Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Al decir primavera
la imagen que provocas es grandiosa.
Florecen a mi vera,
con su corola hermosa,
mil flores de colores rojo y rosa.

​

 

Una ruta escabrosa
es grama y blanda tierra al ir contigo.
Una senda boscosa
es la verde testigo
de un amor generoso como el trigo.​

 

Te gusta lo que digo
y me cantas alegre una canción
y a cantarla te sigo.
Me sube la emoción,
pues tu canto me alegra el corazón.​

 

Oigo un rumor distante
que me recuerda vientos y tormentas
que el infierno de Dante
diseñara, violentas,
por celos al amor con que me alientas.​

 

No sé por qué me tientas
a iniciar un amor con vos, culpable.
No importa lo que sientas,
pero no nos es dable
hacerlo, sin sentirme miserable.​

 

Existe una riqueza
cuya métrica elude el raciocinio
cuando el amor empieza,
mas dicho vaticinio
no pareciera ser de tu dominio.​

 

Estimado Ermenegildo, el presente en primera persona del verbo vaticinar es: vaticino, no vaticinio.

 

Admiro el predominio
de tu saber en letras españolas.
El agudo escrutinio
que haces sobre mis rolas*
es para mis errores rompeolas.
​

*
I. 1. f. Mx, Gu, Ho, ES, Ni. Canción, composición musical. pop.

 

Sin dudas. El sustantivo es de esa forma. Se arregla sencillo.

 

Fue bajo esas farolas,
las que ahora remueven de las calles,
donde una noche a solas
yo recorrí tus valles.
Recuerdo, yendo a casa, mis cabriolas.​

 

Con letras españolas
te requiebro mejor que con inglesas.
Al cantarle a las olas,
noto que te embelesas
y sumida en el éxtasis me besas.​

 

Tu cabellera espesa
esparzo lentamente sobre el hombro
nacarada belleza
que admiro con asombro
mi Venus silenciosa yo te nombro.

 

Unos versos escombro
en el rincón de algún recuerdo triste.
Ya casi no te nombro
pues de golpe te fuiste,
aunque del corazón jamás saliste.​

 

Con mi palabra inmóvil,
vacía, amordazada y tan helada,
voy, tecleo en el móvil,
me siento aniquilada,
quiero decirte amor, no digo nada.

​

 

Dejaste desolada
la fibra que quedaba en este pecho
como si fuese nada.
He quedado deshecho,
solo sombras anidan bajo el techo.​

 

Me abrogo ese derecho
el hecho de nacer me lo confiere
en el centro del pecho
donde tu dardo hiere
un fénix de esperanza nunca muere.

 

No escribas más sonetos,
no curan mis heridas tan abiertas.
No se trata de retos,
se cerraron mis puertas
al cabo de una vida de reyertas.​

 

Encontré aves muertas
han caído del cielo varias de ellas
en la atmósfera hay ciertas
venenosas estrellas
que son plomo y metralla de querellas.

 

Con agua mineral
para beber llenamos la botija
lo que encuentro ideal
es dejarme que elija
porque hay vino de fruta en la vasija

 

Las Bodas de Diamante
festejaremos con fogosas noches.
A ese sexo constante
por favor no reproches,
se irán muchos cartuchos en derroches.​

 

No caben los reproches.
Fue nuestra relación muy placentera.
Amaba tus derroches,
solo odiaba la espera,
mas mi pluma fluía por torrentera.

​

 

Quedó de doce el último, estimada Luciana.

Hay una verdadera
pasión incontenible en nuestras cosas.
La haré imperecedera
haciéndolas hermosas,
y otras parejas se pondrán celosas.​