Cuando ella sueña que yo muero

Monje Mont · Feb 22, 2022

INCORRUPTOS

Cuando ella sueña que yo muero me arropa con sus lágrimas,
pero me obnubilan tantas gotas que tiemblo a la intemperie de sus miedos.
“Yo me muero si te mueres”, al unísono decimos.
Y nuestro domo es una pompa de jabón que se nos quiebra.
Entonces, lo que nació en la gloria de “la vida por delante”,
se pierde en los terrenos escabrosos donde yacen –víctimas del yugo
de un tiempo iconoclasta– aquellos pedestales que usurpábamos.

Cuando ella sueña que yo muero ahuyenta a los demonios.
Como a animalillos los engaña lanzando cebos al traspatio.
De las trizas que dejaron hace puertas y ventanas y de azul pinta el refugio.
Lo llama hogar, y me invita a caminar en la infinitud de las estancias
que conforman su mirada, a columpiarme en los colores que departe,
en la verticalidad de la lluvia, en la providencia de sus brazos.

Cuando ella sueña que yo muero reprograma sus antiguas perspectivas.
Germina asida al cordón umbilical –a sus códigos de niña–
y con los mantras que en el revés del monosílabo
invocan el poder de nuestros credos, reanuda las plegarias.

Del sí y del no se desnuda por completo en rogativas,
desmigando los mendrugos, mojándolos en leche. E intuyo conmovido
por las preces de su piel: la trascendencia de las partículas primarias,
la adyacencia de los confines estelares
y las ambivalencias con las que el amor hace sus verbos.

Y así, desguarnecida de supuestos y de sombras,
regresa, sin más, a la pasmosa sencillez de los edenes.
Expuesta entonces a la luz, libre de nuestra propensión innata a los eclipses,
se reinventa en otras formas, de una fe impoluta nos construye.
(La recuerdo en sus tacones prematuros con sus pequeños senos
intentando pronunciar cosas de adultos, domeñar las falacias del deseo.
La recuerdo sedando mis labios en la mirra de los suyos,
paliando la conciencia de ser, evitando los enigmas abisales).

La miro, luego, renacida, gritando humedales por los poros, exhibiendo
especies vertebradas. Y mientras liba mi nombre y yo me rindo al suyo,
el método intuitivo nos confirma: a la lógica del plano responden
los axiomas de la muerte, pero hay tantas dimensiones
como voluntades en una pareja que abjura del gusano.

Cuando ella sueña que yo muero deshoja estereotipos,
encuentra asideros en el viento, y de la medias verdades redimidas
concierta inmejorables tiempos. Vuelve el satín a la piel de lo vivido
–esas hormigas que acarrean el pan para el invierno–
mientras poliniza suertes exponiendo las cartas de su voz más suave.

El sexo, entonces, deja atrás los latifundios de la culpa y el poder omnímodo
de las hojas de parra. Se deshielan las sociedades que subyacen
tras las normas y el tiempo queda confinado en dos cuerpos que se abrazan.

(Afuera nada…, si nada es lo mismo que “perdió su contenido”:
esas cosas que se dicen y se olvidan tras los signos de pregunta
que a lo lejos se despeñan como viejos conocidos).

Cuando ella sueña que yo muero también temo por ella…
Morimos juntos, pero descorriendo cada una de las piedras,
como Lázaros volvemos: Incorruptos.

(De la Antología "Versos de San Valentín", Editorial Afrodita)

Raiden · Mar 11, 2021

Monje Mont said: ↑

INCORRUPTOS

Cuando ella sueña que yo muero, me arropa con sus lágrimas,

pero me obnubilan tantas gotas, que tiemblo a la intemperie de sus miedos.

“Yo me muero si te mueres”, al unísono decimos.

Y nuestro domo es una pompa de jabón que se nos quiebra.

Entonces, lo que nació en la gloria de “la vida por delante”,

se pierde en los terrenos escabrosos donde yacen –víctimas del yugo

de un tiempo iconoclasta– aquellos pedestales que usurpábamos.

Cuando ella sueña que yo muero, ahuyenta a los demonios.

Como a animalillos los engaña, lanzando cebos al traspatio.

