Reflexiones y sentencias sobre la verdad

Todas las personas parecen saber la verdad, pero se niegan a creerla, no porque sea esencialmente increíble, sino porque increíblemente es real. Si cualquier ser humano ajeno al poder económico mundial pudiera contemplar sólo un minuto de la gran injusticia, la gran estafa, el gran fraude llevado a cabo tras siglos en el mundo, el terrible atentado en contra de la humanidad, entraría en un estado superior a la crisis, entraría en un estado de revolución. Si el mundo entero fuese capaz de sumergirse en semejante abismo, el mundo entero cambiaría súbitamente, produciéndose en modo inevitable: la última gran revolución. Pero semejante emprendimiento es prácticamente imposible, puesto que a través de tiempos nos han contaminado el alma desde sus entrañas, siendo por ello el actual proceso de cambio el único: a paso lento; pero seguro. Sólo un segundo de luz, ¡ah!, si eso fuese posible. Pero la luz se busca en las tinieblas, y son tan pocos quienes se animan a descender. Para el resto: las ilusiones espirituales: el cielo, el otro mundo, y todas esos productos fármacos del alma que no hacen más que adormecerla. Una mirada detrás de todos los sueños, estando allí abajo, donde las luces no tocan el suelo, y el mundo renacerá junto a un nuevo ser humano.

 

Nýcolas:
Profundas líneas, invitando sutilmente a la reflexión, ¡Cuánta verdad contenida en doce líneas! Insoportable se vuelve el deseo de que uno se multiplique por millares, si necesario es descender al infierno para cambiar, habrá que descender y defender ese segundo de luz. Revolución, que bella palabra, quizá el significado no es claro para todos, quizá ni siquiera es ya el sueño de algunos y sumergirse en la tristeza no sirve de nada, no cambia nada. Todo menos dormir, a menos que en el sueño suceda ese renacimiento. Grato ha sido leerte, gracias por compartir. Recibe mi saludo afectuoso, mi cálido abrazo y mi sonrisa iluminada.

 

Hola Nycolas, Me gustó tu tema y además me inspiró.

Bueno, todas las personas creemos que somos poseedores de la verdad, eso es cierto. Es más, sentimos que somos autores de la verdad, creadores únicos de ella y que los demás deberían escucharnos para que el mundo sea mejor porque nosotros tenemos la solución y nadie nos está escuchando. Por Dios -pensamos-: ¡ Escúchenme, yo sé cómo esto se compone y marcha bien y sé cómo el mundo puede ser feliz!
Y como los demás no nos escuchan, talvez pensamos que esa es la razón por la cual la humanidad sigue como va, sufriendo: a los hombres les gusta sufrir -pensamos-.

Lo que sucede quizá es que nuestra verdad no es tan nuestra. Alguna vez escuchamos un programa de radio o de la televisión, leímos un libro o un periódico y sin sentirlo nos hicimos de la idea de otro, de alguien, y nos pareció correcta, brillante, y nos fuimos recorriendo oídos con ella, como en una cruzada publicitaria, casi personal para que los demás escucharan la forma correcta, exacta, de cómo salvar al mundo.
Nadie escucha. Todos traen su propia verdad, y con ella andan en su propia cruzada.

Bueno, aquí es importante señalar que lo anterior dicho o escrito por mí no es exactamente correcto. Y no lo es porque, por cuestiones diversas, nada en este mundo es totalmente preciso.
Hay una minoría que no habla con su propia boca y lo que dice u ordena que se diga, que puede ser una mentira, la más grande mentira, se vuelve como una verdad en la mente de la casi totalidad de la gente.
Y es que este tipo de gente sabe, ha comprendido que la boca no es útil para difundir y volver una idea cualquiera, una verdad. Para volver algo una verdad se requiere eso que la evolución técnica de la humanidad ha creado: los medios de información que hoy funcionan más como medios publicitarios que cómo medios de información. Lo correcto sería entonces llamarlos Medios Publicitarios, pero ellos, los medios publicitarios descartan esta posibilidad por no convenir a sus intereses y poner en alerta a las grandes multitudes de su función, entonces los medios publicitarios se describen a sí mismos como "Medios de Información".

Si fueran en verdad Medios de Información informarían a las personas los datos crudos y reales de las cosas y permitirían que la misma gente exprese a través de ellos lo que piensa al respecto. Para esta función se tendría que financiar "en bien de la humanidad" toda esta labor informativa, que a la postre no beneficiaría a un particular pero alguien tendría que cubrir los costos de esa loable labor.

El mundo nunca ha funcionado así. Cuando alguien financia un proyecto informativo, invierte; luego entonces espera ganancias de algún tipo. Si alguien promueve el patriotismo, por ejemplo, tiene en la llamada patria más bienes que los demás y espera formar una consciencia colectiva en X territorio como para disponer de toda esa población cuando los bienes que ese individuo X que financia el patriotismo de sus paisanos se vean amenazados por los individuos "Y" de otro país que ven en los bienes de "X" un botín preciado.

