Tercetos encadenados

Ya vienes con reproche,
que no te quiero bien cual tú mereces.
Siempre hago de caricias gran derroche.​

 

Mar que fuerte te meces,
trátalas bien a esas pequeñas barcas
aunque te sean cáscaras de nueces.​

 

Acaricio tus manos con mis manos
acaricias mis labios con tus besos
el misterio acaricia a los árcanos

 

¿Nos gritaron, "¡obsesos,
compran de todo en la pastelería!"?
A mí me pareció escuchar "obesos".​

 

Esa pastelería
tiene sombras de dulce con cereza.
Fantasmas son de mi glotonería.

​

 

Me duele la cabeza
tan solo de pensar en ese viaje
a lares donde prima la pobreza.

 

Pesado el equipaje
nos será si partimos a esos lares.
Llevemos poco, roban muy salvaje.​

 

Siempre he llorado a mares
la pérdida de amores que me inflaman.
Mas me consuela el nuevo en mis andares.​

 

Sonrisas para aquellos que nos aman
infranqueables distancias para el odio
pero a veces no son lo que proclaman.

 

El cloruro de sodio
la presión arterial me descoloca.
Ya bato el récord y me subo al podio.​

 

Yo pienso que estoy loca
cuando quiero escribir sobre el amor.
Es ansia que el insomnio me provoca.​

 

Al mirar hacia atrás con estupor
los momentos felices de la vida
compruebo que se deben al amor

 

Acabo de perder esta partida
de caminos cruzados al notar
cómo sueltas mi mano en despedida.

Te vas a caminar
tu propia ruta sin las ataduras
que fueron lazos que supiste amar.​

 

Estás llena de ausencias,
las líneas del rostro las delatan.
Son ya una parte de tus pertenencias.​

 

Los ojos te delatan
no puedes ocultar tus intensiones
contigo las pasiones se desatan.

 

Pasiones e intenciones
me sobran y sabrás que no es secreto,
pero tengo también mis pretensiones.​

 

Sin palabras, un reto
lanzas con tu mirada lujuriosa
pasa que a mi familia la respeto.

 

Me siento lujuriosa.
Después de ver tus versos, me sonrojo,
son versos que acarician a mi rosa.

A ti te gusta el rojo.
El tono de las rosas que anexaste
al cuaderno de versos que recojo.

De amor nunca me hablaste
tan solo con tus versos me lo dices
igual cuando en la noche me besaste.

​

 

A los versos que escribes, los matices
se los ponen la gente que se acerca,
aquellos que te lavan cicatrices.​

 

Siempre salto la cerca
para escapar del perro del vecino
que a morderme ladrando se me acerca.

 

… y con él nunca atino
a vivir en paz, sin sobresaltos.
Ya le mando al tejado mi felino.

​

 

Tengo otros sobresaltos
pues desde el palomar de mis vecinos
me caen excrementos de los altos

 

Deja que desmenuce
tus prejuicios y miedos uno a uno.
Mi mano hasta un mal sueño te seduce.
​

Esas dos sílabas tónicas pegadas (5-6) fueron a sabiendas. Si mal no recuerdo, hay algunas cosas teóricas escritas al respecto. Lo cierto es que, a mi oído, la batalla la gana claramente el "sue".

​

 

Hoy día fue un fracaso,
heme sentido mal y así está todo,
es por ser viernes trece, hasta el ocaso.

​

 

Iremos paso a paso,
conquistando penurias y alegrías.
Que no nos vuelva locos un fracaso. ​