De las trizas que dejaron hace puertas y ventanas y de azul pinta el refugio.

Lo llama hogar, y me invita a caminar en la infinitud de las estancias

que conforman su mirada, a columpiarme en los colores que departe,

en la verticalidad de la lluvia, en la providencia de sus brazos.

Cuando ella sueña que yo muero, reprograma sus antiguas perspectivas.

Germina asida al cordón umbilical –a sus códigos de niña–

y con los mantras que en el revés del monosílabo,

invocan el poder de nuestros credos, reanuda las plegarias.

Del sí y del no, se desnuda por completo en rogativas,

desmigando los mendrugos, mojándolos en leche. E intuyo, conmovido

por las preces de su piel: la trascendencia de las partículas primarias,

la adyacencia de los confines estelares

y las ambivalencias con las que el amor hace sus verbos.

Y así, desguarnecida de supuestos y de sombras,

regresa, sin más, a la pasmosa sencillez de los edenes.

Expuesta entonces a la luz, libre de nuestra propensión innata a los eclipses,

se reinventa en otras formas, de una fe impoluta nos construye.

(La recuerdo en sus tacones prematuros, con sus pequeños senos

intentando pronunciar cosas de adultos, domeñar las falacias del deseo.

La recuerdo sedando mis labios en la mirra de los suyos,

paliando la conciencia de ser, evitando los enigmas abisales).

La miro luego, renacida, gritando humedales por los poros, exhibiendo

especies vertebradas. Y mientras liba mi nombre y yo me rindo al suyo,

el método intuitivo nos confirma: a la lógica del plano responden

los axiomas de la muerte, pero hay tantas dimensiones

como voluntades en una pareja que abjura del gusano.

Cuando ella sueña que yo muero, deshoja estereotipos,

encuentra asideros en el viento, y de la medias verdades redimidas,

concierta inmejorables tiempos. Vuelve el satín a la piel de lo vivido

–esas hormigas que acarrean el pan para el invierno–

mientras poliniza suertes, exponiendo las cartas de su voz más suave.

El sexo, entonces, deja atrás los latifundios de la culpa y el poder omnímodo

de las hojas de parra. Se deshielan las sociedades que subyacen

tras las normas y el tiempo queda confinado en dos cuerpos que se abrazan.

(Afuera nada…, si nada es lo mismo que “perdió su contenido”:

esas cosas que se dicen y se olvidan tras los signos de pregunta,

que a lo lejos se despeñan como viejos conocidos).

Cuando ella sueña que yo muero, también temo por ella…

Morimos juntos, pero descorriendo cada una de las piedras,

como Lázaros volvemos: Incorruptos.

(De la Antología "Versos de San Valentín", Editorial Afrodita)
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Profundas y nostalgicas letras amigo Monje,
me gusto mucho su lectura.

Saludos.
Raiden

fabiolaselene · Mar 11, 2021

Monje Mont said: ↑

INCORRUPTOS

Cuando ella sueña que yo muero, me arropa con sus lágrimas,

pero me obnubilan tantas gotas, que tiemblo a la intemperie de sus miedos.

“Yo me muero si te mueres”, al unísono decimos.

Y nuestro domo es una pompa de jabón que se nos quiebra.

Entonces, lo que nació en la gloria de “la vida por delante”,

se pierde en los terrenos escabrosos donde yacen –víctimas del yugo

de un tiempo iconoclasta– aquellos pedestales que usurpábamos.

Cuando ella sueña que yo muero, ahuyenta a los demonios.

Como a animalillos los engaña, lanzando cebos al traspatio.

De las trizas que dejaron hace puertas y ventanas y de azul pinta el refugio.

Lo llama hogar, y me invita a caminar en la infinitud de las estancias

que conforman su mirada, a columpiarme en los colores que departe,

en la verticalidad de la lluvia, en la providencia de sus brazos.

Cuando ella sueña que yo muero, reprograma sus antiguas perspectivas.

Germina asida al cordón umbilical –a sus códigos de niña–

y con los mantras que en el revés del monosílabo,

invocan el poder de nuestros credos, reanuda las plegarias.

