A veinte mil pies de altura

A veinte mil pies de altura
soy un torrente de sudor frío
y un corazón dodecafónico.
A mi lado, como un rey en su trono
un bebé sentado en el regazo
de su madre me observa detenidamente
y me habla sin parar
con su jerga incomprensible de neonato
y digno de su compasión,
al final me lanza una linda sonrisa,
de las que convierten el hormigón armado
en papilla o curan el miedo de golpe;
pero yo solo pienso
-es lo único que puedo hacer
cuando mi cuerpo paralizado es una cárcel-
en los restos humanos mezclados
con el fuselaje del avión que se estrelló
la semana pasada y en besar tierra
cuanto antes, cualquier tierra
aunque esté plagada de serpientes
y la boca haya huido de mi rostro,
y en escribir sobre la verdad
tantas veces acribillada de la historia
o sobre la memoria de los hombres
y su palabra derruida o sobre sus hijos
y el dolor de la pérdida o sobre el amor
que se oculta definitivamente en el horizonte;
aunque también sobre qué bello es vivir
si indemne salgo de esta.

 

No me gusta viajar en avión, lo paso mal. Me gustaron los versos.

Kiss inxcx

 

Jajja, ay el miedo a volar... a mí me encanta, y mato por un asiento de ventanilla. Excelente poema realista.
Mis felicitaciones y abrazo compañero.

 

Muy bueno. Saludos.

 

Los temores de ser el futuro replicado de un mal pasado.
Un buen poema que empuja a tratar de protegerte...

Saludos.

 

es un poema tuani politkovskáya. tu poesía no decepciona.

no hay que tener miedo a volar, aún sobre la memoria, las serpientes y las palabras derruidas.

un gusto pasar.

salud a vos.

 

Felicidades, compañero. Seguramente el reconocimiento más justo de MP de los últimos años. Un abrazo.