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Viendo entradas en la categoría: GENERALES - Página 3

  • José Valverde Yuste
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    Las tardes de otoño
    con su tristeza mueren en mi ventana
    como yo desfallezco en tu alma.

    Un jilguero cantando,
    una voz callada ,
    dormir en tu vientre,
    cantar a la mañana
    que te quiere, mi adorada.

    Tú, mariposa, ensimismada
    con tu mirada alumbrando el horizonte,
    en un mundo de fantasía,
    enloqueces mi atardecer de luces naranja.

    Aturdidas auroras de plata
    alimentan tu aura y yo, mientras,
    corazón mío , penetro
    como brisa marina en tu cama.
    A Ana Fabiana le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    La copa enrojecida oyó el ruido
    cayó al suelo lastimeramente
    como un lucero.

    El valle murió, se quedó seco
    las sombras de su memoria me invaden
    como un eco en mi cuerpo sediento.

    Sombras de aguacate, valle sediento
    las nubes pasaban riendo,
    no vertían sus lágrimas,
    estaban secas, como el viento.

    Un diamante sin destino
    un oro divino, venido a menos
    porque el dichoso tiempo enfurecido
    la temperatura ha subido, y el fuego
    con su delirio, el hambre ha entristecido.

    Ya no hay luz en el cielo
    se ha oscurecido de momento;
    una frustración, un brillo sin candor,
    un caudal de lágrimas invadía
    mi pena.

    Madejas de esperanza
    añoraban el susurrante ruido
    del río y, los agricultores se sentaban
    mirando al cielo, por si aparecía
    una nube llorando.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Si no vienes, mis noches son frías
    sin tu compañía, estrella mía,
    luciendo en el paraíso de mi utopía
    alimentas mi lírica.

    Te gusta preguntar acelerando mis respuestas
    aromatizadas de amor refrescante,
    enlazando mi seda con ese brillo convulso,
    dibujando arrecifes de belleza embelesada,
    corriente devoradora llegando hasta mi como una boa.

    Eres castigo o cielo, bondad o desasosiego
    mundo errante en el centro del verso;
    mi mente dormida en voraces recuerdos
    viviendo aquella otra vida, cuando los árboles
    mimaban a sus retoños, y yo te quería abrazar
    con mis manos extendidas al cielo.

    Voces vivas alimentando mi ego,
    cuando la felicidad es el destino de este viaje
    cuando por ti circula la sangre de mis venas,
    ser lánguido y taciturno cuando te contemplo.

    Cuando mi corazón arrastras
    a la inmensidad de tu océano,
    soy un maremoto en el vergel
    del amor y el aliento.
    A Alde le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Un pueblo blanco,
    unas tejas llenas de musgo,
    eres mi realidad, un sol encendido,
    una vanidad hecha recuerdo.

    Te has desprendido de la montaña,
    sorprendida te reclama,
    ahora eres cauce, cañada,
    aliento de turbias aguas
    que de vez en cuando te lavan la cara.

    Por tus calles empedradas
    andan hombres comiéndose el aliento
    bregando con sus manos, tus terrenos empinados,
    pulmones desgastados , polvo cortando el aire
    pañuelo ennegrecido de sacar los lodos, lamentos.

    Alguna moza sueña con su príncipe
    y volar en su carreta,
    los niños ajenos al temporal juegan.

    Hileras de humo te contemplan
    volando hacia la eternidad,
    es verdad que te he querido y te quiero,
    me hubiese gustado que fueses viento,
    y me llevases volando
    a los sueños que aún tengo.
  • José Valverde Yuste
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    ¡Oh sol!, que apareces como un muro de fuego en las auroras,
    cuando vences a la luna en el campo de batalla
    cambiando llantos por sonrisas, y las miradas frías
    se convierten en cálidas bienvenidas.

    Eres hermoso como la rosa abriéndose
    a la mariposa, llenando de sueños mis versos,
    con tu mirada hermosa y profunda,
    hinchando mi corazón de petunias
    inspirando mis pensamientos, bajo los efluvios
    de aquel abnegado sentimiento.

    En cada poema tu presencia percibo,
    eres como un dulce susurro del viento.
    cautivo de mis ojos te siento, sol de verano
    de invierno.. de mis dichas y mis deseos.

    Eres aroma a sangre circulando suavemente,
    me das la vida, quiero ese sol y su mar de lente resplandeciente,
    quiero a mis lirios debajo del llanto de las nubes,
    tu ternura, ahogado sentimiento de sueños ardiendo.

    Eres inspiración sobre la que mis versos se duermen,
    se enternecen como antorchas encendidas;
    en cada poema eres mar de ternura dando
    vida a mis sentimientos, penetrando mi opaco cuerpo.

