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Viendo entradas en la categoría: AMOR - Página 4

  • José Valverde Yuste
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    Mira el sol te está mirando
    quiere abrazarte con su fulgor,
    cubrirte con su manto de rayos de oro
    ser quien te acaricia los hombros.

    Ser tu dios en el universo,
    devorarte en instantes fugaces
    sobre los que se detenga el reloj
    de tu tiempo, en tu corazón,
    inmortalizando ese momento en un
    manantial de profundas emociones.

    Es la caricia hecha lentitud,
    el túnel de la dicha sobre el
    que brilla la oscuridad y se oscurece el rayo;
    divinidad mágica para ambos.

    Es tu fuego, arde en tu interior,
    hierve tu sangre como un dios
    y tú, delirando de pasión fluyes
    como el aceite sobre tu piel desnuda.

    En su abrazo, él abraza todas las rosas,
    todas las flores se abren, es una locura
    un espasmo sediento de órdago, una locura
    y más locura, caracoles corriendo.

    Gemidos silenciosos, zumos deshechos,
    mil cuerdas envolviéndonos, sudor y saliva,
    estupor y placer, delirio mortal, cansancio
    inadvertido, entrega infinita, fiebre
    en una noche bendita.

    Rayos derritiéndose, como el chocolate
    en leche caliente, almejas abriéndose
    en el hervor del fuego, un corazón asfixiado
    de correr tanto cielo.
    A bristy, Alde y Ana Fabiana les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Por la alameda rayos de lirios
    alumbrando tu llegada,
    gacelas blancas hipnotizadas
    como si fueras un hada.


    Por el puente, ojos de gata,

    ensimismado en tu mirada
    de garza, que vuela en desbandada
    hasta el horizonte de mi amada.


    Por la calle Real azucenas vigilando

    la cohorte que va pasando,
    estrellas de porcelana
    lleva mi niña en la cara.


    Por el olivar piel de azabache

    con tu caminar de lucero,
    resplandeciente, elegante,
    como se alinean los olivos
    mirando al cielo.


    Por el limonar el amarillo sol

    te aguarda con pleitesía,
    como mandan los guardas
    de esta serenata de la delicadeza.


    Al atardecer racimos rojos y rosas

    envuelven tu vestido de seda,
    caminando suavemente
    como anda el sol en su tristeza.


    Al anochecer negro alcoba

    vigilando que no te vean
    tus amores con la luna
    en la recóndita azotea.


    En la madrugada,

    ¡ay, en la madrugada!
    quejidos, lamentos,
    esperando al salvador
    de tus tormentos.




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  • José Valverde Yuste
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    Oh, piel de cáñamo que exudando
    tus humores más íntimos, te acercas
    cómo perfume que aletea en el aire
    esparciendo tus esencias por la habitación
    donde nuestro amor caracolea.

    Éxtasis de alcoba donde los músicos
    componen sus partituras, arrogante simiente
    de flor de petunia, tú que mis mástiles y velas izas,
    cuello de flamenco soy cuando me miras.

    Soles incipientes, son tus ojos de lucero,
    gran temporal en mí provocas con tus danzas
    de diva esplendorosa, devorada por mis deseos
    nocturnos, rayos producidos en la bóveda azul del cielo.

    Cuerpo de diosa, tu atracción morbosa, es tronco
    de olivo contorneado por los siglos, de espera silenciosa,
    balanceándose sobre mi brisa, eres viento, sortilegio
    dama digna de tal dicha; maniquí de sueños dulces.

    Dame tu boca, amor de barca, quiero cortar tu aliento
    como la quilla corta el agua, desmayando tus bellezas,
    tus perversas corrientes, de aguas esmeralda templadas,
    con calor de bruja hechizada.

    Por encima de tu vientre tempestades, mi delirio
    mi sed de arena del desierto, saciando mis deseos
    más perversos, monte de mi sueño soy tu despertador
    el que eriza tus miedos, socavando las tinieblas de tus deseos.

    Entre tus piernas filón de oro, dulzura en la caverna
    espumosa de tus anhelos, corrientes de seda surcando
    tu cuerpo y yo, pobre usurero del amor,
    nadando estoy en este mar revuelto,
    deshaciendo el vestido
    que te hilé con cáñamo
    de terciopelo.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Aurora abriendo la pupila,
    amores que fraguan
    encadenados en misterios,
    susurros subyacentes debajo
    de los quejidos.

    Quiero ser tu manto en la noche,
    el misterio de tu nicho de ave
    bajo la protección del cielo,
    ser tu firmamento, tus susurros dormidos,
    tu lobo hambriento, tus tejados protegiéndote
    de tu lluvia, tus curvas, tus sonrisas, tus melodías
    tu danza del vientre, ser tu orgía.