Los medios publicitarios llamados informativos dedican la mayor parte del tiempo en inducir en la mente de sus pueblos las ideas que le convienen a sus propietarios, y como el propietario tiene socios, a sus socios. Una publicidad sirve para hacer negocio y otra para proteger lo intereses de quien pude pagar, o los que le convienen al dueño del medio. Se dan casos en los cuales los medios están condicionados por un Estado y fueron concedidos a cambio de un acuerdo de mutua colaboración. Hay otros casos en los que el Estado se da sus propios caminos y mañas para tener sus propios medios de publicidad.

El abismo y el mundo.
Mientras dure la vida, el hombre necesite comer para vivir y haya hombres que tengan en su poder los mecanismos de la comida, la humanidad sentirá la sensación de estar al borde de un abismo.
No es ocioso que hoy, la comida sea el pretexto para patentar e intentar imponer los patentados alimentos transgénicos. Si las empresas logran imponer estos alimentos con patente, como el cultivo principal para la alimentación de la humanidad, los dueños de la patente ya no necesitan explotar una mina de oro. Cada boca humana, cada panza, cada tripa será como si de una veta saliera una pepita de oro todos los días, sin el temor que esta se agotara algún día. Mientras la especie humana no se extinga por la caída de un meteorito o por cualquier virus o bacteria poderosa, el dueño de la patente de los transgénicos tendría una especie de establo humano al que diario le extraería su pepita de oro porque los seres humanos pueden prescindir de todo menos de comer.
No es verdad que, al menos hoy, la alimentación sea insuficiente. Cuando hay mucha se tira al mar para evitar que su precio baje. En México hay enormes áreas de tierra buena para el cultivo sin cultivar. Desde el Estado se procura la ruina de los agricultores comunes y corrientes, los llamados campesinos, para propiciar que gente ligada a los políticos pueda aprovechar la quiebra y comprar a precio de polvo seco enormes extensiones de tierra apta para cultivo. Desde los medios de publicidad ya mencionados se crea una campaña para satanizar por sus hábitos a esta gente sencilla, y los hábitos que se satanizan en ellos también los tienen, quizá hasta multiplicados los que quieres sus tierras, pero ellos son los duelos de los medios publicitarios y están detrás de la campaña denostadora de sus presuntas víctimas.

Como el espacio para la respuesta es corto, ya los últimos temas los resumiré a meras frases.
Hoy no hay ninguna revolución social o filosófica en puerta, hay una regresión barbárica hacia las formas ancestrales de la injusticia humana: la esclavitud. Los viejos sueños de la humanidad de hacer de este sitio un lugar un poco digno y justo para el desarrollo de sus vidas, un sitio en donde cualquier hombre pueda y tenga el derecho de alcanzar la felicidad se están esfumando sin haber logrado su objetivo.

No es cierto que este mundo sea como es por culpa de las mujeres y la mentada víbora del paraíso. Este mundo nunca ha sido un paraíso ni lo será. No se rige ni rigió jamás por las leyes del amor, el perdón y la bondad. Siempre se ha regido por la sobrevivencia, basada esta en las leyes de la cadena alimenticia. Nos comemos al prójimo para poder vivir. El conde Gobineau, inspirador de Hitler, lo ha descrito bien en su ensayo sobre la desigualdad.
La idea de igualdad y respeto entre los hombres es una idea humana, producto del proceso civilizatorio. Es su reto, construir un mundo en donde todos los seres humanos tengan las mismas posibilidades de ser feliz, y las mínimas condiciones para tener una vida digna. Lamentablemente la idea humana solo puede beneficiar a los humanos y a algunas especies que no son parte de su fuente alimenticia, lo que no se come.
Los demás tiene que ser comida porque el ser vivo, si no come se muere.

Tampoco es cierto que el que tiene poder para joder a las grandes mayorías lo tiene porque "le viene dado desde arriba". Los que joden a la humanidad lo hacen porque tienen todos los recursos mundanos para lograr sus cometidos: medios publicitarios, alianzas con lideres religiosos, control sobre los políticos, sobre las fuerzas públicas que estos manejan; ha hecho, aliado con ellos para que las leyes de los países que domina le sean favorables siempre;tiene su fabrica de billetes (la Reserva Federal) y poder para establecer estos papelitos como un objeto aceptable como depósito o valor alterno de riqueza.


Para concluir, luz y sombra. Una ambivalencia simbólica. Lo que se considera conocimiento es lo que la luz nos permite observar. En la sombra aguarda todo el conocimiento que aún no está al alcance del hombre por ser este incapaz aún de ingresar en él, quizá porque usa velitas de cera. Las sombras producen miedo, si. Es el hombre un hombre fácil para las supersticiones, para los tabúes, para diseminar y consumir mitos. Por eso, quien tiene un medio masivo de publicidad o información, tiene más poder que aquél que comparte su verdad de boca a boca y se sirve de ellos.

Abrazos y gracias por inspirar con tu tema unas letras desquiciadas.