    Eres la luz de la vida, la pureza del amanecer dormida
    venciendo a la noche oscura, soy tu esclavo
    quiero ser un arpegio de tu vida, una sonata,
    un concierto de fuego donde tú seas mi compañero
    hasta el ocaso de mi vida.

    https://josevalverdeyuste.blogspot.com/

    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/jose-valverde-yuste.118385/

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    #1
    José Valverde Yuste, Hace 4 minutos
  • José Valverde Yuste
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    Quiero caminar por la vida
    como lobo hambriento,
    como caminan mis sentimientos
    por los prados, por los recovecos,
    por los recuerdos de una vida
    dudosa, frescura de manantial sereno.

    Quiero ser compañero
    del vecino del barrio donde habita
    mi alma, un poco cansada, pertrecha
    de un silencio adormecido imperturbable.

    Una luz en el ocaso,
    un arcoíris en la mañana,
    un seductor acomplejado,
    o mejor, un acomplejado seduciendo.

    Quiero ser las piernas
    de mi amada por la mañana,
    un jilguero abandonado
    después de poner sus huevos,
    una lumbre que te caliente
    cuando sientas frío,
    la soledad acompañándote.

    Quiero cocinar contigo, beberme tu aliento,
    ser un conquistador sin destino, un amante que no ama,
    un suspiro que nunca ha salido de la garganta,
    un sonido silenciado por la campana del destino.

    Llévame por caminos anchos,
    de felicidad, donde no exista la oscuridad,
    solo luz y poesía.

    Quiero ser un fantasma del tiempo
    coronando valles desiertos
    un estupor de la luz
    una obcecación en la noche.

    Quiero ser aire, susurro,
    lamento, brotando de mi dicha,
    mi juventud eterna.
  • José Valverde Yuste
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    Contorno de la gracia humana,
    perplejo me quedo mirándote,
    mancha inexplicable azul cielo,
    corazón de dragón cuando ruges en el infierno.

    ¿Por qué me miras mar?,
    con tu espalda plateada
    ondulando al hablar tus montes de espuma,
    canción romántica o furibunda dependiendo
    de tu estado de ánimo, estimado compañero.

    El frágil cristal de tu mirada taciturna
    me envuelve en añoranzas del pasado;
    mar malhumorada, espumosa,
    gas lacrimógeno son tus lanzas.

    Quiero ser cómplice compartiendo
    tu silencio de hada inquieta;
    mi infinito dolor te contempla
    en tu línea divisoria entre lo finito y lo infinito
    que mi vista alcanza con su catalejo de proa.

    Cajón desnudo, sin paredes, ni muros,
    alma inquieta que inquieta la morada de los mortales.
    Tú, inmortal, escribe con el corazón de la mirada
    y el amor de los pájaros cantores.

    Espero la salida del sol en tus cabellos,
    la sangre en el mar de los indefensos,
    la claridad de tu amor hecha verso.

    Algo sentí, un golpe de voz, una suerte liviana,
    inexpresivo caracol de cremas afrodisiacas
    insensible mar, vomitas barcos hundidos,
    náufragos perdidos, amores encolerizados.

    Quebrado pececillo contorneado, colores de ensueño
    en arrabales marginales de tus profundidades,
    olas que acarician destruyendo a su paso:
    húmedo lago de sueños imposibles, amarres deshechos,
    cadenas destruidas sin rosas ni claveles.

    El confuso enigma de tus virtudes envueltas en melancólicas
    historias macabras, en tu vientre han deshojado la margarita
    de ogro marino.

    La noche te ensombrece, la luna te emerge
    y tu bramas dulcemente a los amantes
    en tu acantilado alado donde acaba la corriente,
    donde la sangre es feliz, y los amores
    se marchitan de angustia luminosa, radiante como tú.

    https://josevalverdeyuste.blogspot.com/
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    #1
    José Valverde Yuste, Hace un minuto
    A Maramin y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Una sombra en el olvido
    con tus hijos he crecido,
    como un huracán
    se alimenta de los vientos,
    tú me has dado el tuyo.

    Jugando contigo, andaba revuelto;
    he trepado por tu espalda
    y cuando mi amado sol
    en ebullición estaba,
    tapándome con tu paraguas verde,
    me cuidabas.

    He soñado contigo gigante adormecido,
    como sueñan los piratas con gestas desmedidas,
    otras tierras;
    muchas esperanzas cobijé
    debajo de tu falda.

    Cuando más apesadumbrado estaba
    me dejabas ver la luz
    de tu mirada, tan entrañable,
    tan mansa, borbotones de confianza
    penetraban mi castillo de esperanza.

