Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

Es una buena abstracción
considerarse de hecho
y tener la condición
de estar con pleno derecho
en un grupo en extinción.

 

Que no sea la extinción
del juego al aire libre
en la bici o con balón
un suceso previsible,
mantengamos la afición

 

Escribir es afición
que puede empezar tardía
y acabar en cualquier día
cuando pierdas la razón
o culmine la osadía

 

Dices que es una osadía
escribir, mas no coincido
que cualquiera no lo haría
si su mente está vacía
y nunca sale del nido.

 

Cuando me meto en el nido
sigo dándole a la mente
a veces inútilmente
hasta que quedo dormido
sin nada que me atormente

 

Sin nada que me atormente
alguna quintilla escribo,
y aunque yo no sea un divo
sale alguna, de repente,
digna del mejor archivo.


​

 

Yo no tengo en el archivo
ningún poema especial
pero disfruto si escribo
cuando estoy sentimental
por su poder lenitivo.

 

Tiene poder lenitivo
escribir lo que nos pasa
que cubre con una gasa
lo que resulta nocivo
y nuestro ánimo rebasa.

 

El dinero me rebasa
ya no sé que hacer con él
pues casi alcanza el dintel
y he de comprarme otra casa
¡qué problema tan cruel!

 

Este es un dilema cruel
amontonar tanto oro,
vigilar que no hable el loro,
sacarlo del anaquel,
¡ocúltalo! es un tesoro.

 

Estimada ecos del silencio, recordemos que los versos en las quintillas deben rimar de manera consonate. Por ahora prosigo:

Amasaba su tesoro
dentro de su habitación:
tantas joyas, tanto oro,
de avaricia era el lloro
de ese humano dragón.​

 

Para el tesoro un dragón
casi siempre es el guardián
pero aparece un ladrón
guiado por la ambición
que lo tilda de rufián

 

Es un terrible rufián,
el que amasa vil fortuna
aguantándose la hambruna,
comiendo de don "Adrián"
viviendo en constante ayuna.

 

Todos los viernes ayuna,
no come carne ni loco;
solo yogures de coco
ansioso se desayuna
y no muere por muy poco.

 

Me queda mucho, no poco
me refiero a los millones
porque años tengo a montones
y me estoy comiendo el coco
muy cuidado, entre algodones .

 

¡Que fibras los algodones!
A los buenos pantalones
aportan frescor y estilo
y, si no te gustan, dilo
que escuchamos tus razones.

 

No encontrará las razones
de presumir su elegancia,
con ropa fina de Francia
con nacarados botones.
Vaya si, que exuberancia.

 

Lucían su exuberancia
en muelles bonaerenses.
No eran damas, no lo pienses,
desparramando jactancia:
eran las focas portuenses.​

 

Tenían aires portuenses
los piratas del Caribe,
el que los vio lo suscribe,
y unos pasados castrenses
que están en claro declive.

 

Aprovechando el declive,
un pingüino se desliza
hacia el mar, y me hipnotiza
al notar cómo pervive
donde el hielo se eterniza.​

 

No me hables de declive
que aquí tenemos bastante
aunque espero Dios mediante
que aunque en elegir se inhibe
no se mantenga distante

 

Veo que Hermenegildo me tiene tomada la medida‍♂️

 

Y esto es porque se eterniza
el petardo de Valbuena
sea pues mi enhorabuena
y no te tomo ojeriza
porque esta vez si es la buena

 

Sorry, Bernardo. Fue sin intención alguna. Gran saludo.

 

Por haber sido tan buena
se quedó vistiendo santos.
Te aseguro fueron tantos,
creo que hasta una treintena,
los que ansiaron sus encantos.​

 

Disfrutar de sus encantos
y prodigarle los míos
aunque se que no son tantos
con respeto de albedríos
tal como quieren los santos

 

Hablemos pues de los santos
a los que alude el poema
revestidos con sus mantos,
siempre es curioso este tema
por sus dudas y quebrantos.

 

Normal que sufran quebrantos
los monjes del monasterio,
conocer tanto misterio
y escuchar lúgubres cantos
pone en duda su criterio.


​

 

Anda escaso de criterio
el despreciable tipejo
si me toma por pendejo,
lanzando ese vituperio.
No salvará su pellejo.​

 

¿Tan duro tendrá el pellejo
para aguantar tal paliza?
ya nadie le garantiza
verse lindo ante un espejo,
seguro se paraliza.