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y Venezuela

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por Melquiades San Juan, 17 de Abril de 2013. Respuestas: 2 | Visitas: 833

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Lo que le conviene a Venezuela.

    Así lo he estado pensando en estos días tan peculiares. Yo quiero aclarar que no escribo ni pienso desde el partidarismo, aunque lo pueda sentir como humano que soy, emotivo y enamorado de las utopías.

    Pero pienso que lo mejor es ver a mundo con su verdadero ropaje de mendicidad, los harapos que cubren con las buenas formas, los discursos y los trajes finos. Ver esa humanidad, la nuestra, la que espera algo así como una nueva sociedad que nos aporte todo lo que hemos soñado, o que los soñadores nos han compartido desde su visión. Verlo desde la banca del espectador que mira y compara el historial delictivo del hombre, con lo que está mirando en el momento. Y de todo esto me surge una visión casi profética de lo que va a suceder, y es que, miren, hoy no es difícil ser profeta de nuestro mundo, hay muchos datos fuertes que aportan su mecánica y solo falta, como en los rompecabezas de los niños, juntar las piezas y ya está listo el semblante nefasto del mundo que vivirán los que nos sucederán en la granja.

    Al poder económico del mundo no le importa la gente, le importa el mercado que significa. Tiene tan controlado "el juego" que, lo que se le resiste un poco solo tiene una opción: el ostracismo, la desaprobación sistemática de la llamada "Comunidad Internacional" de la que no formamos parte ni usted ni yo porque es un club muy exclusivo. Son esa nueva élite que no necesita títulos nobiliarios, solo sus grandes empresas. Han corrompido en su beneficio todos los conceptos e ideales superiores del hombre para prostituirlos en su beneficio y los manejan a su antojo, pero sobre todo, en su particular beneficio.

    La mentada democracia, la libertad, la libertad de expresión, y otros tantos discursos son poderosamente manipulados para que los individuos de todo el mundo sin sentirlo, tengan pensamientos favorables a sus particulares intereses.

    Los mexicanos nos hemos asombrado hoy al escuchar desde los poderosos medios de comunicación como los "especialistas" que ayer rechazaban el recuento de votos en México (reclamado por un político izquierdista) aparecen en la pantalla que ambienta nuestro desayuno masticando una sesuda opinión que lo justifica. Otra sorpresa es el plagio de todo el discurso del mismo personaje mexicano, esgrimido ahora por el adalid de sus intereses en Venezuela. Aquí fue voto x voto casilla por casilla porque había votos en papeleta y urnas "embarazadas", actas alteradas y otras tantas técnicas mexicanas para manipular las elecciones trucadas; allá el voto es cibernético, ni hay urnas, ni boletas. Pero, quieren recuento (?) para dar el "reconocimiento" al nuevo gobierno.

    La contraparte, la revolución bolivariana, instrumenta un movimiento similar al visto en México del final del siglo pasado. Voto corporativista y demagógico, utilizando a la pobreza, las reivindicaciones y programas sociales como el motor del voto. El opositor Capriles ha plagiado hasta las frases de su ideologicamente opuesto ( el mexicano) para denostar a su adversario: espurio, "es una mancha que no la lava ni todas las aguas de los océanos juntas.

    ¿Importan los venezolanos? Yo pienso que no. Lo que importa es el poder y el petroleo. Lo demás es discurso, retórica. Para el trust mundial, la revolución bolivariana es una espina en sus zapatos que le está causando molestias. Para ellos los recursos del planeta son su propiedad, los especialistas a su servicio dicen en su favor que gracias a ellos esos recursos pueden ser explotados en "beneficio de esos pueblos", y que sin ellos no valen nada porque son los únicos que lo pueden volver riqueza para esos países. Dicen que generan empleos y que dejan una parte al país para que salga del desarrollo. Ambas cosas son meras florituras discursivas. En México hay ciudadanos asiáticos con sueldos de hambre y no mexicanos trabajando para las empresas transnacionales, la parte que le pagan al Estado es una miseria, y eso que el petroleo en México es aún "propiedad de la nación".

