
Salva.

 

Hermosa y profunda entrega, mi querido Lesmo... debo confesar que mi padre también
fue muy parco... pero gracias a Dios dentro de su humildad, siempre alcanzó a brindarme
su apoyo--- aunque con reticencia... pero estaba... Hoy lo comprendo, no siempre es tan
fácil ser un buen padre... Cordialmente, te saluda:

 

¡Ay querido amigo, el oficio de padre! Ahora lo comprendo bien y prefiero haber sentido sus seriedades que haber tenido irresponsables algarabías. Veo que tu padre, parco en palabras, estaba, como dices, ocupando que el lugar que los padres tienen reservado. Felicitémonos ambos por esas figuras de nuestros padres que estaban, otros no han tenido esa fortuna.
Mil gracias por acompañarme en mis letras, querido amigo.
Con un abrazo afectuoso.
Salva.

 

Sobrio u ocurrente, cada uno con su personalidad nos ha brindado y nos siguen brindando su amor, a su manera, claro.
El placer y el orgullo que sentimos como hijos, eso no nos quita nadie, y queda grabado en nuestro interior. Encantada, estimado Salvador, de acompañar con mi humilde visita y comentario, este hermoso y sentido poema a tu padre.
Un cordial saludo y un gran abrazo desde mi hermosa Buenos Aires.

 

Pues, querida compañera, has sabido captar a la perfección qué quise transmitir. ¿Tu humilde visita? Llenaría mi espacio con guirnaldas para recibirte (Perdona la cursilería, pero no la borro) Por cierto me encantaría ese café con poesía y lluvia en tu Buenos Aires, amado.
Con mucho afecto, un abrazo fuerte y fraterno
Salva.

 

Para cuando visites Buenos Aires, el Café Tortoni, de Buenos Aires, es más tradicional.

Te dejo un Poema de Baldomero Fernández Moreno...
VIEJO CAFÉ TORTONI

A pesar de la lluvia yo he salido
a tomar un café. Estoy sentado
bajo el toldo tirante y empapado
de este viejo Tortoni conocido.

¡Cuántas veces, oh padre, habrás venido
de tu graves negocios fatigado,
a fumar un habano perfumado
y a jugar el tresillo consabido!

Melancólico, pobre, descubierto,
tu hijo te repite, padre muerto.
Suena la lluvia, núblanse mis ojos,

sale del subterráneo alguna gente,
pregona diarios una voz doliente,
ruedan los grandes autobuses rojos.

 

Conozco esos cafés (A Mar)

Conozco de ese ambiente la nostalgia,
entre el humo cargado de cansancios
y la vida que marchando más despacio
en la gente se detiene cuando pasa.

Conozco ese diario entre las manos
que a las horas da ritmo diferente,
y la niebla que acoge y se parece
a lágrimas resecas en los párpados.

Y conozco al que habla de unos versos
que se quedan en el aire suspendidos,
y también a ese alguien solitario
que aguarda sin pasiones unos besos.

En Granada teníamos el ya desaparecido Café Suizo convertido en un Burger. Espero poder algún día tomar un café en El Tortoni.
Mil gracias de nuevo por tu compañía.
Salva.

 

A las personas a veces se les dificulta la demostración de sus sentimientos,
pero dices que te acompañaba y te regalaba tiempo, cosa que es también
muy importante. Los padres como todos, nos equivocamos, pero creo que
el amor que les profesamos a nuestros hijos es incuestionable. Me ha
gustado disfrutar de este poema con todos sus bemoles. Te dejo un beso
cariñoso que se apriete en tus mejillas.

 

Todo un placer, estimada Anamer, recibir este amabilísimo y certero comentario que me ha llegado a las entretelas. Mil gracias por regalarme esta presencia tuya cargada de amabilidad.
Recibo ese beso apretado en mi mejilla y yo lo devuelvo también con todo mi fraternal afecto.
Un placer, insisto.
Salvador.

 

Lo más importante de todo es que no le reprochas nada, no lo juzgas, por el contrario lo entendiste y le agradeces, quizás él no tuvo un padre que le dijera nada, y claro, así fue su conducta paterna, Saludos desde Venezuela.

 

Otra vez, mil gracias, querido amigo y Maestro, por este acudir a mis letras y dejar tu amabilísima huella. Efectivamente la memoria de mi padre que siempre lo fue marca mis actuaciones de hoy y veo claro el porqué de su forma de actuar. Gracias por entenderlo así, querido Marcos.
Con un fuerte abrazo.
Salva.

 

Pues en este comentario, querido compañero y Maestro, das en el clavo de cual fue mi propósito al escribir. Ciertamente con sus luces y sus sombras mi padre ante todo lo fue y mucho. Eso es lo que me queda y a partir de eso creo que yo también lo he sido. Mil gracias siempre por estos tus comentarios cargados de buen hacer.
Con todos mis afectos, un saludo muy cordial.
Salvador.

 

Efectivamente no puedo reprocharle nada, estimado compañero, pues fue un padre bueno, severo y exigente, porque antes que con nadie lo era consigo mismo.
Con todos mis afectos, un saludo muy cordial, también para esa querida tierra venezolana.
Salvador.