    Deseo llegar hasta tu corazón,
    ser el verso que acaricie tu alma,
    invadir tu ser, cáliz de paloma viajera;
    ser tu horizonte y quebrarme dentro
    de ti, como se quiebra el rayo en la noche.

    Ser la razón que acelera tus latidos,
    crepúsculo rojizo penetrando
    por tu mirada ávida de tenerme,
    ser concupiscente contigo.

    Susurrarte con dulzura palabras en tu oído,
    mirar tus ojos azabache, locura estremeciendo
    mi palpitar, senos exuberantes en noche
    de paladares dulces, sabor a fresa con vainilla.

    Tu tristeza convertirla en luz de cigarra,
    cantando sobre tu vientre de plata,
    los cántaros llenarlos del volcán de tu entrepierna,
    incendiado, por mi amor de pupila abierta.



    POSTDATA.
    Observar esas auroras que os comparto en la foto es una de mis fuentes de inspiración, de mis imágenes.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Mirar tus ojos es ver dos luceros
    brillando en el cielo, intermitencia
    luminiscente cuando tus vidrios
    se encienden como el fuego,
    cuando sientes celos.


    Ojos de leopardo en la noche,

    sigilosos vigilando a su presa,
    destellos de mariposas encubiertas
    en escoba de bruja, soledad pertrecha,
    fuente olvidada, manantial fresco.


    Ojos bondadosos, melocotones tiernos,

    sed de justicia, tórtola huyendo
    de dinosaurios que su paz desalientan,
    anudan su pelo.


    Tus ojos sabios todo lo controlan

    rasgos chinescos, lúcidos ojos de fiera,
    iluminas la oscuridad, abres la tierra,
    contigo lo agrio se endulza
    y el frío toma temperatura.
    A Alde y Ana Fabiana les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Allí donde nace la esperanza
    y el temblor nunca ha llegado
    sobre verdes colinas enceladas
    de la calidez de tu valle,
    instalaremos el panel de la alianza
    que ambos hemos jurado.

    Sobre las frescas alboradas
    construiremos un lecho de amarillentas margaritas,
    más no para manchar tu delicado vestido de estrellas,
    sólo para mantenerlo vivo, en este estío de lágrimas
    que vivo.

    Dentro del agua transparente del riachuelo,
    en su espejo, juramos ser pichón y nido
    cauce y río donde convivir entre la palpitante sombra
    del sauce y los pegajosos panales de miel, sellaremos
    nuestro indulgente amor para siempre.

    Más si alguien osase, desenclavar
    este hermoso lienzo que deseo compartir contigo,
    amada mía, hasta los relámpagos de los profetas
    cortaran las rosas con espinas si hiciese falta.

    ¡Oh amor! embravecido mi ego funerario
    lo convertiste en fulgor de estrellas lejanas
    alumbrando mi rostro de fino alabastro
    y mi corazón de corteza de álamo de ribera.

    ¡Oh corazón! evocando los rayos del sol
    la distancia entre el cielo y la tierra
    la distancia entre el agua y el fuego del ocaso,
    principio y fin de nuestra visión;
    allí, se producirá el gran hecho.

    Respirarás mi aire y serás mi aliento
    comerás de mi mi fruta y saciaré tu hambre
    serás noche y luz, duende y magia,
    de esos amores que nunca acaban.
    A Alde, Iguazú, Ana Fabiana y 1 persona más les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Eres de esparto, piernas de espinas
    los manantiales adoran tu grácil figura,
    las luces de la vida resucitan en tu mirada,
    soy un relámpago, el flan de tu vida.


    Mi vida de estrellas fugaces iluminas

    con tu mirada de lince,
    soy tu estallido de embriaguez,
    eco vibrando en tu alma serena.


    Estoy cansado mujer,

    quiero ser tu armonía,
    naufragar en tu vientre,
    encandilar tu existencia de marioneta.


    Quiero buscarte, saber que existes

    que no es un sueño, dejar mi huella
    en tu camino, ser una pobre hormiga
    que tu cariño recuerda con ternura.


    Quiero ser tu amor en una hoguera

    de pasión encendida, tu luna acariciándote
    en las noches entrando por las rendijas
    de tus ventanas, llamaradas de amor en tu alma.


    Sé mi educadora en el amor,

    en los asilos de la piedad, en el monte
    de la comprensión
    y la compasión.


    ¿Quién me la va a enseñar amor?.

    Quiero ser la luz de tu vela

    el agua cristalina de tu bañera
    el río que baja mansamente por tu vientre
    ser un beso que tiembla entre tu boca y la mía.


    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Hoy ha venido a mi mente
    aquella habitación pequeñita, sin decoración,
    gélida, pero con calor humano
    era aquel lugar especial para los dos.