    Caudal de rosas de plata
    son tus hojas de hojalata.
    sabia de mi sangre, enardeciendo
    mi espíritu volador de montañas.

    Le dabas de comer a mi hermana,
    la mula Peregrina,
    con tus frutos de chocolate,
    caviar de animales; riqueza de mi añorada
    juventud de pergamino enrollado,
    mojándome de sabiduría de papel amarillento.

    Padre de mi niñez,
    abrigo de mi esperanza,
    siempre te llevaré conmigo
    en el cielo, en las estrellas,
    o en la inmensidad de mi alma.
    A Bernardo de Valbuena le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Cuando la noche y el día
    conviven en armonía,
    cada segundo cuenta
    para diferenciar
    cuando es noche
    cuando muere el día.

    En aquel lugar,
    donde se funden
    el cielo y el mar;

    y los ojos,

    impactados, por la descomposición de la luz
    en tonos rojizos,
    como si manase sangre
    del horizonte.
    lloran de ver ese espectáculo
    tan maravilloso, efímero.

    Ahí es donde podemos apreciar
    ese instante no medido,
    ese fino hilar
    entre, cuando el sol se va
    y la luna comienza a despertar

    entonces,
    la noche ha llegado ya.
    A Melementos le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Calle vacía, palomas blancas volando,
    atrayendo la perversidad de una época
    desaparecida, del barrio de la compañía.

    Casas amparadas en un baúl de melancolía,
    reyertas escritas, dolores acaecidos,
    inmundas vidas en un mundo de inmundicias
    donde el pecado era un acto de auroras marchitas.

    Besos dados, abrazos contrastados
    libres de envidia en un mundo
    donde la vida era un respiro sin aire,
    una poesía enmarcada en la cama,
    desesperanza de una vida altiva,
    llena de perfidia.

    La noche, andando, viene a verte,
    recordando aquellas tertulias de antaño,
    fulanita con su fulanito
    ¡hay que ver cómo iba!,
    llevaba las piernas de muestrario
    en la iglesia, y la otra, era la esencia
    de la virgen, pero en el suelo.

    Dónde están los moradores de estos lares,
    donde están, son aire,
    fantasmas que te hablan al oído,
    tierra que a la tierra ha vuelto,
    o rayo alumbrando desde el firmamento.


    .
    A Maramin le gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Cómo quieres que escriba
    si tengo las telarañas oxidadas,
    la sustancia gris está deshabitada,
    no fluye el río, ni la cañada.

    No hay pájaros que cantan,
    están adormecidos, como mi mañana.

    Las colinas me dan la espalda,
    viejos hechiceros andan tras de mi
    quieren apoderarse de mi poder,
    pero yo levitando he de resurgir

    de esas cenizas muertas
    polvo blanco o gris,
    cascada o tumba, que más da;
    todo este devenir es un crujir de dientes
    una maleza que no para de parir,
    un canguro asustado a punto de salir.

    No, no quiero escribir estas cosas terrenales,
    quiero subir a los cielos
    ser trueno, rayo devastador.

    ¡Oh, Dios! dame elocución
    para hablarle al gusano
    a la ardilla, al tirano,
    acaso no son vida,
    entre los mortales.

    yo soy la muerte en este mundo
    de desvaídos lodos, carnes trémulas,
    omniscientes creídos,
    concupiscentes que no fornican.

    Dios , dame la luz
    para barrer de este mundo ese engendro
    que me tiene atado,
    en este mundo inmundo,
    de fracasados arraigados
    nos agarramos a la madera
    como los náufragos,
    somos un delirio
    en una noche de tormenta.

    Un saber , sin saber,
    hablar sin querer,
    odiar por despecho,
    escribir para satisfacer egos.

    ¡Oh! mándame al refugio del trino,
    de la ola perdida,
    del barco que camina despacio;
    quiero morir con ese barco,
    a la deriva, pero siendo consciente
    que las letras son mi guía.

    En este barrio de fortalezas caídas,
    de dioses derruidos
    en calles estrechas,
    mentes de porcelana.

    En esta vereda que es la vida,
    montañas encarnadas,
    ríos de plata, cielos provocadores
    hablan a mi mente,
    de poemas de muertos,
    de fantasmas que vuelven.

    Son fantasías de un corazón
    efervescente, en un país de discentes;
    una barca a la deriva me lleva
    a paraderos desconocidos,
    un timón guiado por un elefante
    ha de traer la felicidad a este barrio;
    las niñas ya no van al teatro,
    los hombres se masajean en solitario.

    ¿Tú me preguntas qué quieres decir?
    lo que la mente dicta a estos dedos
    al escribir,
    fluyendo sin pensar,
    escribiendo el palpitar del hombre
    en su eternidad.