Una madre que lloraba

Un cuerpo frío dentro de una caja
Cálida por las lágrimas de una madre
llorando inconsolable por su criatura.
Se fue con la natura a las alturas. Baja

su rostro y clama clemencia, cansada
sin fuerzas, ni conciencia, todo perdido
en su maternal pecho, que llora herido;
por dentro deshecho y la cascada


imparable, de sus ojos cae a la madera
que encierra a su pequeña y la límita
a un respiro, un brinco o una sonrisa.
Su cabello alborotado, sin siquiera


importarle el maquillaje o su vestido.
Ahí yace su cuerpo pero y, su alegría?
sus sueños, anhelos y fantasías?
La madre llora, su corazón herido.


y su espíritu sollozo y confundido
al ver a su niña tendida en el lecho
Y al cielo cuestiona ¿Que te hecho
para que te la lleves tan temprano?


Por qué me la arrebatas de la mano?
Llevame a mí y dale larga vida,
Pues yo ya viví...! y ella..., mi querida
aún no conoce el amor, ni el dolor


que éste deja en los labios y en el pecho
cuando no es bien valorado.
ella no conoce el estar enamorado
por qué me sobrevino este hecho?


Sube la cabeza... escucha casual
y ve lo que para ella imposible era.
Sus ojos ahora lloran mas no de pena,
pues ve sudoroso a aquel cristal

por donde alcanza a ver una sonrisa,
y unos ojos grandes como lunas;
pues ha vuelto ella a vivir la fortuna
de respirar, de sentir el aire y la brisa.

 

La vida es un milagro.
Es como Magia...
Y la Magia, a su vez, contundente.
Entonces, el golpe ha de ser certero.





Ahora bien, podemos tocar el piano con intención, o tan sólo, mecánicamente.
Intención, en los dedos de las manos. Porque las manos caminan sobre el teclado, como camina un hombre por la alameda.
Entonces, si soy mis manos, mientras dedico mi tiempo a tocar el piano, seré hombre y mujer, al mismo tiempo.
Seré grave y agudo; o sea, izquierda y derecha.





Toco el piano y manifiesto el sentimiento portentoso de un compositor antiguo.
Manifiesto el vivo Recuerdo, de la huella que dejó, en su partitura.
Porque me informé de cómo eran las circunstancias, en aquella época del mundo.
Y si bien, reconozco que ahora vivimos mejor, admiro la capacidad de adaptación a aquella manera de vivir.

 

Un milagro, esplendoroso... que aunque no se crea a veces se da en la vida real, pero en este caso la historia connota un hecho. la trascendente invocación y la fe de la madre, suplicando por la pérdida de su hija... es tan profunda que al parecer motivo semejante milagro.
Buena historia, y sobre todo buen enfoque estimado compañero... Mi mensaje solo pide tu correo electrónico. Mándamelo por un mensajito interno y punto, que te quiero alcanzar algunos apuntes... esperando te sean de utilidad, y nada más...
Cordialmente:

 

Ahora leo y entiendo lo que mí amigo Nommo quería decir.

Gracias a ambos.