    Hoy, la verdadera batalla en Venezuela tiene como bastión un polo político que ha usado el petroleo de de ese país para promover una zona económica donde el Trust encuentra alguna oposición para su libre disposición de vidas y recursos, y eso no puede seguir, tiene que acabar ya.
    ¡Hombre, qué impacientes!
    Es cuestión de esperar unas décadas para que ellos mismos se desacrediten y la manipulación mediática actúe más eficientemente en el cerebro de la gente.

    Tres opciones tiene la gente de Venezuela con su petroleo.
    Que le den una botellita todos los días para que la venda y gaste como mejor le parezca.
    Que el Estado administre la miseria que le deja el Cártel del Petroleo. Generalmente se va en corrupción y demagogia social.
    Que los Cárteles del petroleo sean los dueños de sus recursos y sus habitantes más marginados los que lo extraigan siempre y cuando se acostumbren a vivir con un arroz (como Buda) como viven los asiáticos que ocupan en México las empresas contratistas.

    Que si Maduro ganó o no, es , creo, cuestión emocional hasta para nosotros, añoranzas de aquellos tiempos en que se creía que una revolución tenía más posibilidades que ser un cuartel o un bunker ideológico social y cultural en constante acoso.

    El día que gane Capriles u otro como él, el trust tendrá a su personaje favorito en el poder, y con él un poderoso aliado, paladin de las manipulaciones mediáticas al servicio del poder que hoy lo santifica, que servirá usando el petroleo en forma diferente a la de Chavez, para promover la cacareada libertad, democracia, libertad de expresión de sus propagandistas, y destruir todo cuanto se le oponga a los poderosos cárteles económicos mundiales en la zona, hasta que más hambre y más cansancio traigan al pesebre sagrado una nueva esperanza. Las generaciones pasa pronto, los sueños, ante sus imposibilidad práctica se quedan para siempre, y los poderosos del mundo los manejan a su conveniencia, creando con ellos seres surrealistas, aberrantes y esféricos.
    Bien decía Schopenhauer: "este mundo es el peor mundo posible".

    Bueno, me atreví a pensar en ello y escribirlo; por fortuna la cordura no es mi fuerte, así que, tomen esta tontería de donde viene.

    Saludos
     
    #1
  2. Évano

    Évano ¿Esperanza? Quizá si la buscas.

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    Mi utopía para el futuro es que ninguna persona creyera en ningún político, que los pobres (nosotros) creamos en nosotros mismos y nos comuniquemos y apoyemos mediante esta inmensa red que es Internet. Esto lo vengo pensando después de constatar que los políticos españoles son todos unos corructos (y los de todo el mundo), ya que ninguno alza la voz clara y contundentemente contra multinacionales, petroleras, Paraíso fiscales (16 billones de euros, con B —con esto se acaba la pobreza de la noche a la mañana—) y guerras injustas.

    Mi único deseo para Venezuela es que tengan paz y vivan felizmente mande quien mande.