    El saxofón tocabas, yo con la cítara

    te acompañaba con amor;
    aquel habitáculo era signo de depravación
    de lujuria, de andar expuestos al sol
    aunque no me de la flama
    de la exquisitez que deseo compartir con vos.


    Sin injuria

    solo adentrarme en tus pasiones más carnales,

    sin drama

    jugando como los niños cuando empiezan sus relaciones

    más íntimas y banales.
    sin que me lastime el corazón,
    que partido quedó por el fuego
    que me hipnotizó.


    Aquella habitación trémula, jadeante,

    hoy ha venido a recordarme
    que hieres como antes
    que sigues dando azarosos besos, abrazos,
    creando expectativas
    que luego se marchan indolentes.


    Que tu amor, no es de nadie, solo tuyo

    y de tus pasiones carnales
    que sigues gozando como antes, solitaria
    y distante.


    De este mundo que te rodea y no es casualidad,
    porque como amante,
    eres una exquisitez y todos quisieran
    tenerte un instante y comprobarán
    lo exuberante de tus pasiones sexuales.
    A Trinity, Alde y Ana Fabiana les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    En tu cabeza blanca,
    nieve gozosa, derritiéndose;
    como tú, cuando a ti me acerco,
    ojos de porcelana, corazón de gacela
    en un oasis seco .

    En tu cara velo de nácar
    levemente susurrando con su vaivén
    a tu mejilla, como yo te beso deslizando
    mis finos labios en tu rostro de princesa .

    En tu cuello, jugo de fresa, rojo fuego,
    cómo mí amor ardiendo por ti;
    alma sedienta de locura desmedida
    en un manantial sereno.

    En tus montañas, racimos de uvas
    vertiendo su jugo divino
    dulce como el azúcar , denso como el cielo,
    atado a ti mi corcel del tiempo.

    En tu vientre, plantaciones tropicales,
    con bosques frondosos, manantiales claros,
    donde reflejamos nuestra pasión secreta,
    jugo de vanidades incierto.

    Entre tus piernas, quiero ser el bombero
    que apague tu fuego, manguera de placer interno,
    contorneando nuestro efímero amor
    por las laderas del infierno,
    ardiendo nuestros lamentos
    en el fuego eterno.
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  • José Valverde Yuste
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    Amor cuántos pensamientos
    para llegar a quererte,
    cuántas soledades soñándote,
    sin verte, una videncia, un sueño en la noche
    de los sentimientos apagados, ofuscados,
    por no encontrarte en mi lienzo.


    Cuantos besos no bebidos para tenerte,

    cuántos viajes a ninguna parte,
    duelos de insomnio en la oscuridad de la noche.


    Un lecho de ternura buscado y no hallado

    un leve susurro apenado. sugerentes suspiros,
    en mares de plata, primavera reluciendo
    en valles amarillentos.


    Pero yo mi amor sigo luchando

    Por blindarte en mi alma,
    como el árbol al tronco o la llama al fuego;
    vanidad de mi esperanza, aurora de mi mañana.


    Quiero viajar contigo, ser tu sangre,

    una carreta de delirios, compartir contigo quisiera,
    en un verde prado, de una pradera cualquiera.

    Un amor inmenso como un océano,
    sea nuestro lema .


    Ser un torrente , tú un río

    desembocar los dos en el mismo mar
    de esmeraldas enriquecido,
    símbolo de nuestra atracción
    de imán gigante adherido a la barca
    de nuestro amor, cariño mío.


    Ser fuente, río, mar,

    velero o viento henchido,
    camino de árboles dichosos
    pero siempre contigo.




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  • José Valverde Yuste
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    La inmortalidad de los estíos
    mi piel convierte
    en lienzo de pasiones, que pintas
    anudando mis estadios esenciales,
    en amapolas inmortales.


    ¡Oh!, magnolia de mi pasión

    eres una febril granada desgranada
    en la ensalada de mi amor
    una nota roja en un fondo verde.


    Tus ojos dos pétalos brillantes

    como los diamantes
    que cuelgan de tu cuello.


    Sin ti, mi amor, soy una flor mustia

    una aurora sin luz.

    Mi cuerpo, de locura, es la fuente

    sensual, ardiente, que se transforma
    en ti, en llama candente estremeciendo
    tu infinita felicidad de árbol celestial.


    Soy yo, amor, el que hace palpitar

    tu apetito fluyendo por los valles
    de tu jardín.


    Soy los suspiros que tu ser desprende

    regando mis venas con gotas de esperanza
    impregnadas de ilusión.


    Ardo en tu cuerpo como las mariposas

    estallan en tus vidriosos ojos
    con su hermoso colorido.


