Tercetos encadenados

Da igual la senda que empre
para eludirte; cuando se hace oscuro
te me apareces siempre.

 

Es mi alma penitente
cuando no están conmigo tus caricias,
no sabes el ahogo que se siente.​

 

En mis noches te evoco
y es tu aliento y tu voz tanta dulzura
que de tanto placer ya me sofoco.​

 

Mi amor es fortaleza guarnecida
mas por tu magia ceden lo portones;
de una caricia tuya está rendida.​

 

Lo que oyes no sopesas
te entra por un oído, pero no oyes,
y luego tú me acusas de sorpresas.​

 

De suave tesitura
la gracia de tu verso melodioso
que acaricia me mente con dulzura.​

 

Sabes cuánto lo siento,
mas no puedo atender a tus demandas
y si te digo lo contrario, miento.

 

Yo no sé que sería
si yo hubiera nacido en otra parte
mas seguro amaría a poesía.​

 

En lo firme y preciso de tu arte
me fascina, de aguda, tu osadía;
quien no daría el mundo por amarte.​

 

justamente es mi plan
porque en el eco no dejaste frase
y me tilda la musa de haragán

 

Yo te digo: querido,
y al decirlo, te estoy diciendo, amor,
tengo un deseo intenso, sostenido.​

 

Sonido de campana
tiene la luz del sol cuando despierto
me aturde con su canto en la mañana.​

 

Tu ausencia me importuna
mas placer de otro mundo es delicioso
aquí suspiro mi ansia en noche bruna.​

 

Contigo feliz fui
tu recuerdo calienta en estos días
en que todo parece baladí.​

 

Miro tus ojos, veo que mereces
lo que la vida niega a tu persona
aunque hayas protestado muchas veces.