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Viendo entradas en la categoría: GENERALES - Página 3
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Calle vacía, palomas blancas volando,
atrayendo la perversidad de una época
desaparecida, del barrio de la compañía.
Casas amparadas en un baúl de melancolía,
reyertas escritas, dolores acaecidos,
inmundas vidas en un mundo de inmundicias
donde el pecado era un acto de auroras marchitas.
Besos dados, abrazos contrastados
libres de envidia en un mundo
donde la vida era un respiro sin aire,
una poesía enmarcada en la cama,
desesperanza de una vida altiva,
llena de perfidia.
La noche, andando, viene a verte,
recordando aquellas tertulias de antaño,
fulanita con su fulanito
¡hay que ver cómo iba!,
llevaba las piernas de muestrario
en la iglesia, y la otra, era la esencia
de la virgen, pero en el suelo.
Dónde están los moradores de estos lares,
donde están, son aire,
fantasmas que te hablan al oído,
tierra que a la tierra ha vuelto,
o rayo alumbrando desde el firmamento.
.A Maramin le gusta esto. -
Cómo quieres que escriba
si tengo las telarañas oxidadas,
la sustancia gris está deshabitada,
no fluye el río, ni la cañada.
No hay pájaros que cantan,
están adormecidos, como mi mañana.
Las colinas me dan la espalda,
viejos hechiceros andan tras de mi
quieren apoderarse de mi poder,
pero yo levitando he de resurgir
de esas cenizas muertas
polvo blanco o gris,
cascada o tumba, que más da;
todo este devenir es un crujir de dientes
una maleza que no para de parir,
un canguro asustado a punto de salir.
No, no quiero escribir estas cosas terrenales,
quiero subir a los cielos
ser trueno, rayo devastador.
¡Oh, Dios! dame elocución
para hablarle al gusano
a la ardilla, al tirano,
acaso no son vida,
entre los mortales.
yo soy la muerte en este mundo
de desvaídos lodos, carnes trémulas,
omniscientes creídos,
concupiscentes que no fornican.
Dios , dame la luz
para barrer de este mundo ese engendro
que me tiene atado,
en este mundo inmundo,
de fracasados arraigados
nos agarramos a la madera
como los náufragos,
somos un delirio
en una noche de tormenta.
Un saber , sin saber,
hablar sin querer,
odiar por despecho,
escribir para satisfacer egos.
¡Oh! mándame al refugio del trino,
de la ola perdida,
del barco que camina despacio;
quiero morir con ese barco,
a la deriva, pero siendo consciente
que las letras son mi guía.
En este barrio de fortalezas caídas,
de dioses derruidos
en calles estrechas,
mentes de porcelana.
En esta vereda que es la vida,
montañas encarnadas,
ríos de plata, cielos provocadores
hablan a mi mente,
de poemas de muertos,
de fantasmas que vuelven.
Son fantasías de un corazón
efervescente, en un país de discentes;
una barca a la deriva me lleva
a paraderos desconocidos,
un timón guiado por un elefante
ha de traer la felicidad a este barrio;
las niñas ya no van al teatro,
los hombres se masajean en solitario.
¿Tú me preguntas qué quieres decir?
lo que la mente dicta a estos dedos
al escribir,
fluyendo sin pensar,
escribiendo el palpitar del hombre
en su eternidad.
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