Del sí y del no, se desnuda por completo en rogativas,

desmigando los mendrugos, mojándolos en leche. E intuyo, conmovido

por las preces de su piel: la trascendencia de las partículas primarias,

la adyacencia de los confines estelares

y las ambivalencias con las que el amor hace sus verbos.

Y así, desguarnecida de supuestos y de sombras,

regresa, sin más, a la pasmosa sencillez de los edenes.

Expuesta entonces a la luz, libre de nuestra propensión innata a los eclipses,

se reinventa en otras formas, de una fe impoluta nos construye.

(La recuerdo en sus tacones prematuros, con sus pequeños senos

intentando pronunciar cosas de adultos, domeñar las falacias del deseo.

La recuerdo sedando mis labios en la mirra de los suyos,

paliando la conciencia de ser, evitando los enigmas abisales).

La miro luego, renacida, gritando humedales por los poros, exhibiendo

especies vertebradas. Y mientras liba mi nombre y yo me rindo al suyo,

el método intuitivo nos confirma: a la lógica del plano responden

los axiomas de la muerte, pero hay tantas dimensiones

como voluntades en una pareja que abjura del gusano.

Cuando ella sueña que yo muero, deshoja estereotipos,

encuentra asideros en el viento, y de la medias verdades redimidas,

concierta inmejorables tiempos. Vuelve el satín a la piel de lo vivido

–esas hormigas que acarrean el pan para el invierno–

mientras poliniza suertes, exponiendo las cartas de su voz más suave.

El sexo, entonces, deja atrás los latifundios de la culpa y el poder omnímodo

de las hojas de parra. Se deshielan las sociedades que subyacen

tras las normas y el tiempo queda confinado en dos cuerpos que se abrazan.

(Afuera nada…, si nada es lo mismo que “perdió su contenido”:

esas cosas que se dicen y se olvidan tras los signos de pregunta,

que a lo lejos se despeñan como viejos conocidos).

Cuando ella sueña que yo muero, también temo por ella…

Morimos juntos, pero descorriendo cada una de las piedras,

como Lázaros volvemos: Incorruptos.

(De la Antología "Versos de San Valentín", Editorial Afrodita)
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Que maravilla lo que escribes y veo que para ti es coser y cantar.
Cuando llegue a escribir algo parecido, seré una super poeta, pero llegará ese día?.muy raro lo veo
Gracias por hacer grande la poesía.
Un besazo

Anamer · Mar 11, 2021

Que belleza de poema mi querido Monje, es horrible plantearse esa situación
después de toda una vida juntos, es como perder una pierna o un brazo o más
bien el corazón enterito que se salga del pecho. Me has dejado muy conmovida
porque es un sueño que he soñado muchas veces. Gracias por este maravilloso
compartir de tus letras. Besitos cariñosos apretados en tus mejillas.

Maramin · Mar 11, 2021

Ni sé que decirte como comentario, amigo monje, simplemente que he disfrutado con la lírica e imágenes que prodigas en este gran poema.

Gustavo Cavicchia · Mar 11, 2021

De donde venimos cada mañana? quien lo sabe? seremos los mismos?

Monje Mont · Mar 11, 2021

Raiden said: ↑

Profundas y nostalgicas letras amigo Monje,
me gusto mucho su lectura.

Saludos.
Raiden
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Gracias amigo Raiden por leer y comentar. Me alegra que te guste el poema. Un abrazo.

Monje Mont · Mar 12, 2021

fabiolaselene said: ↑

Que maravilla lo que escribes y veo que para ti es coser y cantar.
Cuando llegue a escribir algo parecido, seré una super poeta, pero llegará ese día?.muy raro lo veo
Gracias por hacer grande la poesía.
Un besazo
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Hola Fabiola, te agradezco mucho tu lectura y tu amabilísimo comentario. Inmerecido pero motivador. Tú ya das mucho y seguirás creciendo porque la práctica depura al maestro. Que estés bien. Un abrazo.

Monje Mont · Mar 12, 2021

Gracias estimada amiga por tu amable y motivador comentario. Me alegra que te gustara el poema. Un abrazo a la distancia.