    Eres mi voraz aliento,

    un árbol solitario en una encrucijada,
    esperando que florezcan sus hojas
    y no huyan con el viento.


    Soy tu ave devoradora, tu último relente,

    flor de mi pasión,
    que me llevas a parajes de ensueño.


    Soy el manantial de tus besos,

    tu amor enraizado, tu secreto.
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  • José Valverde Yuste
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    Sucesos caprichosos
    suspiros de la montaña
    se disiparon entre tumultos
    llevándose el perfume de mi alma.

    Fragancias de jardín enlatadas
    acuarela de pasión compartida
    miedos escondidos en la maleta,
    ser una vida desperdiciada.

    Nunca he visto reír a las estrellas
    ni enamorarse a la luna del sol
    ni el volcán huir del agua
    ni el amor de la pasión.

    Soy llama candente
    que se estremece con tus susurros
    música enamorada
    de los pequeños ruiseñores.

    Quiero ser tu sonrisa
    la que me endulza el día
    como la miel al caramelo
    o tu boca a la mía.

    Ser una fantasía que no se diluya
    en abrazos de silencio, sin corcheas
    quiero ser el terremoto de tu desnudez
    una nota de piano adherida a tu vientre.

    Tu sol deshaciéndose en cenizas
    la vainilla de tus labios húmedos
    fuente cristalina que me desarma
    por las tardes cuando me amas.







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  • José Valverde Yuste
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    Recorrer la orilla del mar azul,
    por aquel paraje
    semi desértico con cactus y grasas
    que necesitaban poca agua
    formaba parte de mi devenir diario.

    Podía contemplar las lenguas
    de las olas señoriales,
    las gaviotas buceando
    como los submarinos en los mares,
    el atardecer dorado de la bahía.

    Una adelfa rosácea me saludaba
    gentilmente a mí paso
    quién se iba a creer esto
    antes de verte, de buscarte
    era un gorrión en celo
    en busca de mi pasado.

    Una nube que pasaba por la ilusión
    que entre tú y yo habíamos forjado
    pétalos de rosa, nidos rosáceos
    escarchas en las manos
    mientras caminaba
    por las calles de antaño.

    Seguí,

    Era un águila tozuda
    buscando su presa
    en un valle sin animales
    así eran mis sentimientos hoy,
    vacíos, como los bolsillos
    de un mileurista,
    un musgo helado
    en el campanario de la iglesia.

    Una vela que no se enciende
    en una habitación oscura.

    Vagar y vagar la mente
    Destruir neuronas, comerme el aliento
    como un ahogado en un desierto de amor

    Mirar y no verte y cuando te encontraba
    estabas ausente como el viejo puente
    que se llevó el río y ha desaparecido.
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  • José Valverde Yuste
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    Necesito amor para volar,
    sentirme pájaro,
    danzar con los vientos
    atravesar tus muros, fortificaciones
    de vetusto hierro fundido.


    Necesito amor de la rosa

    del clavel enamorado
    de la azucena sensual
    del lirio con su estigma, estilo y su ovario
    como un trío del kamasutra.


    Necesito amor para mirar un árbol,

    ver desangrarse una roca, para disfrutar
    de una primavera candorosa, un jardín delirante,
    una escapada a tu cuerpo, fulgor y vida.


    Necesito amor para vivir

    para morir aferrado a ti
    para soñar con sueños de felicidad
    para dormir en paraísos contigo.


    Necesito amor para ser día

    e iluminarte con mis caricias
    para ser noche y acurrucarme contigo
    en la almohada, siendo sueño.


    Necesito amor porque es preciso

    como el aire que respiro
    como el agua que bebo
    como te necesito a ti,
    amor de mi consuelo.
  • José Valverde Yuste
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    Ven, quiero que somnolienta,
    sobre tu luna de plata , con el alma abierta
    la sonrisa en la cara, vengas a buscarme
    compañera del alma.

    Un suspiro profundo tuyo
    en el interior de mi mirada
    basta para encender la llama,
    que me desnuda la tensión
    y me produce la calma.

    Un amanecer de espectro de colores
    en el horizonte de tu cuerpo
    y el mío;
    desgastándose por entrar en ese momento
    de éxtasis en nuestros momentos permanentes de sello.

    Farola que alumbra eres
    me encandilas con tu mirada de gata
    me envuelves en bellos paisajes,
    adorables y maleables cuando me amas.

    Fuente de ingravidez
    sobre mí te acurrucas
    mostrándome tú torso suave,
    convirtiéndome en terciopelo.

    Aurora de mis bondades acaba conmigo
    conviértete en frío y te calentaré
    sé mariposa y volaré sobre ti
    dime qué eres mortal
    y te inmortalizaré para siempre
    dentro de mi,
    para que nadie te pueda conseguir
    como te he conseguido yo.
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