Un día así

Un día así, como este día, vinieron los vientos errantes y se acercaron a mí. Los rayos de luz vespertina, con sus pupilas indiferentes me miraron, era uno más, de tantos más. Los reflejos se hicieron tan solidarios que vistieron mi desnudez Un día así me llamó el polvo de todos los caminos y la puerta vieja de mi choza se abrió para franquearme el paso. Un día así me sentí gaviota y se me ocurrió pensar en el mar. Un día así me acordé del río aquel que cruzaba al fondo del patio de mi casa y me sentí como uno de sus átomos cristalinos inidentificables, parte de ese tumulto en movimiento que sin ser el mismo siempre era el mismo. Un día así, liberado de mis rutinas me sentí esclavo de mi soledad, de mi silencio, y busqué los engranajes, los mecanismos de la vida, de los que tanto había huido, para volverme rueda, engranaje, esclavo o lo que fuera. Un día así, me acordé que había un lenguaje en mí y que había una mirada que me miraba a mí mismo, y que no podía dejar de mirarme y preguntarme. Un día así vinieron todos esos recuerdos que estaban ocultos tras tantas cosa absurdas, vinieron y les vi con sus harapos de olvido, vinieron y me dijeron: soy tu yo olvidado y sin rencores que te viene a ver y a estar conmigo. Un día así sentí diferente el sabor del vino tibio y hasta el borde del vaso adquirió dimensiones extrañas, casi románticas. Un día así, quieto y sin futuro, quiso dialogar conmigo el anhelo de siempre de encontrar la puerta de lo eterno, y también vino la nada con su frontera incierta y su manto de Isis invisible, se quedó ahí para alimentar mis reflexiones y sentidos, y para obrar la magia de extender los segundos lánguida y plácidamente. Un día como hoy me volví sordo a los diálogos inútiles y a sus espinas. Me acordé de mis pupilas amadas y vi como antes no había visto.
Heme ahí, como todos los días, en un día como hoy, singular, que se ha vuelto especial y diferente.

 

Gracias por esta puerta abierta, poeta.


Mi admiración, siempre.

 

Un día así he leído por primera vez a Juan Rufo y su genial Pedro Páramo.

Una prosa gratificante de leer, excelente.

Un placer haber pasado y saludarle.

 

Querida Ligia, gracias por tu visita. Te imagino como una parte de mi identidad latina por la cercanía de mi tierra natal con tu país. Como que cuando escribo casi ves esos mismos paisajes de nuestra zona septentrional.Mis abrazos. Gracias.

 

Humm qué hermoso se ha de ver tu balcón. Bueno, aquí ha venido el calor con sus alas sofocantes, y mis alergias estacionales le han sentido. He tenido que dejar la ciudad unos días para buscar refugio en la ciudad de la eterna primavera, buscando mejores aires, abejas, y zancudos para que mis defensas se habitúen a ambientes extraños y cesen en sus desafíos a pseudo organismos de gran ciudad. Así que entre el naranjo y limonares me la he pasado unos días hasta que la micro fiebre deja de hacer sus ensayos nucleares.

Que el primer día del resto de tu vida abra ese pasadizo misterioso que siempre has querido explorar, con gusto te acompaño, me encantan los misterios. Siempre hay misterios en puerta, ¿a poco no?

 

Y también la mía amigo, siempre es un placer hallarme con tu poesía. Abrazos.

 

Es mi libro favorito. Lo he leído varias veces. Sabes, me gustaba leer en público en los clubes de promoción a la lectura. La parte que más me gusta es esa que es tan poética, cuando Susana San Juan agoniza y él habla casi para sí mismo.

"Esperé para tenerlo todo Susana"...

Ay maldita vida.
Susana, enferma de pasión por otro hombre, es tan indiferente.
Todo el libro es maravilloso.

También me gusta "Los de Abajo" de Mariano Azuela. Ya está disponible en internet en PDF igual que el de Pedro Páramo.
Abrazos amigo.

 

Todos tenemos en nuestras vidas "ese día así" que tu mencionas en tu prosa, pero ahi que saber percatarlo. Una prosa reflexiva y hermosa. Gracias amigo, por dejar tus letras. ABRAZOS