Monje Mont · Mar 13, 2021

Anamer said: ↑

Que belleza de poema mi querido Monje, es horrible plantearse esa situación
después de toda una vida juntos, es como perder una pierna o un brazo o más
bien el corazón enterito que se salga del pecho. Me has dejado muy conmovida
porque es un sueño que he soñado muchas veces. Gracias por este maravilloso
compartir de tus letras. Besitos cariñosos apretados en tus mejillas.
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Un honor encontrar tu huella en mis humildes trazos. Un lujo contar con tu apoyo. Un abrazo poeta.

Guadalupe Cisneros-Villa · Mar 13, 2021

Monje Mont said: ↑

Cuando ella sueña que yo muero, me arropa con sus lágrimas,
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WOW!!!! me ha gustado mucho estimado poeta-amigo, realmente un poema muy bello,
ha sido un placer leerte y dejar mi aprecio un beso de colores,

Iván Terranova Cruz · Mar 13, 2021

Ciertamente, hay tal complementaciòn entre estos dos seres que se aman;
que del solo pensar (cada uno ellos) de que si alguno de los dos se muriera;
automàticamente el otro buscarà acompañarlo... fuere como fuere y sea como sea.
Excelente argumentaciòn para complementar un mensaje realmente profundo
y real. Excelente.

Monje Mont · Mar 14, 2021

Maramin said: ↑

Ni sé que decirte como comentario, amigo monje, simplemente que he disfrutado con la lírica e imágenes que prodigas en este gran poema.

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Bueno lo que has dicho en tu comentario es muy motivador y te lo agradezco mucho. Un honor tu paso por este espacio. Que estés bien junto a los tuyos. Un abrazo.

Elba Nery García · Mar 14, 2021

Hola , Monje , sin duda que tus versos son de alto vuelo , por su lirismo y esencia , me ha dado gusto disfrutar de tu elegante pluma.
Abrazo.

Monje Mont said: ↑

INCORRUPTOS

Cuando ella sueña que yo muero, me arropa con sus lágrimas,

pero me obnubilan tantas gotas, que tiemblo a la intemperie de sus miedos.

“Yo me muero si te mueres”, al unísono decimos.

Y nuestro domo es una pompa de jabón que se nos quiebra.

Entonces, lo que nació en la gloria de “la vida por delante”,

se pierde en los terrenos escabrosos donde yacen –víctimas del yugo

de un tiempo iconoclasta– aquellos pedestales que usurpábamos.

Cuando ella sueña que yo muero, ahuyenta a los demonios.

Como a animalillos los engaña, lanzando cebos al traspatio.

De las trizas que dejaron hace puertas y ventanas y de azul pinta el refugio.

Lo llama hogar, y me invita a caminar en la infinitud de las estancias

que conforman su mirada, a columpiarme en los colores que departe,

en la verticalidad de la lluvia, en la providencia de sus brazos.

Cuando ella sueña que yo muero, reprograma sus antiguas perspectivas.

Germina asida al cordón umbilical –a sus códigos de niña–

y con los mantras que en el revés del monosílabo,

invocan el poder de nuestros credos, reanuda las plegarias.

Del sí y del no, se desnuda por completo en rogativas,

desmigando los mendrugos, mojándolos en leche. E intuyo, conmovido

por las preces de su piel: la trascendencia de las partículas primarias,

la adyacencia de los confines estelares

y las ambivalencias con las que el amor hace sus verbos.

Y así, desguarnecida de supuestos y de sombras,

regresa, sin más, a la pasmosa sencillez de los edenes.

Expuesta entonces a la luz, libre de nuestra propensión innata a los eclipses,

se reinventa en otras formas, de una fe impoluta nos construye.

(La recuerdo en sus tacones prematuros, con sus pequeños senos

intentando pronunciar cosas de adultos, domeñar las falacias del deseo.

La recuerdo sedando mis labios en la mirra de los suyos,

paliando la conciencia de ser, evitando los enigmas abisales).

La miro luego, renacida, gritando humedales por los poros, exhibiendo

especies vertebradas. Y mientras liba mi nombre y yo me rindo al suyo,

el método intuitivo nos confirma: a la lógica del plano responden

los axiomas de la muerte, pero hay tantas dimensiones

como voluntades en una pareja que abjura del gusano.