    Un placer haber pasado y saludarle, Don Melquiades,
     
    #2
    Última modificación: 17 de Abril de 2013
  3. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Y yo comparto tu utopía, aunque yo lo he pensado desde hace mucho tiempo. Un rechazo a la pasividad de arrojarnos en brazo de las cúpulas, que ellas nos dirijan, que ellas nos uniformen, que ellas nos den las palabras con que preguntamos las dudas y también las respuestas, que ellas nos resuelvan la vida porque para eso nacieron y fueron predestinados. Huir así de la angustia cotidiana de tener que decidir qué hacer con nosotros mismos. Rogar a los cielos por el molde perfecto para vestirnos todos los días y para dormir la vida dentro de él. Y a falta de Dioses, los líderes que hoy llamamos políticos. Pero no son solo estos, han surgido de entre las entrañas de las masas, como si provinieran de un efecto de generación espontanea, una cepa de gérmenes humanos que haciendo lo mismo, se les denomina con definiciones diferentes: especialistas, expertos, analistas... todos ellos de ideas cortas y lenguas largas, tipos de libreto y telepronter que explican al mundo a todas las mentes perezosas. Y otros que poseen una verdad locuaz y confusa, verbi gratia, lenguaje bíblico o nostradamico. El encanto de su palabra nos envuelve y hasta nos uniforma con el vestuario que él escoge, nos vuelve masa definida, vasta como un cielo estrellado. Visto así el hombre parece que escapa a las visiones de Ortega y Gasset que se pregunta sobre sus capacidades que tiene esa muchedumbre de darse a sí mismas lo que desea.
    Es complejo, es cierto, el nuestro es un problema tanto físico como intelectual: cuántos micrófonos pueden permitir a la muchedumbre que somos para expresar, y en qué niveles de audiencia o difusión, todo lo que queremos decir. Cuánto nos tardamos en leer todos los blogs disponibles. Y el intelectual, la resistencia a pensar, a reflexionar sobre las ideas, a cuestionar ideologías y discursos y hallar en ellos el condimento demagógico. Amamos que otro tome decisiones por nosotros, que se haga responsable de nosotros y de nuestro futuro.

    A las cúpulas no le gustan los seres pensante, esos que preguntan o que proponen. Y las masas abyectas en el orgasmo del entreguizmo autoritario les produce ansias de linchamiento. Una opinión que difiere con la del líder es automáticamente calificada de candidez, estupidez o locura.

    Y volviendo sobe el tema, siempre pensé que la revolución bolivariana era cupular y confusamente ideológica, y en ella, la cupular, se encontraba a la vista su talón de Aquiles.

    Un movimiento de un solo hombre que convoca a las masas a algo que no comprenden o no sienten pero que les da cierto novel de satisfactores inmediatos. Se uniforman para ello, aprenden el vocabulario y la estrategia contestataria, escuchan sin hablar, cuidado con lo que se dice, puede parecer mal a lo que desde la cúpula se enseña como ley.

    Quizá las revoluciones que transformen a la sociedad algún día surjan desde el seno de la misma sociedad. Es difícil, más cada día, por el bombardeo mediático de que es objeto el hombre de esta época. Cada vez menos gente se ocupa de buscar una información que concuerde con su realidad, la que nos llega hoy por los medios convencionales no concuerda con nuestra percepción, y aparte hay unos monitos llamados especialistas, expertos, entre tantos más que se encargan de convencerte de que la realidad no se percibe ni con la vista ni con el estomago. La realidad está en esas voces que te hablan desde las pantallas, ese es el mundo real. Yo sigo concordando con Gabriel Celaya, poeta paisano tuyo, que escribió que lo primero es comer...

    Y sobre Venezuela, creo que el cálculo que hace el Trust del dinero es correcto. Maduro me parece un hombre de más luces que Chavez, que era la encarnación del carisma. Una vez entronizado en el trono bolivariano, que espero no se vuelva dinastía con el tiempo, se sabrá desempeñar muy bien. Y el señor Capriles, gracias a la buena comida que ingirió en su niñez, le funciona muy bien el aparato neuronal, hará que Maduro madure en la disputa por el poder y se vuelva más hábil con la palabra y el pensamiento. Dudo que eso sea en beneficio de los venezolanos, los triunfos políticos ofrecen a los pueblos el mismo beneficio que el futbol. Después del partido queda una sensación de felicidad que se diluye en los siguientes días, entre las desmañanadas para ir a lo mismo de siempre y sentir que pese a que se hace tanto esfuerzo cada vez el esfuerzo es menos redituable. A lo mejor leyendo el Alquimista. o El Secreto, o el burro que vendió su ferrari encuentre la explicación casi mística de porque está tan jodido y se ponga feliz.

    Yo si fuera Dios pensaría en un mundo donde el único alimento fuera tener mucho sexo. Orgasmos en ráfaga y sin embarazo, y que los niños nacieran todos paridos por la luna, uno por cada luna llena, rubios todos y de ojos azules.

    jajaja saludos amigo-
     
    #3

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