Subestimamos el poder de nuestros pensamientos?

Cogito ergo sum.


En tiempos de crisis, se exploran los límites con la esperanza de encontrar una solución. En ese momento, es muy probable que se revele una salida sorprendente. El dolor promueve el ingenio. Qué pasa si buscamos en los rincones equivocados el santo grial de esta crisis de la corona? Y si las respuestas están solo en nuestras mentes?

Nuestra sociedad occidental está muy apegada a la ciencia y a la medicina convencionales. Por tanto, no es ilógico que las miradas se centren principalmente en la Organización Mundial de la Salud para combatir el virus corona. Sin embargo, este enfoque no es del todo objetivo, porque esta organización solo destaca un lado de la historia.
Los virólogos, los protagonistas de esta saga, están estudiando un campo muy específico, quizas demasiado específico para formarse una visión holística del coronavirus. El virus era nuevo, también para ellos, lo que hacía que toda la información fuera muy inestable y cambiante desde el principio. En los principales medios de comunicación, ciertos temas aún están sub-expuestos. estamos pensando en lo siguiente:

* cómo poder fortalecer el sistema inmunológico de manera preventiva y natural

* cómo potenciar los puntos de vida holísticos y alternativos de los expertos con los de otros científicos

* qué hacer con líneas de pensamieto y soluciones que no se centren en la vacuna tan discutida.

Además, existe mucha confusión, por lo que la culpa no siempre es de los expertos y los responsables políticos.
estamos en una situación única. Sin embargo, el caos es sorprendente. Con o sin mascarillas bucales. Cuántas burbujas se permiten en el café? Niños extra vulnerables o no? Dejar a los ancianos en centros de atención residencial o una posibilidad real de supervivencia? Sin embargo, una constante sigue apareciendo en todas partes : el miedo. Y que estos últimos tengan una frecuencia de vibración baja a la que los virus resuenen más facilmente. los sentimientos negativos de desesperanza y soledad juntos forman una puerta de entrada a la contaminación, que es lo que todos intentamos prevenir con todo tipo de medidas de gran alcance. Mantener alta nuestra frecuencia vibratoria sintonizando la confianza, la gratitud, el respeto, el amor y la comprensión: ese es el mensaje.

El poder del pensamiento positivo. Sí, nuestros pensamientos, qué papel juegan en esta historia? existe una gran tentación de dejarnos llevar por el miedo, la ira también, y caer en estados depresivos, porque "no podemos evitarlo", por así decirlo.
Afortunadamente, nada podría estar más lejos de la verdad. Porque de hecho podemos optar por tomar un camino diferente, uno que puede parecer utópico, pero que, sin embargo, ofrece una perspectiva más amplia de lo que esta sucediendo aquí. es el camino pavimentado con reglas de verdad, comprensión, cooperación y paciencia, que inspira una forma de vida diferente y que respeta la naturaleza. Por supuesto, también nutrir esos pensamientos visualizándolos constantemente y poniéndolos en práctica. Solo así podrías influir positivamente en todo tu "ser"y armarte contra los peligros ( físicos y mentales) que conlleva este virus.

La biología de la creencia. Se cree puramente cientificamente que nuestros genes, nuestro ADN, determinan en gran medida quiénes somos y cómo se verán nuestros pensamientos y acciones en el curso de nuestra vida. Algún biólogo celular minimiza el papel de este determinismo genético y enfatiza, seguro lo adivinaste, nuestros pensamientos.
Nuestros pensamientos activan y modifican las proteínas responsables de las funciones celulares. Encontramos el poder de la mente, entre otras cosas, el efecto placebo : el pensamiento positivo puede, en algunos casos, provocar un cambio físico, sin uso de una droga (medicina).
Pero con la misma teoría en mente, también puede revertir el razonamiento : los pensamientos negativos son un gran obstáculo, no en lo más mínimo para la cura de las enfermedades. No sería la primera vez que una mentalidad positiva trascendió nuestra programación genética.

 

Muy de acuerdo con tus sabias palabras estimada Mireya, gracias una vez más por tu grata presencia, me alegra encontrarte aquí. Mi gran abrazo siempre