Cuando ella sueña que yo muero, deshoja estereotipos,

encuentra asideros en el viento, y de la medias verdades redimidas,

concierta inmejorables tiempos. Vuelve el satín a la piel de lo vivido

–esas hormigas que acarrean el pan para el invierno–

mientras poliniza suertes, exponiendo las cartas de su voz más suave.

El sexo, entonces, deja atrás los latifundios de la culpa y el poder omnímodo

de las hojas de parra. Se deshielan las sociedades que subyacen

tras las normas y el tiempo queda confinado en dos cuerpos que se abrazan.

(Afuera nada…, si nada es lo mismo que “perdió su contenido”:

esas cosas que se dicen y se olvidan tras los signos de pregunta,

que a lo lejos se despeñan como viejos conocidos).

Cuando ella sueña que yo muero, también temo por ella…

Morimos juntos, pero descorriendo cada una de las piedras,

como Lázaros volvemos: Incorruptos.

(De la Antología "Versos de San Valentín", Editorial Afrodita)
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Ansel Arenas · Mar 14, 2021

Hermosos y temerosos versos, donde lo imaginado espero no suceda.
Felicitaciones amigo poeta por su magnífica creacion.

Luis Á. Ruiz Peradejordi · Mar 14, 2021

Monje Mont said: ↑

INCORRUPTOS

Cuando ella sueña que yo muero, me arropa con sus lágrimas,

pero me obnubilan tantas gotas, que tiemblo a la intemperie de sus miedos.

“Yo me muero si te mueres”, al unísono decimos.

Y nuestro domo es una pompa de jabón que se nos quiebra.

Entonces, lo que nació en la gloria de “la vida por delante”,

se pierde en los terrenos escabrosos donde yacen –víctimas del yugo

de un tiempo iconoclasta– aquellos pedestales que usurpábamos.

Cuando ella sueña que yo muero, ahuyenta a los demonios.

Como a animalillos los engaña, lanzando cebos al traspatio.

De las trizas que dejaron hace puertas y ventanas y de azul pinta el refugio.

Lo llama hogar, y me invita a caminar en la infinitud de las estancias

que conforman su mirada, a columpiarme en los colores que departe,

en la verticalidad de la lluvia, en la providencia de sus brazos.

Cuando ella sueña que yo muero, reprograma sus antiguas perspectivas.

Germina asida al cordón umbilical –a sus códigos de niña–

y con los mantras que en el revés del monosílabo,

invocan el poder de nuestros credos, reanuda las plegarias.

Del sí y del no, se desnuda por completo en rogativas,

desmigando los mendrugos, mojándolos en leche. E intuyo, conmovido

por las preces de su piel: la trascendencia de las partículas primarias,

la adyacencia de los confines estelares

y las ambivalencias con las que el amor hace sus verbos.

Y así, desguarnecida de supuestos y de sombras,

regresa, sin más, a la pasmosa sencillez de los edenes.

Expuesta entonces a la luz, libre de nuestra propensión innata a los eclipses,

se reinventa en otras formas, de una fe impoluta nos construye.

(La recuerdo en sus tacones prematuros, con sus pequeños senos

intentando pronunciar cosas de adultos, domeñar las falacias del deseo.

La recuerdo sedando mis labios en la mirra de los suyos,

paliando la conciencia de ser, evitando los enigmas abisales).

La miro luego, renacida, gritando humedales por los poros, exhibiendo

especies vertebradas. Y mientras liba mi nombre y yo me rindo al suyo,

el método intuitivo nos confirma: a la lógica del plano responden

los axiomas de la muerte, pero hay tantas dimensiones

como voluntades en una pareja que abjura del gusano.

Cuando ella sueña que yo muero, deshoja estereotipos,

encuentra asideros en el viento, y de la medias verdades redimidas,

concierta inmejorables tiempos. Vuelve el satín a la piel de lo vivido

–esas hormigas que acarrean el pan para el invierno–

mientras poliniza suertes, exponiendo las cartas de su voz más suave.

El sexo, entonces, deja atrás los latifundios de la culpa y el poder omnímodo

de las hojas de parra. Se deshielan las sociedades que subyacen

tras las normas y el tiempo queda confinado en dos cuerpos que se abrazan.

(Afuera nada…, si nada es lo mismo que “perdió su contenido”:

esas cosas que se dicen y se olvidan tras los signos de pregunta,

que a lo lejos se despeñan como viejos conocidos).

Cuando ella sueña que yo muero, también temo por ella…

Morimos juntos, pero descorriendo cada una de las piedras,

como Lázaros volvemos: Incorruptos.

(De la Antología "Versos de San Valentín", Editorial Afrodita)
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POEMA de vida. Canto del vivir amando, como impulso del día a día, de la razón de existir. Un placer poder disfrutar de estos versos. Un cordial abrazo.

MASTER LY 22 · Mar 15, 2021

Es un magistral poema que me ha conmovido hasta las lágrimas. Esas cosas suceden amigo Monje, asi sucedio con mis padres, que prácticamente se fueron juntos. Admiro tu talento, es un lujo leer tus obras. Un gran abrazo.

Monje Mont · Mar 15, 2021

Gracias amigo. Ciertamente, aunque durante la noche la muerte haya acechado, cada mañana es un nuevo renacer. Un honor tu paso por mis letras. Un abrazo.

Monje Mont · Mar 16, 2021

Gustavo Cavicchia said: ↑

De donde venimos cada mañana? quien lo sabe? seremos los mismos?
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Un honor tu paso por mis letras. Te agradezco que leas y profundices, amigo. Cada día renacemos, sin duda. Un abrazo.

Monje Mont · Mar 17, 2021

Guadalupe Cisneros-Villa said: ↑

WOW!!!! me ha gustado mucho estimado poeta-amigo, realmente un poema muy bello,
ha sido un placer leerte y dejar mi aprecio un beso de colores,
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Un honor tu lectura y tu comentario, estimada amiga. Me alegra que te haya gustado. Gracias por tu apoyo. Un abrazo.

LUZYABSENTA · Mar 18, 2021

Monje Mont said: ↑

INCORRUPTOS

Cuando ella sueña que yo muero, me arropa con sus lágrimas,

pero me obnubilan tantas gotas, que tiemblo a la intemperie de sus miedos.

“Yo me muero si te mueres”, al unísono decimos.

Y nuestro domo es una pompa de jabón que se nos quiebra.

Entonces, lo que nació en la gloria de “la vida por delante”,

se pierde en los terrenos escabrosos donde yacen –víctimas del yugo

de un tiempo iconoclasta– aquellos pedestales que usurpábamos.

Cuando ella sueña que yo muero, ahuyenta a los demonios.

Como a animalillos los engaña, lanzando cebos al traspatio.

De las trizas que dejaron hace puertas y ventanas y de azul pinta el refugio.

Lo llama hogar, y me invita a caminar en la infinitud de las estancias

que conforman su mirada, a columpiarme en los colores que departe,

en la verticalidad de la lluvia, en la providencia de sus brazos.

Cuando ella sueña que yo muero, reprograma sus antiguas perspectivas.

Germina asida al cordón umbilical –a sus códigos de niña–

y con los mantras que en el revés del monosílabo,

invocan el poder de nuestros credos, reanuda las plegarias.

Del sí y del no, se desnuda por completo en rogativas,

desmigando los mendrugos, mojándolos en leche. E intuyo, conmovido

por las preces de su piel: la trascendencia de las partículas primarias,

la adyacencia de los confines estelares

y las ambivalencias con las que el amor hace sus verbos.

Y así, desguarnecida de supuestos y de sombras,

regresa, sin más, a la pasmosa sencillez de los edenes.

Expuesta entonces a la luz, libre de nuestra propensión innata a los eclipses,

se reinventa en otras formas, de una fe impoluta nos construye.

(La recuerdo en sus tacones prematuros, con sus pequeños senos

intentando pronunciar cosas de adultos, domeñar las falacias del deseo.

La recuerdo sedando mis labios en la mirra de los suyos,

paliando la conciencia de ser, evitando los enigmas abisales).

La miro luego, renacida, gritando humedales por los poros, exhibiendo

especies vertebradas. Y mientras liba mi nombre y yo me rindo al suyo,

el método intuitivo nos confirma: a la lógica del plano responden

los axiomas de la muerte, pero hay tantas dimensiones

como voluntades en una pareja que abjura del gusano.

Cuando ella sueña que yo muero, deshoja estereotipos,

encuentra asideros en el viento, y de la medias verdades redimidas,

concierta inmejorables tiempos. Vuelve el satín a la piel de lo vivido

–esas hormigas que acarrean el pan para el invierno–

mientras poliniza suertes, exponiendo las cartas de su voz más suave.

El sexo, entonces, deja atrás los latifundios de la culpa y el poder omnímodo

de las hojas de parra. Se deshielan las sociedades que subyacen

tras las normas y el tiempo queda confinado en dos cuerpos que se abrazan.

(Afuera nada…, si nada es lo mismo que “perdió su contenido”:

esas cosas que se dicen y se olvidan tras los signos de pregunta,

que a lo lejos se despeñan como viejos conocidos).

Cuando ella sueña que yo muero, también temo por ella…

Morimos juntos, pero descorriendo cada una de las piedras,

como Lázaros volvemos: Incorruptos.

(De la Antología "Versos de San Valentín", Editorial Afrodita)
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Un argumento preciso a la vez que profundo. aquella forma unida puede ser
perdida, su sola separacion seria una forma esencial de busqueda, pues la
compañia en bonanza siempre es como una oracion acompasada.
bellissimo. saludos amables de luzyabsenta

Monje Mont · Mar 18, 2021

Iván Terranova Cruz said: ↑

Ciertamente, hay tal complementaciòn entre estos dos seres que se aman;
que del solo pensar (cada uno ellos) de que si alguno de los dos se muriera;
automàticamente el otro buscarà acompañarlo... fuere como fuere y sea como sea.
Excelente argumentaciòn para complementar un mensaje realmente profundo
y real. Excelente.
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Gracias por tu visita y tu amable comentario, poeta. Me honra tu apoyo, amigo. Me alegra que te gustar el poema. Un abrazo sincero

Monje Mont · Mar 19, 2021

Elba Nery García said: ↑

Hola , Monje , sin duda que tus versos son de alto vuelo , por su lirismo y esencia , me ha dado gusto disfrutar de tu elegante pluma.
Abrazo.
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Te agradezco mucho estimada poeta Elba, tu paso y tu amable comentario que me motiva mucho. Un honor encontrar tu huella. Un abrazo.

Monje Mont · Mar 19, 2021

Muchas gracias estimado poeta por tu amable comentario. Me alegra que te gustara el poema. Espero que estés bien. Un abrazo.

penabad57 · Mar 20, 2021

Estupendo poema, una "delicatessen". Tu voz poética brilla con fuerza. Un abrazo.

Monje Mont · Mar 20, 2021

Daniel Villatoro Bardales said: ↑

Hermosos y temerosos versos, donde lo imaginado espero no suceda.
Felicitaciones amigo poeta por su magnífica creacion.
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Muchas gracias estimado poeta por tu visita y tu amable comentario. Que estés bien. Un abrazo.

Azalea · Mar 20, 2021

Monje Mont said: ↑

INCORRUPTOS

Cuando ella sueña que yo muero, me arropa con sus lágrimas,

pero me obnubilan tantas gotas, que tiemblo a la intemperie de sus miedos.

“Yo me muero si te mueres”, al unísono decimos.

Y nuestro domo es una pompa de jabón que se nos quiebra.

Entonces, lo que nació en la gloria de “la vida por delante”,

se pierde en los terrenos escabrosos donde yacen –víctimas del yugo

de un tiempo iconoclasta– aquellos pedestales que usurpábamos.

Cuando ella sueña que yo muero, ahuyenta a los demonios.

Como a animalillos los engaña, lanzando cebos al traspatio.

De las trizas que dejaron hace puertas y ventanas y de azul pinta el refugio.

Lo llama hogar, y me invita a caminar en la infinitud de las estancias

que conforman su mirada, a columpiarme en los colores que departe,

en la verticalidad de la lluvia, en la providencia de sus brazos.

Cuando ella sueña que yo muero, reprograma sus antiguas perspectivas.

Germina asida al cordón umbilical –a sus códigos de niña–

y con los mantras que en el revés del monosílabo,

invocan el poder de nuestros credos, reanuda las plegarias.

Del sí y del no, se desnuda por completo en rogativas,

desmigando los mendrugos, mojándolos en leche. E intuyo, conmovido

por las preces de su piel: la trascendencia de las partículas primarias,

la adyacencia de los confines estelares

y las ambivalencias con las que el amor hace sus verbos.

Y así, desguarnecida de supuestos y de sombras,

regresa, sin más, a la pasmosa sencillez de los edenes.

Expuesta entonces a la luz, libre de nuestra propensión innata a los eclipses,

se reinventa en otras formas, de una fe impoluta nos construye.

(La recuerdo en sus tacones prematuros, con sus pequeños senos

intentando pronunciar cosas de adultos, domeñar las falacias del deseo.

La recuerdo sedando mis labios en la mirra de los suyos,

paliando la conciencia de ser, evitando los enigmas abisales).

La miro luego, renacida, gritando humedales por los poros, exhibiendo

especies vertebradas. Y mientras liba mi nombre y yo me rindo al suyo,

el método intuitivo nos confirma: a la lógica del plano responden

los axiomas de la muerte, pero hay tantas dimensiones

como voluntades en una pareja que abjura del gusano.

Cuando ella sueña que yo muero, deshoja estereotipos,

encuentra asideros en el viento, y de la medias verdades redimidas,

concierta inmejorables tiempos. Vuelve el satín a la piel de lo vivido

–esas hormigas que acarrean el pan para el invierno–

mientras poliniza suertes, exponiendo las cartas de su voz más suave.

El sexo, entonces, deja atrás los latifundios de la culpa y el poder omnímodo

de las hojas de parra. Se deshielan las sociedades que subyacen

tras las normas y el tiempo queda confinado en dos cuerpos que se abrazan.

(Afuera nada…, si nada es lo mismo que “perdió su contenido”:

esas cosas que se dicen y se olvidan tras los signos de pregunta,

que a lo lejos se despeñan como viejos conocidos).

Cuando ella sueña que yo muero, también temo por ella…

Morimos juntos, pero descorriendo cada una de las piedras,

como Lázaros volvemos: Incorruptos.

(De la Antología "Versos de San Valentín", Editorial Afrodita)
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Lo digo una y mil veces, poeta Monje, su pluma es de las mejores de Mundo POesía.
¡Bravo! Mis aplausos y lo llevo a La Tertulia, si me lo permites. Sería bueno que todos lo leyeran.
Un abrazo enorme y un gusto como siempre llegar a tus letras. Saludo cordial.
Azalea.

Monje Mont · Mar 21, 2021

Luis Á. Ruiz Peradejordi said: ↑

POEMA de vida. Canto del vivir amando, como impulso del día a día, de la razón de existir. Un placer poder disfrutar de estos versos. Un cordial abrazo.
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Saludos poeta. Un honor encontrar tu amable huella en estos trazos. Me motiva tu visita. Que estés bien. Un abrazo agradecido.

Monje Mont · Mar 22, 2021

MASTER LY 22 said: ↑

Es un magistral poema que me ha conmovido hasta las lágrimas. Esas cosas suceden amigo Monje, asi sucedio con mis padres, que prácticamente se fueron juntos. Admiro tu talento, es un lujo leer tus obras. Un gran abrazo.
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El lujo es tu visita y tu amable comentario que me motiva mucho. Gracias por tu apoyo. Que estés bien poeta. Un abrazo.

Monje Mont · Mar 23, 2021

LUZYABSENTA said: ↑

Un argumento preciso a la vez que profundo. aquella forma unida puede ser
perdida, su sola separacion seria una forma esencial de busqueda, pues la
compañia en bonanza siempre es como una oracion acompasada.
bellissimo. saludos amables de luzyabsenta
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Mi estimado amigo, un honor encontrar tu amable y motivador comentario en mis humildes letras. Gracias por tu apoyo, poeta. Que estés bien. Un abrazo.

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